El Francmasón que llegó al Eterno Oriente
Un cuento masónico
Ya han pasado muchos años desde que
nuestro Hermano Joselito Diamante cada
semana asiste puntual a Logia, tiene 10
años de padecer una enfermedad que lo debilita, pero sin desear hundirse en la más oscura
melancolía, continuó asistiendo regularmente a la Logia, esta trayectoria en la
Cátedra Masónica logró poner a disposición
del Francmasón Joselito Diamante un buen
nivel de consciencia, había buscado, y había encontrado, había golpeado a las puertas
del conocimiento iniciático esotérico y
le habían sido abiertas, y llegar así al
Conocimiento Superior Masónico, finalmente era digamos él prototipo de un buen masón .
Se preguntó un día; si muriendo iba a
encontrar, una vez allí, en el Eterno Oriente, nuevos y sorprendentes misterios
para él velados por ser un simple Mortal,
pero que una vez desencarnado su alma ya libre se vería cara a cara con los
Grandes Misterios de Dios y del Universo; y de pronto su mente de simple mortal
en ese momento se hizo cargo y se embarcó en una fantasía delirante y sin
fondo. Es cierto que la literatura religiosa tenía una tendencia seria a
magnificar esta otra forma de vida post-mortem, para algunos era el Cielo para
otros las doce mil vírgenes o el Nirvana como el fin del karma; pero la
literatura masónica jamás narraba de cómo sería el Eterno Oriente, argumentando
que esto era debido a que cada masón idealizaría a su modo como sería ese lugar
al que van los masones luego de morir, y que la masonería no pretendía en ningún
momento imponer una idea a los masones de cómo era el más allá. En resumen, los
masones no sabíamos mucho al respecto. Y
su vida transcurrió pacíficamente, con preguntas serias pero sin respuestas
satisfactorias. Como era meticuloso, había preparado y ordenado sus asuntos
profanos para morir, como también sus asuntos masónicos, y en su
testamento masónico, confiando ante su Taller masónico de ser leído en su Tenida
fúnebre masónica, y dedicado a tres
Hermanos de llevar una misión, si una misión masónica muy singular; la de
organizar aunada a las tres tenidas luctuosas a su recuerdo, una reflexión : y
la reflexión versaba sobre la Fraternidad Masónica, habiendo notado que los
masones no practicaban realmente la Fraternidad,
y como él dijo debemos respetar la última voluntad de un hermano masón... sus
hermanos del cuadro , consideraron esto como un buen gesto póstumo y le
prometieron lo harían en su recuerdo.
Así un día fue a la cama, después de
haber leído uno de los sermones del Maestro Eckhard, fue que el Francmasón Joselito Diamante se
durmió en un sueño profundo, con las mismas pesadillas que lo habían sacudido y
perturbado durante mucho tiempo. Su infancia, su juventud, sus remordimientos,
su cobardía, su indiferencia e incluso su sexualidad pasaron por su cerebro
agonizante. Y como a menudo vagaba por su ciudad, le vinieron a su memoria las casas
en que había vivido. En sus sueños de moribundo soñó una
plaza con jacarandas en flor que le hizo
recordar a su amada que lo abandonó por otro amor , luego decidió tomar una
calle larga, y mientras caminaba, la calle se volvió más y más de color violeta, luminiscente, con una luz violeta intensa
e imposible de encontrar en la Tierra.
Recordó a su hermano francmasón Goethe en su lecho de muerte reclamando Luz. Su
alma sabía que había cruzado la frontera, de la vida terrenal a la vida real, a
su cerebro llegaban las últimas gotas de sangre, y su cerebro de materia cedería
por fin a su consciencia mental superior, y su Yo Superior por tanto quedaría
al mando de todo, arribaría al Eterno
Oriente y sabría por fin qué hay ahí. Recordaba
los consejos del El Bardo thodol (Libro tibetano de los muertos) de seguir
hacia la luz aún que sintieran que la luz le quemaba. La noción de distancia
como tiempo no tenía ninguna realidad terrestre, se acercó a la luz, la luz era
intensa y sí que le lastimaba, él tratando
de entender todo, analizarlo todo, ¡pero
era imposible ...! muchas cosas no las podía procesar , pues nada era
comparable con lo conocido por él en la Tierra.
Visualizó una silueta saliendo de la Luz, y reconoció a Jezabel ese
ser entre ángel y demonio , vio, él
sería su conductor, el conductor que respondería por él en su paso de Tierra al
Eterno Oriento, nuestro hermano Masón Joselito
Diamante a menudo había convocado a su
ángel guardián en tiempos de apuros y
ahora estaban cara a cara con ese ángel de luz, su Alma sentía los reproches, y
las felicitaciones a la vez del ángel, esto se dijo no tiene sentido en la
Tierra, reproches y felicitaciones a la vez, bueno se dijo Joselito Diamante mi
madre me los hacía cuando era niño, recordó. Así entre una mezcla extraña de
felicitaciones y reproches su Ángel Guardián guiaba sus pasos , especialmente
el de no haberlo tomado en cuenta varias veces, a lo que los Hombres llaman
Inspiración o intuición, en la banalidad de los días, o como una advertencias,
pero el ángel advirtió parecía más bien ser su misma memoria, o bien él mismo recordando anécdotas de su vida.
Se dio cuenta de que cuando caminaba
por la calle iluminada de luz violeta, su cuerpo se estaba desvaneciendo
gradualmente, y fue solo frente a su ángel guardián cuando se dio cuenta de que
era su alma estaba enfrentando un juicio... El Ángel Jezabel le confió que él tuvo suerte,
y le pidió que mirara hacia la Luz, lo que vio lo asombró sobre manera: todos
los perros que le habían hecho compañía durante su paso terrenal estaban ante
él con la misma mirada de amor de siempre; ahí estaba el zuki, estaba la xuxa ,
estaba el Roqui , Rosty , y claro estaba el viejo perro Miki, todos meneando la
cola.
"Te acompañarán dijo el Ángel,
como has sido un buen amo, te protegerán en este viaje, evitando los últimos
peligros del Mal".
Por lo tanto, fue con sus perros.
Cuanto más avanzaba, más sentía una dulce opresión, ni malévola ni benévola,
no, cómo decir, una ansiedad confusa, el grupo de perros, guiaba sus pasos y
caminaba, sin caminar, era de hecho, los paisajes y las diferentes luces que se
le acercaban, como para probarlo, o como para observarlo y juzgarlo; y a la vez
felicitarlo.
Al llegar al Templo Masónico de las
Luces, la pequeña banda de perros dejó el Alma de nuestro hermano Masón solo, este último entró en lo que
parecía ser un pequeño recinto , y que a la vez era tan enorme, pero que se parecía más a una
antecámara antes de acceder al Eterno Oriente, donde , la Luz brillaba más intensamente,
en ese momento el francmasón Joselito Diamante sentía saberlo todo, y sentía latir
dentro de sí a cada ser vivo del universo, su interioridad vibraba al unísono
del Gran Todo.
De pronto el francmasón Joselito
Diamante tuvo la certeza de que jamás se había movido de ahí , de ese centro
luminoso universal al que llaman el
Eterno Oriente, todo el tiempo que vivió como ser humano jamás abandonó ese
lugar de Luz, solamente que como ser humano su cerebro no alcanzaba a
percibirlo.
Su alma inmortal por fin preciso ,
que simplemente por un instante había vivido
la experiencia de ser un humano, y que era en ese momento determinante que al
haber sido buen masón , era que las cosas le parecían tan claras tan perfectas .
Tú que me lees , estas ahí en ese
lugar de Gran Luz en este momento, solamente que no alcanzas a percibirlo, pero
si agudizas un poco más tu percepción y te deshaces de tus apegos, ten la
certeza que lograras darte cuenta de este hecho, de que tú eres un ser de luz y estas ahora en un lugar de luz.
Alcoseri