EL MARTINISMO
Fue en Estrasburgo y, yo aseguro, a través del fin de su estadía en esta ciudad de bendita memoria que Saint Martin escribió otro de sus más sugestivos tratados, "Le Nouvel Homme", "la aspiración que", como nos dice, "está para describir lo que nosotros podríamos esperar en la regeneración". Presenta tres épocas de simbolismo, la primera corresponde a la historia de Israel, considerada como de elección universal, la propia naturaleza de la hombres estando en la Tierra Prometida, mientras es necesario a las naciones perversas e idólatras que han gobernado allí después que los altares del Señor fueron instalados en su lugar y la proclamada por la elevada parte de nuestra naturaleza. La segunda época es la de la vida de Cristo, que puede ser concebida y nacida dentro de nosotros por el trabajo de nuestra redención. Todos los estados de la vida divina en Palestina están guiados a ilustrar la historia del Hombre Nuevo desde el momento de su nacimiento entre nosotros hasta su mística muerte, y desde el descenso a los infiernos al último y gran misterio en la montaña de la Ascensión. Al segundo advenimiento pertenece la tercera época de simbolismo, la del Apocalipsis, el nuevo cielo y la nueva tierra declarada entre nosotros, el tabernáculo de Dios con los hombres, la Jerusalén Celestial construida sobre nuestro ser espiritual. La estadía en Estrasburgo llega a su fin en 1791, y quizás por un año Saint Martin fue el principal en París, donde escribió su prístino libro titulado "Ecce Homo", para prevenir a las personas contra las profecías y maravillas del momento, para indicar el "grado de degradación" en el que hombre había caído y de la presión por las maravillas bajas, como algunas de sonambulismo, parece ser el primer ejemplo. La tesis en este sentido es un extraño pero fructífero comentario, respecto a la transmutación de los intereses por parte de uno que por un momento integró la Escuela de Mesmer y fue amigo y camarada de trabajo de Puysegur. Ecce Homo fue parcialmente escrito como un consejo para la duquesa de Bourbon y muy probablemente en su propia casa. Aparece antes que "Le Nouvel Homme", aunque compuesto subsecuentemente: ambos trabajos, sin embargo, fueron publicados en 1792, durante el Reino del Terror, no obstante Saint Martin permaneció en parís durante este régimen.. "Las calles cerca de la casa se transformaron en un campo de batalla; la casa en si misma fue un hospital donde los heridos fueron traídos y, por otra parte, también fueron sometidos en cada momento a la invasión y el pillaje. En el medio de todo esto hube de partir, a riesgo de mi vida, a cuidar a mi hermana, a media legua de mi vivienda". Se puede inferir por un registro posterior que la "vivienda" era la de la duquesa. No hay lugar aquí para hablar de las teorías políticas de Saint Martin o sus sentimientos acerca de la Revolución Francesa y de ciertas cosas sin importancia que le ocurrieron durante este período. Estoy preocupado sólo de las profundas influencias de su vida y pensamientos. Un escritor sobre errores y verdades ha tenido algo que decir obviamente algunas veces sobre las bases de los gobiernos, la autoridad de los soberanos y sobre la jurisprudencia, mientras que un buscador de la religión y la teosofía que ha pasado través de las crisis mundiales hasta el final del siglo dieciocho en su propio centro y corazón, no podía fallar en tener su parte en esto o de no dejarnos sus reflexiones sobre ello. Tenemos consideraciones filosóficas y religiosas sobre la Revolución Francesa, Luz sobre la Asociación Humana y unos pocos panfletos que no están titulados. Saint Martin tuvo también impuestas sobre él actividades de otra especie, como por ejemplo cuando fue llamado a la Escuela Normal, instituto para entrenar profesores para la instrucción pública. Estas cosas no dejan marcas tras él. En septiembre de 1792, la salud de su padre lo llama nuevamente a Amboise, donde permanece por un año, o un considerable tiempo después de la muerte de su padre. Oímos luego de él en "Petit Bourg", una casa de campo de la duquesa de Bourbon y después en París en la primavera de 1794, cuando "un decreto en contra las clases privilegiadas y proscritas" entre los que figuraba él, forzó su retorno a Amboise, hasta que esto fue cambiado en enero de 1795, cuando el trabajo de la Escuela Normal lo trajo de vuelta a la capital por un período. Este tiempo parece estar dividido entre París y su pueblo natal hasta 1799, y menciono este año porque el 24 de diciembre Saint Martin sufre mucho con la muerte del barón Kirchberger de Liebestorf, un espíritu emparentado con quien mantuvo durante cinco años, como ya he dicho, "las más memorables, hermosas, fascinantes de todas las correspondencias teosóficas". Aparece publicada en inglés mucho después, en 1863, pero la edición fue sacada de impresión por décadas, y yo pregunto ¿dónde podríamos encontrar un mejor regalo por una traducción hecha al día de hoy por uno que conoció a Saint Martin, su trabajo y su período? Contiene la verdadera médula, espíritu y quintaesencia del misticismo francés y ha sido referida frecuentemente en mis notas. Su devoción a Jacob Bohme fue la guía mental característica de su vida avanzada; está siempre presente en sus correspondencias descritas anteriormente, pero nunca ha estado capacitado para ver cambios en sus propios puntos de vista: podría ser verdad decir que profundizó en ellos, pero él estaba en terreno místico seguro. Ya antes el teósofo teutónico lo entregaba desde su propia luz. Yo no pienso que esto lo podía haber ayudado a alterar para mejor una línea de "L'Homme de Desir", aunque él ha dejado en registros que en la luz de Jacob Bohme podría haber escrito "Le Nouvel Homme" en forma diferente o quizás no igual del todo. En el año 1800 apareció "L'Esprit des Choses", en París en dos volúmenes, con un epígrafe en latín sobre el título en el que afirmó que "el hombre es el espejo de la totalidad de las cosas". Concerniente a este sugestivo trabajo, Saint Martin entregó tres puntos de información:: 1) Que fue proyectado originalmente bajo el título de Revelaciones Naturales, reunido de notas originales con adiciones posteriores; 2) Que abraza el círculo total de las cosas físicas y científicas espirituales y divinas; 3) Que es una especie de introducción a los trabajos de Jacob Bohme. Esto último puede ser llamado indicativo de intencioso, y Saint Martin, yo no lo dudo, fue consciente que si propia intimidad estuco enlazada a través esponsales espirituales con su gran semejante alemán, pero estas contribuciones a la alta literatura del alma no hay dos místicos tan distintos uno del otro en lo que a sus formas y modos se refiere. Esta es la pregunta, por consiguiente, de penetrar bajo la superficie, cuando eso que abrazamos es el corazón de unión común a todos quienes han seguido la gran búsqueda de la experiencia en Dios. Es cierto que Saint Martin desarrolló diariamente en la consciencia esta unión con Bohme, y cuando el continuó en su propia forma de entregar su propio mensaje le parece indudable que él fue siguiendo el mensaje de su precursor. Para "L'Esprit des Choses" el hombre es el órgano del Orden Divino, el hombre es el espejo de todas las cosas. La Naturaleza está sonámbula y cuando nos involucramos con ella, supongo que esto puede ser inferido, espera en nuestro despertar y se despierta en nosotros. Estas cosas y muchas otras son nociones que fueron de Saint Martin desde el principio. Ocasionalmente hay elevadas y profundas cosas que previamente no se habían oído, pero no son de Bohme o ningún otro que no sea el propio místico francés, como que el alma proviene del alma del Señor y el Nombre es declarado dentro. Prácticamente no existe material de la vida externa de Saint Martin después de 1799, el retrato histórico no nos dice prácticamente nada y sabemos de él sólo por sus libros. En los últimos años de su vida trabajó celosamente en las traducciones de Bohme: Aurora, Los Tres Principios, Cuarenta Preguntas y La Trina ociosidad del Hombre, pero él había comenzado esto mucho antes. No estamos al tanto de estas versiones, pero "Le Ministere de L'Homme Esprit", publicada en 1802 fue su último trabajo original, es en algunos aspectos el más importante de todos y desde su propio punto de vista fue escrito más claramente que el resto, aunque percibía las reminiscencias de las nociones e intereses humanos comunes. Ha sido tomado para ilustrar la intención de enlace de su "primera escuela" con el teósofo teutónico, pero de nuevo la especie de matrimonio es que de la amistad a la raíz de todos los grandes místicos y sus grandes temáticas. Para el resto, el libro está escrito sobre la base de sus propios escritos anteriores, la sustancia que presenta en sus páginas de apertura, como entrega también un sumario de Bohme e indica repentinamente ciertos puntos salientes de correspondencia doctrinaria entre este último y Martines de Pasqually exhibida en "La Reintegration des Etres". Aparte de todos los sistemas y autoridades, el ministerio es un libro de innumerables luces desplegadas, algunas de ellas pertenecen al orden de primera magnitud. Es posible nombrar solamente las "intimidades de inmoralidad ", de muerte y de acceso a la vida, de la senda que fue abierta en la regeneración, de vida espiritual y de comunicación, del Sabbath logrado por la naturaleza, el Sabbath del alma y el de la palabra. Está también la doctrina de la palabra eterna, como pasada a través del alambique de la mente del místico francés, las relaciones con el universo y el hombre, como es la medida de todas las cosas y es la verdadera Palabra de Vida, en oposición a los que Saint Martin llamó la Palabra de Muerte. El misterio ha dado término a su canción del cisne, pero más que su última contemplación, en que abrió muchas bondades de pensamiento y miró a través de muchas vías de visión. El 18 de enero de 1803, grabó en sus notas que en esta fecha completó sus sesenta años y que se abre ante él un nuevo mundo. "Mis esperanzas espirituales se dan en continuo desarrollo. Yo avanzo gracias a Dios, a través de esas grandes beatitudes que me fueron mostradas hace mucho tiempo, y me puedo coronar con todas las joyas con que yo he sido rodeado continuamente en mi vida terrestre". Una nota agregada en el verano dice que ha recibido ciertas advertencias de un enemigo físico y a través del cual podría traerle lo mismo que le habría traído a su padre antes de él. Él requirió solamente de la ayuda de la Providencia, que le permitió prepararse adecuadamente para este evento. El 13 de octubre de 1803, en Aulnay, cerca de Sceaux, en la casa de un amigo -conde Lenoir La-Rochedespués de un golpe de apoplejía, pasó sin dolor a la ausencia en un acto final de oración.
|