¿SOCIEDADES ABAKUÁ O MASONERÍA NEGRA?¿Están en lo cierto aquellos que hablan de una MASONERÍA NEGRA refiriéndose a la secta secreta abakuá?Magia afrocubana – vudú, santería, macumba, Palo Monte Mayombe y la más poderosa la magia abakua masónica
La esclavitud como fenómeno social, pervive con el hombre desde los comienzos mismos de su desarrollo histórico y es el resultado de la desigualdad de poderes y riquezas acumuladas por unos y añoradas por otros. Injustamente se le ha dado color negro a esta aberrante práctica que tuvo cuna y casa en estas tierras americanas, en su versión más inhumana (por si de humanidad tuviera algo), a partir del siglo XV con la llegada a “Las Indias” (occidentales, por cierto) de los primeros cargamentos de esclavos negros arrancados cruelmente de sus terruños natales y arrojados cual bestias amorfas para asentarse en bateyes, hatos, fincas, haciendas y toda una ilación de términos conducentes a otro, harto elocuente: explotación. Plenamente evidenciada la eficacia del proceso de sistemática despoblación aborigen en Cuba, los ibéricos decidieron iniciar la introducción de esclavos africanos con el objeto de incrementar la fuerza de trabajo diezmada y en segundo término, sustituir al indígena que acudía constantemente al suicidio y a las rebeliones masivas. Los primeros africanos vinieron con Colón en sus viajes pero en calidad de sirvientes domésticos sin una significación productiva. En 1515 ya se solicitaba permiso en Santiago de Cuba para introducir doce africanos desde La Española y en 1523 son 300 los esclavos que entran a Cuba desde esa cercana isla antillana. En el tercer decenio de ese propio siglo son traídos desde Cabo Verde 145 esclavos y a mediados de la centuria ya trabajaban unos mil que comenzaban a afectar con su presencia la estabilidad social de la clase dominante ibérica. Su destino laboral inicialmente fueron las minas en las que cohabitaban de manera precaria con los indígenas. La rápida expansión de la industria azucarera, hizo que el dulce producto fuera el amargo motivo del desarrollo esclavista y por ende de la desazón existencial de una de las etnias integradoras e integrantes del definitivo espíritu americano. El primer boom africano, al menos en “la siempre fiel isla de Cuba”, debe su génesis al canje de fuerza de trabajo a crédito, propugnado por colonos norteamericanos para ser cobrada en productos cubanos, lo que conllevó al aumento de la producción azucarera hasta hacerse notablemente acelerada en 1762-1763, momento en que el ascenso de la fabricación de azúcar pasó a ser el primer renglón de la economía de la colonia. La esclavitud alcanzó su apogeo entre 1790 y 1860 (fueron introducidos unos 300.000 esclavos) coincidiendo con el auge de la economía agroindustrial. En el año de 1868 estalla la primera guerra independentista entre cubanos y españoles como resultado de una acumulación de contradicciones al calor del surgimiento de una conciencia nacional (aparecen como estadio social, los criollos) y fue precisamente, un terrateniente criollo, Carlos Manuel de Céspedes, (de filiación masónica por demás) signado históricamente como el Padre de la Patria, quien le dio libertad a sus esclavos y los conminó a que lo siguieran al campo de batalla, a pelear por una Cuba soberana. Los miles de africanos que participaron en la contienda dieron una muestra anticipada del sentido de la frase martiana, “Patria es humanidad”. Esta eclosión liberadora tuvo sus repercusiones negativas en el desarrollo de la industria azucarera de la isla. Aumentó el precio de cada esclavo debido a la disminución de la vida útil de los mismos y el incremento de los emancipados. Aumentó en ese período el temor a la población negra por la repercusión de la revolución en Haití. El panorama etnogénico nacional en la segunda mitad del siglo XIX, según el doctor Sergio Aguirre, era el siguiente: 1.- El español nacido en Cuba (a partir de 1603) comienza a transformarse en criollo. 2.- El criollo comienza a transformarse en cubano, en el período que abarca desde 1790 hasta 1808, donde se afianza un fuerte sentimiento de nacionalidad. Téngase en cuenta que el negro esclavo en la medida que se libera o nace libre, se ha ido convirtiendo de hecho en criollo. 3.- El cubano obtiene una enorme consolidación nacional al abrazar definitivamente las corrientes ideológicas del abolicionismo y el independentismo. Según Jesús Guanche, “el sistema etnocultural cubano tiene como componentes de orden procesal a los antecedentes multiétnicos fundamentales de su etnogénesis: aborígenes, hispánicos, africanos, franceses, franco-haitianos y chinos”. Mas no es interés de este trabajo agotar el análisis del complejo fenómeno de la integración nacional cubana, mejor es introducirnos, a través de ciertas modestas contribuciones, en el examen de una insoslayable manifestación de esa polirritmia cultural: los cultos populares sincréticos y su relación con las prácticas masónicas. Durante el período colonial que hemos venido analizando se generaron en Cuba diversos cultos populares a partir de la interacción de las culturas hispánica y africana fundamentalmente. Estos cultos surgen como respuesta de los sectores colonizados económica y socialmente a no aceptar la servidumbre religiosa que trataba de imponer la poderosa metrópoli. La entrada de los esclavos africanos a la diáspora cultural de la naciente nacionalidad, trajo consigo una multiplicidad de creencias que iban desde las primigenias formas de animatismo hasta elaborados complejos mágico-religiosos. De las creencias religiosas y ritos primitivos entre las diversas formas de la conciencia social que trajeron los africanos, la que más ha influido en Cuba, ha sido el culto a los orishas, procedente de la cultura yoruba de Nigeria. Esta influencia se explica por varias razones: .. La gran cantidad de esclavos yorubas traídos por la trata .. El mayor nivel de desarrollo religioso alcanzado por esta cultura .. La incorporación, desde África, de elementos religiosos de otros pueblos vecinos .. El nivel cultural de los yoruba los convertía en “esclavos urbanos”, por excelencia. De este modo se facilitó la organización de los cultos sincréticos conocidos como santería. Nótese que la estructura mítica del culto a los orishas y la gran profusión del catolicismo, facilitó grandemente, tanto en Cuba como en Brasil, el sincretismo religioso entre el orisha y el santo católico. También se practican en Cuba otras formas de creencias: la de procedencia bantú con origen en el Congo hasta Angola, identificada por el culto a la nganga (también conocido como maputo, bomba, jolongo y saco) cuyos practicantes han sido identificados como paleros, por la gran cantidad de palos y yerbas del monte que utilizan para trabajos de sanación de cualquier índole. II.- OTRA INTRODUCCIÓN NECESARIA. Las primeras huellas de la masonería en Cuba están localizadas a partir del 3 de mayo de 1763 en un documento que atestigua el trabajo de la orden en la isla, en el que se consigna el reconocimiento del grado de M.M. (léase maestro masón) a Alexander Cockburn por la Logia Militar Inglesa No. 218 del Registro de Irlanda, adscrita al Regimiento 48 del ejército de ocupación durante la “Toma de La Habana por los ingleses” en 1762. Después que los ingleses abandonan la isla no se registran actividades masónicas hasta 1791, fecha en la que llegan a La Habana y Santiago de Cuba algunos colonos franceses huyendo de la Revolución Haitiana, y traen consigo cuatro de sus logias, a saber: Perseverance, Concorde, Amitie y Benefique. Al poco tiempo las logias asentadas en Santiago de Cuba son trasladadas a Louisiana. Los talleres que sesionaron en La Habana también desaparecieron con el tiempo, mas las calles donde celebraban las tenidas, conservan hoy día el nombre de aquellos templos, a manera de callado pero sentido homenaje. Nos referimos a Concordia y Amistad, dos calles del poblado municipio de Centro Habana. La primera logia fundada en Cuba fue “El Templo de las Virtudes Teologales” No. 103, gracias a la labor masónica del francés (radicado en Santo Domingo) Joseph Cerneau. “El Templo…” recibió la carta patente en 1804, emitida por la Gran Logia de Pennsylvania, cuyo cuadro logial estaba integrado fundamentalmente por aquellos dos talleres que trabajaron en La Habana tras los convulsos acontecimientos en Haití. Tres lustros más tarde, queda reconocida la Gran Logia Española de Antiguos Libres y Aceptados Masones de York, el primer cuerpo superior de la masonería establecida en Cuba que se fundiría con el Gran Oriente Territorial Español Americano en octubre de 1822, otra alta institución masónica creada a principios de ese mismo año. La corona colonial española, prohibió las reuniones masónicas entre 1828 y 1859 en todo el territorio español (y por ende en sus colonias, que eran territorio español igualmente) lo que indujo un periodo de estancamiento en el desarrollo de la fraternidad. Ya antes, en 1812, el Consejo de Regencia de España e Indias, mediante decreto emitido, declaró ilegítima la Orden Fraternal, considerándose la francmasonería como delito de estado a partir de ese momento en las posesiones ultramarinas de la metrópoli. Fue la creación de la Gran Logia de Colón en Santiago de Cuba y la Gran Logia Provincial, subordinada a la primera, lo que deshizo este debilitamiento de los trabajos fraternales. De esta época data la fundación de la Decana de las logias cubanas, Amor Fraternal que aún en la actualidad se mantiene trabajando semanalmente en las instalaciones del Gran Templo Nacional Masónico en Carlos III y Belascoaín, en el municipio Centro Habana. Cuando Céspedes, la da la libertad a sus esclavos, en un acto sin precedentes en la historia cubana, el 10 de Octubre de 1868, era el Venerable Maestro de la Respetable Logia Buena Fe de Manzanillo, antigua provincia de Oriente. También son masones: José Martí, el Apóstol de la Independencia (como lo llamaron los humildes pero patriotas tabaqueros cubanos en Tampa), el combativo Lugarteniente General Antonio Maceo y Grajales, protagonista del viril hecho histórico “La protesta de Baraguá” cuando no aceptó las oprobiosas condiciones españoles para negociar la paz en las postrimerías de la Guerra de los Diez Años. Así mismo, el dominicano Máximo Gómez, quien llegó a ser General en Jefe de las fuerzas libertadoras, el Mayor General Ignacio Agramante y Loynaz quien condujo y dirigió las tropas en “El rescate de Sanguily”, corajuda acción militar y Perucho Figueredo, autor del Himno Nacional Cubano, entre otros muchos destacados luchadores independentistas, algunos de ellos serán nombrados más adelante. Particularmente José Martí se inició en la orden de la regla y el compás durante su estadía en España, alcanzando el grado de Maestro Masón en la Logia Armonía en la que desempeñó el cargo de Orador y en la masonería filosófica le fue reconocido el grado decimoctavo y ocupó la dignidad de Soberano Príncipe de la Rosa Cruz. Su dedicación a la causa libertaria le impidió después de esa época mantener una actividad masónica de manera regular, aunque siempre que pudo participó en las Tenidas Blancas que se celebraban en la ciudad donde permanecía, como aquella del 10 de octubre de 1887 en el Masonic Temple de Nueva York, ocasión en la que pronunció un magistral discurso. La vinculación de la masonería cubana a las tareas emancipadoras fue múltiple y temprana, inclusive antes de la fundación de la primera logia una conspiración organizada por masones fue abortada cuando un sacerdote violó el secreto de confesión de una devota dama criolla, preocupada por las actividades subversivas de su esposo. También un masón, el abogado Joaquín Infante, llegó a elaborar el proyecto de Constitución para la futura República de Cuba, un documento que se considera recoge lo más avanzado del pensamiento socio-político de la época. En el campo de la fraternidad fue necesario igualmente conseguir la independencia. Después de un proceso de sucesivas fusiones y escisiones, se integra la Gran Logia Soberana que agrupa a sesenta y seis logias con lo que se le da unidad y autonomía al simbolismo masónico y a la vez deviene un acto de rebeldía con el Gran Oriente Nacional de España que pretendía ejercer su dominio sobre la masonería en la isla. No obstante, en el año de 1859, se funda la Gran Logia Colón a partir de las logias Fraternidad, Prudencia y San Andrés, bajo la orientación de Andrés Cassard, cubano de nacimiento pero de origen francés y que es considerado el padre de la masonería cubana por el papel desempeñado en la reanimación de la fraternidad. En 1862 el Doctor Vicente Antonio de Castro funda el Gran Oriente de Cuba y Las Antillas (GOCA) con el objetivo de regularizar la masonería. A la luz de los estudios del historiador Eduardo Torres Cuevas, las liturgias del Grado 33 creadas por Castro eran esencialmente de carácter socio-político y no filantrópico- filosóficas, como consecuencia el GOCA se convierte en el transmisor de un “proyecto democrático, laico, republicano e independentista que encauzó y permitió darle dimensión a las preocupaciones de la juventud de su época"(1) en gran medida guía de las aspiraciones independentistas de los jóvenes que más tarde encabezarían la “Guerra del 68”. En una de sus partes las liturgias expresaban lo siguiente: "podría muy bien suceder que os encontréis en la ocasión de tener que pelear con las armas en la mano para defender la virtud, la inocencia o la patria, entonces será preciso no retroceder ni temblar"(2) Con el estallido de aquella contienda bélica se acrecientan las contradicciones metrópoli-masonería y muchos cubanos fueron fusilados por el solo delito de ser masón, entre ellos el Gran Maestro de la Gran Logia de Colón, José Andrés Puente Badell. Es reconocido históricamente que a pesar de las dificultades y privaciones de la guerra, se crearon Logias Militares, constituidas en plena manigua; Céspedes que había fundado una en la paz lo hizo igualmente durante la guerra con el taller “La Independencia” en 1870. Según testimonios, la logia Independencia funcionó por casi tres años, y siempre se buscó la forma de celebrar las tenidas respetando el ritual masónico como si estuvieran en el más suntuoso templo. Los útiles se transportaban en un mulo que llamaban "el masón" debido a sus funciones, hasta que durante una escaramuza el mulo cayó en manos enemigas. Pero esta logia no desapareció tanto por las condiciones adversas para su funcionamiento, como por las pugnas internas que dividían a los máximos dirigentes del 68 y que a la larga influyeron en el fracaso de la insurrección. La persecución a los masones por parte de las autoridades españolas tomó ribetes de crisis paranoica pues resulta interesante apuntar que Céspedes fue condenado en rebeldía, a once años de prisión, por el delito de masonería junto a otros miembros de la Logia Buena Fe, a pesar de que su muerte ya se había producido en 1873. Para terminar esta segunda introducción haremos alusión a la simbología masónica presente en la enseña tricolor, el pabellón patrio. Fue un francmasón, Narciso López, quien elaboró el primer diseño de bandera que más tarde sería planteada en la forma como la conocemos hoy día. Las tres franjas azules representan las tres regiones militares en que se hallaba dividido el país, pero también es el primer símbolo masónico con el número tres que alude a la armonía perfecta, Tres son los lados del triángulo equilátero que simboliza la grandeza del Gran Arquitecto del Universo y tres son los lados iguales que nos conducen a la divisa masónica de LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD y tripartita es la división justa y equilibrada del poder democrático. La perfección del maestro masón esta presente en la estrella de cinco puntas, a saber: FUERZA, BELLEZA, SABIDURÍA, VIRTUD Y CARIDAD. Cinco es el resultado de todas las franjas y tiene que ver con el espíritu vivificador que fortalece la naturaleza. Siete es el resultado de la suma de las cinco franjas, el triángulo y la estrella, número que es considerado divino por los griegos y judíos III.- BAROKO O TEMPLO MASÓNICO. Los cargamentos de hombres procedentes del embarcadero del Calabar, denominados en Cuba carabalíes gracias a un fenómeno de transdicción acomodaticia, pertenecían a numerosos grupos étnicos que se localizaban en el área que comprende la parte sureste del delta del río Níger y Camerún. Esta costumbre de identificar a los esclavos por su supuesta procedencia llegó hasta los cabildos de nación, especie de “sociedades para negros” que si bien les daba la posibilidad de conservar tradiciones, costumbres, lengua dialectal, etc., fueron muy bien aprovechados por los españoles como elemento de debilitamiento de la fuerza negra en sus propiedades por lo que aportaban estos cabildos en el aspecto segregacionista. El primer nombre era el del embarcadero de procedencia (carabalí) y los segundo o tercer nombres designaban la filiación étnica, tribal o lingüística. Así tenemos: CARABALÍ ABALO, ACOCUÁ, BRÍCAMO, ECUNASO, ISUAMA, ORÚ, entre muchos otros. Un gran número de hombres (esclavos, negros y mulatos libres) que pertenecían a los cabildos carabalíes trabajaban en las áreas portuarias de La Habana organizados en cuadrillas bajo un control cuasi-militar de acuerdo con una orden del Conde de Ricla emitida en 1763. La división etno-militar de las cuadrillas determinó la existencia de un capataz o jefe de cuadrilla que en verdad tenía un gran poder de decisión alrededor de la admisión o permanencia de los hombres en el trabajo portuario. Estas organizaciones estaban integradas inicialmente por esclavos (alquilados por sus amos para desempeñar esas labores), negros libres y mulatos quienes ocupaban los puestos de jornaleros y capataces. Entre los cabildos de nación los carabalíes tuvieron una participación mayoritaria lo que convirtió a los muelles en una zona bajo su dominio. Las agrestes condiciones económicas motivaron el surgimiento de un tipo de asociación en la que tuvieran cabida por una parte la continuación en tierras americanas de las viejas prácticas tribales basadas en representaciones animistas y por la otra, vínculos de ayuda mutua y socorro. La primera sociedad abakuá (así se denominaron), es reconocida desde 1836 cuando los integrantes del cabildo Carabalí Appapá fundaron la primera potencia en el pueblo de Regla con el nombre de Efik-Butón, la cual estuvo integrada por negros libres y esclavos del barrio habanero de Belén y de aquella localidad. Esta asociación tuvo por objeto la protección y ayuda mutua de sus miembros, así como la conservación de las tradiciones culturales de sus áreas de procedencia. Por la utilización de los instrumentos y por la manera en que en sus danzas y ritos representaban los entes sobrenaturales estas asociaciones remedaban las cofradías ekpé de Nigeria sudoriental. Otro elemento que enlaza a las potencias abakuá con su raíz primigenia en África, es la lengua efik cuyos hablantes africanos son parte importante de la leyenda del surgimiento de estas asociaciones. En sus inicios estas sociedades tuvieron un carácter estrictamente secreto pues sus miembros eran perseguidos por las autoridades españolas por lo que utilizaban medios de identificación y comunicación solo conocidos por los miembros de las mismas. El sistema organizativo coadyuvó a que una potencia apadrinara la creación de otra, así las cosas, poco tiempo después de fundada la Efik-Butón, apadrinó a la Appapa Efó y éstas a su vez dieron lugar a las dos grandes ramas, tierras o vías abakuás: Efik y Efó. Rápidamente se fueron expandiendo las potencias abakuás y cruzaron la bahía hacia los barrios de Jesús María, Belén, Los Sitios, entre otros. “Para ser abakuá hay que se hombre, pero para ser hombre no hay que ser abakuá”, expresaban con sabiduría y modestia los ñáñigos raigales quienes desde muy temprano tuvieron que enfrentarse a una sobre- dimensión de la probada hombría abakuá. Se les adjudicaron asesinatos, actos de hechicería maligna, profanación de tumbas, lascivia, delincuencia y toda una serie de actitudes perversas lo que no era cierto, al menos como prescripción estatutaria. Para ser abakuá había y hay que cumplir determinados requisitos: ser hombre de género y de actitud, valiente, buen hijo, buen esposo, buen amigo, buen padre, en fin un hombre en toda la extensión de la palabra al que no se le podía conocer debilidad alguna. En contraposición con otros cultos sincréticos, los abakuás se caracterizaron por disponer de un recinto especial para realizar sus ritos iniciáticos o culturales: el baroko. En el año de 1863, un pardo legendario y mítico, que respondía al nombre de Andrés Petit, fundó la primera potencia abakuá que admitió hombres blancos, rompiendo así la prohibición en ese sentido. Ekobio Efó Mukarará tuvo su sede en la Calle San Lázaro No. 115, en la ciudad de La Habana, lo que posibilitó a partir de ese momento la creación de otras, por ejemplo, Efó Abakuá fundada en Regla en 1875, la Ensenillén Efó (1876) en el barrio de El Pilar y la Eyegueyé Efó (1875) también en Regla. La Usagaré Munanquere, del barrio de Los Sitios, estaba compuesta por ñáñigos de otras profesiones, particularmente, músicos, sastres y tabaqueros, fundamentalmente. La leyenda del origen abakuá, por haberse transmitido oralmente a lo largo de muchos años ha tenido y tiene variadas versiones lo que nos hace acudir al criterio de frecuencia, quiere decir, aceptamos la versión que con más frecuencia hemos escuchado de boca de informantes en la mayoría de los casos, jurados en abakuá. “La princesa Sikán iba diariamente a buscar agua al río sagrado Oddán (río de la Cruz, por ser el origen de las cuatro tierras fundamentales, efí, efó, orú y bibí). Un día al regresar con la tinaja llena de agua, escuchó un extraño bramido que salía del seno del líquido. Ese sonido, fue el origen de los misterios abakuá que aún en la actualidad se mantienen en el conocimiento de unos pocos “jurados”. Sikán al escuchar aquel sonido irrepetible y aterrador, corrió despavorida y le contó lo sucedido a su padre Iyamba, jefe efí, quien reconoció en éste el llamado del espíritu de Tanze, antiguo jefe Ekoi, etnia de la que provenían efí y efó, dos tribus que se encontraban en continuas pugnas desde hacía mucho tiempo. Iyamba le expresó a su hija que no revelara el secreto pues la tribu que lo poseyera estaba destinada a reinar. Sikán era novia del príncipe efó y hubo de revelarle lo ocurrido. Nasacó que era el hechicero de la tribu, pronto conoció de la traición de Sikán y se lo comunicó a Iyamba quien decidió sacrificar a su hija con la esperanza de recuperar el secreto. Las relaciones tribales se alteraron pues cada una reclamaba su parte y se dice que Nasacó asumió las funciones de jefe de gabinete al repartir responsabilidades y atributos entre los representantes de las tribus colindantes. El pez portador del bramido murió y Nasacó hubo de empeñarse en reproducir el sagrado sonido y fue así cómo se elaboró el primer ekue, con piel del pez Tanze y madera de ukano mambre (palma). Los jurados efi se reconocían por el saludo “OBONEKUE ABASÍ ACAMERÚ que quiere decir, SOMOS LOS BAUTIZADOS CON AGUA BENDITA Y ALBAHACA, mientras que los abakuá jurados en efó utilizan OBONEKUE SESE NAMOQUIMBAN es decir, SOMOS LOS JURADOS CON TIERRA DEL CEMENTERIO. Cada juego o potencia está integrado por al menos trece “plazas” o estamento jerárquico: Iyamba.- Era el jefe máximo de la potencia y uno de los primeros en conocer el secreto del pez Tanze y el primero en reproducir el sonido del pez espiritual cuando Nasacó según relatan los informantes construyó el primer ekue. Es el encargado de hacer frotar el yin sobre el parche del tambor por lo que permanece oculto durante las ceremonias. Mokongo.- Alude al primer iniciado efó. Lo sitúan como padre o marido de Sikán. Era el jefe más anciano y venerado de su tierra. Isué.- Porta el tambor seseribó que representa el espíritu de la Sikán. Lo asocian con un obispo pues es quien ordena los pasos de la ceremonia. Mpegó.- Es el escriba de la potencia. Con golpes rituales sobre el tambor-empegó hacía cumplir las órdenes de Mokongo. Custodia y responde por los yesos utilizados en el complejo sígnico abakuá. Nasacó.- El hechicero de la potencia, conoce el secreto y habla con las plantas. Es el encargado de poner a punto el barroco. En la distancia se le asume como un viejo palero de origen bantú que tenía en su poder el secreto de la voz de Tanze Isunekue.- Es el dueño de la voz del ekue y de todos los parches de los tambores. En el ritual se le concibe acompañando a la Sikán al lugar del sacrificio, por tanto es el encargado de introducir al indíseme en el cuarto de fambá. Enkríkamo.- Desfila en las ceremonias a la cabeza de los íremes con su tambor a quienes guía haciendo sonar frenéticamente el erikundí Mosongo y Abasongo.- Guardan en sus ítones el secreto de abakuá y acompañan ya a Mokongo, ya Iyamba. Moruá.- Es el cantor de la potencia y conoce de memoria el ritual. Sus enkames o rezos dan lucimiento a la ceremonia. Ekueñón.- Introduce en su tambor el espíritu de la Sikán y está encargado además de los sacrificios y sentencias rituales. Ekueumbre.- Ayudante de Nasacó hace las veces de mayordomo del templo y del cuarto de fambá. Nkandembo o Nkandemo.- Prepara y distribuye la comida ritual durante las ceremonias. Kofombre.- Encargado del vestuario que utilizaban los íremes. Kolfán.- Una vez concluida la ceremonia se encarga de limpiar el cuarto de fambá. Monibonkó.- Fabrica los instrumentos musicales, toca el tambor bonkó enchemiyá y puede friccionar el yin. Yuansá.- mediador cuando surgía algún problema entre las plazas principales o entre los ekobios. Consejero a la hora de escoger cuero y madera para los ekue. Abasí.- Otorgado en casos excepcionales a los practicantes conocedores de todos los ritos. Se trata de una traslación de la deidad Ibo-Ibibio en la región del Calabar. Todos los integrantes de una potencia se identifican como OBONEKUE y los que ostentan cargos o plazas como NDIOBÓN. Los íremes completan esta cohorte de personajes y son ellos los que más difusión han tenido inclusive a partir de su nombre popular: diablitos. En África eran los encargados de ejecutar los bailes rituales y representaban las almas de los ancestros que de esta forma participaban en las ceremonias. En Cuba los íremes son escogidos entre los obonekues, especialmente preparados para desempeñar determinado papel simbólico en las ceremonias abakuás. Los íremes más conocidos son: Aberisún y Aberiñán.- Cumplen la función de sacrificar al mbori en las ceremonias. Aberisún lo golpeaba en la frente mientras Aberiñán le aguantaba en el momento del sacrificio por último iba al monte a arrojar los despojos del mbori Anamanguí.- El íreme funerario. Conoce todo el proceso de amortajamiento del difunto y todo el proceso previo a la inhumación del cadáver. Kundiabón.- Es el cajero o tesorero de la potencia. Durante la época colonial recogía el aguinaldo que los espectadores lanzaban el desfile de los diablitos. En las prácticas masónicas encontramos análogamente una estructura jerárquica que a nivel de logia simbólica encabeza el Venerable Maestro, máxima autoridad del taller. Le siguen los Vigilantes, quienes ayudan a conducir la tenida y en su orden toman el lugar del Venerable Maestro ante una ausencia de éste. Otras dignidades masónicas son: Tesorero: encargado de custodiar y administrar las finanzas de la logia. Secretario: se ocupa de redactar las actas de las sesiones y tiene a su cuidado la recepción, conservación y diligenciamiento de la correspondencia. Hospitalario: tiene el encargo de conocer y hacer conocer en su logia, las dificultades de salud y otras por las que atraviesen los miembros del taller. También recauda para entregar al Tesorero, las contribuciones de sus hermanos masones durante la tenida Maestro de ceremonia: conduce el ritual masónico de la tenida colaborándole al Venerable Maestro en esa función. Guarda Templo: vela por mantener el templo masónico libre de ajenos para que la sesión se lleve a cabo sin indiscreciones Diácono: Es una especie de conserje del taller. El único que durante la tenida está autorizado a trasladarse de un sitio a otro dentro del recinto. Los masones se dan el tratamiento de Hermanos y deben atravesar un ritual de ingreso a la fraternidad, después de afrontar un exigente proceso de admisión. El aspirante a masón debe ser un hombre de probadas moral y buenas costumbres, dispuesto a practicar la solidaridad, ser respetuoso y de buen trato con los demás. No debe practicar discriminaciones en lo social ni en lo racial. Las prácticas masónicas se llevan a cabo en un sitio especialmente acondicionado al efecto y aunque hay asociaciones paramasónicas integradas por mujeres, éstas no pueden ingresar a logias regulares a las que sólo pueden pertenecer hombres ¿Están en lo cierto aquellos que hablan de una MASONERÍA NEGRA refiriéndose a la secta secreta abakuá? Bien claros estamos que masonería hay una sola y que en ella no se admite práctica discriminatoria alguna, mas lo de masonería negra alude a la identificación de una versión de sociedades de ayuda mutua y fraternidad, al estilo de las logias masónicas, entre los hombres en el seno de las clases desposeídas, mucho más cercas éstas a los hombres de piel negra que a los de piel blanca, en general. Sin embargo, mientras usted saca sus propias conclusiones, le adelanto que desde mi óptica, desde los puntos de vistas fraternal y organizativo, existen más de un punto de contacto entre ñáñigos y masones