Los masones que derrotaron a Hitler
Un extraño personaje inclinado al ocultismo,
inflamado por el odio, de egocentrismo, la intolerancia y atrapado por extraños complejos
racistas, arrastró al mundo a uno de los momentos más devastadores de la
humanidad, y que hasta hoy en pleno siglo XXI sigue si nefata influencia, el
Esoterismo Hitleriano ha llenando de
sangre, fuego y dolor a millones. Su nombre Adolf Hitler que nació en Braunau
am Inn, Austria-Hungría, el 20 de abril de 1889, llegó a ser el presidente y canciller de Alemania entre
1933 y 1945. Su Partido NAZI o de los
Trabajadores nacional socialista alemán, y que llevó a un totalitario régimen
durante el período conocido como el Tercer Reich. Además, él fue el que dirigió
Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, iniciada por él con el propósito
principal de cumplir con sus planes de expansión en Europa.
Adolf Hitler vio en la Masonería un gran
peligro, y el principal obstáculo para llevar a cabo sus perversos planes, su
animosidad hacia la masonería podría tener motivos reales ya que él era un
ocultista muy instruido, y bien conocedor
del gran poder de la Masonería en los planos invisibles, que determina el rumbo
de la humanidad, Hitler no estaba tan equivocado respecto a los masones, puesto
que fueron masones precisamente los que lo derrocaron, recordamos a los presidentes de los Estados Unidos,
Franklin Delano Roosevelt (Masón), Harry S. Truman (Masón) , y por la parte
británica fue Winston Churchill (Masón) si todos ellos francmasones que unidos
lucharon para vencerlo, y claro los miles de masones que unidos en un egregor
vencieron al nefasto Hitler, un iniciado de las tinieblas.
En el ascenso de Hitler al poder, diez
grandes logias de Alemania se disolvieron por órdenes del mismo Hitler. Muchos
miembros prominentes de la Orden y dignatarios fueron enviados a campos de
concentración. La Gestapo aprovechó la lista de miembros de las Grandes Logias
y saqueó sus bibliotecas y colecciones de objetos masónicos, los nazis querían saber
el mismo secreto de poder de los masones y utilizarlo para sus malignos fines,
por ello intervenían logias y en campos de concentración sometían a tortura a masones con el fin de
saber los secretos masónicos. Gran parte de este botín masónico robado por los
nazis fue entonces exhibió una exposición anti-masónico abierta en 1937 por el
Dr. Joseph M. Goebbels en Munich.
La persecución que se llevó en
Austria, cuando el país fue capturado por los nazis, a los Maestros masones de las diferentes logias de Viena se enviaron inmediatamente
en los campos de concentración más conocidos, incluyendo el infierno horrible
en Dachau, en Baviera. El mismo procedimiento se repitió cuando Hitler se hizo
cargo de Checoslovaquia, y Polonia .
Inmediatamente después de la conquista de Holanda y Bélgica, los nazis
ordenaron la disolución de las Logias Masónicas en esas naciones.
Hitler odio tanto a la masonería, y claramente está documentado en
1931, cuando se dieron a los funcionarios del partido nazi una instrucción del
método para acabar con la masonería : "La hostilidad natural que los nazis
deben tener en igual contra de los Judíos, y la Masonería". Asimismo, el
manual oficial de escolarización a las Juventudes Hitlerianas, atacó masones, judíos, e iglesias cristianas por su para él
"la enseñanza errónea de la igualdad de todos los hombres." El 7 de
abril de 1933, Hermann Goering, que una vez considerado como un masón iniciado.
Se reunió con von Heeringen Gran Maestro
de la Gran Logia de Alemania, diciendo que no había lugar para la masonería en la Alemania nazi.
Sin embargo, más de un masón se cruzó
en el camino de Hitler. Uno de ellos fue Sir Winston Churchill, también un
experto en ocultismo, pero en ocultismo masónico. La tenacidad y la oratoria
les ayudaron tanto a Hitler como a
Churchill para lograr sus fines. Tenían ambos una de esas cualidades de elocuencia;
uno natural el otro, aprendidas: No eran
grandes oradores al principio, pero Churchill pasóhoras en el espejo preparando
discursos y Hitler se curtió en la calle y en
las cervecerías donde iba declamar, y a
ver los cómicos y oradores para
aprender, sobre todo el momento y el ritmo en los discursos.
Ambos eran autoritarios, pero lo que
hizo un dictador sangriento y el otro no, eran rasgos de su temperamento.
Churchill fue muy duro, pero no cruel. Y tenía Churchill un gran sentido del humor y la capacidad de
reírse de sí mismo, que es difícil imaginar a Hitler burlándose de sí mismo .
Un mundo los separaba, no sólo por sus ideas políticas, sino también por sus
orígenes sociales: Hitler era el hijo de un agente de aduana de Austria,
mientras que Churchill, un descendiente del Gran Duque de Marlborough, y pertenecía
así a la gran aristocracia Inglesa .
Pero Hitler y Churchill también
tenían algunos elementos en común: ambos eran políticos y esotéricos, con un gran instinto de supervivencia, ambos llegaron
a ser los mejores oradores de su tiempo, tanto luchó uno como el otro en la Segunda Guerra Mundial, los dos se
convirtieron en que no tenían ningún reparo en intervenir directamente en la
toma de decisiones estratégicas y tácticas de guerra y ... ambos eran pintores.
Winston Churchill fue nombrado
caballero después de la 2ª Guerra Mundial y enterrado en la Abadía de
Westminster, tal vez el más alto homenaje que se puede rendir a un noble inglés,
mientras que Adolf Hitler le ha sido otorgado el título del político más pésimo en la historia humana, que llevó a la
destrucción total de su propia nación .
Otro Masón que combatió a Hitler fue Franklin Delano
Roosevelt, nacido el 30 de enero, 1882, que era un político, diplomático y
abogado estadounidense, que llegó a actuar como el trigésimo segundo presidente
de los Estados Unidos y ha sido el único en ganar cuatro elecciones
presidencial en esta nación, recibió una nación en quiebra y exaltado a la
posición de poder económico y militar. La entrada de los EE.UU. en la Segunda
Guerra Mundial dio el golpe mortal a Hitler. En su discurso del 11 de diciembre
de 1941 hasta el Reichstag, Hitler ya había arremetido contra el presidente de
Estados Unidos, quien lo definió como "el chico rico y masón." El 14
de abril de 1939, el presidente Franklin D. Roosevelt tomó la iniciativa de
dirigir una inusual carta a Hitler y Mussolini, en la que, después de encontrar
"rumores que esperamos que carecen de fundamento, según el cual se hacen
nuevos ataques contra otras naciones independientes, y los invitó a hacer las
paz, pero ni Hitler ni Mussolini, respetaron los acuerdos. –Alcoseri