JUAN DOMINGO PERON ERA DE LINAJE INGLES, POR PARTE DE MADRE. ESTE ES EL CAUSAL DE SU "REIVINDICACION DE LA MUJER"
Igualdad entre hombres y mujeres
Juan Domingo Perón junto a su esposa Eva Duarte, la principal impulsora de los derechos de la mujer. Este retrato de Numa Ayrinhac, exhibido en el Museo del Bicentenario, es el único oficial de un Presidente argentino acompañado de la Primera Dama.[53]
Durante el primer gobierno de Perón se produjo un cambio histórico en lo que respecta al reconocimiento de los derechos de la mujer. Se incorporaron al máximo texto jurídico los nuevos derechos sociales como también el voto femenino, que había sido aprobado en 1947, y que reivindicaba a la mujer hasta entonces marginada de la vida política argentina.
En 1947, se sancionó la ley reconociendo a todas las mujeres mayores de 18 años el derecho a votar y ser votadas (sufragio femenino), existiendo recién entonces sufragio universal en la Argentina. El derecho ya había sido reconocido en San Juan por la reforma constitucional de 1927. A nivel nacional, el derecho al voto venía siendo reclamado por las mujeres desde 1907, cuando Alicia Moreau y otras mujeres fundaron el Comité Pro Sufragio Femenino. Sin embargo ni la Unión Cívica Radical ni los conservadores apoyaron institucionalmente el reclamo y los proyectos presentados fueron sistemáticamente rechazados.
Sin embargo las resistencias al sufragio femenino no estaban ausentes tampoco en el peronismo. En ese sentido Eva Perón (Evita) jugó un papel importante. Luego del 17 de octubre de 1945, a propuesta de Evita, Perón desde su cargo de Vicepresidente, intentó sancionar la ley del voto femenino. Sin embargo las resistencias tanto dentro de las Fuerzas Armadas en el gobierno, como de la oposición, que alegaba intenciones electoralistas, frustraron el intento.[54] También influyó el hecho de que la influencia de Evita dentro del peronismo era relativamente débil antes del 24 de febrero de 1946.[55]
Luego de las elecciones de 1946, Evita comenzó a hacer abierta campaña por el voto femenino, a través de mítines de mujeres y discursos radiales, al mismo tiempo que su influencia dentro del peronismo crecía. El proyecto de ley fue presentado inmediatamente después de asumido el gobierno constitucional (1 de mayo de 1946). A pesar de que era un texto brevísimo en tres artículos, que prácticamente no podía dar lugar a discusiones, el Senado recién dio media sanción al proyecto el 21 de agosto de 1946, y hubo que esperar más de un año para que la Cámara de Diputados sancionara el 9 de septiembre de 1947 la Ley 13.010, estableciendo la igualdad de derechos políticos entre hombres y mujeres.[56]
[editar]Igualdad jurídica en el matrimonio y la patria potestad
La igualdad política de hombres y mujeres, se complementó con la igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad compartida que garantizó el artículo 37 (II.1) de la Constitución de 1949. El texto fue directamente escrito por Eva Perón. En 1955 la Constitución fue derogada, y con ella la garantía de igualdad jurídica entre el hombre y la mujer en el matrimonio y frente a la patria potestad, reapareciendo la prioridad del hombre sobre la mujer. La reforma constitucional de 1957 tampoco reincorporó esta garantía constitucional, y la mujer argentina permaneció discriminada legalmente hasta que se sancionó la ley de patria potestad compartida en 1985, durante el gobierno de Raúl Alfonsín.
Entre otras reformas sociales y políticas, durante su primer gobierno Perón derogó la ley que establecía la discriminación entre hijos legítimos e ilegítimos y se desarrolló un amplio plan de viviendas para trabajadores. En 1951 comenzó a transmitir LR3 Televisión Radio Belgrano, actualmente llamado Canal 7.
Durante el primer gobierno peronista "el componente salarial del ingreso nacional superó, por primera vez en la historia, a la retribución obtenida en concepto de ganancias, intereses y renta de la tierra. En 1948 aquel ascendía a 53% contra 47% de éste, lo que se comparaba favorablemente con la situación imperante sólo un lustro atrás, cuando los trabajadores percibían 44,4% y los empresarios, capitalistas y rentistas recibían 55,6%".[57]
El 15 de noviembre de 1950 comenzó una huelga de los ferroviarios por reclamos salariales que finalizó con un “acuerdo de caballeros” entre huelguistas y funcionarios del Ministerio de Trabajo conforme al cual retornarían al trabajo el día 24 de noviembre, se les concedería un aumento salarial y se dejarían sin efecto las sanciones aplicadas a los huelguistas. Sin embargo, en la primera semana de diciembre el gobierno dejó sin efecto el convenio arribado y despidió y encarceló a los líderes del movimiento de fuerza. Disconforme con las gestiones que había realizado el Secretario de Transportes, coronel Castro, Perón lo hizo renunciar el 16 de enero de 1951. En enero de 1951 comenzó una nueva huelga que abarcó todas las líneas ferroviarias, con el objeto de reclamar la libertad de los dirigentes presos. El gobierno declaró ilegal el conflicto sin obtener el cese de la huelga. En un discurso pronunciado el 24 de enero Perón afirmo refiriéndose a los trabajadores ferroviarios: “El que vaya a trabajar, estará movilizado, y el que no vaya será procesado e irá a los cuarteles para ser juzgado por la justicia militar, de acuerdo con el código de justicia militar”. Al día siguiente un decreto de Perón dispuso la movilización militar de los ferroviarios, que estuvo a cargo del Ejército. Cerca de dos mil trabajadores fueron detenidos y unos trescientos quedaron en prisión, produciéndose el retorno al trabajo de los huelguistas tres días después.[58]
El misterioso viaje de Eva Perón y el tesoro de los nazis
Evita Perón y los nazis. Miles de judíos asesinados y expoliados. Un tesoro, un viaje misterioso, una fortuna escondida en un banco de Suiza. No falta un solo ingrediente para que triunfe la leyenda.
El misterioso viaje de Eva Perón y el tesoro de los nazislarazon
El general Perón y su esposa, Evita, tenían en los fondos de un banco de Suiza una considerable fortuna en joyas, cuadros y diversos objetos de valor. Provenía de familias ricas judías asesinadas en campos de concentración y había estado «a buen recaudo» en las mansiones de siete de las más adineradas familias de Europa. Tras la caída del régimen nazi estos objetos se habían convertido en una peligrosa prueba de cargo, por lo que estos ricos entre los ricos decidieron donárselos a Perón como premio al apoyo que había dado a los dirigentes nazis.Aunque el tesoro estuviese bien protegido, nunca está de más supervisarlo de primera mano y comprobar que cada una de las piezas está donde debería estar. Para eso viajó Eva Perón a Suiza en 1947, en una misión internacional con una confusa finalidad oficial y envuelta en algún que otro incidente.Esta es la teoría, a mitad de camino entre la leyenda urbana y la investigación periodística, que ha resucitado un libro en Argentina («El heredero del General. La desconocida historia de Mario Rotundo», de Miguel Prenz), y que, como siempre, ha traído la controversia.Adolf Eichmann o Josef MengeleEl misterioso viaje de la segunda esposa de Perón está lleno de interrogantes, como lo están todos aquellos que sobrevolaron alrededor del patrimonio de los Perón. El primero de ellos es el propio Mario Rotundo, presidente de la fundación por la paz y la amistad de los pueblos, y a quien Juan Domingo Perón legó todos sus bienes. ¿Por qué lo hizo? Nadie ha conseguido hasta ahora aportar una respuesta convincente.En alguna ocasión, Perón habló del «origen japonés y alemán» de los bienes que el gobierno argentino se había apropiado. Durante años las asociaciones judías han seguido la pista de este dinero, de procedencia judía, y han denunciado que el gobierno peronista ayudó a escapar y escondió en suelo argentino a algunos de los jerarcas más sanguinarios del nazismo, como Adolf Eichmann o Josef Mengele.El botín nazi en ArgentinaEl preciado tesoro desaparecido de la Alemania perdedora estaba compuesto por infinidad de lingotes de oro en los que los nazis habían fundido las joyas y objetos que habían ido robando casa a casa, familia a familia, judío a judío. Había además cuadros, objetos preciosos y esculturas que habían ido catalogando y repartiendo. Una parte de ese botín pudo haber acabado en Argentina, como premio a tan entregado gobierno. La otra, en los fondos de un banco suizo.La pista suiza de Eva Perón ya ha sido abordada anteriormente, entre otros por varios reportajes de la televisión helvética y por los medios de comunicación argentinos, aunque aún hay muchas incógnitas por resolver. Uno de los supervivientes del campo de concentración de Dachau, José Jakunovich, desveló al diario La Nación que «en el libro sobre el juicio de Nuremberg hay un documento importantísimo. Es una carta de un jerarca nazi a otro, escrita antes del fin de la guerra, y en la que le dice: "Perón tiene una amiga que nos va a ser de gran utilidad. Se llama Eva". Ella todavía no se había convertido en su esposa».
VIDEO | 22 de Julio de 1947: Evita es recibida por Vicent Auriol, el presidente de Francia
Tuvo una agenda bastante apretada, con importantes reuniones para firmar acuerdos internacionales.
La “Gira del Arco Iris” de Evita por Europa y Sudamérica se realizó con el objetivo de fortalecer relaciones en el exterior, en un contexto de post Segunda Guerra Mundial. La primera dama fue enviada por Juan Domingo Perón para representar al gobierno peronista y al país. En primer lugar, llegó a España, donde se entrevistó con el general Francisco Franco y miles de españoles se rindieron a sus pies. Después se instaló en Italia, Portugal, Francia, Suiza, Mónaco, el Vaticano, Brasil y Uruguay.
El 22 de julio de 1947, la “abanderada de los humildes” llegó a Paris. Fue recibida por Georges Bidault, ministro de Exteriores francés. Además, la esperaba un grupo de mujeres y de niños que se mezclaban con las banderas de Argentina y de Francia. Las autoridades de la capital del país galo pusieron a disposición de Eva el automóvil del general Charles De Gaulle, un honor que hasta el momento sólo se había reservado para el primer ministro británico Winston Churchill. Con ese rodado, la oriunda de Los Toldos conoció la catedral de Notre Dame.
Evita ingresó a Notre Dame y se entrevistó con el monseñor Roncalli, quien en 1958 se convertiría en Papa y recibiría la denominación de Juan XXIII. Fuentes cercanas a la primera dama, sostienen que durante la entrevista que tuvieron, la joven argentina de 27 años le explicó la idea de realizar una fundación de ayuda social (la cual crearía al regresar al país) y recibió como respuesta: “Le recomiendo dos cosas: que prescinda por completo de todo papelerío burocrático, y que se consagre sin límites a su tarea”. Ambas las cumplió con excelencia.
Durante el tiempo en Francia, Evita estuvo hospedada en el Hotel Ritz. Tuvo una agenda bastante cargada de reuniones para firmar acuerdos internacionales. Uno de ellos fue con el presidente Vincent Auriol, con quien firmó un tratado que incluía el intercambio en particular de cuero, carne, cereales, aceites, y quebracho a cambio de acero, automóviles, diversos productos mecánicos, y en particular máquinas textiles, productos químicos.
“En su entrevista con el ministro de Relaciones Exteriores, Georges Bidault, uno de los principales dirigentes de la resistencia interior a la ocupación alemana, Evita le planteó que era muy desagradable que Francia, país amigo de la Argentina, tuviera una calle en París y una estación del Métropolitain que se llamara Obligado, por la batalla de la Vuelta de Obligado. Le recordó que la Escuadra naval anglofrancesa había logrado ganar la batalla, pero había pedido la guerra. Y le pidió que le cambiaran el nombre.
Dos días después, cuando se firmaban los acuerdos comerciales por los cuales la Argentina otorgaba a Francia un crédito para compras de cereales de 200 millones de dólares, el presidente Vincent Auriol le comunicó que en aras de la renovada amistad franco argentina serían cambiados los nombres de la estación del Métropolitain y de la calle”. De esta manera, la calle Vuelta de Obligado pasó a denominarse “d’Argentine”. Evita, una luz en la historia argentina que dejó su rastro en París.
El 26 de Julio 1952, Eva María Duarte de Perón, a sus 33 años dejaba este mundo.
Desde SUTEP rendimos homenaje al recordarse un aniversario mas de su partida.
Las trabajadoras y trabajadores del Espectáculo Público recordamos a Evita, con mucho respeto, cariño, admiración y gratitud, por su dedicación y esfuerzo en la defensa del pueblo, de los obreros, de las mujeres y de los niños.
Compartimos la “BIOGRAFIA DE EVA DUARTE DE PERON (1919 – 1952) «EVITA» – RESEÑA HISTÓRICA DE LA VIDA DE EVITA”.
Quinta hija de Juana Ibarguren y Juan Duarte, nace el 7 de Mayo de 1919 en los Toldos, provincia de Buenos Aires; transcurren allí los primeros años de su infancia. En 1926, fallece su padre. En 1930, la familia se traslada a Junín. Comienza a despuntar su vocación por la declamación y el teatro. En octubre de 1934, Evita viaja a Buenos Aires acompañada por su madre para pasar una prueba en Radio Cultura.
En ese mismo año fija su residencia en Buenos Aires, consagrándose a la carrera artística. Integra las compañías teatrales de los más importantes directores teatrales de la época. A lo largo de diez años (1934 – 1944) se afirma frente a los micrófonos de las radios de mayor audiencia. En 1944 es elegida Presidenta de la Agrupación Radial Argentina.
Tras cuatro apariciones menores en el ámbito cinematográfico logra un papel más importante en » La Cabalgata del circo» (1944) y, en 1945, el rol protagónico en «La Pródiga».
El 15 de Enero de 1944 un violento terremoto destruye la ciudad de San Juan, y Juan Domingo Perón, a cargo de la Secretaría de Trabajo y Previsión, solicita la colaboración de la ciudadanía para acudir en socorro de las víctimas. Los artistas, entre los que se encontraba Eva Duarte, participan activamente de la colecta nacional y organizan un festival artístico en el Luna Park. En esas circunstancias, el entonces coronel y la joven actriz comienzan una relación.
A la par que desarrolla sus actividades profesionales, Eva ingresa junto a Perón en el mundo de la política. Los históricos sucesos del 17 de octubre de 1945 marcarán el fin de su carrera artística. El 22 de ese mes, Juan Domingo Perón y María Eva Duarte contraen matrimonio civil en Junín y el 10 de diciembre la unión es consagrada en la iglesia de San Francisco, en La Plata.
En los comicios del 24 de febrero de 1946, la fórmula encabezada por el general Perón se impone con el 52,4% de los votos, y el 4 de Junio, éste asume la Presidencia de la Nación. Eva, esposa del Presidente define su propio rol: como Primera Dama será Eva Perón, y en su trabajo cotidiano con los humildes, los trabajadores y las mujeres, será Evita.
El 6 de Junio de 1947, Eva Perón inicia una gira oficial de casi tres meses de duración, visitando España, Italia, Portugal, Francia, Suiza, Mónaco, Brasil y Uruguay. Allí donde fuere, el programa de visitas y recepciones se verá siempre jalonado por las recorridas de los barrios obreros y las obras sociales. A la vez que ofrece donativos para las víctimas de un continente devastado por la guerra, busca «la lección europea» en materia de acción social. El 23 de agosto de 1947 regresa a Buenos Aires, retomando sus actividades a pleno. Emprende de inmediato la campaña de obtención del sufragio femenino a través de la radio y la prensa, trabajando con los legisladores, las delegaciones que la visitan y las mujeres nucleadas en centros cívicos. El 23 de Septiembre de 1947 es promulgada la ley 13.010 que otorga los derechos políticos a las mujeres argentinas.
El 19 de Junio de 1948 se construye formalmente la Fundación de Ayuda Social María Eva Duarte de Perón, dando estructura orgánica a la labor que Evita venía desarrollando desde 1946. Nacida con el objeto de «satisfacer las necesidades esenciales para una vida digna de las clases sociales menos favorecidas», su acción se concreta en la creación de Hogares Escuelas, Hogares de Ancianos, Hogares de Tránsito, el Hogar de la Empleada «General San Martín», las Ciudades Infantil y Estudiantil, la Escuela de Enfermeras, el Tren Sanitario, las Proveedurías y Plan Agrario, así como en la organización de los Campeonatos Infantiles y Estudiantiles. La Fundación desarrollará un gigantesco programa de construcción: viviendas obreras, edificios escolares -a través del plan 1000 Escuelas, colonias de vacaciones y centros sanitarios y policlínicos. A todo ello se sumará la ayuda social directa, mediante la cual Evita resolvía personalmente problemas de vivienda, salud o empleo, y la ayuda solidaria a los países extranjeros en situación de necesidad o catástrofe.
El 28 de Agosto de 1948 Eva Perón da lectura, en el Ministerio de Trabajo, a la Declaración de los Derechos de la Ancianidad, promulgado dos días antes y posteriormente incluidos en la Constitución de 1949. El 26 de Julio de 1949 se lleva a cabo en el Teatro Nacional Cervantes la Primera Asamblea Nacional del movimiento peronista femenino. Nace allí el Partido Peronista Femenino, y Eva es elegida Presidenta.
El 4 de Abril de 1951 Evita lee por primera vez los originales de «La razón de mi vida» El libro es lanzado a la venta el 15 de octubre del mismo año.
El 22 de agosto de 1951, en una multitudinaria concentración realizada en la Avenida 9 de Julio de la ciudad de Buenos Aires – Cabildo Abierto del Justicialismo-, la C.G.T. y el Partido Peronista Femenino proclaman su adhesión a la fórmula Perón–Eva Perón para las elecciones. Pocos días después, el 31 de agosto, Evita anuncia por cadena nacional de radiodifusión «su decisión irrevocable y definitiva de renunciar al honor con que los trabajadores y el pueblo» quisieron honrarla. El 11 de noviembre de 1951 la fórmula Perón – Quijano se impone con el 62,49% de los votos, influyendo notoriamente en este resultado el nuevo sufragio femenino.
Eva, gravemente enferma, es internada y operada pocos días antes en el Policlínico Presidente Perón de Avellaneda, donde vota por primera y única vez. El 14 de noviembre de 1951, abandona el hospital. A pesar de sus esfuerzos por retomar la actividad, el deterioro progresivo de su salud impone un freno a su tarea.
El 4 de Junio de 1952 Eva Perón acompaña al Presidente en los actos de asunción de su nuevo mandato. Es su última aparición en público. Tras una penosa agonía, el 26 de Julio de 1952 fallece a los treinta y tres años en la Residencia Presidencial, en Buenos Aires.
El llanto se lanzó a la calle, se mostró al mundo en interminables filas y acompañó el velatorio, que duró hasta el 11 de agosto. En esos 14 días, Argentina y los países limítrofes se quedaron sin flores. Más de dos millones de personas estuvieron presentes para darle el último adiós. La cureña con su féretro fue trasladado por obreros de la CGT, en una procesión cuyas imágenes en blanco y negro siguen impactando por el dolor, por la cantidad de gente, por la historia que contienen…
Porque esa mujer, que al morir pesaba 34 kilos, que dejaba de ser una realidad para comenzar a tomar forma de mito, fue una mujer controvertida: amada por unos, que la percibían casi como una santa, y odiada hasta el delirio por quienes se habían sentido afectados por su accionar y la consideraban ambiciosa y sin escrúpulos.
Quedaba aún su viaje final, el calvario que recorrió su cadáver embalsamado, que de los honores recibidos en el funeral, propios de un jefe de Estado aunque Evita nunca tuvo cargo oficial alguno, pasó a ser albergado en la central obrera hasta 1955, cuando al caer derrocado Perón, fue secuestrado por la dictadura militar de entonces. A partir de allí, el ataúd recorrió la ciudad en una camioneta por más de un año; sin embargo, «misteriosamente», siempre aparecían flores y velas en los lugares donde la estacionaban…
Su cuerpo fue mutilado y profanado y finalmente enviado clandestinamente a Italia. Estuvo enterrada, bajo un nombre falso, María Maggi de Magistris, durante 14 años, en el cementerio Maggiore, de Milán.
En 1971, el cuerpo le fue devuelto a Juan Domingo Perón en Madrid, que lo tuvo en su residencia. Llegó a la Argentina en 1974 y durante dos años permaneció en la Quinta presidencial. Finalmente, desde 1976, descansa en paz en la tumba familiar, en Recoleta.
Video sobre el viaje de Evita a Europa en 1947 extraído de la
película «Perón sinfonía del sentimiento», de Leonardo Favio
Publicada en Youtube por La Baldrich
El cuadro de situación
Como hemos visto hasta acá en diferentes artículos y lugares de nuestro sitio, la posición de Perón frente al mundo era en extremo audaz, valiente y decidida. No iba a someter a nuestro país al reparto del mundo que habían decidido las potencias vencedoras de la 2ª Guerra Mundial.
La proclama era clarísima, soberanía e independencia nacional para la toma de decisiones en el marco internacional; formulación de la Tercera Posición y reconocimiento del llamado Tercer Mundo, es decir el de aquellas naciones que nos estuviesen con uno u otro de los imperios dominantes, aún a pesar de posiciones formales de algunos integrantes que así lo indicaran.
En esos términos la cuestión derivó, como no podía ser de otro modo, en el intento de aislamiento hacia la Argentina y de su gobierno. Este, y en línea con lo que describimos antes, sostenía sus posiciones enfrentando la situación con decisión abriendo relaciones con todo el mundo y buscando aliados, mucho más allá de las posiciones ideológicas. Ejemplo notorio de este aserto es el establecimiento de relaciones diplomáticas y comerciales con la U.R.S.S.
En razón de la independencia de criterio político Perón decidió en 1947 enviar a Evita a Europa, fijar su presencia política en ese continente y ayudar particularmente a España con la provisión de cereales.
Desde luego el punto más crítico de la gira de Evita habría de ser España en razón de las características del régimen de Franco y su posición política. Pero del mismo modo en que se habían establecido relaciones con la U.R.S.S. el realismo político de Perón podía dar el mismo paso con la antípoda ideológica precisamente de este último país.
España y la ONU
El 12 de diciembre de 1946 y mediante la Resolución Nº 39, la Asamblea General de las Naciones Unidas excluye de ese organismo al gobierno español, recomendando a los países asociados el retiro de toda representación diplomática del territorio de España.
La Resolución fue aprobada por 35 votos a favor: Austria, Bélgica, Bielorrusia, Bolivia, Brasil, Checoslovaquia, Chile, China, Dinamarca, Estados Unidos, Etiopía, Filipinas, Francia, Guatemala, Haití, India, Irán, Islandia, Liberia, Luxemburgo, México, Nicaragua, Noruega, Nueva Zelanda, Panamá, Paraguay, Polonia, Reino Unido, Suecia, Ucrania, Unión Soviética, Uruguay, Venezuela y Yugoslavia.
Rechazada por 6 votos: Argentina, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Perú y República Dominicana.
Se abstuvieron 13 países: Afganistán, Arabia Saudita, Canadá, Colombia, Cuba, Egipto, Grecia, Honduras, Líbano, Países Bajos, Siria, Sudáfrica y Turquía.
El núcleo de la sanción consistía en impugnar el carácter no “democrático” del gobierno de Franco en términos de que no había sido electo. Efectivamente no lo era, igual que varios de los votaron a favor de la sanción.
Además se vinculaba ideológicamente al falangismo español con el nazismo y el fascismo, aunque la respuesta de Perón a Estados Unidos y a la sanción hecha mucha luz sobre el problema español.
Cuando se conoce la decisión política y humanitaria de Argentina, Estados Unidos en una declaración oficial sostiene que esa ayuda “es apoyar al régimen del general Franco y que constituye una provocación a todos los pueblos amantes de la paz.”
Perón responde que, “Ayudar a los pueblos en su desgracia es un acto de amor y no de provocación. Seguiremos tendiendo nuestra mano solidaria a España como a todo pueblo que la necesite independientemente de las circunstanciales decisiones de las potencias que se erigen en paladines de la democracia, las mismas que solo vieron hasta ayer en España desgarrada por una guerra fraticida, un campo propicio para experimentar sus fuerzas de destrucción.”
La ayuda
La situación económica de España era en extremo crítica en razón de la devastación que había dejado la Guerra Civil de 1936 a 1939 y los paupérrimos resultados de sus cosechas de granos. Se llegaba a racionar la provisión de pan y harinas con los consiguientes sufrimientos del pueblo.
La decisión y la presencia argentina en España irían a aportar al pueblo español la provisión de un total de 700.000 Ton. de trigo y 250.000 de maíz en forma inmediata para los años 1947 y 1948 más el suministro de carnes congeladas.
Argentina, por su parte además de esta ayuda humanitaria, ingresaba políticamente en Europa tomando su propia decisión y contaba en el pacto con España con la concesión de zonas francas en todos los puertos españoles con lo cual se aseguraba una vía de de ingreso y de salida para los productos comerciales que así lo requirieran.
La partida de Evita
El 6 de junio de 1947 Evita parte del aeropuerto Presidente Rivadavia de Morón, Pcia de Buenos Aires, con un avión DC-4 de Iberia acondicionado y enviado especialmente por el gobierno español. Eran las 16,20 hs.
Luego de hacer dos escalas en el aeropuerto de Villacisneros en el Sáhara Español y en Las Palmas de Gran Canaria, llega finalmente el día 8 de junio a las 20,30 hs al aeropuerto de Barajas, donde la espera una multitud, el general Franco, su esposa e hija y la totalidad del gobierno español.
Evita es saludada al llegar a Barajas por el general Franco, su esposa e hija
Atravesando una interminable cantidad de gente que la saluda al pasar, se traslada hacia el palacio de El Pardo, la que será su residencia durante su estadía.
Ese mismo día dará un primer mensaje a los españoles y a los europeos, el que transcribimos a continuación.
1º Mensaje con palabras de paz y amor dirigido al Pueblo Español y a todos los Pueblos del Viejo Continente, desde el Palacio de El Pardo – Madrid
Transmitido por Radio Nacional de España 8 de Junio de 1947
Evita habla por radio desde El Pardo
«Amigos de España:
Abrumada de agradecimiento por vuestra gentileza, aquí estoy, pueblo de Madrid, corazón de España. No voy a cansaros. Mi mensaje es tan simple como profundo.
Mensajera de los afectos de mi pueblo, mensajera de reconocimiento, seré también mensajera de la paz que deseamos reine de una vez por todas, sobre todos los pueblos de la tierra.
Digo y repito que mi mensaje es simple, porque lo vierte una mujer, y porque representa, en mi voz argentina la suprema apelación al Altísimo para que derrame sobre todo el Viejo Continente un poco de paz y un poco de tranquilidad. La necesaria para crear. La necesaria para vivir. La necesaria para trabajar y producir para el hombre. La necesaria, en fin, para amar cada día más a nuestros semejantes y buscar su bienestar en un mundo mejor, más amplio, más lúcido, más cristiano, más unido y más pródigo.
No será este un mensaje más, por cierto, compañeros. Porque este es el mensaje de los trabajadores argentinos, de esas fuerzas proletarias que en esa tierra surgen y se organizan, no con la idea de la lucha fratricida que han practicado algunos pueblos sino con la idea de la paz y el trabajo constructivo y con la divina consigna de todos los tiempos: la de amarse los unos a los otros para erigir un mundo más feliz, más seguro, más tierno.
Invisto en este instante el pensamiento y la cálida emoción de mi esposo, el Presidente de los Argentinos y ello me hace traducirle esta mi profunda aspiración de paz y de trabajo, junto a mi palabra de consuelo para sus males y la suprema invitación a la generosidad y al bien, para que labren y moldeen sus patrias -como la nuestra- en una empresa de profundo y decisivo significado humano.
He dicho lo que sentimos en la nueva Argentina, en la que no hay diferencias y en donde las que pudieran existir irán desapareciendo día a día, conformando así una nueva sociedad. Deseo que, conjuntamente con mis votos de amor, llegue al Viejo Mundo -y sobre todo a esta España pródiga y solidaria- la palabra de mi reconocimiento porque de su trance provenimos todos los argentinos.
Digámosle a ese mundo, que fue el de los conquistadores y las colonizaciones, y al que la Humanidad todo le debe, que se acuerde de una vez por todas de volver por la defensa de los valores morales por los que se sacrificaron generaciones y generaciones; -que sepa ese Viejo Mundo- que sepáis vosotros españoles- que nosotros, los dignos descendientes de la hispánica tierra, estamos empeñados en devolverle un día, centuplicado, todo el bien que nos hicisteis, enarbolando la nueva bandera de una humanidad triunfante, con el trabajo y la paz.
Madrileños, os envuelvo en el estrecho abrazo que mi pueblo trabajador me dio para vosotros. Os participo su ternura desbordante por España y os confundo en mi corazón de mujer, sensible a la calidad de vuestro agasajo, al calor de vuestra hospitalidad y al maravilloso e inenarrable de vuestro fervor por mi país. ¡Hasta pronto!.»
Los acompañantes de Evita, quien contaba solo con 28 años…
Lilian Lagomarsino de Guardo (Guardo presidente de la Cámara de Diputados), mucho más que una acompañante. Su consejera y amiga, su protectora; su hermano Sr. Juan Duarte; su confesor, SJ. Hernán Benítez; el Dr. Francisco Alsina, médico personal; Dr. Francisco Muñoz Azpiri, quien colaborará en la redacción de sus discursos junto a Benítez; su peluquero Sr. Julio Alcaraz; Sras. Asunta y Juanita, preparando su guardarropas; Sr. Emilio Abras, fotógrafo de la presidencia; Cap. de Fragata Adolfo Gutiérrez y Tte. Coronel Jorge Ballofet como edecanes militares y el Sr. Alberto Dodero quien financiará la gira por los demás países, exceptuada España.
Siete días en Madrid
Ese fue el total de días en que Evita prolongó su estadía por la capital española. No paró un segundo. Entre agasajo y agasajo, y entre visita y visita, se tomó el tiempo necesario para acercarse a los humildes y a los trabajadores españoles, a quienes escuchó y dio su mensaje político y de amor, transmitiendo la solidaridad de los trabajadores argentinos para con los españoles.
Asistió a una corrida de toros; se llevó a cabo una función en su honor de la obra cumbre de Lope de Vega, “Fuenteovejuna”; visitó El Escorial y la ciudad Universitaria; asistió a la Catedral de Madrid siendo recibida por el obispo de la capital; estuvo en la exposición de Artes Decorativas; se trasladó a Toledo y ahí visitó el Alcázar.
Condecorada por Franco con la Gran Cruz de Isabel la Católica, en ese preciso instante y luego de agradecer la misma, lanzó un llamado a quien quisiera escucharla señalando sobre el peronismo: “La Argentina marcha hacia delante, porque es justa su consigna misma, y porque en la cruzada de su batalla por su pan y su salario, supo elegir entre la falsa democracia engañosa y la real democracia distributiva, donde las grandes ideas se llaman por nombre tan simple como esto: mejor paga, mejor vivienda, mejor comida, mejor vida….” (1) Borroni, Otelo y Vacca, Roberto, La vida de Eva Perón, Pag, 164, Ed. Galerna, 1970
“Dejo parte de mi corazón en España. Lo dejo para vosotros, obreros madrileños, cigarreras sevillanas, agricultores, pescadores, trabajadores de Cataluña, de Aragón del país todo. Lo dejo sí a vosotros! Este puente de hermandad inaugurado con mi paso por esta tierra de trabajo no quedará interrumpido. Que sepan todos los obreros de España que mientras en nuestros trigales hay una espiga, esa espiga será repartida con ellos en una solidaria expresión de cristiandad, de paz y de justicia social. Pensad vosotros que en la República Argentina el general Perón nada promete y todo lo da, haciendo el milagro de que en nuestro país haya menos pobres y menos ricos. Y retribuyendo la finísima gentileza del Caudillo y de su pueblo, diré adiós con este solo grito, repetido y voceado, pero tan recio y sonoro como el metal de una espada: ¡Viva España!”
Fragmento del discurso de Evita en Barcelona, 1947
Resultado y significado de su visita a España
Sin la menor duda, el impacto político y emocional para Evita, pueblo español y sus autoridades, fue realmente extraordinario y significativo. Algo sin duda perteneciente a la magia de su personalidad, a su aura y a la sensibilidad social y revolucionaria que transmitía e impregnaba a todos sus actos, movimientos y contactos humanos con los españoles, hizo que la trascendencia de su visita conmoviese los cimientos de la sociedad que la cobijaba.
Pasó por encima de lo protocolar y de lo meramente político en términos de lo acordado previamente por ambos gobiernos. Se trascendió a si misma y habló de menos ricos y menos pobres, de justicia social y del protagonismo del Pueblo. Seguramente debe haber provocado más de un dolor de cabeza e incomodidad en las autoridades locales expresándose en esos términos, pero fue tanta la magnitud y grandeza de sus mensajes, que nada pudieron reprocharle, ni manifestarle enojo alguno. Simplemente Evita, pero en tierra española.
El Itinerario de su estadía en España
Por Guadalupe Gómez Ferrer ( )
Doña Eva Duarte de Perón a lo largo de esos catorce días que permaneció en España, recorrió 16 localidades españolas, y en cada una de ellas tuvo que multiplicar sus visitas a diferentes lugares: actos multitudinarios como el de la Plaza de Oriente, visitas a Ayuntamientos, Diputaciones, Catedrales, Basílicas, Monasterios, Palacios, Teatros, Fiestas, Corridas de toros, Fábricas, Centros sindicales, Hogares de Auxilio Social, fincas rústicas, lugares emblemáticos de la sección Femenina – como el del Castillo de la Mota donde se entrevistó y comió con la jefa de la Sección femenina, Pilar Primo de Rivera –, Campamentos del Frente de Juventudes… Y por supuesto, tuvo que asistir a numerosas comidas y cenas de gala ofrecidas por las diputaciones o corporaciones municipales de las diversas ciudades que recorría.
La sola enumeración de ellos da vértigo. Si a eso añadimos, los horarios apretados, las comidas y cenas a deshora, y los festivales nocturnos comenzados pasada la media noche, nos podemos hacer cargo, por una parte, del interés que España tenía de que la ilustre dama se llevara una idea de la realidad oficial española, del entusiasmo que el pueblo sentía por ella, y por tanto, por Perón y la Argentina, y por otra parte, el afán del Gobierno de que doña Eva experimentara el agradecimiento, respeto y hasta veneración que las máximas autoridades españolas incluidas su Caudillo sentían hacia una mujer, que representaba no solo a su esposo y a su patria sino a una tierra con la que se sentían profundamente hermanados y a la que querían demostrar su unión inquebrantable, no enturbiada por ambiciones políticas sino arraigada en un mismo espíritu, una común cultura y unas mismas creencias.
La idea de Hispanidad que había comenzado a abrirse paso en España a comienzos del siglo XX adquiría con la visita de Doña Eva su momento estelar. Imposible dar cuenta del itinerario y de los actos a los que asistió Eva Perón. Haré solo una breve mención de ellos sin afán exhaustivo, para dejar constancia de lo que fue su estancia en nuestro país.
Al día siguiente de su apoteósica y lenta llegada a Madrid, tuvo lugar en la Plaza de Oriente una inmensa concentración popular de medo millón de personas, con el fin de acompañar y aclamar a doña Eva en un acto en el que le iba a ser impuesta la Gran Cruz de Isabel la Católica (El viaje de Eva Perón a España La Aljaba, segunda época, Volumen XVI, 2012) y (Arriba, 19 de junio de 1947).
Por la noche el Jefe del Estado ofreció a su huésped una comida de gala en el Pardo a la que asistieron el Gobierno en pleno y las más altas jerarquías del país, seguida de una velada artística en la que por las personas que actuaron –Lola Flores, Carmen Sevilla, Manolo Caracol – cabe presumir que fue un repertorio de la canción española (ABC, 10 de junio de 1947)-
Al día siguiente se trasladó a El Escorial, oró en la Basílica, recorrió el monasterio y a continuación se sirvió una comida a cuarenta invitados en el salón de Embajadores.
Visitó más tarde el campamento cercano del Frente de Juventudes donde izó las banderas española y argentina, recorrió sus instalaciones en medio de agasajos y aclamaciones, y partió para Madrid a las cuatro y media de la tarde, donde tras breves momentos de descanso en el Palacio del Pardo, se trasladó de nuevo a la capital para visitar el Mercado Nacional de la Artesanía en el que recibiría el homenaje de los artesanos españoles. Finalmente a las doce de la noche tuvo lugar en la Plaza Mayor un festival de Coros y Danzas, seguido por una ofrenda de los cincuenta trajes típicos, uno por cada provincia española (ABC, 11 de junio de 1947).
En la tercera jornada, el día, 11, la señora de Perón, acompañada por la esposa del Jefe del Estado – que no la abandonó en ninguno de sus viajes por Castilla – visitó Ávila, y en ella especialmente la catedral, el convento de Santo Tomás y la iglesia de Santa Teresa; para continuar viaje hasta el Castillo de la Mota, cuna de Isabel la Católica y corazón de la Sección Femenina, en cuyo patio del castillo recibió, al estilo medieval, el saludo de la fortaleza, y después del almuerzo que le ofreció Pilar Primo de Rivera Jefa de la Sección Femenina, asistió a un festival de Coros y Danzas. Posteriormente se encaminó a Segovia donde se detuvo brevemente para visitar el Acueducto romano, saludar a las autoridades, y corresponder a las ovaciones que le dispensaba la multitud.
Se dirigió después a La Granja de San Ildefonso (Segovia), en la que visitó el Palacio, y presenció el juego de aguas de las famosas fuentes. Finamente, ya entrada la noche, regresó a Madrid (Ya, 12 de junio de 1947).
El día 12 permaneció en la capital, con una apretada agenda tanto por la mañana como por la tarde, en la que acudió a una corrida de toros, a una cena de gala en el Salón de Tapices del Ayuntamiento y a una función en el teatro español para ver Fuenteovejuna, la inmortal obra de Lope de Vega (ABC, 13 de junio de 1947).
El día 13 visitó Toledo, donde fue recibida por el cardenal Primado, el general Moscardó y las autoridades locales, y tras la recepción y la comida que le fueron ofrecidas por la Sección Femenina y el Ayuntamiento respectivamente, realizo la obligada visita a la catedral y regresó a Madrid donde le aguardaba una apretada agenda que finalizaría con una fiesta de gala en el Retiro seguida de una cena fría a la que asistieron 1.200 invitados. (Guadalupe Gómez, Ferrer Morant La Aljaba 25 segunda época, Volumen XVI, 2012) y (Ya, 14 de junio de 1947).
Su última jornada en la capital de España estuvo repleta de visitas a lugares de carácter cultural y popular, habría que destacar la hecha a la institución sindical Virgen de la Paloma, en la que se llegaron a concentrar cien mil productores – es decir, trabajadores – que aclamaron a doña Eva, al Jefe del Estado y a su esposa (ABC, 15 de junio de 1947).
El domingo por la tarde, día 15, partió para Granada donde permaneció veinticuatro horas, ocupada en visitar lugares emblemáticos, recibir agasajos, comidas y, por supuesto la asistencia a una fiesta de danza gitana (ABC, 17 de junio de 1947).
Al día siguiente partió para la ciudad de Sevilla., donde fue recibida, como era costumbre, con un entusiasmo indescriptible. El Ayuntamiento le ofreció una cena de gala que fue seguida por una fiesta típica en la plaza de América.
A la mañana siguiente recorrió los lugares religiosos mas significativos Por la tarde acudió a la Fábrica de Tabacos donde recibió el homenaje de las Cigarreras y posteriormente asistió a una concentración campesina en la finca Las Torres, del Instituto Nacional de Colonización, y a la entrega de 2000 títulos a otros tantos colonos, es decir, a la entrega de títulos de propiedad.
Por la noche, después de una cena de gala en Capitanía, y tras un paseo por el barrio de Santa Cruz, en cuyas encrucijadas se situaron grupos de campanilleros como en el siglo XVII y grupos de cantaoras, se le ofreció un refrigerio en los jardines del Alcázar acompañado de una fiesta flamenca (La Vanguardia, 17 de junio de 1947).
Al día siguiente, doña Eva se desplazó a Huelva, se embarcó en una lancha que la condujo ante el monumento que conmemora el “raid” Palos Buenos Aires, y desde allí se dirigió a La Rábida, monasterio que guarda numerosos objetos conmemorativos del Descubrimiento de América. En él se hospedó Colón antes de partir para su viaje hacia el Nuevo Mundo (Ya, 19 de junio de 1947)
Al día siguiente salió para tierras gallegas. Comenzó su itinerario en Santiago de Compostela; en el Ayuntamiento la recibió el alcalde que le entregó la Medalla de Oro de la ciudad para su esposo, ofreciéndole a ella un broche de oro y piedras preciosas. Posteriormente se dirigió a la Catedral, para postrarse ante el apóstol, al que pidió fortaleza para el Caudillo español, para el Presidente de la Argentina, y para sus cooperadores en el Gobierno “para que sigan conduciéndoles por las rectas vías de la justicia social cristiana y de la paz y la prosperidad” (Ya, 20 de junio de 1947). A continuación, en la capilla de san Andrés fue entronizada la Virgen de Luján, y seguidamente presenció el funcionamiento del botafumeiro y el canto de las chirimías.
Pasadas las tres de la tarde le fue ofrecida una comida seguida por un festival de Coros y Danzas de la S.F., y acto seguido, doña Eva se trasladó a la explanada de la Residencia de Estudiantes (El viaje de Eva Perón a España, La Aljaba segunda época, Volumen XVI, 2012) donde plantó un árbol simbólico. A continuación salió de Santiago en automóvil para Pontevedra, ciudad a la que llegaría hacia a las nueve de la noche. Recibida con toda clase de honores por la Corporación municipal y debidamente obsequiada con una valiosa vajilla de la prestigiosa fábrica de Sargadelos, le fue ofrecido un vino español antes de proseguir su marcha para Vigo, donde fue también recibida por el pleno municipal y el obispo.
El veinte de junio, estuvo en una concentración marinera en Vigo, y posteriormente, acompañada del ministro de Marina y del Aire, a bordo del “Azor”, yate de su Excelencia dio un paseo por las rías, para regresar por mar a Vigo donde de nuevo le fue ofrecida por el Ayuntamiento una cena de gala y una verbena en el Club Náutico (ABC, 20 de junio de 1947).
El día veintiuno partió para Zaragoza, se dirigió al templo del Pilar, ofreciendo donde ofreció en un emotivo gesto los pendientes de oro y brillantes que llevaba puestos a la Virgen, asistiendo por la noche, en la Lonja, asistió a la cena de gala que le ofreció el Ayuntamiento.
La mañana del día veintidós la dedicó a recibir a varias Comisiones y a la colonia argentina de Zaragoza. Y por la tarde partió en avión para Barcelona, -última escala de su viaje (ABC, 22 de junio de 1947). Recibida por las más altas personalidades, la primera dama argentina, acompañada de doña Carmen Polo de Franco, y de los ministros del Aire, Industria, Trabajo, así como del Capitán general de la ciudad, y al son de los himnos argentino y español, revisó las fuerzas que le rindieron honores, en medio de continuas aplausos y ovaciones. A continuación, se acercó a la Catedral, – en la que junto a doña Carmen fue colocada, en la parte superior del templo, en el lado del Evangelio –, donde se cantó un solemne “Te Deum”, dirigiéndose a continuación la comitiva al palacio de Pedralbes. Tras la cena de gala que le fue ofrecida en el Palacio Municipal en cuya plaza se congregaba tal gentío que obligó a doña Eva a asomarse al balcón para manifestar su gratitud, terminó la velada en el parque de Montjuich donde se representó El sueño de una noche de verano de Shakespeare. (La Vanguardia, 25 de junio de 1947).
La jornada siguiente, aparte del viaje al Monasterio de Montserrat, cuna del catalanismo, la dedicó a asuntos personales y no es improcedente pensar que a un merecido descanso (La Vanguardia, 26 de junio de 1947).
Por fin, el día 26, día de su partida, tras un almuerzo en la intimidad con la familia Fanco, se organizó la comitiva que acompañaría a doña Eva al aeropuerto. A los acordes del himno nacional llegaron en un coche Eva Duarte y Francisco Franco, a la Plaza de España, lugar elegido para recibir la despedida de las diversas autoridades. El alcalde le entregó un ramo de rosas adornado con los colores nacionales y argentinos, expresándole su adiós, con estas efusivas palabras: “Excelentísima señora: En el momento de vuestra marcha de Barcelona os ofrendo estas flores para que su perfume sea el último recuerdo de vuestro triunfal viaje por España (Guadalupe Gómez, Ferrer Morant La Aljaba 27 segunda época, Volumen XVI, 2012). Y acto seguido, (“La Vanguardia”, 27 de junio de 1947) el coche emprendió la marcha hacia el Prat, “momento, en que, multiplicados increíblemente los vítores anteriores, la muchedumbre estalló en un unánime vítor que fue, en verdad, el auténtico y grandioso adiós de Barcelona.
En el aeropuerto el Caudillo acompañó a la esposa del general Perón al pie de la escalerilla del aparato que había de conducirle a Roma. Las últimas palabras de doña Eva al jefe del Estado español fueron, “Hasta pronto”. Y una vez cerrada la portezuela del avión, la ilustre dama continuó saludando con su pañuelo que en varias ocasiones acercó a sus ojos para contener las lágrimas.
( ) Borroni, Otelo y Vacca, Roberto, La vida de Eva Perón, Pag, 164, Ed. Galerna, 1970
( ) Guadalupe Gómez Ferrer Morant Universidad Complutense de Madrid
VIDEO | 22 de Julio de 1947: Evita es recibida por Vicent Auriol, el presidente de Francia
Tuvo una agenda bastante apretada, con importantes reuniones para firmar acuerdos internacionales.
La “Gira del Arco Iris” de Evita por Europa y Sudamérica se realizó con el objetivo de fortalecer relaciones en el exterior, en un contexto de post Segunda Guerra Mundial. La primera dama fue enviada por Juan Domingo Perón para representar al gobierno peronista y al país. En primer lugar, llegó a España, donde se entrevistó con el general Francisco Franco y miles de españoles se rindieron a sus pies. Después se instaló en Italia, Portugal, Francia, Suiza, Mónaco, el Vaticano, Brasil y Uruguay.
El 22 de julio de 1947, la “abanderada de los humildes” llegó a Paris. Fue recibida por Georges Bidault, ministro de Exteriores francés. Además, la esperaba un grupo de mujeres y de niños que se mezclaban con las banderas de Argentina y de Francia. Las autoridades de la capital del país galo pusieron a disposición de Eva el automóvil del general Charles De Gaulle, un honor que hasta el momento sólo se había reservado para el primer ministro británico Winston Churchill. Con ese rodado, la oriunda de Los Toldos conoció la catedral de Notre Dame.
Evita ingresó a Notre Dame y se entrevistó con el monseñor Roncalli, quien en 1958 se convertiría en Papa y recibiría la denominación de Juan XXIII. Fuentes cercanas a la primera dama, sostienen que durante la entrevista que tuvieron, la joven argentina de 27 años le explicó la idea de realizar una fundación de ayuda social (la cual crearía al regresar al país) y recibió como respuesta: “Le recomiendo dos cosas: que prescinda por completo de todo papelerío burocrático, y que se consagre sin límites a su tarea”. Ambas las cumplió con excelencia.
Durante el tiempo en Francia, Evita estuvo hospedada en el Hotel Ritz. Tuvo una agenda bastante cargada de reuniones para firmar acuerdos internacionales. Uno de ellos fue con el presidente Vincent Auriol, con quien firmó un tratado que incluía el intercambio en particular de cuero, carne, cereales, aceites, y quebracho a cambio de acero, automóviles, diversos productos mecánicos, y en particular máquinas textiles, productos químicos.
“En su entrevista con el ministro de Relaciones Exteriores, Georges Bidault, uno de los principales dirigentes de la resistencia interior a la ocupación alemana, Evita le planteó que era muy desagradable que Francia, país amigo de la Argentina, tuviera una calle en París y una estación del Métropolitain que se llamara Obligado, por la batalla de la Vuelta de Obligado. Le recordó que la Escuadra naval anglofrancesa había logrado ganar la batalla, pero había pedido la guerra. Y le pidió que le cambiaran el nombre.
Dos días después, cuando se firmaban los acuerdos comerciales por los cuales la Argentina otorgaba a Francia un crédito para compras de cereales de 200 millones de dólares, el presidente Vincent Auriol le comunicó que en aras de la renovada amistad franco argentina serían cambiados los nombres de la estación del Métropolitain y de la calle”. De esta manera, la calle Vuelta de Obligado pasó a denominarse “d’Argentine”. Evita, una luz en la historia argentina que dejó su rastro en París.
Hacendado, era dueño de un haras de caballos en Balcarce, ciudad donde presidió el comité local de la Unión Cívica Radical (UCR) y donde fue comisionado municipal.15
Durante el gobierno de Juan Domingo Perón, fue designado embajador especial para asistir al acto de asunción del presidente chileno Gabriel González Videla en 1946, y al año siguiente fue nombrado embajador en Francia, cargo que ejerció hasta 1949.1 En su período en París, acompañó la visita oficial de Eva Perón en 1947, y firmó con el ministro de Asuntos Exteriores Georges Bidault un convenio comercial y financiero.78
Posteriormente fue director del Banco Argentino de Comercio.1
“…El 21 de julio, Evita descendió de su avión en Orly, vestida de blanco, con un sombrero de paja del mismo color, sonriente y un poco pálida. A los pies de la escalerilla, el ministro de Relaciones Exteriores, Georges Bidault, le besó la mano y luego la saludaron el embajador argentino en París, Julio Victorica Roca, y varios embajadores latinoamericanos. Un cortejo de cuarenta coches la acompañó hasta el Hotel Ritz, donde un grupo de niños le presentó un ramo de flores y Bidault se despidió. Como símbolo de la importancia que el gobierno francés daba a su persona, puso a su disposición el auto que había pertenecido al general Charles de Gaulle, el mismo que usaba sir Winston Churchill en sus visitas oficiales a París. Además, durante la estadía la Argentina y Francia firmaron un tratado comercial por el cual este país recibiría un abultado crédito para la compra de trigo y carne. La ceremonia tuvo lugar en el Quai D’Orsay, y finalizada la misma, Bidault condecoró a Evita con la Legión de Honor. Al día siguiente de su llegada, Evita fue recibida por el presidente Vincent Auriol en el castillo de Rambouillet, donde le ofreció un almuerzo…” (Evita. Marysa Navarro)
VIDEO Evita llega a Francia Eva Perón arriba al aeropuerto de Orly y es recibida por el Canciller Georges Bidault. Duración 1 minuto https://www.youtube.com/watch?v=T7NjQBNsCWc
VIDEO Evita en Francia. Eva Perón visita el castillo de Rambouillet, en Francia para almorzar con el presidente Vincent Autiol. Duración 3 minutos https://www.youtube.com/watch?v=jSzwYgMeSuU
España, al término de la Segunda Guerra Mundial, era un país mal visto por los vencedores. El general Franco había simpatizado con las potencias del Eje. Con el triunfo de las democracias, se encontraba aislado internacionalmente.
La situación interior del país era terrible, con la economía aún destrozada por las secuelas de la Guerra Civil. Franco era consciente, sin embargo, de que debía maquillar los aspectos más totalitarios de su régimen para que algún día la comunidad internacional le aceptara. Decretó por ello una amnistía parcial para los presos políticos, aprobó una carta de derechos denominada Fuero de los españoles y suprimió el saludo fascista.
La comunidad internacional condenaba su régimen, pero un mandatario extranjero, el argentino Juan Domingo Perón, acudió al rescate. El argentino envió a España a su atractiva esposa, Eva Duarte, más conocida como Evita por sus admiradores. Con ese viaje, ambos países sellaron un acuerdo de colaboración que permitió a Franco sobrevivir al aislamiento.
Durante los primeros años de Franco, España estuvo aislada internacionalmente. Foto: Vía Wikimedia Commons.
TERCEROS
Detrás de la simpatía
Argentina iba a favorecer a España de varias maneras. Para empezar, firmó un acuerdo con Madrid para venderle su trigo a crédito. Mientras tanto, defendió al gobierno español en la ONU y envió un embajador a Madrid, como gesto de buena voluntad. Para consolidar el ambiente de cordialidad, Franco concedió a Evita la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica. La primera dama argentina aceptó encantada y anunció que recogería personalmente la distinción.
La visita de Eva Perón a España contribuyó a legitimar internacionalmente el régimen de Franco.
La razón de la alianza entre España y Argentina no era la simpatía que pudieran profesarse los gobiernos de Madrid y Buenos Aires. Perón actuaba por intereses políticos y, sobre todo, económicos. España necesitaba urgentemente los cereales que Argentina le vendía. Por su parte, Juan Domingo Perón obtenía productos necesarios para industrializar su país: materias primas como cinc, plomo o mercurio, maquinaria o motores eléctricos.
La embajadora perfecta
La llegada de Evita a Madrid fue apoteósica. En el aeropuerto de Barajas la esperaban Franco, su esposa Carmen Polo, el gobierno y altas jerarquías del Ejército, la Iglesia y la Falange. Al día siguiente, en una ceremonia solemne, la argentina recibió la Gran Cruz de Isabel la Católica. El acto se celebró en el palacio de Oriente, en presencia de miles de madrileños, que disfrutaban de un día festivo para que arroparan a la ilustre invitada.
Evita Perón llega a Madrid. Foto: Vía Wikimedia Commons.
TERCEROS
Tras la comida oficial hizo una petición que descolocó a sus anfitriones: deseaba conocer los barrios de chabolas. Con su innato sentido para las relaciones públicas, preguntaba a los hombres si tenían trabajo, se interesaba por los niños enfermos y contaba a quien quisiera escucharla las maravillas del gobierno argentino. Pero, sobre todo, repartió dinero a manos llenas mientras proclamaba que lo suyo no era limosna, sino justicia.
Habló de temas incómodos para sus anfitriones, como los privilegios de unos pocos y la pobreza de la mayoría.
En sus discursos, de una oratoria un tanto teatral, hablaba de tópicos como la relación entre Argentina y España, la “madre patria”. Pero también trataba de temas incómodos para sus anfitriones, ya que no se privaba de criticar los privilegios de unos pocos y la pobreza de la mayoría. También denunciaba la situación de la mujer en las clases populares, víctima de una continua opresión. Y se mostró sensible a la situación de los presos políticos. Logró que el gobierno conmutara la pena de muerte a Juana Doña, militante comunista que había servido como enlace entre la guerrilla y la dirección comunista en el exilio.
El noticiario español NO-DO publicitó la estancia de Evita Perón en España.
En unos momentos en que las privaciones eran endémicas, el público la escuchaba con atención. Franco, en cambio, se limitaba a poner “cara de póquer”. Le fastidiaba que su invitada ejerciera tanto magnetismo sobre las masas, sus ideas le parecían demasiado izquierdistas y, por si todo esto fuera poco, era mujer. En Argentina, mientras tanto, los exiliados españoles se sentían indignados por el hecho de que esa visita blanquease el régimen de Franco.
Concluida su estancia en Madrid, Evita visitó Galicia, Andalucía y Cataluña. Decía emocionada que las gentes que la aclamaban y besaban eran sus “descamisados españoles”. La primera dama argentina dejaría España agotada y con los nervios destrozados. Odiaba el protocolo y no simpatizaba con aquel régimen tan conservador, pero había superado la prueba. Ahora la esperaba Italia.
Amistad corta pero útil
La visita contribuyó eficazmente a legitimar al gobierno español. Evita, en sus discursos, no cesó de halagar a Franco. Su presencia contribuyó a desviar la atención de las masas respecto de las privaciones y el aislamiento internacional. El acuerdo de España con Argentina aseguró el suministro de trigo y palió la exclusión española del Plan Marshall.
Evita Perón abandonó España para seguir con su gira europea.
TERCEROS
Pero la luna de miel entre Franco y Perón acabaría pronto y mal. La crisis económica argentina provocó la suspensión de las remesas del cereal en 1949. Las relaciones se deterioraron muchísimo, pero por entonces Madrid ya no requería el apoyo de Buenos Aires. Contaba con el respaldo de Estados Unidos, porque la Casa Blanca, inmersa en la lucha contra el comunismo en el mundo, necesitaba aliados.
España comenzaba así el camino hacia su despegue económico, tímidamente todavía, mientras Argentina se precipitaba por la pendiente de la crisis económica y la inestabilidad política.
Este texto se basa en un artículo publicado en el número 610 de la revista Historia y Vida. ¿Tienes algo que aportar? Escríbenos a redaccionhyv@historiayvida.com.
"Consiste en una cruz de oro macizo de 53 mm de diámetro que pende de una corona oval de laureles esmaltados. Está formada por cuatro brazos iguales y simétricos terminados en punta, en total ocho, sólo seis llevan en su final una perla cultivada pues los otros dos deben haberse caído debido a una mala manipulación. La parte interior de los brazos o llama, está íntegramente rellena de rubíes reconstituidos y alternando con esos brazos lleva cuatro ráfagas de cinco facetas recubierta con diamantitos. En el centro tiene una corona circular con dos columnas de Hércules enlazadas por una cinta con la inscripciòn "Plus Ultra" junto a dos esferas sobrepuestas azules cortadas por una banda roja y una corona en su ápice y en la porcelana que la circunda se lee la leyenda "A la lealtad acrisolada" en su anverso, y en el reverso cifra real de Fernando VII en letras doradas sobre fondo azul orlado con la leyenda "por Isabel la Catolica" sobre porcelana blanca. Altura total 65mm.
Arriba podemas ver la vista de frente y reverso de la Gran Cruz de Isabel la Católica con que el General D. Francisco Franco condecoró a la Sra. María Eva Duarte de Perón el día 9 de junio de l947 en el Palacio de Oriente en Madrid. Vemos también fotografia del acto, que es pùblica y abajo, otra de la Señora entrando al Vaticano con dicha condecoración y el decreto por el cual se abre el expediente de Concesión de la Condecoración en el Ministerio de Asuntos Exteriores firmado por el Generalisimo.
La Cruz fue exhibida por primera vez en la Exposición que con motivo del cincuentenario de la muerte de Eva se hiciera en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, en una sala especial destinada a los recuerdos de su viaje por Europa, del 26 de julio de 2002 al l5 de setiembre de 2002; luego recorrió los principales sitios del país, pero ya sin la cruz, sacada de la exposición dado que el propio curador de la misma manifestó que no había seguros que cubrieran su valor.
Imágenes y texto cortesía de su propietaria, Sra. Amparo Britos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Fue una de las frases coreadas por el público que se agolpaba para ver a la mandataria en la Plaza de Oriente de Madrid en 1947. Su popularidad era inmensa y vestía como una estrella de cine. Hoy se cumplen cien años de su nacimiento.
El 9 de junio de 1947, con una Plaza de Oriente a reventar, Eva Perón recibió un auténtico baño de masas. A su lado, Franco y su esposa, Carmen Pololarazon
Fue una de las frases coreadas por el público que se agolpaba para ver a la mandataria en la Plaza de Oriente de Madrid en 1947. Su popularidad era inmensa y vestía como una estrella de cine. Hoy se cumplen cien años de su nacimiento.
El dictador Franco fue un superviviente. Cuando dedujo que la II Guerra Mundial estaba perdida para las fuerzas del Eje, tras la caída de Mussolini, dio un giro a su política exterior. No era sensato el permanecer vinculado a los que iban a ser derrotados. Ya había tenido dudas, y su Estado Mayor y su Gobierno se debatía entre posturas diferentes. España volvió así a una pretendida neutralidad. Franco declaró que su régimen, aún en manos de los falangistas, era un «régimen español», una dictadura de caudillo, asentada en el Ejército y legitimada en la victoria sobre «los rojos». España había sido la tumba del peligro comunista, el «faro de Occidente». La definición franquista, y otras consideraciones, consiguieron dejar fuera al país del ajuste de cuentas de los aliados, pero también de las ayudas a la reconstrucción. España no fue admitida en la ONU e instó a un boicot internacional.
350 millones de pesos
La hambruna por la destrucción del tejido productivo se había instalado con fuerza, al tiempo que la lógica represión tras una guerra civil y el triunfo de una dictadura hacía estragos. El sistema económico nacionalsindicalista, el autárquico, con su modelo corporativo, cerrado al exterior, no funcionaba. Era precisa la ayuda exterior para sobrevivir. Llegó así la colaboración argentina de mano de Perón, un nacionalpopulista simpatizante de las fuerzas del Eje, que gobernaba un país que se situaba entre los más ricos y prósperos del planeta.
El líder justicialista concedió un crédito a España de 350 millones de pesos en tres años, a un bajo interés, y otro de 400 millones a devolver en veinte años para pagar las importaciones argentinas. España recibió 400.000 toneladas de trigo, 120.000 de maíz, 8.000 de aceites comestibles, 16.000 de tortas oleaginosas, 25.000 de carne, 10.000 de lentejas, y hasta 50.000 cajones de huevos. A cambio, España envió a Argentina textiles, aceitunas, barcos, y sirvió de zona franca para los productos australes en Europa.
En esa circunstancia, Eva Perón, esposa del presidente de Argentina, sin cargo público, pero con mucho peso político y simbólico, quiso visitar España. Pretendía romper el aislamiento de la Madre Patria con una estancia larga, de dos semanas, por todo el país. Esto disgustó a algunos ministros argentinos, como Bramuglia, de Exteriores, y se generó una crisis en el gabinete. El acuerdo fue que Eva viajara a España sin hacer declaraciones favorables a la dictadura de Franco, asunto que Estados Unidos no iba a tolerar, de momento. El plan se llamó «La Gira del Arco Iris», ya que incluyó la visita a otros países europeos. Por aquellos días, la prensa española comenzó a publicar unos anuncios de la Flota Aérea Mercante Argentina (FAMA) que decían que las «alas argentinas» traerían aquí un «mensaje de amor y reconocimiento» a la «generosa y eterna España».
El 8 de junio de 1947 aterrizó en Madrid el avión de Eva Duarte de Perón. Iba a ser una gira europea. La noche anterior había hecho escala en Villa Cisneros hoy Dajla, en el Sáhara Occidental, donde fue recibida por Alberto Martín Artajo, ministro de Exteriores. Cuando Eva descendió del avión en Barajas fue recibida por Franco, Carmen Polo, su mujer, y Carmencita, su hija. El dictador lucía el uniforme de gala y besó torpemente la mano de la argentina. Su esposa, engalanada con un enorme sombrero con plumas, intentó ser simpática sin conseguirlo.
La multitud esperaba el paso de la comitiva oficial en su trayecto hasta el Palacio del Pardo, su residencia durante la estancia en España. Se engalanó la calle de Alcalá, el gentío sacó pañuelos, y de noche se iluminaron Cibeles, la Puerta de Alcalá y la estatua de Espartero. Al día siguiente, se produjo el acto de masas en la Plaza de Oriente de Madrid, lugar emblemático para el franquismo. Los edificios estaban engalanados con banderas de ambos países. «¡Franco, Perón, un solo corazón!», gritaba la gente.
Un «pueblo de trabajadores»
Los autobuses habían congregado a las chicas de la Sección Femenina de la Falange Española y de las JONS. Se preparó un espectáculo con trajes regionales que representaban a todas las provincias. Allí mismo le fue entregada la Gran Cruz de Isabel la Católica, y pronunció un discurso que terminó agradeciendo al «pueblo de trabajadores» de España, país de «héroes, santos, genios y descubridores», tan digno de un galardón. Eva portaba un vestido granate, con lentejuelas negras, y se tocaba con un casquete negro con plumas, mientras sobre sus hombros descansaba una capita de marta cibelina. Carmen Polo, sin embargo, vestió de negro, y llevó una gran pamela.
Por la tarde, ambas dieron un paseo por Madrid, y acabaron en los suburbios, donde la esposa de Perón dejó «generosos donativos». El obrerismo del justicialismo argentino era muy fuerte, y se constituyó en uno de los motivos de enfrentamiento entre las dos damas. No en vano, una de las pancartas rezaba: «Los obreros de Franco saludan a los 'descamisados' de Perón». La noche, no obstante, fue de fiesta. A El Pardo acudieron para actuar Carmen Sevilla, Lola Flores, Tita Gracia, Juanita Reina y Manolo Caracol, dirigidos por el maestro Quiroga.
No fue lo único que obtuvo la mandataria argentina. El obispo Eijo Garay, también Patriarca de las Indias Orientales, impuso a Eva Perón el escapulario de la Virgen del Carmen, y le fueron entregados los trajes regionales de todas las provincias españolas. Recorrió El Escorial, donde la argentina soltó: «Podrían dedicar este enorme edificio a algo útil. Por ejemplo, una colonia para niños pobres, ¡se ven tantos!». Ahí no terminó el enfrentamiento dialéctico, porque la Perón dijo a Carmen Polo que su marido no había ganado el poder en las urnas, sino en la guerra.
Eva Duarte, siempre populista y devota, se detuvo a rezar a la Virgen de la Macarena, en Sevilla, y terminó su periplo en Barcelona. Había pasado por Granada, Santiago de Compostela y Zaragoza. En cada parada era agasajada con regalos. Eva Duarte iba siempre vestida como una estrella de cine de la época, que contrastaba con el mal vestuario de Carmen Polo. Incluso salía en las fotos con abrigos de visón porque estaba de moda y, además, porque los reportajes se veían en Argentina, donde era invierno.
El periplo acabó en Barcelona. «La muchedumbre, a su paso –se lee en 'La Vanguardia' del 24 de junio–, estalló en clamorosos vítores a Franco y a Perón”. Entró bajo palio en la Basílica, y volvió a dirigirse a los «descamisados» y obreros. El alcalde de Barcelona, el barón de Terrades, le dijo: «Todo el pueblo español, enamorado de su Historia y de su unidad veterana, hace pública su fe y su gratitud por la gran Argentina». Eva Duarte se alojó en el Palacio de Pedralbes, a donde llegó a marcha lenta dada la cantidad de gente que saludaba. Allí fue despedida por el régimen. Después de dieciséis días en España, viajó a Italia, Portugal, Francia y Suiza. Murió pocos años después, en 1953, de un cáncer. Aquí se la recordó durante mucho tiempo después.
Cuál fue el objetivo político que trazó Perón para la gira por Europa y su estrategia ante la invitación de Franco. La sorpresa del efecto Evita y el fusilamiento que logró evitar. Las chicanas de la Iglesia.
El viaje de Eva Perón a Europa, en 1947, tuvo suma importancia. En realidad, su origen se produjo cuando Juan Domingo Perón asume el 4 de junio de 1946 y empieza a desarrollar una política exterior independiente de acuerdo con su concepción de la denominada “Tercera Posición”, es decir, de no estar atado al capitalismo ni al comunismo.
Esta idea de Perón fue bastante difícil de manejar porque, para colmo, a los pocos meses le llegó una invitación de Francisco Franco, el caudillo fascista que permanece como dueño y señor de España, para que fuera a recorrer el país de donde procedían muchas familias argentinas.
Para Perón fue todo un problema porque una cosa era mantenerse independiente de Estados Unidos y Gran Bretaña y otra, aparecer junto a un fascista que venía de una guerra civil con cientos de miles de muertos.
La situación también era complicada para la Argentina, porque el país mantuvo la neutralidad durante casi toda la Segunda Guerra Mundial y recién definió su posición cuando el conflicto estaba por terminar. En aquel contexto, se planteaba que los aliados iban a hacer pagar muy caro a España y a la Argentina por su falta de apoyo durante la guerra.
Por eso, tampoco resultaba conveniente rechazar la propuesta de Franco, más allá de su ideología y su historia negra.
Entonces, Perón llamó al padre Hernán Benítez, que era su asesor en muchas cosas, y le dijo que viajara a España para proponer que la persona que iba a representar a la Argentina iba a ser Eva Perón, la esposa del presidente argentino.
La importancia de esta decisión quizás hoy no sea valorada en su real dimensión. Eva era una muchacha de 28 años que no conocía nada de cancillerías ni protocolos diplomáticos. No olvidemos que poco tiempo antes, ella estaba buscando trabajo en compañías de teatro tras haber salido de Junín con sólo 15 años.
Pero evidentemente, Perón había captado que Eva tenía el carácter y la capacidad suficientes para representar a la Argentina en aquel viaje.
Otra de las instrucciones que llevó el padre Benítez fue combinar la visita a España con otros destinos europeos. “Vaya a Francia, a Italia, al Vaticano”, para que el viaje no aparezca como una adhesión al fascismo español, fue la indicación de Perón.
Según me contó el propio padre Benítez, los preparativos de lo que ya se había convertido en una gira comenzaron durante los primeros meses de 1947. Lilian Lagomarsino de Guardo, que la acompañó, recordó que Evita sentía cierto temor ante el inminente viaje a Europa. En aquellos años sólo los ricos se permitían viajar en avión, a lo que se sumaba el hecho que ella era una joven mujer que iba acompañada únicamente por la esposa del diputado Ricardo Guardo.
Finalmente, Eva partió de Argentina el 7 de junio de 1947. Antes de ascender al avión, le escribió una carta a Perón en la que le ratificó su amor y la decisión de dar todo para cumplir su misión en Europa. También aprovechó la misma nota para comentarle que su secretario privado, Rodolfo Freude, era una mala persona ya que había mandado gente a Junín para investigar su pasado.
Ya en España, el 9 de junio la condecoraron con la Cruz de Isabel la Católica en una concentración que reunió a 300 mil personas. Para entender la presencia de esta multitud es importante recordar que España atravesaba una crisis tremenda y la Argentina le estaba enviando alimentos en medio de una política de Perón de intentar consolidar su gobierno en el campo internacional.
Además, aquella impresionante cantidad de gente se encontró con una muchacha que tenía a su favor haber sido actriz y tener cierto conocimiento de cómo expresarse en público. Como si fuera poco, Eva levantaba la bandera de la justicia social y, si bien sus palabras eran para todos los trabajadores, se dirigía especialmente a las mujeres y a las obreras de España.
“Mujeres españolas, no he venido a formar ejes sino a tender un arco iris de paz con todos los pueblos, como corresponde al espíritu de la mujer. Unamos nuestros esfuerzos”, afirmó Eva en un discurso que tuvo una gran resonancia en toda Europa, porque expresaba la posición de Argentina, de un gobierno nuevo sobre el que muchos dudaban después que Perón fuera calificado de fascista por parte de la oposición.
Más allá de cualquier consideración política, Eva se mantuvo al margen de todo protocolo desde el comienzo de su viaje. Así, si visitaba Madrid tenía que ir a los suburbios de la ciudad porque quería estar en contacto directo con los trabajadores. De esta manera, la llevaron a una corrida de toros y no tuvo reparos en decir que le parecía algo inhumano.
En una de esas concentraciones populares se le acercó un pibe y le entregó una carta que decía: “Señora Eva Perón, me han fusilado a mi padre y ahora van a fusilar a mi madre. Necesito que me ayude. Se llama Juana Doña, está en la cárcel de mujeres y Franco la quiere matar”. Conmovida, Eva planteó a Franco la situación de aquella militante comunista, por lo que se vieron obligados a levantar la sanción.
Durante el paso de Eva por España hubo varias manifestaciones populares que contaron con la presencia de Franco, quien por momentos evidenció un excesivo silencio y cierto desagrado por las cosas que decía ella. “Usted cuando quiera juntar gente, llámeme”, le sugirió Eva.
Naturalmente, durante su estadía en España la llevaron a recorrer los lugares más tradicionales, entre ellos el palacio de El Escorial. Allí, después de admirar la estructura monumental de la construcción, no pudo evitar decir: “Qué hermoso hospital se podría hacer aquí para el pueblo” (extraído de las Memorias de Lilian de Guardo).
Antes de partir el 26 de julio, provocó toda una serie de complicaciones. El padre Benítez fue el autor de unos de sus primeros discursos, que resultaron bastante fuertes incluso para el peronismo de la época. En virtud de ello, la cúpula de la Iglesia le llamó la atención al sacerdote y le ordenó que debía apartarse y no seguir acompañándola.
— “Padre, la clase rica está sacando a los chicos”, le dijeron en un llamado desde Buenos Aires.
— “Bueno, están sacando los chicos a la calle, me parece muy bien así aprenden un poco lo que es la calle”, fue el comentario del padre Benítez.
— “No, no, los están sacando de los colegios y es muy grave porque significa una pérdida de dinero muy grande para la Iglesia”, le contestaron.
Más allá de la clara distinción entre lo que era la religión y el negocio de la educación, terminaron sancionando al Padre Benítez para que no apareciera más junto a Evita.
Pero fue tarde. El sacerdote ya había realizado todas las gestiones para que el viaje de Eva se extendiera a Italia y Francia.
Eva Duarte de Perón, esposa del presidente argentino, llega de viaje oficial a España. Aclamada por las multitudes, protagonista de todos los Nodos, incomoda a Franco y su esposa. Durante su recorrido de 18 días por todo el país, visita Barcelona del 23 al 26 de junio
Evita, seductora, pasaporte para el régimen, subyugó a los españoles envuelta en pieles
El apoyo de Franco a las potencias del Eje durante la II Guerra Mundial le pasó factura. España estaba aislada y empobrecida por el boicot impuesto por Naciones Unidas. Las democracias triunfantes dejaron aislada internacionalmente a España.
Solo Perón acudió en su rescate. Firmó un acuerdo con Madrid para venderle su trigo a crédito, le defendió en la ONU y envió un embajador a Madrid. A cambio, obtuvo productos necesarios para industrializar su país.
Perón acudió al rescate. Firmó un acuerdo con Madrid para venderle su trigo a crédito, le defendió en la ONU y envió un embajador a Madrid
Diplomático, Franco concedió a Eva Duarte, primera dama argentina, la Gran Cruz de la orden de Isabel la Católica, que aceptó encantada y anunció que recogería personalmente.
El 7 de junio de 1947 desembarcaba en el aeropuerto de Barajas, engalanado para la ocasión, proveniente de Buenos Aires la anhelada Evita. Al día siguiente, cerca de medio millón de personas se agolparon en la Plaza de Oriente para poder ver a la primera dama argentina.
Franco saluda a Evita Perón ante la atenta mirada de Carmen Polo
Terceros
Su visita fue apoteósica su estancia en España duró 18 días y empezó en Villa Cisneros, en el Sahara español, donde pasó revista a los soldados montados a camello, después visitó en compañía de su homóloga española, Carmen Polo, además Madrid, Toledo, Granada, Sevilla, Santiago de Compostela, Pontevedra, Zaragoza y Barcelona, donde permaneció tres días. Allí coincidió con el Caudillo y ambos siguieron un festival folclórico en la plaza de Sant Jaume.
Hacia las nueve de la noche, Evita regresó al Palacio de Pedralbes donde se alojaba. Al día siguiente partió hacia Roma para visitar a Pío XII. Como la salida no era hasta la tarde, los comercios y oficinas retrasaron la entrada al trabajo hasta las cinco para que la “ muchedumbre” pudiera despedirla. Antes, hizo una proclama muy propia del peronismo en Radio Nacional: “ Recojo vuestros aplausos, obreros y obreras españoles, porque son la expresión de vuestro repudio hacia aquellos agitadores que soliviantan a los pueblos con promesas utópicas, para abandonarlos una vez han asegurado sus fortunas”.
El 25 de junio de 1947, Evita partía desde Barcelona rumbo a Italia
Terceros
El 25 de junio en la escalerilla del avión, vestida con un llamativo traje estampado y una enorme flor en el pelo, se despidió agradecida del matrimonio Franco. Diez mil personas acudieron a despedirla.
Aclamada y protagonista de todos los nodos, había conseguido, entre otros logros, la libertad para una comunista de 29 años, condenada por el régimen franquista a morir fusilada.
Franco ponía cara de póquer, mientras su Evita particular, Carmen Polo, mantenía una relación tirante con la atractiva embajadora argentina que insistía en visitar los hospitales públicos y los barrios obreros en lugar del Madrid los Austrias y los Borbones. Noqueada por la belleza y el don de gentes de la joven de tan solo 28 años, la primera dama española sufría en la intimidad.
La Portada de 'La Vanguardia' del 10 de junio de 1947 informaba sobre la visita de Eva Duarte de Perón a España
Hemeroteca/La Vanguardia
Pero la visita de Evita contribuyó eficazmente a legitimar al gobierno español. En sus discursos, no cesó de halagar a Franco desviando la atención de los españoles respecto a las privaciones y el aislamiento internacional.
El acuerdo de España con Argentina aseguró el suministro de trigo y palió la exclusión española del Plan Marshall.
English: The Order of Isabella the Catholic (Spanish: Orden de Isabel la Católica) is a Spanish civil order granted in recognition of services that benefit the country. The Order is not exclusive to Spaniards, and many foreigners have been awarded it. The Order was created on 14 March 1815 by King Ferdinand VII of Spain in honor of Queen Isabella I of Castile with the name of "Royal and American Order of Isabella the Catholic" with the intent of "rewarding the firm allegiance to Spain and the merits of Spanish citizens and foreigners in good standing with the Nation and especially in those exceptional services provided in pursuit of territories in America and overseas." The Order was reorganized by royal decree on 26 July 1847, as the modern "Royal Order of Isabella the Catholic" with a broader focus than the Americas.
Español: La Real Orden de Isabel la Católica es una condecoración del Reino de España creada por el rey Fernando VII de España el 14 de marzo de 1815, con el nombre de Real y Americana Orden de Isabel la Católica, con el fin de «premiar la lealtad acrisolada y los méritos contraídos en favor de la prosperidad de aquellos territorios», y mediante un Real Decreto del 26 de julio de 1847 la orden tomó el nombre de Real Orden de Isabel la Católica. El último reglamento fue aprobado por Real Decreto en 1998, siendo su función actual "premiar aquellos comportamientos extraordinarios de carácter civil, realizados por personas españolas y extranjeras, que redunden en beneficio de la Nación o que contribuyan, de modo relevante, a favorecer las relaciones de amistad y cooperación de la Nación Española con el resto de la Comunidad Internacional". En la actualidad depende del Ministerio de Asuntos Exteriores de España. El gran maestre de la Orden es el rey de España, mientras que el gran canciller de la Orden es el ministro de Asuntos Exteriores. Todos los títulos de las condecoraciones de la Orden deben llevar las firmas de ambos.
Order of Isabella the Catholic
Spanish civil order granted in recognition of services that benefit the country
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