Al iniciarnos masones , se nos invita a la investigación de nosotros mismos, en un tipo de mayéutica socrática , pero , la Masonería no deja de ser una institución más , una asociación humana con grandes aciertos y errores , y estos errores se centran en nosotros los masones ; uno de los errores de la Masonería o de nosotros al percibirla de manera interpretativa , es que una vez que ingresamos a la institución , es como si se nos dijera van a comenzar la carrera de los masónicos 400 metros planos , todo por obtener el mayor número de grados masónicos , así hermanos que preparados listos fuera, y comenzamos como masones a empeñarnos en llegar lo más rápido posible al sublime grado de maestro masón , y de ahí a ingresar a los grados filosóficos, pero la verdad es que muy pocos masones llegan a concretarse tan siquiera en el grado de aprendiz de masón, y menos llegar a concretar el sublime grado de maestro masón. Recuerdo a un hermano masón de mi logia , que me decía que los grados masónicos tienen que madurase dentro de nosotros, y que apresurarlos traen al masón graves consecuencias. Yo como muchos masones del mundo siempre tengo de cabecera la liturgia masónica del primer grado de aprendiz, la Biblia y libros de sufismo islámico y del sistema cuarto camino; bueno no todos los masones tienen como libros de cabecera a la Biblia , y menos libros de sufismo o de Ouspensky, pero sí que un buen masón siempre está releyendo la liturgia del primer grado.

El Masón en el Templo, experimenta un lento proceso de metamorfosis lo que tiene lugar en el athanor sagrado de nuestra íntima alquimia espiritual. Todos fuimos candidatos para la iniciación, luego "sujetos" de la misma, recibiendo nuestro aumento de salario del rango de aprendiz al de compañero masón y luego elevado al sublime grado de maestro masón, lo más recomendable es que disfrutemos este lento proceso , sin prisas , y más que disfrutemos lo aprovechemos, olvidémonos de las prisas por obtener más y más grados masónicos que al final resultan ser de oropel , si es que no los trabajamos adecuadamente.

Sin embargo, mi propósito se limitará a la evocación de los grandes momentos emocionales asociados con los principales descubrimientos simbólicos de iniciación al rango de Aprendiz, ya que me parece justo pensar que este inicio de iniciación contiene todo lo demás, y resulta ser el grado masónico por excelencia, ya que todo está contenido en este grado, ya que somos los masones eternos aprendices.

Ahora recordemos de los "preludios", de la presentación del candidato al templo, luego de las pruebas de los cuatro elementos antes de detenerme en el símbolo del delta luminoso y comentar para terminar el tipo de éxtasis inducido por todo esto, y que la idea misma de Luz en masonería nos sugiere. Es verdad que es necesario en Masonería de que alguien con más experiencia en Logia nos explique y nos guie determinantemente para no perdernos.

La oscuridad es la primera condición, que sugiere el "paso bajo la venda de los ojos", como preludio de los "viajes" de la ceremonia de iniciación de primer grado, es realizada a ciegas, antes de la recuperación de la vista frente al delta luminoso. Las razones son " profanas y laicas" invocadas antes de que el candidato hiciera una presentación en la Logia para justificar su ceguera temporal (deber de discreción y prudencia, la necesidad de evitar cualquier distracción visual para centrarse en las respuestas a las preguntas) aún no pueden decir nada sobre la lucha de la oscuridad y luz cuya dramaturgia acentuada, en el proceso de la iniciación, todo revive un lejano fondo gnóstico cabalístico. Sin embargo, antes había sido necesario que el imperante "llamara profanamente a la puertas del templo" para que se abriera a él y pidiera que lo iluminaran, para que se le diera la luz, como dicen las instrucciones del ritual.

Todo hasta ahora sugiere que Göbekli Tepe ese templo de hace 12, 000 años descubierto en Turquía era un centro de iniciación , donde sobresalen columnas de piedra, y donde la trama era igualmente el de pasar de la oscuridad a la Luz.

Toda nuestra vida antes de ser masones transcurrió con una venda colocada sobre nuestros ojos, no advertíamos teníamos esa venda colocada , y que no nos permitía ver la realidad.