“LOGIAS VIVAS Y SUS ANGELES”
Lo que conocemos como espacio, no es un vacio absoluto, sino que es llenado por materia subatómica o en su mínima expresión, llegando a ser demasiado sutil para ser percibido hasta hoy por medios tecnológicos y científicos, y estos solo pueden percibir su existencia por la afectación que sufren los cuerpos visibles.
Desde la óptica del esoterismo místico, el universo está lleno por la “materia primordial” con que todo fue hecho; Algunos escritores le llaman “escombros del caos” o “materia astral” entre otros nombres; Se dice que éste material puede ser afectado por nuestros pensamientos, emotividad o sentimiento en el grado de intensidad con que nuestra voluntad lo genera; Estas formas o entidades formados por el aglutinamiento de esta materia primordial y cuyo espíritu es la emotividad o sentimiento que los unió les llaman “elementales” producidos por el hombre, esta “entidad” tienen como función y sentido existencial llevar a cabo el pensamiento que lo engendro; Esta es la esencia y poder de la oración, rituales y algunos “Santos”, cuyos fieles a través de mucho años de continuo culto hacia ellos y el fervor sincero de sus actos han formado en los mundos sutiles o “espirituales”; Algunos de ellos muy poderosos como el elemental “Guadalupano” que en sus inicios era la virgen Azteca “Tonantzin” y sin importar si existió o no como la “Virgen de Guadalupe” hoy existe; Estos seres funcionan como lentes de aumento o puntos focales para mentes o fuerzas cósmicas o espirituales que tienen empatía con su naturaleza y propósitos y tienden a trabajar por medio de estos elementales llamados “Egregores” en beneficio de quienes entran en su aura y simpatizan con ellos por su grado vibratorio… En psicología podría llamárseles “fuerzas psíquicas”.
Se dice que las verdaderas tradiciones del misticismo, son aquellas que han sobrevivido por medio de la “sucesión apostólica”; El Clero Católico Romano se dice sucesora del Apóstol “Pedro”, a quien identifica como el primer Papa de la iglesia Católica Romana, sin embargo, tal sucesión no tuvo su inicio en “Pedro” o al menos no se conoce que éste la haya transmitido a algún sucesor, además, tal iglesia en sus inicios tuvo varios papas en forma simultánea; Ahora, el papa romano “saliente” no entrega o transmite el poder a su sucesor consagrándolo como papa, por todo lo anterior, tal sucesión apostólica no existe en este seno.
Creo que la sucesión apostólica tiene como intencionalidad la continuidad de vida del egregor que es el Ángel o alma de la institución. De tal modo que las personas que lo sustentan lo transmiten o ponen en contacto a las nuevas que son aceptadas en alguna orden, fraternidad o religión bajo un ritual iniciatorio; Se dice que los egregores son mentes grupales, pero sostengo que existen muchos que no son exclusividad de organismos místicos ni colectivos, encontrándose egregores familiares, regionales, nacionales y raciales entre otros; inclusive de forma personal o individual, y esto último me lleva a considerar como posible y verdadera sucesión apostólica a la continuidad de una misma alma humana o colectiva sobre los ciclos de reencarnación sobre el mismo sendero místico evolutivo.
En nuestras logias como en algunos templos religiosos, son fácilmente discernibles estos “egregores”, que sin verlos se siente su presencia y poder, y en muchos casos nace el deseo de orar, reflexionar o meditar sobre cosas afines a su naturaleza vibratoria; Las tradiciones, logias o templos que carecen de estos egregores son cadáveres vivientes, cuerpos sin alma, logias o templos muertos que solo sobreviven como cascarones vacios de contenido original con un nombre que han usurpado ilegítimamente y sostenido por intereses profanos, pero que se han alejado de la tradición original perdiendo su Ángel de la Guarda, su Egrégor original o primigenio.
Los egregores son fuerzas psíquicas o espirituales que el hombre les da sentido e intencionalidad en forma consciente o inconsciente, y lo mismo es posible encontrarlos en un antro de vicio y maldad que en la santidad de un templo, la diferencia es obvia; Las limitaciones y alcances de los egregores son propias de la naturaleza y teatro donde se pretenda trabajar, su potencialidad es alimentada por la intensidad de las fuerzas psíquicas y emotivas que lo generaron o por el continuo sentimiento y pensamiento que le generaron. La relación hombre egregor es un tanto simbiótica donde ambos se atienden y alimentan uno de otro.
Los egregores de las grandes tradiciones que han desaparecido en su aspecto material y objetivo, continúan vivas como ascuas o rescoldos de brasas ardientes en los planos supra físicos y es posible encender en ellos el fuego de nuevas tradiciones o revivir las mismas que lo engendraron.
Las logias no son el aspecto material ni intelectual, estos son soportes para alcanzar la verdadera logia inmaterial que trasciende las anteriores; La palabra exotérico se refiero a lo externo y lo esotérico a lo interno, aquello que permanece oculto en el interior del hombre, su propio ser, espíritu y alma.
El cuerpo físico del hombre es su logia material y su alma es su logia espiritual, y su egregor forma parte de su “aura” como una extensión vibratoria de la naturaleza del alma misma.
Toda logia o templo antes de iniciar los trabajos por primera vez, debe ser consagrado en solemne ritual donde el egregor o ángel es formado o es llamado por el sincero sentimiento y emotividad de los participantes; Los rituales o ceremoniales que están exentos de éstas emociones o sentimientos sinceros, son “rituales muertos” porque no lograran hacer participar a egregor alguno y mucho menos atraerán la inspiración de las grandes mentes cósmicas.
Los elementales formados por los pensamientos y sentimientos humanos son el secreto y poder de toda oración sincera, y son estos elementales quienes finalmente son convertidos en egregores o guardianes de las tradiciones y grupos místicos.
Las logias vivas son fácilmente discernibles de entre las muertas. Las primeras poseen una atmosfera que provoca la participación por medio del pensamiento, la reflexión, meditación y la emoción; La simbología expuesta en la logia cobra manifestación a través del egregor, él cual con voz insonora le habla internamente de los secretos del símbolo o alegoría; Y así como existen logias con egregores blancos, existen otras donde la desarmonía por las luchas por el poder, la soberbia, la envidia, el ansia por sobresalir o notarse egoicamente, también poseen su egregor aunque no precisamente blanco… Recuerda: “El demonio siempre termina estrangulando a sus propios monaguillos”.
Entender intelectualmente lo que es un Egrégor es muy diferente volverse consciente y entrar en contacto con él; Todo cuanto percibimos tiene cierto grado de empatía con nosotros, de ahí que nos volvamos conscientes de ello.
Nuestras fuerzas instintivas y demás fuerzas básicas forman la piedra angular sobre la cual debemos elevar nuestro templo, pero hoy esta piedra es imperfecta por lo tanto, debemos trabajar eliminando toda imperfección y pulir nuestra propia piedra bruta hasta convertirla en un cubo perfecto, aplicar la escuadra, el nivel y la plomada para distribuir en forma armónica y en sano equilibrio las fuerzas del edificio para evitar que se derrumbe sobre nosotros.
El egregor forma parte de nosotros mismos, es una extensión vibratoria de nuestra propia aura espiritual, el egregor lo hacemos y alimentamos diariamente con nuestras propias vibraciones provocadas por nuestros pensamientos, sentimientos y acciones; Vibraciones que afectan nuestro entorno familiar, grupo de trabajo, o grupos informales, el egregor es ser elemental individual o colectivo que solo se preocupara de atraernos lo que es simpático a su tasa vibratoria o sea nuestros deseos conscientes o inconscientes provocando inclusive que repitamos nuestro pensamiento, sentimiento o acción para su fortalecimientos.
El hombre se preocupa de proveer de alimentos sanos para su cuerpo físico para el sostenimiento de su vida, de igual modo debería preocuparse por los alimentos con que alimenta su cuerpo mental, emotivo y espiritual, el egregor puede ser pro útil y constructivo, pero también puede ser dañino, como podría ser el egregor de una banda mafiosa, un antro de vicio, o alguien que disfruta por el poder de someter o provocar dolor o sufrimiento; El hombre es un rey rodeado de súbditos que él mismo ha creado y están deseosos de servirlo y que el rey voltee a verlos; generemos egregores constructivos y de santidad.
El ego es uno de los principales causantes de nuestros errores, y quienes hemos pasado por una grave enfermedad o intervención quirúrgica con altas posibilidades de muerte, sabemos que el ego es un cobarde que de inmediato nos abandona e iniciamos a ver la realidad cierta, no la que no hiso creer este señor ego.
Lo anterior nos hace pensar que muy posiblemente al momento inmediato después de nuestra muerte biológica, con lo primero que nos encontraremos por su cercanía serán nuestros propias creaciones, nuestros egregores o elementales.
Dioses, Ángeles, y Demonios son creaciones del hombre para comprender aquello que escapa a sus sentidos y comprensión, pero que les son útiles para tener cierto contacto con estas fuerzas o mentes que siente como presencias y que de algún modo se hacen presente al manifestarse a través del hombre mismo por sus pensamientos, sentimientos y actos.
Homines, dum docent discunt.
Lázaharo Hael,’,
Nota:
El presente son reflexiones y meditaciones personales, no representan necesariamente la opinión de la orden.
No escribo para todos, sin embargo, Todos son invitados a leer.
Culiacán, Sinaloa. México. A 29 de agosto del 2012.
Glosario:
“Egregor es un concepto propio del ocultismo que viene a representar una “forma pensamiento” o “mente colectiva de grupo”, esto es, una entidad psíquica autónoma capaz de influir en los pensamientos de un grupo de personas. La simbiótica relación entre un egregor y su grupo ha sido comparado con los conceptos recientes no ocultistas de empresa o corporación (como entidad jurídica) y el meme”.
Meme (o mem) es, en las teorías sobre la difusión cultural, la unidad teórica de información cultural[1] transmisible de un individuo a otro, o de una mente a otra, o de una generación a la siguiente. Es un neologismo acuñado por Richard Dawkins en El gen egoísta (The Selfish Gene), por la semejanza fonética con «gene» —gen en idioma inglés— y para señalar la similitud con «memoria» y «mimesis».- Enciclopedia Wikipedia.