EL NUEVO EÓN
- El MUNDO pasa por una serie de transformaciones, sigue que será nuestra interpretación de él la que determine nuestra situación en él. Si la vemos bajo esta luz, nuestra posición en el mundo dependerá de la calidad o nivel de interpretaciones. En nuestra conciencia ordinaria hay cierto número de estados ya desarrollados. Cualquier estado es un lugar en el espacio interior, y tiene sus propiedades especiales, y una situación en el espacio exterior. Por ejemplo, el estado de sospecha es un lugar que tiene sus propiedades. Al encontramos en este estado podemos estudiar sus propiedades en el lugar que ocupa en el espacio interior, siempre y cuando estemos lo suficientemente desprendidos. En lo exterior habrá una situación correspondiente. La transición al estado de dicha significará un movimiento a otro lugar en el espacio interior, y las propiedades de tal estado serán muy diferentes. Todos los estados ordinarios del ser humano pertenecen al nivel ordinario de conciencia, y esto nos proporciona un nivel del MUNDO, aquel hacia el cual estamos naturalmente relacionados. Un nuevo estado de conciencia es una apertura a otro nivel del MUNDO. A Grosso modo, hemos visto que estos niveles son discontinuos. En otras palabras, el mundo psicológico no es un mundo uniforme. No es del mismo orden ni se encuentra al mismo nivel del mismo físico, así como el mundo externo y visible no tiene la misma escala que el invisible. Así como aquel fragmento del Todo, que nos parece ser el universo exterior que registran los sentidos, es el mismo para todos, así su porción inmanifestada y que se capta por la experiencia interna también es el mismo. A esto último es a lo que llamamos el espacio interior. Por este motivo llegamos al mismo lugar a que otros llegan, y tenemos las mismas penetraciones, las mismas aberraciones y las mismas locuras. Y, en verdad, y continuamente, siempre llegamos a los mismos lugares sin darnos plena cuenta de ello, tal como en el espacio exterior cubrimos el mismo terreno en nuestros movimientos diarios. En términos psicológicos siempre tenemos que estar en alguna parte del estado interior, tal como ocurre en el espacio exterior. Lo que eleva nuestro nivel de conciencia y nos abre un aspecto diferente del MUNDO, es la creación del ahora. El hombre del tiempo conoce únicamente estados, y se apresura en ir de uno a otro. El ahora es una vertical en esto y pertenece a la escala de grados. En el ahora nos colocamos por encuna del estado. El espacio interior cambia, se amplía. Sentir el Tiempo en si, es abrir un corredor interno. En lugar de los vengativos demonios que habitan en nosotros, a menos que nosotros nos habitemos a nosotros mismos, nos llega el sentido de la vida. Termina el asesinato del pasado, porque las grandes negaciones que corresponden a la ilusión del tiempo que pasa, comienzan a abandonarnos, y toda la vida empieza a penetrar en el ahora, 'Los justos viven en la eternidad', y no 'para siempre' como dice la traducción que yerra en su propósito. Vivir en la eternidad es vivir en el nuevo eón ( Aleister Croley proclama la ley de Thelema "Voluntad" en griego para el Nuevo Eón de Horus que comenzó en 1904, con la recepción del texto, y reemplazó al Eón de Osiris. En los textos de los thelemitas se cuenta como primer año el 1904, en vez del año de la Era Común, y se les añade las posiciones diarias del Sol y la Luna. Dos de las frases más conocidas de este libro son: "Haz lo que tú quieras será el todo de la Ley", y "Amor es la ley, amor bajo voluntad".) , en la unidad, en la plenitud, en lo que es completo, en la integración de toda la vida. Y esto es el ahora. El enemigo de este ahora es la ilusión del tiempo que pasa. El ahora corresponde al segundo sistema, al segundo triángulo de Fludd. Corresponde a la captación de las dimensiones del tiempo. Cuando llegamos al ahora, el mundo queda vuelto al revés. Nos hallamos en el centro de las cosas. La responsabilidad es nuestra. Si en nuestras vidas hubiese este ahora, dejaríamos la costumbre de culpar. Cuando Aleister Crowley se encontró en un estado superior de conciencia, advirtió que todas las relaciones sociales partían de él mismo. Estaba centrado en si. Escribe que '.. cuando uno está centrado en si mismo, la evidencia va en el sentido opuesto, es decir que el Universo surge de la propia mente. Toda la cuestión gira sobre este punto, todas las relaciones sociales, todo se desarrolla partiendo de este estado recurrente... mucho más de lo que podemos imaginar'. Vio cómo todas las disputas y las reconciliaciones, penas y temores, no son ya lo más principal del Universo'. Vio que todo esto se desarrolla partiendo del estado recurrente en sí mismo. Uno puede girar y girar en el mismo circulo de dolores, sin advertir que se trata de un estado interior y no de una situación externa en la que inevitablemente vemos todo como si las demás gentes tuviesen la culpa. Pero al verlo todo a la luz de un nuevo estado de conciencia, se percibe que todo emana de uno mismo. Y ya hemos visto cómo Ramsay percibió la posibilidad de ir más allá da los estados recurrentes, más allá de los estados que continuamente se repiten, porque el MUNDO es una serie de posibles transformaciones mentales. Por ejemplo, vio que el sentimiento de que el mundo es la obra de un demonio siempre recurrirá a cierto punto de la evolución mental; y al darse cuenta de ello, al recordar que esto siempre recurre, vio que era posible sobreponerse. ¿No es esta, acaso, la única solución de la vida y sus problemas? ¿No es esta la llave? De otro modo, ¿no seria nuestra vida siempre una reacción? La solución estriba en la creación de un Yo, y en la creación de un ahora, que son una y la misma cosa en el sentido que el Yo mora en el ahora y no en el tiempo que pasa. Luego, en la reversión de las cosas y, en la transvalorización de todo, surge una comprensión del significado de la vida, de lo que tenemos que hacer. Y entonces nuestra vida no será algo que esté a merced de la reacción, no se basará en el triángulo inferior. Lo que tiene que cambiar nuestras vidas en la recurrencia es nuestra relación hacia el segundo triángulo. Expondré brevemente mis opiniones personales al respecto. Creo que en la recurrencia de la propia vida hay fases en las que la inercia del impulso disminuye, y entonces es posible cambiarla. El diagrama egipcio que presento en la página del título creo que se refiere a la recurrencia de las vidas en el océano de la existencia mística. Orígenes dice que los egipcios enseñaron la idea de la recurrencia. El diagrama representa una serpiente a la que se solía llamar Apophis. A menudo la serpiente representa el tiempo. Se supone que la serpiente que traga su propia cola, representa la idea de la 'eternidad', o sea el movimiento circular del tiempo, o el circulo de la vida. Apophis es el destructor que hemos de vencer. Podemos hallar muchos diagramas egipcios de esta serpiente, diagramas que la muestran sujeta o atravesada por cuchillos. Desde un punto de vista, el Tiempo es el destructor. Como meras criaturas pasivas del tiempo que pasa, somos algo que el tiempo continuamente destruye. Apophis nos devora. Los cuatro juegos de rollos que se presentan en el diagrama de la página del titulo, me sugieren que puede haber sido una enseñanza acerca de cuatro formas de la recurrencia, es decir cuatro clases de vida que hemos de sobrellevar en forma recurrente, que quizás algo también tengan que ver con las cuatro castas. Creo que Platón menciona únicamente tres sucesivas selecciones de la vida. El diagrama egipcio puede interpretarse como si significase que pasamos a alguna forma particular de vida que recurre y recurre hasta que el impulso de este 'cohete' espiral disminuye, y entonces nos encontramos en un punto donde se hace posible la transición, y también es entonces cuando podemos penetrar a otra forma de vida. Por cierto que todo esto no es sino una especulación. Pero significaría que cuando nos encontramos de lleno en una forma de vida, estaremos bajo cierto impulso. Debemos, por cierto, admitir que vemos a gentes cuyas vidas parecen haber sido obviamente enrolladas (como la cuerda de un reloj) y se mueven poderosamente por su propio impulso. También vemos que hay gentes cuyas vidas no han sido enrolladas tan obviamente y que parecen hallarse en un estado de transición. Podríamos reedificar una antigua metáfora diciendo que hay personas que encuentran un par de zapatos hechos y caminan sin ninguna dificultad; hay otras personas que parece que tuvieran que hacerse sus propios zapatos. Justamente aquellas personas para quienes la vida no es fácil son las que pueden estar en situación de cambiar algo en si mismas, y volcarse en nuevas direcciones. En este sentido, hago las siguientes reflexiones como un ensayo. Hemos de recordar que al verla a la luz de la recurrencia, el énfasis cae sobre esta vida, justamente esta vida nuestra a la que hemos de aprender a decir que 'si' y con respecto a la cual hemos de hallar una responsabilidad nueva e individual. Lo más importante son otras personas y las experiencias significativas. Acerca de estas últimas ya hemos hablado. Hay gentes de significación en nuestra vida. O bien hay gentes que de pronto asumen un significado en cuanto nosotros sentimos la poderosa necesidad de lidiar con nosotros mismos. Y estas personas no son necesariamente las que nosotros, o cualquier otra persona, considere significativas a primera vista. Nos tocamos los unos a los otros de muy distintos modos, nos afectamos de modos igualmente distintos. Dos personas pueden ser mutuamente útiles, o muy inútiles, la una para la otra —o inútiles sólo en esta recurrencia. Y esto no es asunto de cercanía o de parentesco, sino de la situación que se ocupa en el espacio psicológico. Desde el punto de vista del re-ingreso a la vida, nuestras relaciones con ciertas personas comienzan a tener un valor bastante nuevo y peculiar. Es un valor que en forma alguna lo puede proporcionar la noción del tiempo que pasa. Nos encontraremos nuevamente con ellas. Así. nuestras relaciones se encuentran siempre ante nosotros. Este es el principal cambio en el punto de vista que es preciso hacer, pues de otro modo los elementos significativos en nuestras vidas no serán del todo comprendidos. Si permanecemos ciegos ante los elementos significativos y no los valorizamos ni comprendemos, permanecerán inactivos en nuestra vida. Mas si los vemos bajo una luz especial, devienen activos. Les prestaremos atención interior, sentimiento interior, y de un modo imposible de hacerlo cuando estamos cogidos por la ilusión del tiempo que pasa. Comenzará la conciencia, o comenzaremos a ser conscientes en el Tiempo. Ahora bien; debemos pensar que estos puntos activos que yacen en la vida son capaces de esparcir su influencia en cualquiera de las dos direcciones de las recurrencias, hacia atrás o hacia adelante; y esto borra las partes inútiles de la vida al crecer hacia ellas. Por partes inútiles significo circunstancias accidentales, contactos y fases en la vida que carecen de un significado real o que tienen tan sólo un significado dañino. Debemos representarnos el cuadro de la vida como un crecimiento transversal al tiempo, y capaz no solamente de crecer en una parte, sino en muchas. Dicho en otra forma, hemos de librarnos de la idea de que la vida solamente crece partiendo del presente. Si pensamos que la vida sólo parte del presente, producirá en nosotros una equivoca relación hacia el momento. La vida puede crecer en todas las partes de sí misma y también afectarnos mediante esta dirección de crecimiento —en otras partes de nuestro Tiempo personal— y aun en el 'presente'. Pero es necesario tener cierto punto de vista a fin de permitir la entrada de estas influencias crecientes, es necesario tener un nuevo sentido del significado de la vida, y con ello darse cuenta de lo que es verdaderamente significativo; esto es algo que ha de basarse en el continuo sentimiento, creado deliberada e intencionalmente, de toda la vida. No podremos entonces suponer que en la recurrencia de la vida encontraremos todo exactamente de la misma manera. El tiempo que pasa nos conduce a cada momento de nuestras vidas, como si quisiera revisarlas en detalle. Si nuestra conciencia fuese distinta, registraríamos cada momento. Veríamos hacia dentro de cada momento y dejaríamos una huella de nosotros mismos; la dejaríamos en nosotros mismos. Pero esto equivaldría a morar en el ahora, en lo único en que realmente puede hacerse algo. Se elevaría el potencial de la conciencia. Pero el hombre del tiempo rebaja este potencial de suerte que nuestra energía nunca se recoge en el ahora, sino que se disgrega y diluye en cien direcciones que toma la imaginación. De suerte que estamos siempre 'pensando' —según, decimos— y no advertimos que estos pensamientos nos hacen dar vueltas en un círculo vicioso y que jamás nos proporcionan un verdadero punto de partida. Tan sólo mediante una comprensión atesorada de un. modo muy especial podemos aumentar el sentido de la vida como un todo, y así dejar una huella. En la Sabiduría de Salomón se compara la vida del hombre 'injusto' a un 'barco que no deja huellas en el mar, o a un pájaro que no deja huellas en el aire'. Este es el hombre del tiempo. 'En cuanto nacemos, comenzamos a acercarnos hacia el fin y no dejamos huella alguna'. Los justos, al vivir 'en la eternidad' dejan una huella, o sea que su huella está por encima y sobre la reacción. Kerikegaard comenta que en cuanto caía fuera de su 'entendimiento religioso' se sentía como si fuera un insecto. En la idea de la repetición, en la idea de querer la repetición de las cosas, halló un medio especial de acercarse a la vida, de dejar una huella. Uno no debe estar siempre tratando de evadirse de las cosas. Comenzamos a dejar una huella cuando introducimos nuevas actividades sobre la vida y así las recreamos continuamente por medio de cierta clase de esfuerzo. La vida es un laberinto en el que nos perdemos y no podemos hallar salida alguna. Nos consume el Minotauro porque no nos dejamos ninguna huella, porque nos perdemos de vista a nosotros mismos en cada momento, y olvidamos desenrollar el hilo que nos diera Ariadna. Si dejamos una huella, podemos quizás en la recurrencia, encontrar a algunas gentes más temprano o más tarde que antes; o bien hasta puede cambiar el orden de las cosas. Parte de nuestra vida, de la que hemos obtenido todo cuanto es posible, puede eslabonarse, por así decirlo, de suerte que quede unida de una nueva manera, dejando algunas más cortas, otras más largas. Creo que las personas que nos son verdaderamente significativas las conocemos justamente cuando es posible conocerlas, o sea cuando estamos listos. Si la vida crece como un todo, podemos conocerlas antes —si es posible semejante cosa; o bien, en cuanto nos sea posible Debemos recordar que hay diferentes tiempos, o periodos, a distintos niveles y que, en última instancia, implican un proceso cósmico. Y toda esta gigantesca maquinaria de ruedas dentro de otras ruedas, puede hacer que algunas veces las cosas sean posibles, y algunas veces imposibles. Si alguien tiene alguna significación para nosotros, semejante persona puede o no quedar influenciada por el hecho. Pero si hay un entendimiento especial en común, la influencia será mutua, y entonces el crecimiento de una quedará conectado con el del otro. La inter-relación de estas dos. personas no será entonces algo antojadizo y accidental como lo son las relaciones generales entre las gentes. Y en esta significativa inter- relación debemos pensar acerca de todos los diferentes aspectos y posibilidades de las relaciones humanas. No podemos pensar que sea un hecho solitario, aislado, porque en las dimensiones superiores la interconexión de la humanidad tiene que ser algo extraordinariamente complejo. Podemos suponer que cualquier relación significativa contendrá siempre elementos muy emocionales que, sin una comprensión especial y compartida en común, puede tomar una forma muy negativa y conducir a una violenta ruptura. Si esto llegase a ocurrir, podemos imaginar que el crecimiento de esta compleja inter-conexión llamada humanidad quede impedida en ese punto; en tanto que si la relación se establece, la inter-conexión prosperará. Sin esta comprensión especial, semejante forma de crecimiento de la humanidad seria probablemente imposible; pero yo diría más, diría que seria indudablemente imposible. Cada organismo crece de células separadas. Creo que en este sentido toda verdadera relación es imposible sin un entendimiento especial, compartido en común. Podemos imaginar que si este crecimiento tiene lugar en un punto de la humanidad, puede afectar todo el organismo humano, en cierto grado, aunque leve. Muchos de nosotros, como resultado de nuestras reflexiones sobre la vida, hemos llegado a la conclusión de que hay algo preciso que retiene a la humanidad, algo que no tiene conexión alguna con los acuerdos comerciales o con las cuestiones políticas. No puede pasar del estado en que se encuentra, y sigue dando vueltas y más vueltas en el mismo circulo. La civilización no puede pasar más allá de cierto punto. Se le exige un crecimiento mayor y parece incapaz de producirlo; siempre retrocede. Podemos suponer que acá entran estas cuestiones que llamamos una comprensión especial y relaciones significativas; aún más, es muy posible que haya cierto número de personas que tengan un deber particular en este sentido, y que encuentran una oportunidad especial a ciertos puntos de la recurrencia general de las cosas. Como ya lo he dicho, el diagrama egipcio me sugiere que se indican cuatro puntos en todos los ciclos de la vida. Por sobre todo es necesario reflexionar sobre lo que se quiere decir por 'comprensión especial', pues para lograrla hacen falta ideas especiales, ideas que pueden convertirse en nuevos elementos causales en la vida. La vida en la Tierra es únicamente un trocito de la Totalidad, quizás sí el más difícil de todos. - https://groups.google.com/forum/#!searchin/secreto-masonico/opuestos$20%7Csort:date/secreto-masonico/lrCzGp4gb_4/pbCLuI7o08AJ
- El MUNDO pasa por una serie de transformaciones, sigue que será nuestra interpretación de él la que determine nuestra situación en él. Si la vemos bajo esta luz, nuestra posición en el mundo dependerá de la calidad o nivel de interpretaciones. En nuestra conciencia ordinaria hay cierto número de estados ya desarrollados. Cualquier estado es un lugar en el espacio interior, y tiene sus propiedades especiales, y una situación en el espacio exterior. Por ejemplo, el estado de sospecha es un lugar que tiene sus propiedades. Al encontramos en este estado podemos estudiar sus propiedades en el lugar que ocupa en el espacio interior, siempre y cuando estemos lo suficientemente desprendidos. En lo exterior habrá una situación correspondiente. La transición al estado de dicha significará un movimiento a otro lugar en el espacio interior, y las propiedades de tal estado serán muy diferentes. Todos los estados ordinarios del ser humano pertenecen al nivel ordinario de conciencia, y esto nos proporciona un nivel del MUNDO, aquel hacia el cual estamos naturalmente relacionados. Un nuevo estado de conciencia es una apertura a otro nivel del MUNDO. A Grosso modo, hemos visto que estos niveles son discontinuos. En otras palabras, el mundo psicológico no es un mundo uniforme. No es del mismo orden ni se encuentra al mismo nivel del mismo físico, así como el mundo externo y visible no tiene la misma escala que el invisible. Así como aquel fragmento del Todo, que nos parece ser el universo exterior que registran los sentidos, es el mismo para todos, así su porción inmanifestada y que se capta por la experiencia interna también es el mismo. A esto último es a lo que llamamos el espacio interior. Por este motivo llegamos al mismo lugar a que otros llegan, y tenemos las mismas penetraciones, las mismas aberraciones y las mismas locuras. Y, en verdad, y continuamente, siempre llegamos a los mismos lugares sin darnos plena cuenta de ello, tal como en el espacio exterior cubrimos el mismo terreno en nuestros movimientos diarios. En términos psicológicos siempre tenemos que estar en alguna parte del estado interior, tal como ocurre en el espacio exterior. Lo que eleva nuestro nivel de conciencia y nos abre un aspecto diferente del MUNDO, es la creación del ahora. El hombre del tiempo conoce únicamente estados, y se apresura en ir de uno a otro. El ahora es una vertical en esto y pertenece a la escala de grados. En el ahora nos colocamos por encuna del estado. El espacio interior cambia, se amplía. Sentir el Tiempo en si, es abrir un corredor interno. En lugar de los vengativos demonios que habitan en nosotros, a menos que nosotros nos habitemos a nosotros mismos, nos llega el sentido de la vida. Termina el asesinato del pasado, porque las grandes negaciones que corresponden a la ilusión del tiempo que pasa, comienzan a abandonarnos, y toda la vida empieza a penetrar en el ahora, 'Los justos viven en la eternidad', y no 'para siempre' como dice la traducción que yerra en su propósito. Vivir en la eternidad es vivir en el nuevo eón ( Aleister Croley proclama la ley de Thelema "Voluntad" en griego para el Nuevo Eón de Horus que comenzó en 1904, con la recepción del texto, y reemplazó al Eón de Osiris. En los textos de los thelemitas se cuenta como primer año el 1904, en vez del año de la Era Común, y se les añade las posiciones diarias del Sol y la Luna. Dos de las frases más conocidas de este libro son: "Haz lo que tú quieras será el todo de la Ley", y "Amor es la ley, amor bajo voluntad".) , en la unidad, en la plenitud, en lo que es completo, en la integración de toda la vida. Y esto es el ahora. El enemigo de este ahora es la ilusión del tiempo que pasa. El ahora corresponde al segundo sistema, al segundo triángulo de Fludd. Corresponde a la captación de las dimensiones del tiempo. Cuando llegamos al ahora, el mundo queda vuelto al revés. Nos hallamos en el centro de las cosas. La responsabilidad es nuestra. Si en nuestras vidas hubiese este ahora, dejaríamos la costumbre de culpar. Cuando Aleister Crowley se encontró en un estado superior de conciencia, advirtió que todas las relaciones sociales partían de él mismo. Estaba centrado en si. Escribe que '.. cuando uno está centrado en si mismo, la evidencia va en el sentido opuesto, es decir que el Universo surge de la propia mente. Toda la cuestión gira sobre este punto, todas las relaciones sociales, todo se desarrolla partiendo de este estado recurrente... mucho más de lo que podemos imaginar'. Vio cómo todas las disputas y las reconciliaciones, penas y temores, no son ya lo más principal del Universo'. Vio que todo esto se desarrolla partiendo del estado recurrente en sí mismo. Uno puede girar y girar en el mismo circulo de dolores, sin advertir que se trata de un estado interior y no de una situación externa en la que inevitablemente vemos todo como si las demás gentes tuviesen la culpa. Pero al verlo todo a la luz de un nuevo estado de conciencia, se percibe que todo emana de uno mismo. Y ya hemos visto cómo Ramsay percibió la posibilidad de ir más allá da los estados recurrentes, más allá de los estados que continuamente se repiten, porque el MUNDO es una serie de posibles transformaciones mentales. Por ejemplo, vio que el sentimiento de que el mundo es la obra de un demonio siempre recurrirá a cierto punto de la evolución mental; y al darse cuenta de ello, al recordar que esto siempre recurre, vio que era posible sobreponerse. ¿No es esta, acaso, la única solución de la vida y sus problemas? ¿No es esta la llave? De otro modo, ¿no seria nuestra vida siempre una reacción? La solución estriba en la creación de un Yo, y en la creación de un ahora, que son una y la misma cosa en el sentido que el Yo mora en el ahora y no en el tiempo que pasa. Luego, en la reversión de las cosas y, en la transvalorización de todo, surge una comprensión del significado de la vida, de lo que tenemos que hacer. Y entonces nuestra vida no será algo que esté a merced de la reacción, no se basará en el triángulo inferior. Lo que tiene que cambiar nuestras vidas en la recurrencia es nuestra relación hacia el segundo triángulo. Expondré brevemente mis opiniones personales al respecto. Creo que en la recurrencia de la propia vida hay fases en las que la inercia del impulso disminuye, y entonces es posible cambiarla. El diagrama egipcio que presento en la página del título creo que se refiere a la recurrencia de las vidas en el océano de la existencia mística. Orígenes dice que los egipcios enseñaron la idea de la recurrencia. El diagrama representa una serpiente a la que se solía llamar Apophis. A menudo la serpiente representa el tiempo. Se supone que la serpiente que traga su propia cola, representa la idea de la 'eternidad', o sea el movimiento circular del tiempo, o el circulo de la vida. Apophis es el destructor que hemos de vencer. Podemos hallar muchos diagramas egipcios de esta serpiente, diagramas que la muestran sujeta o atravesada por cuchillos. Desde un punto de vista, el Tiempo es el destructor. Como meras criaturas pasivas del tiempo que pasa, somos algo que el tiempo continuamente destruye. Apophis nos devora. Los cuatro juegos de rollos que se presentan en el diagrama de la página del titulo, me sugieren que puede haber sido una enseñanza acerca de cuatro formas de la recurrencia, es decir cuatro clases de vida que hemos de sobrellevar en forma recurrente, que quizás algo también tengan que ver con las cuatro castas. Creo que Platón menciona únicamente tres sucesivas selecciones de la vida. El diagrama egipcio puede interpretarse como si significase que pasamos a alguna forma particular de vida que recurre y recurre hasta que el impulso de este 'cohete' espiral disminuye, y entonces nos encontramos en un punto donde se hace posible la transición, y también es entonces cuando podemos penetrar a otra forma de vida. Por cierto que todo esto no es sino una especulación. Pero significaría que cuando nos encontramos de lleno en una forma de vida, estaremos bajo cierto impulso. Debemos, por cierto, admitir que vemos a gentes cuyas vidas parecen haber sido obviamente enrolladas (como la cuerda de un reloj) y se mueven poderosamente por su propio impulso. También vemos que hay gentes cuyas vidas no han sido enrolladas tan obviamente y que parecen hallarse en un estado de transición. Podríamos reedificar una antigua metáfora diciendo que hay personas que encuentran un par de zapatos hechos y caminan sin ninguna dificultad; hay otras personas que parece que tuvieran que hacerse sus propios zapatos. Justamente aquellas personas para quienes la vida no es fácil son las que pueden estar en situación de cambiar algo en si mismas, y volcarse en nuevas direcciones. En este sentido, hago las siguientes reflexiones como un ensayo. Hemos de recordar que al verla a la luz de la recurrencia, el énfasis cae sobre esta vida, justamente esta vida nuestra a la que hemos de aprender a decir que 'si' y con respecto a la cual hemos de hallar una responsabilidad nueva e individual. Lo más importante son otras personas y las experiencias significativas. Acerca de estas últimas ya hemos hablado. Hay gentes de significación en nuestra vida. O bien hay gentes que de pronto asumen un significado en cuanto nosotros sentimos la poderosa necesidad de lidiar con nosotros mismos. Y estas personas no son necesariamente las que nosotros, o cualquier otra persona, considere significativas a primera vista. Nos tocamos los unos a los otros de muy distintos modos, nos afectamos de modos igualmente distintos. Dos personas pueden ser mutuamente útiles, o muy inútiles, la una para la otra —o inútiles sólo en esta recurrencia. Y esto no es asunto de cercanía o de parentesco, sino de la situación que se ocupa en el espacio psicológico. Desde el punto de vista del re-ingreso a la vida, nuestras relaciones con ciertas personas comienzan a tener un valor bastante nuevo y peculiar. Es un valor que en forma alguna lo puede proporcionar la noción del tiempo que pasa. Nos encontraremos nuevamente con ellas. Así. nuestras relaciones se encuentran siempre ante nosotros. Este es el principal cambio en el punto de vista que es preciso hacer, pues de otro modo los elementos significativos en nuestras vidas no serán del todo comprendidos. Si permanecemos ciegos ante los elementos significativos y no los valorizamos ni comprendemos, permanecerán inactivos en nuestra vida. Mas si los vemos bajo una luz especial, devienen activos. Les prestaremos atención interior, sentimiento interior, y de un modo imposible de hacerlo cuando estamos cogidos por la ilusión del tiempo que pasa. Comenzará la conciencia, o comenzaremos a ser conscientes en el Tiempo. Ahora bien; debemos pensar que estos puntos activos que yacen en la vida son capaces de esparcir su influencia en cualquiera de las dos direcciones de las recurrencias, hacia atrás o hacia adelante; y esto borra las partes inútiles de la vida al crecer hacia ellas. Por partes inútiles significo circunstancias accidentales, contactos y fases en la vida que carecen de un significado real o que tienen tan sólo un significado dañino. Debemos representarnos el cuadro de la vida como un crecimiento transversal al tiempo, y capaz no solamente de crecer en una parte, sino en muchas. Dicho en otra forma, hemos de librarnos de la idea de que la vida solamente crece partiendo del presente. Si pensamos que la vida sólo parte del presente, producirá en nosotros una equivoca relación hacia el momento. La vida puede crecer en todas las partes de sí misma y también afectarnos mediante esta dirección de crecimiento —en otras partes de nuestro Tiempo personal— y aun en el 'presente'. Pero es necesario tener cierto punto de vista a fin de permitir la entrada de estas influencias crecientes, es necesario tener un nuevo sentido del significado de la vida, y con ello darse cuenta de lo que es verdaderamente significativo; esto es algo que ha de basarse en el continuo sentimiento, creado deliberada e intencionalmente, de toda la vida. No podremos entonces suponer que en la recurrencia de la vida encontraremos todo exactamente de la misma manera. El tiempo que pasa nos conduce a cada momento de nuestras vidas, como si quisiera revisarlas en detalle. Si nuestra conciencia fuese distinta, registraríamos cada momento. Veríamos hacia dentro de cada momento y dejaríamos una huella de nosotros mismos; la dejaríamos en nosotros mismos. Pero esto equivaldría a morar en el ahora, en lo único en que realmente puede hacerse algo. Se elevaría el potencial de la conciencia. Pero el hombre del tiempo rebaja este potencial de suerte que nuestra energía nunca se recoge en el ahora, sino que se disgrega y diluye en cien direcciones que toma la imaginación. De suerte que estamos siempre 'pensando' —según, decimos— y no advertimos que estos pensamientos nos hacen dar vueltas en un círculo vicioso y que jamás nos proporcionan un verdadero punto de partida. Tan sólo mediante una comprensión atesorada de un. modo muy especial podemos aumentar el sentido de la vida como un todo, y así dejar una huella. En la Sabiduría de Salomón se compara la vida del hombre 'injusto' a un 'barco que no deja huellas en el mar, o a un pájaro que no deja huellas en el aire'. Este es el hombre del tiempo. 'En cuanto nacemos, comenzamos a acercarnos hacia el fin y no dejamos huella alguna'. Los justos, al vivir 'en la eternidad' dejan una huella, o sea que su huella está por encima y sobre la reacción. Kerikegaard comenta que en cuanto caía fuera de su 'entendimiento religioso' se sentía como si fuera un insecto. En la idea de la repetición, en la idea de querer la repetición de las cosas, halló un medio especial de acercarse a la vida, de dejar una huella. Uno no debe estar siempre tratando de evadirse de las cosas. Comenzamos a dejar una huella cuando introducimos nuevas actividades sobre la vida y así las recreamos continuamente por medio de cierta clase de esfuerzo. La vida es un laberinto en el que nos perdemos y no podemos hallar salida alguna. Nos consume el Minotauro porque no nos dejamos ninguna huella, porque nos perdemos de vista a nosotros mismos en cada momento, y olvidamos desenrollar el hilo que nos diera Ariadna. Si dejamos una huella, podemos quizás en la recurrencia, encontrar a algunas gentes más temprano o más tarde que antes; o bien hasta puede cambiar el orden de las cosas. Parte de nuestra vida, de la que hemos obtenido todo cuanto es posible, puede eslabonarse, por así decirlo, de suerte que quede unida de una nueva manera, dejando algunas más cortas, otras más largas. Creo que las personas que nos son verdaderamente significativas las conocemos justamente cuando es posible conocerlas, o sea cuando estamos listos. Si la vida crece como un todo, podemos conocerlas antes —si es posible semejante cosa; o bien, en cuanto nos sea posible Debemos recordar que hay diferentes tiempos, o periodos, a distintos niveles y que, en última instancia, implican un proceso cósmico. Y toda esta gigantesca maquinaria de ruedas dentro de otras ruedas, puede hacer que algunas veces las cosas sean posibles, y algunas veces imposibles. Si alguien tiene alguna significación para nosotros, semejante persona puede o no quedar influenciada por el hecho. Pero si hay un entendimiento especial en común, la influencia será mutua, y entonces el crecimiento de una quedará conectado con el del otro. La inter-relación de estas dos. personas no será entonces algo antojadizo y accidental como lo son las relaciones generales entre las gentes. Y en esta significativa inter- relación debemos pensar acerca de todos los diferentes aspectos y posibilidades de las relaciones humanas. No podemos pensar que sea un hecho solitario, aislado, porque en las dimensiones superiores la interconexión de la humanidad tiene que ser algo extraordinariamente complejo. Podemos suponer que cualquier relación significativa contendrá siempre elementos muy emocionales que, sin una comprensión especial y compartida en común, puede tomar una forma muy negativa y conducir a una violenta ruptura. Si esto llegase a ocurrir, podemos imaginar que el crecimiento de esta compleja inter-conexión llamada humanidad quede impedida en ese punto; en tanto que si la relación se establece, la inter-conexión prosperará. Sin esta comprensión especial, semejante forma de crecimiento de la humanidad seria probablemente imposible; pero yo diría más, diría que seria indudablemente imposible. Cada organismo crece de células separadas. Creo que en este sentido toda verdadera relación es imposible sin un entendimiento especial, compartido en común. Podemos imaginar que si este crecimiento tiene lugar en un punto de la humanidad, puede afectar todo el organismo humano, en cierto grado, aunque leve. Muchos de nosotros, como resultado de nuestras reflexiones sobre la vida, hemos llegado a la conclusión de que hay algo preciso que retiene a la humanidad, algo que no tiene conexión alguna con los acuerdos comerciales o con las cuestiones políticas. No puede pasar del estado en que se encuentra, y sigue dando vueltas y más vueltas en el mismo circulo. La civilización no puede pasar más allá de cierto punto. Se le exige un crecimiento mayor y parece incapaz de producirlo; siempre retrocede. Podemos suponer que acá entran estas cuestiones que llamamos una comprensión especial y relaciones significativas; aún más, es muy posible que haya cierto número de personas que tengan un deber particular en este sentido, y que encuentran una oportunidad especial a ciertos puntos de la recurrencia general de las cosas. Como ya lo he dicho, el diagrama egipcio me sugiere que se indican cuatro puntos en todos los ciclos de la vida. Por sobre todo es necesario reflexionar sobre lo que se quiere decir por 'comprensión especial', pues para lograrla hacen falta ideas especiales, ideas que pueden convertirse en nuevos elementos causales en la vida. La vida en la Tierra es únicamente un trocito de la Totalidad, quizás sí el más difícil de todos. - https://groups.google.com/forum/#!searchin/secreto-masonico/opuestos$20%7Csort:date/secreto-masonico/lrCzGp4gb_4/pbCLuI7o08AJ