Gloria en el Trabajo
“Ellos (los FF Maç) consideran el trabajo como el DEBER primordial del ser humano y lo honran en todas sus formas”.
Extracto del punto 10 de la regla de los 12 puntos de la Masonería.
El trabajo es una actividad propia del hombre. Es también y originalmente una actividad de transformación de la naturaleza, productora de valor.
La actividad de transformación, propia del trabajo, se comprende perfectamente en la vida secular donde el hombre “operativo” crea y transforma con sus manos o ayudado de sus herramientas.
El albañil “especulativo” a su manera al salir de la sala de reflexión entra en un enfoque similar donde su primera tarea es cortar su piedra en bruto.
En efecto, cuando recibimos la joven Luz imperante, recibimos una responsabilidad, la de ser y permanecer siempre dignos de nuestro juramento tomado sobre el Volumen de la Sagrada Ley. El trabajo apenas ha comenzado y durará toda la vida para prepararnos para la iniciación suprema.
El trabajo nos permite avanzar cada vez más en la comprensión del simbolismo y transformarnos poco a poco en un hombre nuevo.
Es una verdadera alquimia espiritual que opera en nosotros, desde la sala de reflexión cuando nos encontramos ante el lema VITRIOL ., que ya nos invita, incluso antes de haber recibido la iniciación, a la introspección.
Por eso EL TRABAJO DEL ALBAÑIL NUNCA SE DETIENE.
El trabajo como creación de valor: esta característica es la esencia misma de nuestra búsqueda, representa para el masón el trabajo.
Todos ingresamos a la masonería de manera diferente y por diferentes motivos, pero unidos por un vínculo común: la búsqueda de la espiritualidad.
Así, cada albañil deberá trabajar a su manera con sus herramientas para poder progresar, desarrollando así la unidad de la logia y la capacidad que así tendremos de reconocernos a través de ella.
Esta actividad no tiene principio ni fin: es eterna y no es interrumpida por ninguna fase de descanso.
Trabajo individual indispensable, para el trabajo colectivo que debe conducirnos por caminos de luz.
Todos lo entendimos durante nuestro quinto viaje como compañero, “la gloria en el trabajo” es la apología de la incesante investigación que cada albañil debe ejercer para transformar su naturaleza y tal vez, en los albores del cenit, transformar nuestra naturaleza.
Entonces, ¿cómo trabajar bien y por qué?
El trabajo es un reflejo de quiénes somos; es verdad. Su objetivo es la perfección, lo cual es difícil de lograr.
Los cinco viajes del compañero trazan con precisión las líneas generales de una obra ideal y nos dan las herramientas necesarias para su realización así como sus límites:
Los tres criterios propuestos son la Belleza evocada por el Primer Viaje que describe los cinco sentidos del destinatario, la Fortaleza que el Segundo Viaje describe a través de los cinco órdenes arquitectónicos y la Sabiduría ilustrada durante el Tercer Viaje por las siete artes liberales.
Las herramientas que nos entregaron durante los cinco viajes, el mazo, el cincel, la regla, la palanca, la plomada, el nivel y la escuadra y finalmente las manos, deben permitirnos lograrlo.
Al final de la cuarta, podemos ver las esferas Celeste y Terrestre, nos indican el posible alcance de nuestras investigaciones: el Universo.
Es en posesión del todo que continuaremos nuestro camino, nuestra búsqueda.
El verdadero significado que se le debe dar al trabajo pasa por el objetivo: ¿por qué? ¿Por qué medios? Cómo ?
¿Por qué, con qué propósito?
Para recibir un salario. Sin embargo, la concisa respuesta tiene sentido.
En la vida secular este concepto es obvio, en nuestro viaje masónico lo es menos.
El Compañero trabaja con celo sin pedir salario. A la pregunta: "¿Has recibido tu salario?" »
Él responde: "Estoy feliz
¿Qué cosas agradables y útiles obtendré de mi trabajo?
Trabajo la tierra que es mía y entiendo que estoy fertilizando todo mi ser para redescubrirme, para superarme. También entiendo que el enriquecimiento de mi ser se refleja en todos mis hermanos.
Nuestro rito, por tanto, ofrece a todos la realización del trabajo individual a través de herramientas y símbolos capaces de conducirnos hacia la perfección.
La elevación a través del trabajo es la base de nuestra plenitud.
¿Podemos realmente, en cualquier campo, alcanzar un objetivo sin investigación y trabajo?
La otra pregunta es ¿para quién trabajo?
¿Para mí, egoísta y solo en la búsqueda de la perfección, que mi espejo me refleje en una imagen plana, monótona y oscura?
Claro que no, qué orgullo poder codearnos con los demás para experimentar la sensación de compartir, de compartir algo indescriptible, pero que hay que poder llamarlo espiritualidad.
El sentido común de nuestro trabajo es este objetivo de espiritualidad, para cada uno de nosotros primero, pero también para todos juntos vestidos, vueltos hacia la luz: ¿No es esto lo que empujó a algunos de nosotros, seguramente, inconscientemente, a cruzar la puerta del mundo? Temple y otros, a través de los atuendos, ¿comprenden qué significado tenía su presencia en el templo?
Nuestro trabajo no es fácil: no tenemos todas las herramientas, ni todos tenemos los mismos conocimientos; pero como los constructores, cada uno debe trabajar en su registro, en su área de especialización: así nos enriqueceremos mutuamente y construiremos nuestro templo en armonía.
“El trabajo, creo, no espera el ocio del trabajador, sino que es el trabajador quien necesariamente debe regular su tiempo en el trabajo en lugar de posponerlo en su tiempo libre”.
No soy yo quien te dice esto, es Platón en el Libro II de la República.
Trabajar es hacer una obra útil, una obra de buena y verdadera piedad. A través de esta filosofía glorificadora de la acción, nos conectamos con la gran vida, Una y universal, cuyo objetivo es la construcción del mundo, su coordinación armónica y su perfección. Cuanto más participamos en esta vida superior, más vivimos.
Trabajemos usando las herramientas a nuestra disposición, usando nuestros sentidos, observando la arquitectura de lo construido por nuestros Maestros, con estas artes liberales podremos justificar haber llegado a este quinto escalón, ver a otros subir.
La estrella resplandeciente colocada en el templo está ahí en el centro para guiarnos, es el símbolo del compañero.
La Estrella, también llamada pentagrama, representa para los pitagóricos al iniciado radiante. De hecho, desde hace mucho tiempo, se representa a un hombre, con los brazos y las piernas extendidos, inscrito en la Estrella. Sus cinco puntas se atribuyen, pues, a las cinco extremidades del hombre cuya cabeza ocupa la cima. Puede caber en un círculo. Ya no se trata del hombre inscrito en la materia, sino del hombre que se ha enderezado, que ha alcanzado su Estrella.
¿El hombre, inscrito en la Estrella, ha logrado la armonía de su ser cuerpo, alma y espíritu, utilizando las herramientas que aprendió a utilizar y que le permitieron trascender su razón?
Flamboyant: El Amor cuando es lo suficientemente intenso, es fuente de luz y conocimiento, como tal podemos decir que la llama asociada a la estrella es Amor.
La Estrella con la Letra “ G ” en su centro puede representar GADLU O para los pitagóricos la Geometría, pero muchas otras interpretaciones son posibles.
Si logramos registrarnos en Blazing Star, para utilizar esta magnífica plantilla que se nos ofrece, habremos encontrado nuestro equilibrio, alcanzado nuestra propia unidad y habremos encontrado en nosotros esta chispa de divinidad que nos permitirá arder.
Así, la obra Masónica Glorificadora nos recuerda que se realiza para Gloria del Gran Arquitecto del Universo, es decir, para su influencia.
La Estrella, bajo el Delta, recibe su influencia como recibe la del Sol y la Luna. Ella es la Gran Arquitecta del Universo en el Hombre en general y en el Compañero en particular. Resplandece en complemento a la radiación del Delta, completa el Conocimiento con Amor.
Es por esto que el primer trabajo que nos hace realizar el primer supervisor al pasar al rango de oficial es el trazado de esta estrella para definirla claramente para nosotros.
Así, los Compañeros están invitados a registrarse en Estrella para elevarse hacia la Luz.
Pero en esta etapa el Compañero se encuentra en la mitad de la iniciación, es por esto que se descubre la punta de la Brújula, colocada sobre el Volumen de la Ley Sagrada, se entrelazan el compás y la escuadra.
Representan un equilibrio perfecto, el del hombre en el que razón y sentimientos tienen la misma importancia.
Esto es lo que busca el compañero, a través de su trabajo en pulir con precisión su piedra, hasta convertirla en Cúbica.
Este trabajo es el DEBER del Masón, estamos comprometidos a trabajar, tenemos el Deber de respetar este compromiso.
Ahora en esta etapa para trabajar y ascender debemos dejar la carrera donde hemos cumplido nuestro tiempo y es por eso que al final de la ceremonia de transición, el Venerable Maestro susurra al oído del nuevo compañero:
“ ¡Ve y que la Luz de la Estrella Ardiente ilumine tu camino !” »
¿No es esta una invitación a viajar para superarnos, para hacernos mejores? ¿No es también ésta la obra del compañero que comienza?
La respuesta es sí.
Se nos han dado todas las herramientas necesarias para hacer estos viajes, pero necesitamos una guía, una manera de no perdernos, de regresar.
También aquí la Estrella desempeñará un papel que me parece importante, nos servirá de Guía.
Esta estrella le recuerda al Compañero de dónde vino y hacia dónde debe regresar, lo cual está muy bien representado por el paso del compañero.
Este símbolo representa tanto el objetivo como los medios para lograrlo; aquí nuevamente podemos ver la ley del ternario siendo cumplida por el Compañero.
Asimismo, el Venerable Maestro dijo justo antes de salir del templo al Compañero:
“QUE VUELVAS A NOSOTROS
CAPAZ DE UNA OBRA MAESTRA DIGNA DE UN MAESTRO
Y LUEGO SEAS RECIBIDO POR NOSOTROS CON ALEGRÍA”.
Es en este momento cuando el compañero inicia su viaje.
Mis viajes me han llevado a obras de todo tipo, me han enriquecido con nuevos descubrimientos y hoy me permiten presentarles mi trabajo.
“ La masonería, hermanos míos, es una verdadera religión del trabajo.
Elevemos nuestros corazones en un pensamiento común para glorificar el Trabajo,
la primera y más alta virtud masónica”.
Pero el camino es largo y es con todo este trabajo por realizar, subiendo estos escalones y este quinto, que el compañero que soy debe ver mejor y, como canta J. Brel, esperar alcanzar la estrella inaccesible.
A LA GLORIA DEL GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO
GLORIA EN EL TRABAJ