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General: Haciendo contacto con el Nous
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: Kadyr  (Mensaje original) Enviado: 15/10/2023 22:10
Haciendo contacto con el Nous a través de la Iniciación Masónica
Sobre La ayuda dada por Maestros Masones   a   Aprendices  de Masonería . Esto presupone que los Maestros masones  han llegado a hacer contacto con una Fuente de ayuda,  todo a través de la Iniciación, han contactado con con lo que en Masonería llamamos Egregor   Masónico. Esta forma de ayuda puede ser muy especifica, porque el sistema de aprendizaje sobre masonería puede  especificarse en el tiempo y en el forma justas para darla. En la buena relación Maestro Masón – Aprendiz de Masón  facilitará esta transmisión. Pero vayamos más a profundidad sobre los Rituales de Iniciación

Los Rituales y ceremonias especiales en los cuales la transmisión es efectuada. Esto es llamado: "iniciación masónica". Cada forma de iniciación permite al iniciado hacer un contacto con una substancia de ayuda en particular, o posiblemente con una combinación de varias de ellas. Cuando la iniciación masónica  es autentica, el iniciado recibe una liga permanente con la fuente de ayuda, y se le enseña cómo conseguirla cuando le es necesaria.

Debo enfatizar mi convicción de que la iniciación  masónica en específico es un contacto centralizado para un propósito en particular  y no un contacto general. Yo mismo he recibido la iniciación masónica hace 30 años , y he recibido ayuda muy concreta de ella; me conectó con un Algo Superior , o Bien con un Alguien Superior, al que yo en lo personal llamo Dios “El Gran Arquitecto del Universo”. Pero la ayuda es bastante diferente en cada caso de cada hermano masón, hay personas que se inician y no hacen contacto con Dios , ni con nada , tal vez se debe esto a la disposición dada , o a la evolución de sus almas. Generalmente, a uno se le pide que conserve los detalles de la iniciación en secreto, y aún el hecho mismo de la iniciación masónica , por lo mismo, no puedo describírsela  , pero, aun si lo pretendiera no podría hacerlo, ya que no hay palabras adecuadas para hacerlo; y esto se va al campo de lo experimentado personalmente, y lo que es vivenciado por uno mismo .
 Para ilustrar el punto, la iniciación masónica  tiene un sorprendente efecto en mí , y luego de 30 años no sólo no ha disminuido , sino se ha incrementado,  y, aún hasta éste día, continuo efecto sobre mi salud y energía Esa iniciación me fue ofrecida sobre la base de que tenía un importante trabajo por hacer y requería de más energía.

En otro caso, la iniciación masónica  es descrita como una acción purificadora, y puedo confirmar que me ha ayudado a sobreponerme a un numero de defectos  no placenteros en mí, y que no habría podido destruir mis egos sin ayuda , y conquistar mi auto dominio por mis propios esfuerzos. En otro caso, la iniciación fue con el propósito de poderme comunicar sin ningún contacto externo. Fue hace 30 años, en la Gran Logia del Estado de Nuevo León México, si justo en el centro de Monterrey, y a afortunado del hecho de que he  tenido un  intercambio externo e interno  durante todo este tiempo, puedo siempre renovar la liga interior con esta potente  fuente. Esa ayuda   hizo justamente lo que clamar que haría , o sea despertarme a la consciencia objetiva , pero , para nada más.

He comparado esta acción con la selectividad de un radio receptor. Hay varias estaciones transmitiendo a diferente longitudes de onda. Uno puede aprender como sintonizar la estación "A" en cuyo caso uno recibirá ese programa y no otro. La estación "B" da sus propios programas, pero no los de la estación "A"; así, uno se sintoniza con la frecuencia masónica , y de ahí surge la expectativa de incrementar el nivel de consciencia de un punto básico,  hasta el mismo Infinito.
El problema es que la gente se reúne alrededor de esas fuentes de ayuda y tienden siempre a clamar por más y más, pero ellos no piden ayuda para evolucionar su nivel de consciencia , sino buscando simples  ayudas materiales. Ellos verifican por sus propias experiencias que algo ha sucedido realmente, y suponen que todo tipo de cosas diferentes también les pasarán. Existe en el  ser humano esta gran tendencia de "pensamientos a deseosos materiales ". Sobre este tipo de evidencias, un cuerpo de reclamos dogmáticas es construido.
La parte mala en todo eso, es cuando dichos reclamos defectuosos son desaprobados, la acción entera es desacreditada. Entonces, los fanáticos adherentes a una religión  continúan con más ahincó la acción y aún con una mayor convicción, y la desilusión llegará a ser excesiva y a veces bastante hostil. De esta manera, muchas fuentes de ayuda genuina y útiles para el hombre dejan de cumplir su promesa original.
Nous : En la Antigua Grecia, el nous (intelecto) o nous correspondía al espíritu, la parte más elevada y divina del alma. Para Platón, el nous equivalía a inteligencia.

En el Fedro, Platón compara el alma con una rueda alada, con el control de la razón (la mente); la inteligencia (nous), con un caballo obediente; voluntad y corazón (thumos), con caballos inquietos; los deseos, las "entrañas" (epithumia) .

«La esencia (que tiene existencia real), que no tiene color, sin forma, impalpable, que no puede contemplarse sólo por la guía del alma (nous) inteligencia, que es la fuente del conocimiento verdadero se encuentra en este lugar. Al igual que en la mente de Dios la inteligencia se alimenta de ciencia absoluta, tratando de conseguir la comida que se adapte a él, contento de verlos después de un tiempo el ser en sí mismo, alimenta y Bendito va contemplando la verdad».
Tratando de hacer contacto con el Ser Supremo
Desde los tiempos más remotos, la creencia en un Ser superior y supremo, que se manifiesta en la totalidad de lo que el ser humano sólo manifiesta en parte, ha sido una verdad y creencia básica compartida por todos los humanos. El hombre primitivo, abriéndose paso por el lodo y el fango de los pantanos paleozoicos, se golpeaba el pecho con sus largos brazos y elevaba su grito hacia un Dios desconocido. Y hasta los primates de nuestros días, según nos cuentan los exploradores, tienen ciertos rudimentos de prácticas religiosas. Sin alma pero sapientes, elevan al cielo sus caras semihumanas y juntan sus manos como para rezar. Nadie sabe desde cuándo existe el espíritu de veneración - el intenso deseo de expresar la gratitud por el simple privilegio de existir -, pero no cabe duda de que es tan antiguo como la historia misma. Los primeros escritos que se conocen se refieren a los dioses.
Probablemente, los primeros edificios fueron templos, pues día a día vamos cobrando conciencia cada vez mayor de que toda estructura existente en la naturaleza es un santuario construido sin acompañamiento de voces humanas o golpes de martillo. Pero no sólo es un santuario, sino también un altar. Y no sólo es un altar, sino también la ofrenda que se hace en el altar. No hay voz, no hay pueblo que no rinda culto a algún Dios, a alguna presencia sentida en silencio, a algún poder visto en el cielo.
La totalidad de los seres humanos se dividen en cuatro clases generales, pero cada ser humano vive únicamente en una parte de si mismo, o, más bien, reduce las restantes partes para hacer resaltar por encima de ellas su parte predominante. La más baja de tales divisiones es la de la naturaleza física; los que en ella residen son de “tierra”, son “terrestres”; no viven más que para la satisfacción de su naturaleza física. Su idea del cielo es la de un lugar donde hay mucha comida, mucho fasto y poco a ningún trabajo que realizar.
 Son los shudrás (esclavos) en la india, quienes nacidos en cadenas, están condenados a vivir y morir atados a los grilletes de la baja calidad orgánica. La misma estructura de sus carnes y huesos les impide tanto la fineza o perfección del cuerpo como la del alma. Las mentes de tales seres sólo funcionan en parte. Sus cuerpos antes parecen prisiones que lugares de residencia. Se diferencian de los otros temperamentos como el caballo de tiro se diferencia del caballo árabe de pura raza. Lo mismo que caballos de tiro, tales seres viven para llevar a cabo las tareas más bajas, sumidos en el tráfago de sus mediocres destinos. Son los trabajadores que, en verdad, se ganan el pan con el sudor de su frente. Si se les da opulencia, no son capaces de mantenerse en ella. Si se los rodea de lujo, son incapaces de apreciarlo. Son los seres oscuros, terrestres, que deben inclinarse por siempre ante la inteligencia. No aman a Dios porque no lo comprenden. Son como los antropoides, que elevan los brazos hacia elementos desconocidos. La segunda división es la de los artesanos, de los que trabajan con la mente y con las manos. Son los hombres pardos del mito hindú. Compran, venden y permutan. A su torpeza básica se agrega un poco de astucia e inteligencia. Con esta astucia e inteligencia, dominan a quienes no las poseen. Son los mezquinos tenderos, y también los que procuran trocar gradualmente el trabajo manual por el trabajo mental. No disponiendo del organismo mental apto para razonar, dependen, en su religión, de aquellos quienes piensan por ellos. Son éstos quienes dejan que la clerecía resuelva sus problemas espirituales, sintiéndose incapaces de cargar con el honor de los pensamientos profundos. Como resultado de esto, su idea de la eternidad es más bien abstracta y su credulidad es empleada en beneficio comercial de cierto tipo de mentalidades que considera legítimo el capitalizar la ignorancia ajena.
La tercera clase es la de los científicos. Con el microscopio, el telescopio y otros aparatos más complicados, los representantes de este tipo llegan a los límites de lo conocido y hacen la guerra al caos ilimitado. Los que hacen esta guerra por la causa de la ciencia son, las más de las veces, pensadores concretos que van hasta donde los llevan sus instrumentos, y en el límite, se detienen a la espera de que instrumentos más poderosos les permitan continuar el camino.

 En lo religioso, la mayoría de estas mentalidades son ateas, salvo el caso de que tengan dos normas de vida, una para los seis días de trabajo en el laboratorio, y otra para el séptimo día, en que van a la iglesia. Los milagros de la teología no pueden ser sometidos al análisis químico. En consecuencia, el mundo científico los toma cum grano salis, de donde deriva la controversia actual entre ciencia y teología, que cada generación transmite a la desvalida posteridad, la que siempre llega al mundo en el momento oportuno para entrar en debate, (La locución latina cum grano salis traducida literalmente significa "con un grano de sal" y figuradamente parece significar que uno debe aplicar una capa de sano escepticismo a una determinada afirmación y no darla por certeza absoluta sin haberla contrastado antes debidamente.)
El cuarto grupo, el más elevado de todos, abarca a filósofos, músicos y artistas que viven en un mundo mental de carácter abstracto, rodeados de sueños y visiones desconocidas e irrecognoscibles para los otros tres tipos. La mayoría de los masones se han elevado por encima del mundo de la educación académica y han alcanzado el mundo del idealismo creador, que, al presente, constituye la función más alta de la mente humana. Este mundo es el lugar de residencia del genio, de la invención, de las cosas que las mentalidades inferiores pueden aceptar pero no analizar. En lo Masónico,  los masones son deístas. Los más de entre ellos son esotéricos . Varios  de los más destacados masones son místicos u ocultista, y aun cuando todavía no hubieren llegado al plano del reconocimiento de sus doctrinas, no por eso dejan de pertenecer al tipo superior de inteligencias, capaz de atravesar el velo que separa la sombra de la sustancia. En toda naturaleza humana hay cierta expresión de instinto primitivo. Junto al apetito de comida, que expresa el hambre de la naturaleza material y el apetito de libertad, que expresa el hambre de la naturaleza intelectual, nos encontramos con la apreciación de lo desconocido; esa aspiración da testimonio de la existencia de un germen latente de la naturaleza espiritual que, de alguna manera y en algún lugar de la constitución de todo ser viviente, dormita en forma aparentemente inanimada.
En cuanto el ser humano fue capaz de razonar, volvió su mente sobre sí mismo. Trató de hallar una solución al misterio de su propia existencia, misterio que día a día le revelaba con mayor plenitud su propia inteligencia en pleno desarrollo. Haciéndose preguntas como:  ¿Qué soy yo?. ¿Por qué estoy aquí?. ¿Qué hay más allá de la línea del horizonte de lo por venir?. Estos fueron los grandes problemas con que se enfrentó el hombre primitivo; y estos son también los grandes problemas con que se enfrentan el Masón y la Francmasona de nuestros días.
La Masonería fue evolucionando gradualmente, a medida que los masones trataban de explicarse a sí mismos los misterios del universo. En un tiempo,  las Logias fueron pocas y sencillas, hoy son numerosas y complejas. Esto nos revela en sí mismo la facultad de constante desarrollo de la mente humana dentro de Logias. El hombre primitivo no podía contar más allá de los dedos de su mano; más tarde, la mente humana comprendió la matemática, y con esta ciencia puede ahora realizar cálculos infinitos con cierto grado de inteligencia. La prueba más palpable de la evolución de la mente humana se halla en el desarrollo de los trabajos del hombre. El tronco ahuecado que usaba el primitivo para navegar ha llegado a ser el imponente vapor de nuestros días. Este gran desarrollo, que fue produciéndose a través de las edades, no es resultado de ninguna transformación milagrosa de sustancias naturales, sino del crecimiento gradual de la mente humana, la cual va complicando cada vez más sus actividades, formas y relaciones, como consecuencia de sus funciones eternamente en aumento.
 La  Masonería es el resultado de muchas edades de hambre espiritual, cuando el alma del hombre primitivo, hallándose a sí misma insuficiente, se postró con pavor ante la inmensidad de la naturaleza, en cuya grandiosidad infinita aquélla vio un poder mucho más grande que el suyo propio. El salvaje se volvió a los vientos y halló en ellos algo superior a él mismo. Tembló de pavor ante la voz del trueno; quedó postrado de terror cuando las grandes tormentas rugían a través del mundo primitivo y los cráteres de los volcanes vomitaron piedras ígneas y cenizas candentes. Ofreció sacrificios a los dioses del éter para que lo perdonaran.; lloró y clamó en la cumbre de las montañas y ofreció incienso a los astros, como no hallaba a Dios en ninguna parte, le ofrendó sacrificios en todas partes. Vio que las cosechas se quemaban por falta de agua, que sus hijos se enfermaban delante de él. Sus esperanzas eran destruidas por una cosa desconocida, innombrada, que él no entendía, y la que era el factor determinante de todo pensamiento y de toda acción de su vida. No cabe duda de que fue en esa forma que se originó la primera idea de formar una primitiva Logia de cavernícolas , tal y como una Logia la concebiría  el ser humano primitivo. Pensemos que : “el cavernícola , cuyo espíritu inculto ve a Dios en las nubes y lo oye en el viento”. El hombre es pequeño; la naturaleza es grande. El hombre es finito; la naturaleza es infinita.
El hombre parece, en su lucha contra la naturaleza, un frágil barquichuelo batido por las olas. En los interminables giros y ciclos de pulimento de la naturaleza el hombre antiguo reconoció la presencia del poder. Se dio cuenta que había algo que era más grande que él mismo, que existía un poder supremo. Anheló procurárselo para sí y durante millones de años luchó, para extraer de ese poder desconocido el secreto de su grandeza. Como Isis, conjuró a Ra a que revelara su nombre, y trató una y otra vez de descorrer el velo de la Virgen del Mundo. Descubrió que algunas de sus acciones lo destruían, mientras que otras le traían paz y bienestar. Trató de discernir entre ellas y en el por qué de tal distinción, consciente de que su propia existencia dependía de la sabiduría con que escogiese
Dándose al fin cuenta de que no podría dominar a la naturaleza por la fuerza, trató de dominarla por el estudio . Nuestros códigos en Logias a final del cuentas son resultado de miles de años  de experimentos en los que la mente humana, luchando por subsistir, fue conociendo gradualmente los complejos diseños y leyes de la Naturaleza. Captados estos complejos diseños y leyes, los condensó en los rituales masónicos y sus iniciaciones masónicas.
Alcoseri 


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