La flecha y el tesoro.
Una noche, un hombre pobre soñó que
el secreto de un tesoro escondido estaba escrito al anverso de una antigua pintura
vendida en una tienda de antigüedades de la ciudad. Cuando despertó, se
apresuró y notó que justo la pintura que había soñado estaba en oferta, de
hecho era una pintura con unos valles pintados al óleo. Con sus ahorros de
muchos años compró la pintura de inmediato y comenzó desclavó la pintura y le
dio la vuelta y encontró un mapa y se pudo a descifrarlo. Descifró que para encontrar el
tesoro, tenía que ir a cierto lugar justo frente a cierto Templo Masónico,
luego volverse hacia el Oriente, pues hacia ese lugar había un gran campo y luego
poner una flecha en su arco. Ahí encontraría el tesoro en el lugar donde caería
la flecha según el mapa. Fue allí frente a la entrada de ese templo masónico,
se volvió hacia el oriente, hizo una reverencia y lanzó una flecha. Cavó luego justo
donde había caído la flecha, pero no encontró ningún tesoro. Comenzó de nuevo
cada día siguiente, disparando flechas y cavando hoyos en todas partes sin
éxito. El rumor de estos esfuerzos llegó al rey que exigió que se le entregara
la pintura para ver su anverso para descubrir este tesoro por sí mismo. Muchos fuertes
arqueros fueron enviados, disparando con más vigor miles de flechas en todas direcciones, las
flechas caían más lejos que las lanzadas por el pobre hombre, y cavando innumerables hoyos sin ningún
resultado.
Infeliz, el rey devolvió su pergamino
al hombre, diciendo que si existiera tal tesoro, sería suyo, ya que él mismo no
podía descubrirlo. El pobre hombre recuperó algo de esperanza para encontrar el
tesoro, y a la noche siguiente soñó con el misterioso Francmasón Kadyr que le
reprochaba ser presuntuoso y no seguir las instrucciones del pergamino cuyo mensaje
aparte del mapa simplemente decía que colocara una flecha en el arco. Volviéndose
hacia el Oriente. No dijo que estirará el arco y disparar la flecha. Por lo tanto,
fue por vanidad y para marcar su voluntad que al hombre le pareció lógico
doblar el arco y disparar la flecha, cuando fue suficiente para dejarlo caer a
sus pies. Coloca la flecha en el arco y déjala caer le dijo Kadyr el francmasón
cuenta cuentos en el sueño. Donde caiga la flecha, cava un hoyo, allí estará el
tesoro. De este modo, todos juzgan según
la percepción de sus alcances, pero no está lejos el verdadero conocimiento, el verdadero tesoro
está más cerca del hombre que la vena
yugular de su propio cuello. El hombre fue frente a la Logia, se colocó entre
las dos columnas, miró hacia el oriente
puso la flecha en el arco, y simplemente la dejó caer, donde cayó la flecha ,
con una palanca removió una loza que estaba entre las dos columnas , la levantó
y ahí justamente le esperaba un gran tesoro.
Alcoseri