La Extraña Historia de un León que perdió Libertad

Érase cierto león rey de la sabana Africana, había nacido para ser león y para cazar y comer mamíferos, transmitía su leonina genética a los siguientes leones, era imponente su tamaño y su espléndida melena daba dorados destellos que atraían tanto a las hembras como a los cazadores.

Unos mosquitos que lo rodeaban supusieron que el león estaba en el mundo para que ellos pudieran aprovechase de él y divertirse. El león, sacudía su cabeza y maneaba la cola, impidiendo que los insectos se alimentaran de su sangre. Si éstos se dispersaban en cuanto se movían, pero jamás aprendieron que debían dejarlo en paz y acosarlo se convirtió en un vicio y una necesidad para los mosquitos.

Un día, el león fue atrapado. Entonces los cazadores aplicaron insecticida sobre la piel del león dejando por fin al león libre de plagas, el león estaba agradecido y dispuesto a agradar a sus captores en lo que dispusieran de él.

El león había perdido algo y ganado algo, descubrió que su jaula era pequeña pero libre de los piquetes de insectos, evaluaba su condición y cada día descubría algo a favor o en contra, no tengo que cansarme cazando mamíferos, pues, mis captores me dan de comer incluso más de lo que requiero, no hay hembras pero no tengo que sufrir por las espinas clavadas en las plantas de mis pies pensaba.

El león poco a poco perdió la razón, el encierro y el alejamiento de sus condiciones normales le habían provocado profundos trastornos mentales. Daba vueltas y vueltas a la jaula, mordiendo los barrotes. Había olvidado incluso que era león, todo para él estaba olvidado, tenía un recuero lejano de lo que para él era la libertad, pero sus recuerdos no le agradaban.

Después de años el insecticida ya no le fue suministrado al león, porque ya era viejo, las pulgas lo invadieron transmitiéndole una fiebre que lo mataría, pero justo antes de morir recordó gracias a las pulgas algo importante para él, y era lo agradecido que estaba con sus captores por haberle librado por años de los insectos.

Por fin murió por una enfermedad transmitida precisamente por las pulgas, y fue arrojado fuera de la jaula, algunos curiosos se acercaron al cadáver del león, unos guardianes del lugar gritaron: ¡Cuidado, Cuidado! Los curiosos dijeron: pero si esta muerto ¿cuál es el peligro? El león no es el peligro – dijeron, pero, ¡las pulgas que le transmitieron la enfermedad de la Peste están vivas aún!

Y pueden brincar hacia ustedes y matarlos. Algunas anécdotas de esta historia, son muy semejantes a sus vidas, los insecticidas son muy costosos, ahora les haremos una pregunta que nunca les hemos hecho: ¿les gusta la jaula dónde los tenemos? No nos interesan sus respuestas, si les guste o no, a nadie le importa, esta pregunta es mejor que sea tomada como un mero sarcasmo.

Vicente Alcoseri

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