El enigma del niño masón 357, primera parte.
El ser humano pasa del nacimiento a la muerte por varias etapas de desarrollo; cada etapa a su modo, por supuesto. Pero el curso típico es característico de nuestra especie humana. Indicada por nuestra educación académica, por nuestro entorno, determinada por nuestra cultura, familia , o religión , que desarrolla de poco a poco hasta convertirnos en lo que somos, en el sentido más amplio: carácter, aptitudes, actitudes, inteligencia etc... cosas que determinan nuestras emociones, las alegrías, los miedos ... Con nuestras relaciones con nosotros mismos, con los demás. , con el mundo. Y así en estas etapas vamos ganando, sí, ganando pero también perdiendo nuestra esencia, cuando éramos niños teníamos un algo especial, ganamos mucho con el paso hacia la maduración pero en el proceso perdimos ese contacto con lo trascendental y con lo esencial del Ser, por ello la Masonería nos invita simbólicamente a regresar a esa edad temprana o infantil, donde teníamos ese algo mágico; nos pide regresar pero sin perder la madurez que adquirimos con nuestras experiencias vividas.
A menudo no estamos satisfechos con lo que somos y nos gustaría cambiar, y ser niños de nueva cuenta. Además, la autoestima es el gran negocio de los psicólogos de hoy, podemos decir: "De todas las enfermedades de nuestra psique, la más perjudicial es despreciar nuestro ser esencial". Entonces, si es cierto y lo creo como masón, el tema de una vida feliz es importante. Esta es la eterna pregunta en Masonería: ¿hasta qué punto podemos transformarnos en Seres de Luz, a qué intensidad? Muchos masones creen que la transformación de nosotros en Luz en nuestra psique es poco probable pero no imposible. No estamos, cuando estamos en Logia , nuestra mente esta en otra parte, atrapada nuestra mente en preocupaciones comunes. Y creemos que . Alguien en Logia alguna vez afirmó: "Todos intentan huir de su sombra a través de una Logia Masónica; pero nadie tiene éxito; seguimos prisioneros de ese ego que odiamos, incluso en Logia ". Sin duda, pero sigue siendo que nuestra flexibilidad mental, social y fisiológica no nos deja de atrapar. Claro nuestros escenarios de comportamiento pueden evolucionar; o aparentar evolucionar, pero solamente somos actores en Logia interpretando estar bien. Nuestras actitudes negativas son fijas, lo vemos constantemente en los foros masónicos de internet.
"Sí, podemos cambiar a mejor" esto ha sido el subliminal lema Masónico.
Vamos a considerar algo: el masón y clérigo James Anderson consideró que debemos adaptarnos, bajo condiciones, a las costumbres políticas y sociales: obediencia al gobierno y a la buena moral religiosa, todo ahora en que tanto la religión como los gobiernos son corruptos . Bueno, era su momento su época: no diríamos eso hoy. Pero la idea básica "sí, es esa que podemos cambiar a mejor" ese Clérigo fundó la filosofía masónica, la creencia masónica, determinó las raíces del Camino Masónico. Y así Anderson dejó su impronta en Masonería y la determina hasta el día de hoy 18 de noviembre de 2019, sea esto para bien o para mal, y así nos legó las Constituciones Masónicas de Anderson de 1723.
Entonces, ¿cuál es esta originalidad masónica? Es muy simple: en las edades de los tres grados masónicos que son: 3, 5 y 7 años. Es la forma esencial para que podamos mejorarnos. ¡Bien! Pero aún no hemos terminado de descifrar el mensaje. ¿Cómo nos determina? ¿Cuál es su secreto? Esto es lo que masónicamente exploraremos ahora. Creo muchos se habrán topado con el misterio masónico 357, en la simbología de alguna Logia, o de alguna página de internet.
Todos los psicólogos observan científicamente lo que todos sabemos intuitivamente. Toda nuestra vida psíquica está determinada por nuestra infancia y especialmente por el período de hasta 7 años; la edad dice, con justicia, de razón: Piaget, Henri Wallon, Maria Montessori, Sigmund Freud, Erik Erikson, Alexander Sutherland Neill y lo explica muy bien Gurdjieff y Ouspensky... sin olvidar que cada uno de nosotros tiene recuerdos de la infancia que considera determinantes. Muchos somos luego determinados por los frenos sociales, sea cual sea el país o la raza, todos rechazan seamos infantiles. Aparecen luego los dogmatismos de todo tipo e índole, el conservadurismo nos atrapa, surge la resistencia a que seamos nosotros mismos, en la escuela o colegio nos enseñar a dejar de ser niños, el entorno social nos rechaza si somos infantiles, pero la Masonería nos invita a ser niños de nueva cuenta, eso nos causa cierto desconcierto, ya que el mundo de afuera, podría decirse que le teme a los locos y a los aniñados. Sin embargo, aquí y allá, se han hecho y siguen demostrando que ser niños es el estado ideal des ser humano: niños equilibrados, niños menos agresivos, especialmente niños buenos, más tiernos, niños libres de pensamientos nocivos, niños no traviesos ni malosos , sino niños con el sentido del interés general antes que el suyo. Pero con todo esto ¿no estoy, de hecho, pensando en los valores de la Orden? Masones benevolentes, fraternos, tolerantes.
Recordemos el Libro de la Ley , la Santa Biblia:
MATEO 18:1E n aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? 2Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, 3y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. 4Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.
¡Excelente coincidencia de la Masonería con el Cristianismo! Nuestros Hermanos masones , en las primeras décadas del siglo XVIII o incluso mucho antes tenían sin duda una necesidad como la de nosotros ahora de buscar su esencia en su propia niñez, esta necesidad es humana. Establecerían una masonería capaz de reanudar la educación del niño; sin gravedad, pero con gracia, simplemente instando a los adeptos masones a recordar, en las brumas de la memoria, las edades de 3, 5 y 7 años y su educación. Reexaminarlo y reanudarlo en un sentido humanista. Podriamos decir sin dudar: "El genio masónico está en la infancia, ahí se encuentra la voluntad".
Pero lo más fuerte es que estas tres edades en realidad corresponden a períodos específicos de fenómenos de crecimiento del niño. Yo digo "períodos". El aprendiz que tiene simbólicamente 3 años tiene un recuerdo confuso del período desde el nacimiento hasta los 3 años. El Compañero, el de 3 a 5 años y el Maestro, el de 5 a 7 años. Es por esta razón que debemos dejar suficiente tiempo para cada grado y no considerar estos pasos como sólo formalidades que restringen el aprendizaje masónico a pocos meses. Hoy hay iniciaciones masónicas exprés, carreras masónicas meteóricamente rápidas, grados masónicos a la venta, títulos de masón a la vista para políticos, masones hechos a golpe de mallete para empresarios, o gentes de la Televisión, vez en logia a hermanos recién iniciados que te presumen ostentan el grado 33º, o lo peor masones que cayeron en la trampa y pagan por ser miembros de una logia illuminati de internet.
Pero seamos serios y vamos a las señales ritualistas que causan la realidad de una educación masónica auténtica. Busquemos cómo se organiza cada etapa para descubrir las correspondencias con el crecimiento real del niño masón . Al hacerlo, descubriremos que el genio de nuestros mayores ha caído una vez y que nuestra misión es, quizás, reformar un punto fundamental para activarnos interiormente.
Alcoseri
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