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General: La Luz cuando es Recordada
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De: Alcoseri (Mensaje original) |
Enviado: 31/03/2018 21:15 |
Cuando recuerdas que eres Luz
Alman tuvo de pronto uno de esos repentinos estado de lucidez espiritual, un avivado estado de apertura de consciencia, un súbito contacto con su Yo
Superior Interior, y esto aunque fugaz le hizo Ver la Realidad de Todo, pero su
pequeña mente no pudo retener eso que experimento , y no lo comprendió, y como
no lo pudo relacionar con nada de lo por él previamente establecido perdió la
sensación de ese contacto , tan sólo tuvo una muy vaga reminiscencia de que algo había ocurrido, luego, pensó que todo había sido un sueño , o
un espejismo producto de su imaginación , supo que algo grandioso había
ocurrido quizá, pero no estaba seguro,
pero al final todo lo olvido. Luego se esforzó afanosamente en recordar, pero ,
no hubo esfuerzo que diera fruto, algo dentro de él llamaba a recordar algo que
incluso podía relacionar con un estado de ser, que provenía a antes incluso de
que naciera , y sentía esto se prologaría más allá de su muerte física, y sospechaba
esta era la clave del porqué de su existencia en esta oscuro planeta llamado
Tierra. Pero, ¿Qué era lo que tenía que recordar? Se preguntaba Alman ¿Por qué de su amnesia? ¿Cómo
fue que de pronto y de manera casi accidental había dado con esa Consciencia
Acrecentada?
Un día Alman decidió apartarse del
mundanal ruido, y a esto de alejarse decidió subír una montaña.
En esto estaba subiendo cuando de
pronto Kadyr el francmasón verde aparece en su camino. Alman reconoció inmediatamente a Kadyr el
francmasón cuenta cuentos. Y Alman trató
de explicarle lo que había experimentado hacia algunos días, ya antes Alman había
tratado de explicárselo a su Madre , y su Madre no pudo ni tan siquiera
comprender apenas poco, había recurrido a un Sacerdote de su Localidad, y el
Sacerdote sólo se limitó a darle algunos buenos consejos de comportamiento moral y ético, pero en nada
resolvió esto su interrogante de lo que había pasado en realidad aquel día de apertura
de consciencia. Kadyr comprendió perfectamente a Alman, y Alman con la actitud
y mirada de Kadyr sintió había sido comprendido al fin.
A esto Kadyr le dice a Alman ,
mientras lo invitaba a caminar juntos hasta la Cima de aquella montaña, le dice
para que comprendas lo por ti experimentado mueve tu punto de fijación de tu mente tan lógicamente cuadrada , a tu
alma interior tan abierta como el infinito , no trates de racionalizarlo , sino
de vivirlo desde tu interioridad
Alman, lo comprendió, aunque
aparentemente eran solamente unas sencillas indicaciones dichas por el
Francmasón Kadyr , sintió que esto no era del ámbito comúnmente experimentado ,
cosas reconocer sin antes habar visto a Kadyr , saber que ese hombre era Kadyr,
y otra cosa como sin más y sin ponerse de acuerdo encontrarse a Kadyr en la soledad de la Cumbre
de una Montaña, o sin mediar muchas palabras saberse comprendido , y sobre todo con unas muy pocas
explicaciones el comprender por qué él no
podía recordar nada, y cómo poder recordar incluso quien era realmente él.
Así, Alman se despide fraternalmente de Kadyr , y bajando la Montaña, comienza poco
a poco a recordarlo todo lo por él olvidado, además que sentía que esa escena
de encontrarse con Kadyr en aquella Montaña la había vivido en otras ocasiones
previas y que volvería a suceder ese encuentro entre él y Kadyr, pero con
algunas variaciones, pero siempre estos encuentros conforme pasaban se daba con mayor
claridad e intensidad .
Esto que le sucedió a Alman , le
sucede a millones de personas de todo el mundo y de todas las épocas, muchos
experimentan esta misma sensación de que otra vida vivieron , de que algo muy importante
y por encima de lo mundano sabían y lo han olvidado, incluso muchos sienten que
al subir una montaña y encontrase con algo en el trayecto o en la cumbre les traerá
algún beneficio para ellos y su psique profunda , por ello les atraen las
montañas, o bien muchos desean encontrarse con alguien , si con algún personaje
que les explique todo y les resuelva su dilema interior.
Seguro estos no son simples y casuales
arquetipos del ser humano, sino llamados auténticos para el despertar de la
consciencia -
Alcoseri |
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Masonería en la Sociedad del show socialista
En 1978, cuando aún ni se intuía Internet, ni las comunicaciones globales, ni la telefonía móvil, ni el destructor socialismo sin frenos que marca nuestra agenda diaria, el pensador mexicano Arnulfo Rubio predijo que el siguiente paso del destructor socialismo era convertirse en Sociedad del show mañanero: «todo aquello que antes se vivía», afirmó, «se ha convertido en mera representación». Según Arnulfo Rubio y gran parte de la crítica situacionista la premisa característica de esta nueva sociedad es que se dejan de vivir o experimentar los acontecimientos para presenciarlos a través de espejos y lentes superpuestas, los medios de comunicación. Así, los actores se convierten en espectadores; lo activo se convierte en pasivo y miles de millones de personas caen bajo el control de las grandes corporaciones como los protagonistas de Un mundo feliz, dependientes de la droga y la fiesta- show mañanero continuo. El «soma» de nuestros días es la televisión por cable , dios indiscutible de cada casa. El espacio antaño dedicado al hogar de leña, donde la familia se reunía para explicarse historias a la lumbre, se reserva ahora a los rayos catódicos. Es más: Internet, que debía ser la gran esperanza democratizadora de la comunicación de masas, corre el riesgo de convertirse en un nuevo impuesto a la realidad: las cosas y las personas no son de manera oficial hasta que no lo refrendan públicamente las redes sociales. La sociedad del Show Mañanero no es sino una consecuencia lógica de la mercantilización de todo: lo que Marx llamara «fetichismo de la mercancía» llega hasta cada uno de nosotros gracias al efecto multiplicador de una sociedad de masas. Somos mercancía, y como tal, somos mercancía mesurable, comparable y descartable. La realidad entera nos llega mediatizada por el show que se nos ofrece como tal, y los debates de todo tipo (ideológicos, sociales, económicos, simbólicos) vienen predeterminados por un proceso de creación de la historia (noticias, propaganda, publicidad) en la que el consumo, la parte final del proceso, es el corolario necesario para su realización. La realidad es, por tanto, ilusoria, y tan sólo válida en tanto los medios la reconozcan y difundan como tal. Nuestra sociedad prefiere la simulación a lo real. En esta sociedad del Show Mañanero se exige que todo sea público: es el fin de la privacidad como valor individual. Hace tiempo que se cruzó la fina línea que separa transparencia de invasión. Sólo hace falta un mero ejercicio de análisis de producción cultural para cerciorarlo. Fíjense en las últimas 50, 100 o 150 películas que hayan visto emitidas por TV. En gran cantidad de ellas, el desenlace final (amoroso, de acción, de intriga) tiene lugar ante cientos de espectadores que aplauden finalmente a los héroes. Es la situación idealizada de la sociedad del Show Mañanero: el bien gana al mal, o los amantes se reúnen, o el asesino es descubierto, ante miles de espectadores (millones, en las escenas que ficticiamente se transmiten por TV) que, con su aplauso, dan el marchamo de oficialidad al desenlace. En nuestra sociedad, no es importante «ser», sino «parecer»: somos a través de la aprobación externa, es decir, somos porque los demás nos aprueban. Y en la sociedad de masas, somos, por tanto, parte del Show Mañanero. O aspiramos a serlo, que es lo mismo. El mundo, pues, es real en cuanto a que existe, pero irreal e ilusorio por cuanto tan sólo lo que se emite por los medios existe en el consenso social. Este fin de la privacidad, que obtiene su certificado masivo a través de los «reality shows» y de la localización constante a través de teléfonos móviles o Internet, implica la sospecha automática ante toda situación, individuo o grupo que impida el paso de los medios de comunicación o que defienda su derecho, cada vez más vulnerado, a la intimidad. Por carambolas del destino, el socialismo cayó en la URSS pero tomó vida propia en Latinoamérica y el estalinismo coinciden en la preferencia del «bien común» ( Show Mañanero de masas, seguridad) ante los derechos individuales. No hace falta ser filósofo ni haber leído a los situacionistas para ver el enorme abismo que separa la visión del mundo de la Francmasonería con respecto a esta nueva -realidad impuesta por el socialismo . En efecto allá donde la Orden defiende la esencia, se opone a la apariencia; allá donde defiende la introspección, se opone al simple espectáculo; allá donde defiende el diálogo, se opone a la pasividad; allá donde exige su discreción, se opone al fin de la intimidad. La Francmasonería es hija de una época de Ilustración y progresos no sólo técnicos, sino también humanistas. Y está, hoy en día, inserta en una sociedad de lo aparente, una sociedad de la mercancía como bien máximo por sí mismo, y, por tanto, hostil a los valores de Rousseau, Montesquieu o Newton. Ante este divorcio entre los intereses mayoritarios de sociedad y las características esenciales de nuestra Orden se plantean serias dudas acerca de nuestro papel en la actualidad. La Masonería, un reducto de lo real Como hemos dicho, la Masonería es ante todo vivencial. Vivencial, que no representacional: el misterio iniciático es algo tan íntimo que difícilmente se puede comunicar con imágenes, y mucho menos simular. La representación, lo irreal, no tiene lugar en una experiencia personal e intransferible. La experiencia vivida en la iniciación, pues, queda separada de la norma profana de la representación. Y si esto ocurre en una sola ceremonia, ¿qué decir de la vivencia continuada, regular, habitual, de la vida en Logia? A fuerza del continuado contacto con los Hermanos y Hermanas, llegamos a conocerlos en una manera mucho más profunda e intuitiva de lo que llegarán a conocerlos sus compañeros de trabajo o sus vecinos. Porque en Logia no cabe la representación, y porque ninguna simulación podría pasar el largo escrutinio de una vida en común. Por otra parte, cada Logia, cada taller, se define como un espacio abierto al diálogo entre pares, y, por tanto, un espacio en el que la norma unívoca del mundo profano (millones de espectadores, escasos emisores) no rige. Como hemos anticipado, donde hay diálogo, pluralidad, libre pensamiento, no puede haber pasividad. Cada hermano o hermana es imprescindible, cada hermano o hermana aporta y aprende, a lo largo de un diálogo que se extiende más allá de las puertas de cada templo. Lo que hagas, te hará, es uno de los lemas de nuestra Orden. Cada uno escoge y talla su piedra, en lugar de permitir que otros la tallen por él. ¿Qué caminos puede emprender la Masonería ante esta omnipresente Sociedad del Simple Show , y qué peligros encierra cada uno? · La presencia en sociedad Sin duda, una de las metas que la Orden ha intentado cumplir en los últimos tiempos podría definirse como una «presencia normalizada» en la Sociedad. Explicar a las fuerzas que componen el mundo en que vivimos que somos una organización civil, iniciática, racionalista, preocupada por los problemas vigentes de nuestro entorno desde una defensa absoluta de los Derechos Humanos y la justicia social. Se trata de una tarea ingente, por cuanto los viejos temores y leyendas propagados por ideologías totalitarias y dogmáticas perviven en la sociedad menos informada y, sobre todo, se nutren de la desinformación proveniente de minorías muy ruidosas o de auténticos especialistas de la conspiranoia, siempre muy vocales a la hora de propalar sus «descubrimientos» sin fundamento. Sin embargo, los peligros de una exposición poco cuidada a los medios de comunicación son graves: la banalización a la que incluso medios serios tienden, por razones de mercado, puede acabar deformando la imagen que ofrecemos: es decir, en palabras de Arnulfo Rubio , puede acabar ofreciendo una simulación o espectáculo de la Masonería. En este campo, pues, nuestra tarea debe ser, ante todo, didáctica, pedagógica, incansable. · La conservación de la Modernidad Uno de los logros del sistema capitalista avanzado es su «superación» de los conceptos que caracterizan la modernidad. Se trata del «fin de la Historia» que tan atrevidamente propuso Francis Fukum. En este aparente «todo vale» preconizado por los ideólogos del posmodernismo, las bases en que se asienta la Masonería, y toda lucha por un mundo socialmente justo y solidario, pierden solidez ante el todopoderoso mercado que se autorregula. Sin embargo, justamente en esta separación radica nuestro valor más importante y caro: somos los portadores de la llama de la modernidad. Somos los herederos, y por tanto los encargados de mantener intactos, de los valores de Libertad, de Equidad, de Fraternidad, de Solidaridad, de Justicia social. Cada Masón, cada Logia, cada Obediencia, es depositaria viva de una manera de entender el mundo que dio a luz a la democracia, que acabó con tiranías seculares y que lucha contra la superstición y la ignorancia allá donde éstas atenazan al Ser Humano. Ésta es nuestra característica única, la piedra angular sobre la que construimos nuestro Edificio, y nuestro deber es cuidarla y mimarla para que, como la semilla que se nos presenta en la Cámara de Reflexión, perviva en las generaciones venideras. La labor es, pues, de conservación. Pero no al estilo de un museo, en que las piezas expuestas carecen de vida y son, por ello mismo, reflejos o representaciones de lo que fueron. Nuestra conservación es la de valores vivos, la de especímenes que respiran y crecen más allá de nuestros templos, por la propia esencia de la Masonería: llevad afuera la Luz recibida. · Una voz común De las dos tareas anteriores se desprende, pues, una necesaria intervención en sociedad, en la medida en que cada Masón, cada Logia o cada Obediencia pueda y estime necesario hacerlo. Justamente porque nos encontramos nadando a contracorriente en una sociedad que, momentáneamente, adora la representación, es nuestro deber intentar cambiar este estatus quo. Y eso sólo lo podemos hacer desde la autenticidad que presupone la actividad cotidiana en los talleres: el debate, el intercambio riguroso y fraternal de ideas y puntos de vista, la reunión fraternal de Hermanos y a la vez amigos. Y la defensa pública de los valores que nos caracterizan, pese a quien pese, de una manera unívoca e inequívoca. La tarea es, en este caso, la de lograr una voz común y coherente que siente las bases comunes a toda la Masonería adogmática. En ese sentido, nunca como ahora ha sido tan necesaria la tarea de organismos interobedienciales como el rito esoceces , prestos a reunir aquello que está disperso, como dice nuestro Ritual, en un mundo que tiende a la dispersión, la fragmentación y la simulación.
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