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General: LA LEY DEL SILENCIO EN MASONERÍA
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De: Alcoseri (Mensaje original) |
Enviado: 10/05/2011 01:07 |
LA LEY DEL SILENCIO EN MASONERÍA
Los sacerdotes Egipcios tenían personificado el silencio bajo el símbolo del dios Harpócrates, El era todo ojos y todo oídos, pero su boca estaba cerrada. Esta actitud es evocadora: es preciso ver, escuchar, comprender, pero, entre las verdades así descubiertas, ninguna debe ser divulgada inconsideradamente. Más tarde, Apuleyo escribirá en el Asno de Oro: “Ningún peligro podrá, jamás, obligarme a desvelar a los profanos las cosas que me fueron confiadas bajo el sello del secreto”. Fue así para la enseñanza esotérica de todos los misterios antiguos, para los de Isis y de las Pirámides, para los de Eleusis en el cual se celebraba el culto de Demeter, de Perséfone y del divino Iacchos, para los dos Cabires y de Mitra; fue así, igual para los misterios de la fe de los primeros siglos, diseminados a los fieles en el silencio de las criptas y de las catacumbas. La ley del silencio está en el origen de todas las iniciaciones verdaderas, ella se pierde en la noche de la prehistoria, sin contestación posible. ¿Por qué desde entonces, servirse de ella como de una máquina de guerra contra las sociedades iniciáticas y en particular la Masonería? La razón de eso es sencilla, se pierde en el sentido de esta ley. Los profanos y los enemigos de esta institución la consideran, o al menos fingen considerarla, como una confesión mezclada de hipocresía, de fin subversivo y de misterios odiosos atenuados por su sombra propicia. La ignorancia y la mala fe explican esta concepción. Todos los masones verdaderamente dignos de ese nombre lo saben, la ley del silencio no encubre nada de temible, de inmoral o de subversivo; ella es la prolongación legítima, la cual es necesaria, de las obligaciones dadas a los antiguos adeptos, y el eco de las palabras evangélicas “No echéis las perlas a los puercos”. Pero si la ley del silencio es legitima, si ella fuere recomendada en términos precisos por los maestros del pensamiento esotérico, ¿cómo interpretarla? Muchos lo ignoran, igual entre sus observadores benévolos, especialmente entre sus detractores. Muy frecuentemente esos últimos observan el juramento masónico, con un carácter infantil por lo arcano, como una necesidad, propia de todo espíritu superficial, de darse a los propios ojos, una importancia capital para velar su nada. Ellos nada conocen de la doctrina masónica, está ahí su única excusa; pero su ignorancia debería incitarle a sondear las razones profundas de una prohibición impuesta al recipiendario, antes de su admisión en el vestíbulo del templo. Examinemos pues el problema en toda su extensión, sin dejarnos apoderar por razones extrañas al objeto. La menor reflexión, en efecto, os pondrá sobre la vía. De inicio, una afirmación se impone: toda ley implica una obligación nítida de someterse a su teoría. Pero, aquí, una distinción debe ser hecha. Las leyes civiles: políticas, económicas o sociales son la expresión de una necesidad momentánea o durable, constatada por el legislador y, lo más frecuente, aplicándose a la sociedad sin consulta previa a los sujetos a ella. Hay pues obligación real, absoluta, y esta obligación conlleva la sumisión a la letra de los textos, más que a su espíritu, hasta el día en que la ley será reabsorbida por la fuerza de las cosas o por la reacción de la multitud exasperada. La ley masónica del silencio no ofrece nada de semejante a nuestras meditaciones. En primer lugar, como iremos a ver enseguida, ella es impuesta por la razón y no por la voluntad de hombre o de una colectividad. En seguida, ella es presentada a cada adepto antes de su admisión en la Orden y libremente aceptada. El recipiendario se somete de buen agrado, con todo conocimiento de causa a las incidencias de la ley; aún mas, ella sella su aceptación por un juramento y se retira así, conscientemente, toda posibilidad ulterior de ruptura o de derogación. La obligación es pues bien efectiva, pero ella es de otra esencia, ella es trascendente a los individuos y reposa sobre la personas del iniciado. Las constituciones civiles rigen los pueblos, fuera de sus voluntades y de sus deseos, ellos son, “perinde ac cadáver”, entre las manos del estado y del poder judicial encargado de aplicar la ley. En Masonería hay, al contrario, la voluntad y la alegría de disciplinarse y el juramento de persistir “sine die” en esta disciplina libremente consentida. Así la obligación del silencio o engendra un estado de esclavitud de cara frente a la ley, es una adhesión cuya necesidad basada sobre la razón, no aleja nada a la espontaneidad. Es una norma iniciática sin la cual ningún ascenso es posible; nosotros intentaremos demostrarlo. La ley del silencio, nosotros decimos, procede de la razón. La razón es una facultad específicamente humana, ella coordina los lados experimentales e intuitivos, elaborados por el entendimiento, bajo la forma de nociones, de conceptos o ideas, y los traslada en apreciaciones para fijar sus repercusiones en nuestra vida. Ahora, en cara de la razón, la Masonería es el arte de perseguir, el método para descubrir, la ciencia para integrar, en la especulación y en la práctica, las leyes de las relaciones esenciales establecidas entre la verdad y la inteligencia humana. ¿Dónde está la verdad? Ella no está en las expresiones evadidas del lenguaje, cáscara perecible sin cesar modificada por las vicisitudes del tiempo y de los lugares. Ella reside en las propias cosas, en los seres, en la vida. No es en el tumulto de las discusiones, de las vanas y pomposas palabras que penetra la sustancia velada por los conceptos. La vía sutil de las esencias nos vienen únicamente en el silencio del espíritu, en el recogimiento de la meditación; ella es interceptada por el ruido del mundo profano, constituido muy frecuentemente, por sonoridades inconsistentes y sin valor. Así, la ley del silencio, lejos de ser una obligación arbitraria, es una obligación racional por la cual nuestro cuerpo y nuestra alma se ponen a la disposición de nuestro espíritu, para permitirle escuchar con toda quietud la voz de los seres, emanación y submúltiplo de la gran voz universal. Cuanto más prolongadas fueren nuestra meditaciones, más completo nuestro silencio interior, mejor llegaremos a percibir esta armonía sublime. Aquí están las razones profundas del silencio masónico; nosotros veremos más adelante como es preciso organizarlo, retengamos desde ahora el principio rector: la enseñanza iniciática se da y se recibe en el silencio de todo el ser, él lanza sus raíces en la meditación y él lleva sus frutos en los surcos más secretas del espíritu apaciguado. La ley del silencio tiene aún otro aspecto, aspecto del todo exterior y más generalmente considerado por los miembros de la Institución y sobre todo por sus enemigos, Cuando el Venerable cierra los trabajos de la Logia, él dice: “Retiraos en paz, mis Hermanos bajo la ley del silencio”. Esta frase del ritual tiene dos sentidos, aquel revelado arriba, estudiado y uno exotérico, aplicable a los profanos. Ahora, si el símbolo del dios Harpócrates concierne al primero, las palabras evangélicas y el texto de Apuleyo, citado en el comienzo de estas líneas, se aplican incontestablemente al segundo e aquí aún, la razón de esta ley. En efecto, toda idea divulgada sin discernimiento, es sin provecho para la masa ciega, incapaz de recibirla. Para ella, es una presa indicada, una presa a despedazar. Apoderándose de ella con toda ignorancia y su irreverencia, ella la tritura, tortura las interpretaciones y aplicaciones fantásticas para volverla un monstruo sin forma y sin estética, según las palabras del poeta latino: “Monstrum horrendum informe, ingens, cui lumen ademptum”. Monstruo horrendo informe, inmenso a quien la luz fue robada. Si, la palabra masónica lanzada como pasto a la masa se vuelve, pasando por las células cerebrales de individuos sin cultura adecuada, un monstruo ilógico, una amalgama de conceptos rebeldes a la fecundación de la viva luz. El peligro de algunas divulgaciones intempestivas se presenta pues temible. Por ella, la Masonería, en todos los tiempos, fue considerada como una empresa de la muerte, como una asamblea de destructores o de hombres corruptos. No obstante, lo contrario es que es verdadero, porque ella se esfuerza, en su tradición autentica, por guiar los individuos y a la humanidad entera hacia las altas esferas de la Sabiduría y de la Espiritualidad. De ahí la necesidad moral absoluta de ocultar a la multitud los símbolos y las ideas masónicas inaccesibles a la inteligencia, no solamente para evitar de ellas la profanación, sino aún para evitar la transformación de una herramienta de vida en arma de muerte, de la luz en tinieblas, de la verdad en error. “Santa sanctis” dice la Escritura; es preciso reservar los misterios a los místicos, intentando hacer crecer el número de éstos para elevar progresivamente todas las elites a la altura de la ciencia sagrada. La Masonería no fue adornada en vano con el nombre de ciencia real, ella lo es por esencia y, como tal, es la propiedad característica de las inteligencias sutiles fijadas sobre una voluntad de bronce y consolidadas por un gran corazón. Jamás la multitud, en el estado actual de evolución humana podrá asimilar los arcanos, los “infalibles” de nuestra institución, ellos constituirán, para ella, un filtro de locura, un sol muy luminoso para un ojo habituado a la penumbra de la confusión de los prejuicios. Retornemos ahora sobre nuestros pasos y veamos como es preciso organizar el silencio prescrito por la ley masónica. Callarse delante de extraños, velarle el pensamiento si lo juzgamos indigno o indiferente, parece cosa relativamente fácil. El juramento del silencio a pesar de las violaciones repetidas puede, de resto, ser en ese caso, un obstáculo suficiente a toda indiscreción. Más hay circunstancias en que la dificultad es mejor. Todos tenemos una familia, amigos queridos, camaradas a los cuales nosotros concedemos nuestra confianza, el amor o la amistad, la simpatía pueden incitarnos a revelaciones tal vez peligrosas para la tranquilidad de nuestro prójimo y sobre todo perjudiciales, en razón de la incomprensión que nuestras palabras puedan encontrar, de un lado para nuestras amigos, del otro los Hermanos a los cuales nosotros estamos ligados por un juramento solemne; aquí está porque la ley del silencio exterior es absoluta, el Masón debe saberse callar, debe respetar su juramento sin ninguna debilidad. El debe callarse, cuando no está en el Templo o en presencia de sus iguales. Destacad bien estas palabras “Nosotros decimos, sus iguales y no sus Hermanos”. Todos los masones, en efecto, son Hermanos, entre ellos la solidaridad, la fraternidad y el amor se manifiestan sin distinción de edad, ellos forman una cadena de unión, única e indisoluble, del más joven al más anciano, pero ellos no son todos iguales sobre el plano de la ver dad, ellos no la ven todos bajo el mismo ángulo, ellos no están igualmente aptos a comprender un trabajo determinado en la Gran Obra de los constructores. También, como sería inoportuno e igual de peligroso confiar la escultura de un capitel a un aprendiz solamente habituado a desbastar un bloque, es preciso evitar divulgarle prematuramente los secretos de las logias superiores y las verdades a las cuales ellos sirven de velos, su ciencia rudimentaria no le permitiría asimilarlos enteramente. El no sabría utilizarlos según la norma, y delante de la inutilidad de sus esfuerzos para comprender y actuar, el desanimo y el disgusto invadirían su espíritu. El Masón no habla sino delante de sus iguales, delante de los obreros capaces de realizar su propio trabajo. Es de resto la razón por la cual la masonería es una institución progresiva; a sus adeptos ella da la verdad por etapas y no de una sola vez. Estos son los argumentos que consolidad la ley del silencio, en el exterior y en el interior de la institución. Esta es la manera de comprenderla y de practicarla, pero la cuestión es mas vasta todavía, esos son los prefacios de hecho superficiales, es la letra de la obligación. Nos resta en efecto examinar la organización del silencio en el seno mismo de la conciencia de un Masón. Nosotros decíamos hace poco, la verdad no está situada en las palabras con las cuales nosotros cercamos nuestros conceptos y nuestras ideas, ella reside en la esencia de las cosas y de los seres. El silencio únicamente puede permitirnos oír la voz sutil de las esencias. ¿Cómo pues realizar en nosotros la ley del silencio y penetrar en el espíritu de nuestro juramento? Examinemos la historia de los sabios y de los filósofos. Pitágoras, antes de crear su escuela Crotona, pasa años en silencio absoluto. Volviéndose jefe de la escuela, él impone el silencio a sus alumnos. Ellos eran en el origen “AKOUSTIKOI”, los oyentes; ellos deberían escuchar y callarse, ellos no cuestionaban jamás, ellos seguían las lecciones del maestro y meditaban sobre ellas en el secreto de su inteligencia. La vida oculta de Cristo sobre los treinta años, durante los cuales la historia no revela ningún hecho, gesto o palabra susceptibles de ponernos sobre la pista de su formación intelectual y espiritual. Antes de lanzarse en la vida pública, él se retira durante cuarenta días en el desierto, a fin de concentrar su pensamiento y de madurarlo en el silencio absoluto de las soledades transjordánicas. Por esta misma época, Apolonio de Tiana se prohibía a si mismo cualquier palabra durante cinco años consecutivos, él tenía veinte años apenas. Esos maestros comprendieron el valor y la virtud casi sobrenatural del silencio físico. Inteligencias geniales, ellos sobrepasaban la multitud como los árboles centenarios aniquilan la modesta leña de la vegetación. Ved porque podemos verlos y desde luego imitarlos. De sus ejemplos sacamos ese primer principio: “El Masón habla en el momento oportuno y vigila sus palabras, él anuncia solamente su pensamiento esencial”. Todo el resto es palabra vana, ruido sin consistencia, la repetición de un loro al cual se ejercitan con tanto éxito los tribunales de nuestras asambleas políticas, o de nuestros cenáculos literarios. Ved como es preciso comprender el reglamentar el silencio físico, cualidad primordial del Masón, Hay muchos oradores y no suficientes pensadores por el mundo, muchos ideólogos y no suficientes realizadores, porque el hombre entregado a su naturaleza animal se exterioriza constantemente por las palabras y por los gestos vanos en lugar de encerrarse en el silencio y en la meditación, única fuente de grandes pensamientos y de grandes acciones. Pero eso no es todo, es preciso aún organizar en si mismo el silencio psíquico, el silencio del alma. Es preciso imponer a la precipitación de los instintos y de las pasiones el control de la razón y de la voluntad, obligarlos a expresarse únicamente en las circunstancias donde sofocarlas sería un error manifiesto, y una causa de desperdicio de fuerzas vitales, un empobrecimiento injustificado del instinto de conservación. Es preciso pues aquí, como si se tratase de las palabras, vigilar los instintos y las pasiones, discernir sus movimientos y no dar el libre curso sino a las únicas manifestaciones compatibles con las leyes naturales de la evolución humana. Esta restricción, ese silencio psíquico es la propia base de la virtud de la Temperancia, opuesta al brutal ímpetu de todas las incontingencias animales. Sobre este intervalo de organización del silencio, el Masón, ya, se revela ampliamente instrumentalizado, para la lucha contra la facilidad profana. Nosotros podemos percibir en fin toda la amplitud del ascenso posterior a considerar para alcanzar la perfección relativa de la conciencia. Es preciso en efecto, en una última etapa realizar el silencio interior, el silencio del espíritu, para entender mejor la palabra de las cosas y el Verbo de Dios. Esta operación, difícil entre todos, reclama un largo hábito, ella se auxilia de dos actitudes diferentes: eliminación y purificación. Como la ley del silencio nos impelía, hace poco, a vigilar nuestras palabras ociosas y el desbordamiento pasional, ella nos invita ahora a vigilar nuestros pensamientos, a eliminar las disonancias capaces de oscurecer lo Verdadero, lo Bello y lo Bueno, en el campo de nuestra conciencia. Después no contenta con esta operación negativa, es preciso pasar a la actitud positiva porque la purificación es la afinación del pensamiento. Ahora, esta afinación se opera por el contacto de nuestro espíritu con la esencia de las cosas. El silencio es el crisol en el cual nuestra razón y nuestra voluntad son sometidas al fuego vivo de la naturaleza y de su sublime emanador. Por ese fuego nos suscitamos en nuestros pensamientos de justicia, de misericordia y de caridad, pensamientos susceptibles de conducirnos hasta los confines del mundo espiritual. En fin, de esas actitudes diversas, es preciso, como último esfuerzo, realizar una síntesis y obtener el silencio de todo nuestro ser personal. Nuestras pasiones y nuestros instintos reducidos al estado de instrumentos dóciles serán utilizados en vista del bien individual y del bien general. Nosotros llegaremos, así, progresivamente, a canalizar todos nuestros sentimientos, todas nuestras nociones, conceptos e ideas en la vía de la serenidad. Nuestra vida parecerá entonces como una vibración sincronizada en la armonía universal del cosmos, y esto por la Virtud de la Ley del Silencio, alegremente aceptada y respetada, dolorosamente es verdad, pero sin desfallecimiento. Y así nosotros nos instalaremos definitivamente en ese último estado, conclusión obligatoria de toda verdadera Masonería: “La Iluminación”.
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EL TRABAJO DEL PROBATIONER
Una vez realice el trabajo del despertar de la conciencia y la autoiniciación (ver
autoiniciación), comenzará su trabajo iniciático. El trabajo del Probationer consiste en
las prácticas yóguicas y ritualísticas y en la lectura y estudio del Liber Zión, los textos
sagrados de Los Illuminati. El Liber Zión debe leerse una vez cada día, para después
meditar sobre su mensaje iniciático, igualitario y libertario y realizar peticiones a
Baphomet (ver nota del Liber Zión). La igualdad y la libertad son las bases en la
iniciación de la SOTO. Todo ello lo complementará usted con un trabajo ritualístico en
su templo: el campamento. Pasamos a conocer el yoga de la SOTO.
EL YOGA
El Rito Operativo de Memphis-Misraïm de la SOTO tiene una base masónica, pero
incorpora unos pilares fundamentales (deseo verdadero y voluntad, despertar de la
conciencia, respeto a los ciclos y el orden, coherencia) y vías tradicionales de iniciación:
yoga, tantra, cábala, simbolismo, alquimia… En principio, el yoga permite al iniciado
descubrir su dios interior y unirse al Uno y otorga una estructura de trabajo muy sólida
que le sirve después para evolucionar hacia otras vías de iniciación como el tantrismo o
la cábala, las cuales completan la iniciación. En este primer grado (Probationer),
primero de los tres grados de la fase alquímica preparatoria Condición al Marrón,
asociada a la piedra bruta, informe e irregular, que simboliza la edad primitiva, la
materia pasiva, el hombre sin instrucción, aquel que todavía no ha podido contemplar
plenamente la Luz, usted trabajará con los tres primeros pasos del yoga: asana,
pranayama y mantrayoga.
HISTORIA DEL YOGA
El origen de los diversos yogas permanece desconocido, aunque se cree que hay que
remontarse al III milenio antes de nuestra era para encontrar el citado origen.
Existen numerosos tipos de yoga, los cuales se han estructurado y adquirido forma con
el paso de los siglos y milenios. Existe el Karma-Yoga, que es el yoga de la acción
desinteresada. En él, la acción es la vía hacia el dios interior, la evolución y el desarrollo
de la Sabiduría. Otro yoga histórico es el Bhakhi-Yoga, que es el yoga devocional, es
decir el yoga que se basa en el sentimiento intenso hacia la divinidad. Otros yogas con
muchos siglos de historia son el Gnama-Yoga (gnama significa conocimiento,
discernimiento…); el Radja-Yoga, el yoga de la mente; el Mantra-Yoga, el yoga que
consiste en recitar palabras o fonemas que aquietan la mente, conducen al dios interior y
sirven para evocar-invocar-convocar; el Tantra-Yoga o yoga sexual; o el KundaliniYoga,
que hace alusión a Kundalini, de la cual hablaremos con profundidad más
adelante, cuando abordemos el Tantra-Yoga o tantrismo.
El yoga se ha difundido en Occidente desde el siglo XIX como una especie de gimnasia
para sentirse mejor, cuando en realidad su función es transmitir una iniciación.
Al hilo de lo dicho, es interesante añadir que la palabra yoga se deriva de la raíz
sánscrita “yuj”, que significa “enganchar por medio del yugo”, “juntar”, “unir”… En el
latín, es “jungere”, y en el francés “jong” (yugo), “joindre” (juntar)…
Aunque fue Patanjali el que expuso un sistema de pasos yóguicos y dichos pasos
forman parte del Radja-Yoga o yoga mental, esos pasos yóguicos son tenidos como
válidos por la práctica totalidad de yogas. Los ocho pasos yóguicos de Patanjali son:
yama, niyama, asana, pranayama, pratyahara, dharana, dyana y samadhi. Esos son los
pasos con los que se trabaja en la SOTO, con el añadido del paso yóguico de
mantrayoga después de pranayama y antes de pratyahara, por la capacidad que posee el
mantra para aquietar la mente, conducir al dios interior y evocar-invocar-convocar. Otra
cuestión a tener en cuenta es que la SOTO no asume el valor de yama y niyama,
“cualidades morales” y “buenas obras”, por lo cual esos pasos no están presentes en su
modalidad de yoga. Los Mandamientos de Los Illuminati y el Liber Zión cumplen el
apartado de yama y niyama a la perfección. Tenemos, pues, un yoga de siete pasos en la
SOTO, casi idéntico al de Patanjali.
EL TRABAJO
El cuerpo siempre necesita moverse, estirarse, alterando la paz de la mente y el cuerpo.
Como ello no resulta adecuado para la evolución, la tradición hindú ha desarrollado una
práctica que ayuda a calmar la mente y el cuerpo y a obtener control sobre los mismos:
asana. Patanjali dice: “asana es lo que resulta firme y placentero”. El Probationer de la
SOTO debe dedicar 10’ de cada día del primer mes de trabajo a practicar asana,
trabajando con cada una de las tres posturas siguientes:
1. EL DIOS: Sentado en una silla. Cabeza hacia delante, espalda recta, rodillas
siempre juntas, manos sobre rodillas y ojos cerrados (1ª semana).
2. EL DRAGÓN: Arrodillado. Nalgas descansando sobre los talones. Dedos de los
pies hacia fuera. Cabeza y espalda rectas. Manos sobre caderas (2ª semana).
3. EL INICIADO: Tumbado en una superficie plana. Brazos y piernas estirados (3ª
y 4ª semana).
Probationer, de esta manera debe practicar asana todos los días de su primer mes de
trabajo, sin crispaciones, notando bienestar y dejando el sufrimiento para otros.
t
EL SEGUNDO MES
La idea del yoga es apaciguar la mente, para que el adepto posteriormente encuentre su
dios interior. La mejor manera de apaciguar la mente es la práctica de pranayama,
respiración regulada de estómago. En dicha práctica, el aire entra por la nariz, arriba al
estómago lentamente y sale por la boca. Al asana (con la postura más cómoda para
usted del mes anterior) añade el pranayama en el segundo mes de trabajo del
Probationer de la SOTO. Usted debe practicar 5’ de asana y 5’ de pranayama
sucesivamente, durante todos los días del segundo mes de trabajo. Perciba una quietud
absoluta de su cuerpo y de su mente y una sensación de agradable bienestar en la
práctica y después de la misma. Aunque podemos mencionar que ciertos yoguis hindúes
llevan el pranayama hasta el extremo de intentar parar las palpitaciones del corazón,
cabe decir que ello es inútil para el Probationer, por lo que intentará mantener la
respiración muy lenta y regular.
Y
EL TERCER MES
El tercer paso del yoga es mantrayoga. Este tercer paso tiene como finalidad acabar de
calmar el cuerpo y la mente y acercar al adepto al dios interior, gracias a recitar el
Probationer el mantra del misterio, Baphomet. El mantra actúa sobre los pensamientos y
conduce al mencionado dios interior.
Al sacar el aire del estómago en pranayama, el Probationer pronuncia el mantra
Baphomet y las ideas caóticas y carentes de orden desaparecen, sufriendo la sensación
de que el contacto con el dios interior se acerca.
Probationer, dedique cada día del tercer mes de trabajo a practicar 3’ de asana, 3’ de
pranayama y 3’ de mantrayoga, con el gran mantra del misterio máximo y de la SOTO,
Baphomet, encadenando los pasos yóguicos. La práctica será correcta si se anulan todas
las ideas y pensamientos para adquirir paz y bienestar y sentir la sensación de que se
toca con la punta de los dedos al dios interior.
Para aclarar la naturaleza de Baphomet, hay que retomar la historia de Los Templarios
medievales, de donde surgió la OTO de Karl Kellner y las escisiones o creaciones
posteriores. Los Templarios (Orden del Temple) fueron fundados por Hugues de Payens
en el 1118. San Bernardo redactó sus reglas, bajo el modelo del Cister, y el papa
apadrinó a la Orden.
En 1123, la Orden del Temple pasó a llamarse Orden del Temple de Jerusalem y
participó en las cruzadas. Balduino II los albergó en su palacio de Jerusalem, al lado de
la mezquita de Al Aqsa, sobre el antiguo Templo de Salomón. ¿Tenían allí las
tradiciones templarias?
El primer objetivo de Los Templarios se centró en dar seguridad a los peregrinos que
acudían a Tierra Santa. Pero, con el paso del tiempo, Los Templarios ejercieron de
banqueros, de reyes, príncipes y papas; obtuvieron gran poder económico y mezclaron
la política y el esoterismo. El rey de Francia, Felipe IV “el hermoso”, y el papa
Clemente V envidiaron el poder templario y, tras empezar la persecución el 13 de
octubre de 1307, sentenciaron a Los Templarios en el año 1311, por “delitos” de
homosexualidad, sacrilegio y satanismo.
Jacques de Molay, el último Gran Maestre de Los Templarios, fue quemado en una pira
levantada en una isla del Sena a su paso por París, en un triste día de 1314. De Molay
dijo que era inocente y maldijo al rey francés y al papa. Anunció que Felipe sería
llamado ante su creador en el plazo de doce meses y que el papa moriría en cuarenta
días. Clemente murió el 20 de abril y Felipe el 29 de noviembre.
Los Templarios adoraron a Baphomet. Baphomet era el dios de Los Templarios y el
centro de su iniciación. Éstos le llamaban su Salvador; y él era quien hacía crecer las
flores, germinar la tierra, obtener riquezas… Para Los Templarios, Baphomet era el dios
verdadero, un dios que nada tenía que ver con los dioses de las tradiciones religiosas,
obsesionados éstos con crear esclavos.
X
Probationer, usted puede conocer la naturaleza de Baphomet y su relación con Los
Templarios leyendo diversas obras del OHO Gabriel López de Rojas y el Liber Zión
revelado por Baphomet.
En la SOTO, al igual que la Orden Illuminati, Baphomet es considerado el dios
verdadero, como prueban los textos revelados del Liber Zión que le transmitió éste a
Gabriel López de Rojas, el fundador de la SOTO y la OI, durante los años 1999 y 2000.
Dichos textos revelados deben ser parte de su estudio diario. Baphomet, en la SOTO y
la OI, también es quien conduce a completar la iniciación.
Probationer, tenga fe en Baphomet y todas las puertas del Conocimiento y de la
divinidad se mostrarán ante usted.
R
EL CUARTO MES
Los hindúes han propuesto un código moral denominado yama y niyama, para todos los
practicantes de yoga. Son las cualidades morales y las buenas obras, según sus criterios
dogmáticos. Yama consiste en no matar, no robar, continencia y no recibimiento de
regalos. Los budistas prohíben lo mismo: matar, robar, falso testimonio, adulterio,
bebidas intoxicantes (alcohol). Moisés y Jesús prohíben casi lo mismo, aunque el
mensaje de Jesús es más esclavista, por exigir una devoción sectaria hacia su persona.
Recordemos que los primeros cristianos abandonaron a sus familias, condenándolas al
hambre y a la miseria, para seguir a Jesús y contemplar sus “milagros”: andar por
encima del agua, crear panes y peces ficticios… La realidad es que Jesús no es más que
una reproducción de mitos de muerte y resurrección, como Osiris, Adonis…, mientras
que la cruz es un símbolo de gran esoterismo convertido en símbolo de muerte por la
Iglesia católica.
Se puede resumir lo dicho apuntando que las propuestas de los cultos tradicionales o de
esclavos, en realidad, sirven para crear esclavos, personalidades sometidas al medio y
mediocridades. Resulta difícil que entre tanta prohibición y manipulación las personas
puedan descubrir su libertad, su dios interior y su grandeza.
Nuestra Societas OTO pertenece al linaje de Motta, Germer y Crowley, como ya hemos
dicho. Marcelo Ramos Motta, el sucesor directo de Aleister Crowley y Karl Germer y
fundador de la Sociedad OTO de la que desciende nuestra Societas OTO (Ordo Templi
Orientalis), en su “Carta a un masón”, sobre el mayor de los cultos de esclavos, la
Iglesia católica, explicaba certeramente:
“Los cabezas de las sectas cristianas independientes fueron hechos prisioneros… Los
gnósticos griegos fueron acusados de prácticas infames por padres castrados como
Orígenes… La Iglesia católica respiró tranquila y se pudo dedicar completamente a la
que ha sido su especialidad desde entonces: ayudar a los tiranos del mundo a esclavizar
a los hombres libres”.
En consonancia con lo expuesto, hay que decir que la SOTO asume el Liber Zión y Los
Mandamientos de Los Illuminati de la Orden Illuminati, que parten del Liber Oz de
Aleister Crowley, porque están a favor del lema “abajo las prohibiciones y el
esclavismo” y luchan por un credo igualitario y libertario.
Los Mandamientos de Los Illuminati en la SOTO son:
“HOMO EST DEUS”
1. Baphomet es el Eterno y el Gran Arquitecto del Universo.
2. El Ser Humano es parte de la Creación divina.
3. Todo Hombre y toda Mujer es una Estrella y Dios.
4. El Hombre tiene derecho a estudiar, escribir, pensar y hablar como quiera.
5. El Hombre tiene derecho a moldear y a esculpir como quiera.
6. El Hombre tiene derecho a trabajar y a descansar como quiera.
7. El Hombre tiene derecho a comer y a beber lo que quiera.
8. El Hombre tiene derecho a vivir, vestir y viajar como y por donde quiera.
9. El Hombre tiene derecho a amar como, donde, cuando y con quien quiera.
10. El Hombre tiene derecho a una vivienda, un trabajo, una educación y una
sanidad y a defenderse y a atacar a quien contravenga sus derechos.
Probationer, en su cuarto mes de trabajo estudie y reflexione sobre Los Mandamientos
de Los Illuminati e intente incorporar su mensaje igualitario y libertario a su existencia.
La igualdad y la libertad son las bases del esoterismo y el misticismo de la SOTO. Sólo
un hombre libre e igual que los demás, sin importar su raza, nación, cultura… podrá
descubrirse a sí mismo. Le proponemos que incluso intente aplicar lo dicho en su
sexualidad.
z
MAGIA SEXUAL O TANTRISMO
En este cuarto mes, usted además debe empezar a trabajar con la magia sexual, el
primer paso que conduce al tantrismo, magia sexual más elaborada y tradición sexual
hindú que sirve para trascender y fusionarse con la divinidad. Los antiguos hindúes
otorgaron a la sexualidad una gran carga de magia y religiosidad. El adorado Krishna
fue un dios repleto de virtudes mágicas, belleza y bisexualidad. Un libro hindú apunta:
“Krishna era más hermoso que todas las mujeres y hombres hermosos de su tiempo”. La
tradición china igualmente estuvo muy unida a la sexualidad mágica, a fantasmas
sexuales –una especie de demonios adictos al sexo- y a la erótica y sexual diosa de las
nieves china que iniciaba a muchos jóvenes. Otra religión china, el taoísmo, que se
fundamenta en el libro Tao Te King, defendía la sexualidad para alcanzar el equilibrio
cósmico, obtener salud y ser longevo. En relación a ello, el taoísmo aseguraba que el
Tao estaba fundamentado en preparar, ordenar, unificar, enlazar y desatar la poderosa
vida sexual. Según D. Koechen, “la filosofía taoísta pensaba que llegar al equilibrio
sexual permitía a los seres humanos participar en el equilibrio cósmico. Se volvió de
esta manera un lazo privilegiado entre la Tierra y el Cielo…”
Alejados de Oriente y su magia sexual o tantrismo, los antiguos cultos griegos y
romanos defendieron una sexualidad muy abierta y lujuriosa. Así, por ejemplo, en
Roma fue adorado el dios Príapo, en forma de poderoso falo. Mientras que en Grecia el
dios Zeus era un promiscuo que seducía a diosas y humanas. Por todos son conocidas
las peculiares relaciones homosexuales de los filósofos griegos con sus alumnos o las
prácticas lésbicas de la famosa isla de Lesbos.
Sería injusto olvidar que la brujería medieval, un culto residual del antiguo paganismo,
también dio importancia a la sexualidad iniciática. Las brujas medievales, como
herederas de la tradición pagana, fueron contestatarias con el poder establecido y el
cristianismo y no sólo no criminalizaron el sexo, sino que le otorgaron una importancia
mayúscula. Pero volvamos al tantrismo que es lo que nos ocupa y preocupa.
El tantrismo, magia sexual más elaborada y tradición sexual hindú, es una vía iniciática
tradicional que surgió en el siglo IV de nuestra era, aunque sus postulados y conceptos
son antiquísimos y se encuentran en las culturas del matriarcado y en la civilización del
Indo.
El tantrismo, poco a poco, se dividió en el “camino blanco o de la mano derecha” (unión
sexual imaginaria) de la Escuela Tántrico-Védica y en el “camino rojo o de la mano
izquierda” (unión sexual práctica) de la Escuela Tántrica-Hinduísta.
El tantrismo se incorporó en el hinduismo, el budismo, el jainismo… e igualmente
afectó a diversos yogas. El Mantra-Yoga, el Nada-Yoga, el Hatha-Yoga, por ejemplo,
son algunos de los diversos yogas con influencia tántrica.
Tantrismo es un término derivado del sánscrito “tantra”, que significa “lo tejido”,
“sistema”…
El tantrismo pone énfasis en la energía cósmica, denominada Shakti y adorada como la
Gran Diosa. Los seguidores del camino rojo o sendero de la mano izquierda
(Vamacharias), así llamados los expertos en magia sexual que utilizan a la mujer,
porque ésta es lunar o de la izquierda, son los iluminados por el sexo. La unión de un
hombre y una mujer no es considerada impura por los tántricos hindúes, sino al
contrario: el celebrante ve en la mujer el Principio femenino, la Gran Diosa, mientras
que la celebrante observa en su compañero al Principio masculino, el Gran Dios.
Un dato curioso es que Los Templarios medievales practicaron el culto a la Gran Diosa,
personalizándolo en la Virgen, porque el tantrismo de Los Templarios medievales, en
sus iniciaciones y enseñanzas esotéricas, trabajaba con la Gran Diosa. Ello está en
consonancia con la tradición del Grial, del cáliz sagrado, que no es otra cosa que la
representación simbólica de dicha Gran Diosa, de la Cueva Cósmica, donde trabaja el
iniciado en el arte tántrico.
Otra opción es jugar con los roles o principalmente observar a la mujer como la
“prostituta sagrada”. El tantrismo más avanzado, que permanece en los grados
superiores de la SOTO, no obstante, tienen otros secretos que en los primeros grados no
se pueden desvelar.
Todas estas prácticas tántricas despiertan la Kundalini, la serpiente de fuego enroscada
en la base de la columna vertebral, esperando iluminar, unir al Uno en pleno éxtasis..., y
activar los chakras, de los que hablaremos en el siguiente grado. Las operaciones del
tantrismo están envueltas en “La Fiesta de los Cinco Elementos” (Panchatattva), que se
sitúan en un plano místico. Los cinco elementos son: Fuego, Aire, Agua, Tierra y Éter,
que se simbolizan en el vino, la carne, el pescado y los cereales, siendo el quinto
elemento la unión de la pareja, de Shiva y Shakti (unión llamada Maithuna).
Con la base del yoga, el tantrismo y también la cábala ayudan a completar la iniciación
en el Rito o Sistema de la SOTO.
En el grado Probationer, en este cuarto mes, usted debe iniciar unas prácticas de magia
sexual a nivel individual. Una vez finalice su práctica de yoga diaria -ya que usted debe
mantener la práctica del tercer mes todos los días-, dos o tres días por semana cierre los
ojos durante 5’ y visualice imágenes de actos sexuales de gran contenido erótico. En el
momento de esas visualizaciones acaríciese todo el cuerpo y sus genitales, con gran
libertad, hasta notar que las visualizaciones adquieren una mayor presencia y realidad.
Si usted considera que ha llegado al punto de tener una eyaculación o un orgasmo,
deténgase suavemente y relájese. Piense que la clave principal de la magia sexual y
sobretodo del tantrismo es detener, controlar y dominar la eyaculación o el orgasmo,
para en última instancia completar la iniciación.
En este cuarto mes, no olvide sus lecturas diarias del Liber Zión y la meditación sobre
las mismas. Le invitamos a que perfeccione aún más sus lecturas del Liber Zión, si lo
desea y considera que es oportuno. Para ello, le brindamos una técnica espiritual, que es
la siguiente. La lectura del Liber Zión debe consistir en leer un trozo del Liber
analizándolo (la lectio), en preguntarse y meditar profundamente qué significa ese trozo
de lectura para usted (la meditatio), en pedir a Baphomet después que le conceda la
virtud que le falta (la oratio) y en buscar un compromiso en la vida real acorde con la
experiencia de la lectura (la actio).
Finalizado el cuarto mes de trabajo, realice un resumen escrito sobre el trabajo que ha
realizado a lo largo de cuatro meses y hágalo llegar a la SOTO por correo postal o
electrónico. Nosotros le responderemos de inmediato.
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