Hace tiempo hablamos del conocido pequeño dodecaedro estrellado del pavimento de la puerta de salida derecha del duomo de San Marcos. No es el único de la catedral veneciana: apenas visible para la visita ordinaria hay otro más pequeño, justo debajo del iconostasio en su centro, en lugar preferente y en línea con el altar.
Si se entra hacia la Pala de Oro puede verse una mancha central en la lejanía pero casi sin distinguirse. En mi última visita tuve la gran suerte de encontrar un ordenanza amable que encendía las luces a un grupo concertado que me permitió verlo y fotografiarlo. No desmerece de su hermano mayor, si cabe revela mayor virtuosismo y ostentación del dominio de la perspectiva matemática.
Hay cuatro sólidos regulares cóncavos, los dos de Poinsot y los dos de Kepler. Venecia nos ofrece los dos de Kepler en San Pantaleone y uno en San Marcos pero en dos lugares, uno alejado para despedirse del templo y otro en el lugar más destacado: la entrada central al recinto más sagrado.
El dodecaedro estrellado de la puerta (abajo) solo tiene una corona de taracea marmórea complementaria mientras que el del iconostasio (arriba) tiene tres.