La Moderna Francmasoneria Tras la desaparición de la cultura medieval, el arte sacro de la construcción de templos sufrió una tremenda regresión, lo cual a su vez sumió en una profunda decadencia a las asociaciones de masones libres agrupados en torno a su oficio. Con todo, en las diversas naciones europeas, pero sobre todo en Inglaterra, donde las asociaciones de masones libres habían gozado de mayor fuerza, siguieron existiendo multitud de logias que, con muchas dificultades, en medio de un clima de luchas dinásticas y religiosas, trataron de preservar la herencia recibida del pasado. En 1717 cuatro de tales logias, integradas sobre todo por masones "aceptados" no vinculados al trabajo artesano, se reunieron en la ciudad de Londres y decidieron en esta ciudad fundirse para de ese modo construir una logia fuerte y unida capaz de disciplinar y centralizar la actividad masónica actual o "masonería especulativa". En la creación de la Gran Logia desempeñaron un papel fundamental dos personajes clave, representativos de la mentalidad dieciochenta: el pastor presbiteriano James Anderson y el hugonote francés emigrado Jean-Théophile Désaguliers. El primero desarrolló una función de teórico y organizador, ocupándose de redactar las Constituciones, que se convertirían en el texto fundacional de la masonería moderna, mientras que el segundo asumió la función de propagandista de la nueva institución, que difundiría de manera entusiasta, sobre todo en Francia. Dado su carácter de pastores, Anderson y Désaguliers dieron a la Gran Logia una orientación claramente protestante, orangista y anticatólica. En el año 1721 la Gran Logia de Londres logró obtener el primer Gran Maestre noble, el duque de Montague quien ordenó por intermediación del Gran Maestro Wharton, se escribiera en el año 1723 el primer tratado francmasónico: el Libro de las Constituciones del Reverend Anderson. Con ello se inicia una evolución que ha dejado su impronta en la Francmasonería inglesa hasta la actualidad. Ya que desde ese momento la preocupación de la Francmasonería inglesa se centra en ganar a sus miembros en los círculos de la alta nobleza, del ejército y de la capa burguesa principal. Comienza con ello una política franmasónica de captación de gran envergadura, cuya meta es ubicar a los "hermanos" en todos los puestos decisivos del Imperio Mundial británico, de modo que no puede en realidad hablarse de una oposición entre la Francmasonería y la conducción estatal británica. Solamente así debe interpretarse el aserto que Inglaterra usa la Francmasoneria como un medio de su política mundial. Desde Inglaterra, la masonería se fue extendiendo al resto de Europa y del mundo. A Francia llegó la Francmasonería a través de inmigrantes ingleses. En 1725 comenzó a operar en París la primera logia en una fonda, cuyo propietario era un inglés. Un segundo alpendre fue abierto en 1729. Con gran rapidez se extendió en ese país la Francmasonería. Pero el propósito unificador, centralizador y controlador que movió a la creación de la Gran Logia de Inglaterra no consiguió el éxito apetecido. A pesar de que la Gran Logia inglesa se otorgaba el derecho a legitimar el resto de las iniciativas masónicas, fueron surgiendo ramas que no se sometieron a sus directrices y funcionaron de forma independiente. Ese fue el caso del Gran Oriente En París, tras una serie de conflictos internos y externos, se creó en 1773 el Gran Oriente de Francia, escindido de la Gran Logia de Francia, en el que la nobleza ocupó en un principio los cargos de mayor relieve. Con ello, tenemos ya las dos Obediencias o ramas principales de la Franc- masonería, cuya influencia se iría extendiendo por todo el mundo. La Gran Logia se desarrolló sobre todo en los países anglosajones, mientras que el Gran Oriente consiguió una mayor difusión e implantación en los países latinos. Una de ellas actuó sobre una base especulativa "racionalista". A ella pertenecieron ante todos los precursores espirituales y los ejecutores de la llamada revolución francesa, tales como Paine, Montesquiu, Voltaire, Mirabeau, Marat, Lafayette, Philipp Egalité y el Abate Siéyes. En París actuó desde 1769 la logia de los enciciopedistas, llamada Les neuf Soeurs. Helvetius, Lalande, Benjamín Franklin, el conde La Rochefoucauld, d ´Alembert, Camille Desmoulins, Diderot y Brissot fueron, entre otros, miembros de esa logia. Aquí fueron concebidos y desarrollados los dogmas dominantes y las ideas racionalistas. Las palabras-impacto Libertad, Igualdad, Fraternidad, el slogan de la "igualdad de todo aquello que tenga faz humana", los derechos del hombre y del ciudadano, etc., fueron formulados en esas logias y propugnados por ellas de un modo activo y beligerante. El punto culminante y exitoso de esta tendencia se concreta con la subversión "francesa" de 1789. 629 logias trabajaban entonces en Francia, 65 de las cuales se encontraban solamente en París. La otra corriente se denominó “Escotismo”. |