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General: Mito de Hércules
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De: Alcoseri (Mensaje original) |
Enviado: 10/06/2014 20:48 |
Elaboración del Mito de Hércules N°1- Llegamos ahora a una consideración de Hércules mismo. Es una historia sumamente interesante y que ha sido tratada por muchos escritores. La discusión en cuanto a los detalles de su vida, y la controversia en lo referente a la secuencia de los acontecimientos, no son parte alguna de nuestro objetivo. Los diversos relatos difieren en detalle, de acuerdo a la preferencia del historiador y pueden ser estudiados en las muchas historias clásicas y diccionarios. Aquí sólo nos ocuparemos de los doce famosos trabajos, y de ellos leemos: "Hércules, por la voluntad de Júpiter, estaba sujeto al poder de Euristeo, y obligado a obedecerlo en toda exigencia. Él consultó el oráculo de Apolo y se le dijo que debía estar subordinado por doce años a la voluntad de Euristeo, de acuerdo con las órdenes de Júpiter y que, después que él hubiera realizado los más célebres trabajos, debería ser llevado con los dioses". Por lo tanto, se puso en camino y, como el discípulo bajo la dirección de su alma, emprendió los doce trabajos, ejecutando cada uno de ellos en uno de los signos del zodíaco. El, por lo tanto, representa a cada discípulo que busca caminar por el Sendero y demostrar su control sobre las fuerzas de su naturaleza, y asimismo representa el punto en el cual se encuentra ahora la humanidad. Su nombre primitivo era Alcides, que fue cambiado por Hércules después que hubo sufrido una extraña experiencia, y antes que emprendiera sus trabajos. El nombre Hércules era originariamente Heracles, que significa "la gloria de Hera". Hera representa a Psique o el alma, por lo tanto, su nombre sintetizaba su misión, que era manifestar en trabajo activo en el plano físico la gloria y el poder de su innata divinidad. Una de las antiguas escrituras de la India dice: "Dominando las ataduras de la vida llega el esplendor", y este dominio de la forma aprisionadora fue la gloriosa consumación de todas las empresas de Hércules. Se nos dice que tenía un padre divino y una madre terrenal y así, como con todos los hijos de Dios, encontramos emergiendo la misma simbología básica. Ellos simbolizan en su persona la esencial dualidad de Dios en manifestación de vida en forma, de alma en cuerpo, y de espíritu en materia. Esta dualidad es la gloria de la humanidad y también constituye el problema que cada ser humano tiene que resolver. Padre-Espíritu y Madre-Materia se juntan en el hombre, y el trabajo del discípulo es remover los lazos de la madre y así responder al amor del Padre. Esta dualidad se pone también de manifiesto en el hecho de que él era uno de los gemelos. Nosotros leemos que un gemelo nació de un padre terrenal y el otro era el hijo de Zeus. Esta es la gran comprensión que llega a cada desarrollado y consciente ser humano. Él se encuentra consciente de los dos aspectos que se hallan en su naturaleza. Existe la bien desarrollada y altamente organizada personalidad a través de la cual se expresa habitualmente (mental, emocional y física), con sus tres partes coordinadas en una integrada unidad. Luego hay la naturaleza espiritual, con sus impulsos e intuiciones, su constante inclinación hacia las cosas vitales y divinas, y la consecuente lucha interior que resulta de esta dualidad comprendida. Hércules era el discípulo, viviendo en un cuerpo físico, pero capaz a veces, como San Pablo, de ser “llevado al tercer cielo", y tener trato con los seres divinos. En esta condición, tuvo visión del Plan, supo lo que tenía que hacer y percibió la realidad de la vida espiritual. Hay también un pequeño hecho interesante en la historia de su vida que tiene un apoyo en esta misma verdad. Se nos dice que Hércules mató a su gemelo siendo aún una criatura. El no era más una entidad dividida, no era más una dualidad, sino que alma y cuerpo formaban una unidad. Esto indica siempre la etapa del discípulo. Ha hecho expiación y se sabe alma en cuerpo y no alma y cuerpo, y esta comprensión tiene ahora que iluminar todos sus actos. La historia relata que mientras estaba en la cuna, la robusta criatura mató dos serpientes, enfatizando nuevamente la dualidad. En este acto predijo el futuro en el cual demostró que la naturaleza física no controlaba más, sino que él podía estrangular a la serpiente de la materia y, que la gran ilusión no lo tenía más prisionero. Mató a la serpiente de la materia y a la serpiente de la ilusión. Si se estudia la simbología de la serpiente, encontraremos que tres serpientes son descritas: una para la serpiente de la materia, otra para la ilusión y la tercera para la sabiduría. Esta última serpiente es descubierta sólo cuando las otras dos han sido muertas. Este sentido de dualidad es la primera etapa de la experiencia espiritual e ilumina los pensamientos de todos los grandes aspirantes y místicos del mundo. Nótese cómo San Pablo exclama mientras lucha con el problema: "Encuentro entonces una ley que, cuando quiero hacer el bien, el mal está presente conmigo". "Pues yo me complazco en la ley de Dios en pos del hombre interior; pero veo otra ley en mis miembros, luchando contra la ley de mi mente, y llevándome a ser cautivo de la ley del pecado que está en mis miembros". "Agradezco a Dios a través de Jesucristo nuestro Señor. Por lo tanto, con la mente yo mismo sirvo la ley de Dios; pero con la carne la ley del pecado". (Romanos, VI, 21-25). Se nos dice que, a medida que Hércules crecía, se puso mucho cuidado en su educación. Se le entrenó en todas las posibles realizaciones, y cada facultad que tenía fue desarrollada y organizada. ¿Qué lección debe aprender de esto? La necesidad de comprender que cada discípulo, si merece realmente ese nombre, debe ser necesariamente un miembro altamente desarrollado de la familia humana. Las tres partes de su naturaleza deben ser desarrolladas; su mente estar bien provista y funcionando, y saber cómo usarla; su sensible naturaleza emocional ser bien obediente a todo tipo de contacto; su cuerpo físico ser un medio adecuado de expresión para el alma que mora en él, y debe estar equipado para emprender las tareas a las cuales el hombre mismo se ha comprometido. Ha habido entre los aspirantes durante muchos siglos una tendencia a desacreditar y rebajar a la mente. Ellos son propensos a decir volublemente, "La mente es la asesina de lo real”, y, a través de una inercia y pereza no admitidas, sentir que lo importante es tener desarrollada la naturaleza del corazón. Ellos miran la mente, con su capacidad de analizar y discriminar, como una trampa y una ilusión. Pero esto seguramente es un error. El conocimiento de Dios es tan necesario y tan importante como el amor de Dios; y a esto la nueva era, con su nuevo tipo de aspirante lo demostrará con toda seguridad. La santidad, la dulzura y una grata, amorosa disposición, tienen su lugar en la suma total de las características del aspirante, pero cuando están ligadas a la estupidez y a una mentalidad no desarrollada, no logran ser tan útiles como podrían serio cuando van unidas a la inteligencia. Cuando están unidas a un alto grado intelectual y con poderes mentales orientados al divino conocimiento, ellas producirán ese conocedor de Dios cuya influencia llega a ser mundial y el cual puede amar y enseñar a su prójimo. Por lo tanto, Hércules fue entrenado en todas las habilidades y pudo tomar su lugar con los pensadores de su tiempo. También se nos dice que su altura era de cuatro codos, una manera simbólica de expresar el hecho de que había logrado su completo crecimiento en todos los aspectos de su cuádruple personalidad. El hombre, se nos dice, es el cubo, “la ciudad cuadrangular". Física , emocional y mentalmente, él estaba desarrollado y a estos tres factores se agrega un cuarto, un alma en posesión consciente de su mecanismo, la personalidad desarrollada. Habiendo alcanzado su crecimiento y sido entrenado en todo lo que el mundo podía darle, se nos dice después que él procedió a matar a sus maestros. Los asesinó a todos y se libró de ellos. ¿Por qué? Porque había alcanzado el punto donde podía mantenerse sobre sus propios pies, sacando sus propias conclusiones, conduciendo su propia vida, y manejando sus propios asuntos. Era necesario, por consiguiente, librarse de todos aquellos que buscaban supervisarlo; tenía que desprenderse de la autoridad y salir a encontrar su propio camino y hacer sus propios contactos con la vida. En esto es en lo que muchos aspirantes perseveran en este tiempo. Ellos están en posesión de mucha teoría, tienen un conocimiento técnico relativamente amplio de la naturaleza del Sendero y de lo que deberían hacer en él, pero todavía no se han parado sobre sus propios pies y hollado ese Sendero solos y sin apoyo. Ellos necesitan apoyos, y buscan gente que les diga qué deben hacer y en qué deben creer. Encontraremos que en el tercer trabajo que Hércules ejecutó en el signo de Géminis, fue puesto a prueba sobre este punto y tuvo que probar que estaba justificado por haber dado este paso. Hace entonces el interesante descubrimiento de que no es tan libre ni tan fuerte como, en su juvenil entusiasmo, se imaginaba ser. Cuando alcanzó la edad de dieciocho años, se nos dice, que mató un león que estaba devastando la comarca y que empezó a realizar otros servicios, de suerte que, poco a poco, su nombre llegó a la gente. El dieciocho es siempre un número significativo. En él tenemos el número diez, que es el número de la perfección de la personalidad, más el número ocho, el cual, según algunos numerólogos, es el número de la fuerza de Cristo. Es la fuerza de Cristo en el nuevo ciclo del discipulado, buscando expresarse a sí misma, la que produce la condición de disturbio y las dificultades que caracterizan esa etapa. Es tal vez de valor hacer notar lo siguiente: "El número ocho es el círculo que nosotros ya hemos encontrado que es el recipiente de todas las potencias de las cuales la Luz traerá Perfección, pero ahora retorcido y vuelto sobre sí mismo. La serpiente no se traga más su cola, completando así su círculo, sino que se tuerce y se retuerce en el espacio y de las contorsiones de su retorcimiento sale una imagen revertida de sí misma... Pero en el dieciocho tenemos la visión del Recto y Angosto Sendero: el Punto se ha desarrollado en el uno y ha llegado a ser el eje alrededor del cual gira nuestra vida. En este grado el Iniciado ha enfrentado esta divina verdad y sentido la poderosa urgencia de la Vida misma. De aquí en adelante él se esfuerza para hacer la línea retorcida (8) subordinada a la línea recta (1)". (La llave del Destino, H. A. y F. H. Curtiss, pp. 246-247). Es interesante hacer notar también que se nos dice en la Kabalah: "El décimo octavo sendero es llamado la Casa de la Influencia... y del seno de la investigación son sacados los arcanos y el sentido oculto, los cuales moran en su sombra y que se adhieren a ella desde la causa de todas las causas". (Sefer Yetzirah, Nº 30). Esto es lo que Hércules, a la edad de dieciocho años, está señalado para hacer. El debe hollar el Sendero sobre el cual todas las cosas ocultas pueden ser sacadas a la Luz; ha alcanzado el punto donde puede lograr el conocimiento de sí mismo y empezar a investigar las fuerzas ocultas de la naturaleza. Este es el problema de todos los discípulos. El siguiente episodio en su carrera, es su casamiento y el nacimiento de tres hijos, es una forma simbólica de expresar la verdad de que él se unificó con Psique, el alma. De esa unión nacieron o empezaron a manifestarse los tres aspectos del alma. Empezó a conocer la naturaleza de la voluntad espiritual y a usarla para dirigir su vida. Experimentó los trabajos del amor espiritual y se volvió consciente de la necesidad de servir. La mente espiritual empezó a revelarle la verdad y él vio el propósito subyacente. Estas son las más altas correspondencias de los tres aspectos de la personalidad, su mente, su naturaleza emocional y su cuerpo físico. Ahora lo descubrimos atravesando una etapa muy particular. Nosotros leemos en la historia antigua que Hera (Psique o el alma) le volvió loco. Le volvió loco a través de los celos y, mientras estaba en ese curioso estado, leemos que mató a sus hijos y a sus amigos y a todo el que estuviese conectado con él. ¿No puede ser sugerido con respecto a esto, que él pasó a través de ese estado insano común a todos los que empiezan el Sendero del Discipulado, en el cual una malsana conciencia sacrifica a todos y a todo al desarrollo del alma individual? Esta es una de las faltas más comunes en los aspirantes. Su sentido de la proporción es frecuentemente equivocado y su sentido de los valores distorsionado. La vida equilibrada y sana, que es la ideal para un Hijo de Dios, está subordinada a una determinación fanática de hacer progresos espirituales. La ambición espiritual domina en el ánimo del aspirante que se vuelve destructivo, desequilibrado y comúnmente, muy difícil de vivir con él. Hay mucho sentido profundo en el mandato bíblico: "No seas justo en demasía, ¿por qué deberías morir?” Esta etapa está curiosamente ejemplificada para nosotros, en los fanáticos sacrificios hechos en oriente, y bajo la Inquisición, la Confesión Protestante, y de todos quienes interpretaban a la verdad, contraria a la convicción de un grupo particular de creyentes. Cuando Hércules se hubo recuperado de su insanía, como afortunadamente lo hizo, se le dio un nuevo nombre, asignó una nueva residencia y se le impusieron los doce trabajos para que los cumpliera. Se nos dice que le dijeron estas palabras: "De ahora en adelante tu nombre no será más Alcides sino Heracles. Morarás en Tirjus, y allí, sirviendo, cumplirás tus trabajos. Cuando esto se logre tú serás uno de los inmortales". (Mitología Griega y Romana, Vol 1 Fox). Habiendo recobrado su cordura, el enfoque de su vida cambió. No vivió más donde lo hacía antes. El nombre del alma se volvió su nombre, y se le recordó constantemente así, que expresar la gloria del alma era su misión. Los doce grandes trabajos que pondrían el sello de la realización sobre su vida, y que indicarían su derecho a unirse al grupo de los Inmortales, estaban trazados para él, y entonces entró en el Camino. Hércules simbolizaba en su persona la Cruz Fija en los cielos, formada por las cuatro constelaciones; Tauro, Leo, Escorpio y Acuario. La tradición nos dice que él era físicamente de cuello grueso (como el toro), como así también psicológicamente obstinado y pronto a atacar cualquier problema y a acometer ciegamente cualquier empresa. Nada podía desviarlo de su propósito, y nosotros veremos cuando estudiemos los trabajos, que los acometió temerariamente. Nada lo disuadía o lo atemorizaba, y categóricamente seguía su camino. El antiguo lema que ha gobernado las actividades de todos los discípulos activos, se volvió el suyo, y su alma disfrutaba en él la necesidad de "poder hacer, poder atreverse, poder ser silencioso y el poder de conocer". "El poder de hacer" es el lema de Tauro, y esto él lo ejemplifica en sus doce trabajos. Simboliza a Leo porque siempre usaba la piel de león como una prueba de su coraje, y siendo el lema de este signo "el poder atreverse", ningún peligro le atemorizaba y ninguna dificultad le hacía volver atrás. Tal vez su hazaña sobresaliente fue la que ejecutó en el signo de Escorpio; pues el gran trabajo era vencer la ilusión. Fue consumado y completado en el signo de Escorpio. El lema de este signo es el silencio. En Capricornio se convierte en el Iniciado, y esta etapa es siempre imposible hasta que la ilusión ha sido vencida y el poder del silencio ha sido logrado. Por consiguiente, cuando niño, aún en la cuna, incapaz de hablar, simbolizó el alto nivel de su realización, estrangulando las dos serpientes. Luego, en su madurez, simbolizó en sí mismo a Acuario, el Hombre, cuyo lema es "saber". Él tenía una mente y usaba su intelecto en trabajo y servicio activos. Así, haciendo y atreviéndose, en silencio y con conocimiento, venció todos los obstáculos y pasó sin desanimarse de Aries a Piscis; empezando en Aries como el humilde aspirante y terminando en Piscis como el omnisciente, victorioso Salvador del Mundo. Aquí podríamos señalar algo. En la historia de Hércules no se nos cuenta lo que él dijo; sólo lo que hizo. A través de sus actos ganó el derecho de hablar. En la historia de ese gran Hijo de Dios, Jesús el Cristo, se nos dice no sólo lo que hizo sino también lo que dijo. En el silencio de Hércules y en su firme realización, sin importar qué fracaso y dificultad pudiera haber enfrentado, y en su poder de resistencia, se nos muestran las características del discípulo. En la historia de Jesús el Cristo, a través de la demostración de sus poderes y por las palabras que hablaba, tenemos las pruebas del Iniciado. Y ahora habiendo alcanzado la madurez, habiendo desarrollado las características necesarias para su misión, leemos que los dioses y diosas hicieron todo lo posible por equiparlo para el trabajo que tenía que realizar. Había recibido todo lo que el mundo podía darle; ahora los poderes del alma le fueron conferidos, y tenía que aprender cómo usarlos. Leemos que Minerva le dio una hermosa túnica, pero, como nunca leímos que él la usara, podemos deducir que esto es algo simbólico. Hay muchos casos en la historia en que se entrega un manto: José recibió una vestidura de muchos colores de su padre; el manto de Elías descendió sobre Eliseo y la túnica de Cristo fue dividida y por ella se pelearon los soldados en la crucifixión. Es opinión general que la túnica es el símbolo de la vocación. La vocación de Elías habría pasado a Eliseo; la vocación del Cristo, el Salvador del Mundo, llegó a un fin en la crucifixión cuando Él emprendió un más grande y más importante trabajo. La sabiduría que fue ahora obtenida por Hércules, porque había hecho contactos con el alma, imprimió en él un sentido de vocación. Estaba empeñado en la vida espiritual y nada podía disuadirlo. Vulcano le dio una coraza de oro, magnética y protectora, el símbolo de la energía emanada de las altas fuentes del poder espiritual, que capacitará al aspirante para emprender los doce trabajos y seguir adelante sin amedrentarse. De Neptuno, el dios de las aguas, recibió caballos. La simbología subyacente en este obsequio es muy interesante. Los caballos, como así también Neptuno, el dios de las aguas y la deidad de lo acuoso, la naturaleza emocional, representan la capacidad de ser arrebatado, ya sea por una línea de pensamiento o por una reacción emocional. Esta naturaleza emocional, fluídica, con su sensibilidad y su poder de sentir, cuando es usada correctamente y subordinada a los propósitos de Dios, es una de las más grandes posesiones que el discípulo tiene. Con la ayuda de Neptuno y los rápidos corceles, Hércules podía estar en contacto con la esfera más distante en la cual sus trabajos podían ser ejecutados. A través de la sensibilidad emocional y la respuesta, nosotros, también, podemos estar en contacto con el mundo en el cual nuestros trabajos son ejecutados. Equipado, por lo tanto, con vocación, energía espiritual y sensibilidad, el obsequio de una espada que vino de Mercurio, el mensajero de los dioses es de profunda significación, pues la espada es el símbolo de la mente que divide en pedazos, separa y destruye. A través de su uso, Mercurio agrega a los otros dones conferidos a Hércules, el del análisis mental y la discriminación. Se nos dice que Apolo, el mismo Dios Sol, se interesó en Hércules y reflexionó acerca de qué podría darle que le sirviera. Finalmente le dio un arco y una flecha, simbolizando la capacidad de ir rectamente a la meta; símbolo también de esa penetrante iluminación, que como una flecha de luz podría iluminar la oscuridad de su sendero cuando fuera necesario. Así equipado, Hércules permanece listo para el gran esfuerzo. Y cuando todos los dones habían sido concedidos y él permanecía con su divino equipo, leemos acerca del más intrigante, pequeño detalle: salió y cortó para sí un garrote. Todos estos presentes divinos eran muy hermosos y magníficos, pero todavía no sabía cómo usarlos. Sentía su vocación, creía en la energía espiritual, se le dijo que poseía los caballos del contacto y que, si él quería, el arco y la flecha de la iluminación eran suyos; pero a él le agradaba la maza familiar de su propia invención. Prefería abrirse camino con lo que sabía que podría usar, antes que usar las herramientas no conocidas que se le habían dado. Por lo tanto empuñó su clava de madera y emprendió sus trabajos. https://groups.google.com/forum/#!searchin/secreto-masonico/H%C3%A9rcules$20%7Csort:relevance/secreto-masonico/2Ss_Aemk-5k/0Eq5yzok0PcJ |
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