La Sustitución
Con mucha frecuencia aquellos que compramos libros,
o buscamos en la internet , o conversamos con alguien que sabe algo más,
intentamos , que entre lo que nos dice ese alguien ya en persona o por medio de
algún escrito, nos comunique una clave que nos resuelva los dilemas o que nos
guie hacia un punto de esclarecimiento. Y si, tal vez en eso que se nos
comunica este una gran clave; pero debemos estar en entendidos que nosotros también
tendríamos que tener un nivel superior de consciencia para atrapar ese algo en
algún libro, en algún comunicado de internet o bien entender bien a la persona
que nos dice algo. Nos pueden estar revelando en unas cuantas líneas la clave
de todas las claves de Dios y del Universo ; pero nosotros no tendríamos la
capacidad de comprender el misterio que se nos revela. Igual exactamente pasa
cuando ingresamos a la Masonería, debemos
ponernos a afinarnos a un nivel mental suficientemente adecuado
para entender de qué trata lo que la Masonería nos comunica.
Existen relatos y cuentos que nos dan unas claves
para comprender de nosotros y de nuestro entorno.
“La Sustitución” es un cuento en particular, en el que
se puede encontrar una resonancia particular con lo que nos trasmite. Este
relato nos cuenta de la búsqueda y del encuentro con una verdad superior a la
que nos ofrecería el mundo cotidiano.
Jacinto Pulido era un niño que había quedado huérfano y fue acogido por una
familia pobre de pescadores. Jacinto Pulido creció y encontró trabajo como un humilde servidor del Rey
Pedro.
Era algo así trabajo como un joven bufón en el palacio, pero luego de unos cuantos meses, por la inteligencia
superior de Jacinto Pulido, éste se convirtió en Consejero del Rey Pedro, pero
debido a las intrigas, envidas y odios que habían tornado en antipatías hacia él, Jacinto
Pulido se encontró acusado de un crimen que no cometió, y erróneamente fue encarcelado
en las frías mazmorras del castillo por el rey Pedro.
Para no hacer largo el cuento, sus padres adoptivos
supieron del encarcelamiento , y buscaron todos los medios para obtener su
liberación , todos sin éxito, y estaban agotados, mencionaron su la situación
de su hijo a un viejo sabio errante, pidiéndole que orará e intercediera ante
la divinidad por la liberación de su
amado hijo.
Este viejo Sabio errante llamado Odilup fue a visitar
al Rey Pedro que era un viejo amigo suyo, y como conocía bien Jacinto Pulido ,
y el Rey aún su amistad no concedió la
libertad a Jacinto. Pero concedió Odilup permiso de visitar todos los días al joven
Jacinto en su Prisión
Odilup visitó
al Joven preso Jacinto Pulido muchas veces en los próximos meses hasta que
los guardias se convirtieron en bastante acostumbrados a sus idas y venidas. Al
principio solían cuestionar duramente a Odilup,
pero como siempre a los cuestionamientos daba unas respuestas tan incoherentes,
así siendo las divagaciones de Odilup las de un hombre muy sabio pero trastornado, y además no olía muy bien, después
de un tiempo los guardias simplemente lo hacían pasar sin más.
Entonces, un día, Odilup no apareció como se esperaba y vino la noche en que era hora de
llevar a Jacinto Pulido su pan y agua, y encontraron a Jacinto acostado en una esquina de la celda cubierta por una manta.
Los guardias llamaron a Jacinto, pero no respondió;
entonces uno de los guardias retiró la manta, y para su asombro descubrió que era el viejo sabio Odilup con
las ropas del reo, inmediatamente supusieron Jacinto se había escapado.
Y cuando interrogaron a Odilup sobre la fuga, él
les dijo que Jacinto Pulido se había vestido usando sus ropas y simplemente se había
fugado.
Los guardias se habían acostumbrado tanto a sus
idas y venidas, y a su decires incoherentes, que supusieron lo dejarían salir fácilmente
sin revisiones ni preguntas.
"Bueno", declaró el rey cuando le llegó
la noticia de lo que había sucedido. Bien que se quedé preso Odilup en lugar de
Jacinto, ya no busquen a Jacinto Pulido y dejarle cumplir al viejo tonto su
sentencia.
Pero al día siguiente, cuando los guardias vinieron
a ver al viejo Odilup , descubrieron
que había fallecido silenciosamente mientras
dormía, sabiendo de antemano que su tiempo casi había llegado.
Entonces a la moraleja del cuento es que , debemos
dejar lo viejo morir para hacer liberar lo nuevo.
Alcoseri