El jurado del Premio Princesa de Asturias le ha concedido el premio de Investigación Científica y Técnica 2016 al ingeniero mecánico Hugh Herr. Quizá su nombre no te suene, incluso puede que nunca hayas visto alguno de los vídeos donde aparece, pero si es así, te vamos a contar porqué Herr merece este reconocimiento.
El jurado le ha concedido este premio por “lograr las primeras prótesis que logran emular la locomoción humana, permitiendo superar discapacidades como la que él tiene”. Herr perdió sus dos piernas a los 17 años en un accidente de escalada. Desde entonces, y teniendo en cuenta que como amante de la escalada tenía claro que una discapacidad física no le iba a detener en su pasión, ha sido uno de los pioneros en la transformación de las prótesis tradicionales a las prótesis biónicas.
Esta es su famosa charla TED en 2014, donde mostró cómo funcionan sus dos piernas biónicas, con un final muy emotivo. Si, intenta no llorar.
El vídeo no ha dejado indiferente a ninguna persona que lo haya visto. Es emotivo, es interesante y sobre todo, muestra el futuro de lo que está por venir en las personas que han perdido algún miembro de su cuerpo.
Herr es un profesor asociado en el MIT y el jefe del grupo de investigación de biomecatrónica, la ciencia que investiga cómo los elementos mecánicos pueden mejorar o reemplazar los órganos de las personas dañados por traumas, enfermedades o por defectos de nacimiento.
Sus piernas biónicas son famosas porque son las primeras y más avanzadas en emular el funcionamiento de los tobillos y las rodillas de una persona. No ha sido una invención sencilla, décadas de desarrollo y de investigación para lograr modelos funcionales capaz de moverse con soltura.
Cada miembro tiene cinco procesadores y unos doce sensores. Junto a un algoritmo matemático, debe reaccionar a los movimientos de los músculos donde va sujeto, para que así sus pasos o gestos con las piernas sean naturales.
Herr o cualquier persona con estas prótesis podría vestir unos pantalones largos y alguien a su lado nunca se daría cuenta que no tiene piernas biológicas, que en realidad se mueve gracias a dos sofisticados ordenadores con sensores y motores.
El mejor ejemplo es el de un programa sobre biónica del canal británico Channel 4, donde se explora la vida de una persona que recibe un brazo robotizado. Al ver cómo una persona puede andar naturalmente con su extremidad biónica, no se da cuenta que el mismo Herr que tiene a menos de un metro lleva dos en su cuerpo.
Piensa en toda la información necesaria para que una pierna se mueva con naturalidad. En el terreno, la velocidad, el ángulo del tobillo, si vas a querer cambiar de dirección… Toda esta información debe ser procesada en milisegundos para conseguir un movimiento natural.
Aunque la gran invención ha sido el tobillo, también desarrolló una prótesis de rodilla muy avanzada que forma parte de la pierna. Este es el gran avance que el MIT, dirigido por Hugh Herr, ha conseguido y ahora es reconocido por el Premio Princesa de Asturias.
Abre un futuro de avances en el que las discapacidad físicas pueden ser algo del pasado gracias a la tecnología y en el que, por qué no, la limitación física puede ser compensada con robótica.
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