La joya perdida un cuento sufí
Había una vez un hombre que perdió su posesión más preciada, una joya de valor inestimable. Había estado profundamente ligado a su gema, y estaba dispuesto a encontrarla si había algún medio de que esto pudiese realizarse en esta vida. Haciendo investigaciones por todas partes, fue enviado en diferentes direcciones por investigadores privados, adivinos y falsos profetas, por astrólogos, videntes y quirománticos, por mendicantes y magos. Después de un largo tiempo, cuando aún no había perdido la esperanza, alguien sugirió que debería preguntar a cierto sufí, quien no era otro que el mismo Kadyr el Francmasón cuenta cuentos , quien tenía la reputación de realizar milagros y encontrar cosas perdidas.
Cuando hubo explicado su problema al sufi, Kadyr el Verde dijo: Resolveré tu problema, con tal de que hagas algo para mí.
- Haré cualquier cosa dijo el hombre, excitado.
- Muy bien dijo el sufi-, encuentra y tráeme aquí a un hombre que nunca haya perdido nada.
El hombre preguntó a todo el mundo en su pequeño pueblo, luego en la ciudad cercana, luego en el país, y más tarde viajó de país en país, y de oriente en oriente , buscando a una persona que nunca hubiese perdido nada. Dondequiera que iba, por supuesto, la gente no sólo decía que habían perdido cosas, sino también amores , a familiares , sino que insistían muy a menudo, cuando recordaban su pérdida, en contarle lo que habían perdido, y cuánto les apenaba. Finalmente sintió que había escuchado tantas cosas acerca del dolor y la pérdida que realmente le preocupaba muy poco su propio problema. Pero ahora estaba obsesionado por encontrar a alguien que no hubiese tenido pérdida alguna. Después de años de esta búsqueda, escuchó que ciertamente había tal persona, y se las arregló para encontrar a este persona en una cueva inaccesible de la montaña.
-¿Has perdido alguna vez algo?-le preguntó.
-Nunca dijo el ermitaño .
Porque nunca he tenido nada. Entonces debes venir conmigo, porque me ha dicho cierto eminente sufí que tengo que llevarte ante él.
El buscador de su gema perdida suspiró profundamente y dijo , por fin he encontrado a la persona indicada .
-¿Cómo es eso? Preguntó el ermitaño.
Te explicaré en el camino , le dijo el buscador.
¿Cuál era tu problema? -preguntó el ermitaño.
- Recuperar mi joya.
- ¿Lo conseguiste?
- No, encontré tanta gente en estos años que han perdido cosas y sufrido, que ya no me importa recuperar la gema. - Entonces, ¿qué es lo que quieres?
- Llevarte al sufi.
¿Por qué te importa eso todavía? Ahora el buscador no podía pensar por qué, cuando su problema ya había sido resuelto, debería importarle aún lo que el sufí le había pedido. - Y, lo que es más dijo el ermitaño-, ¿qué es lo que le hace pensar al sufi que yo iré contigo? - Tienes razón -dijo el otro hombre-, esto prueba que el sufí no sabía de lo que estaba hablando. -¿Estás ahora preocupado por llevarme de regreso al sufí? -preguntó el ermitaño.
- De ningún modo.
- Entonces, ¿no fue sabio el sufi habiendo ingeniado toda esta serie de experiencias? – preguntó el ermitaño
No-dijo el buscador de la gema-, si alguien ahora se convirtió en sabio, ése fui yo, gracias al sufí, porque fui yo quien comenzó la búsqueda de la gema, y al final solamente era mi apego a esa joya , Kadyr el cuenta cuentos me enseñó que se puede vivir feliz sin esa joya, y tú eres la prueba de que no es necesario poseer algo para ser feliz , y peor, las posesiones terminan poseyéndonos a nosotros . Y eso precisamente era lo que el sufí quería que yo aprendiera
Alcoseri