Dijo una vez David Levithan: “narcisismo. No podías creer que no tuviera un espejo de cuerpo entero”. En realidad, es buscar la legitimación del ser, al igual que la autoestima. Por ello es fácil confundir narcisismo y autoestima. Sin embargo, existen diferencias irreconciliables entre los dos y a ellas vamos a dedicarles este artículo.
Tanto el narcisismo como la autoestima buscan de alguna manera la legitimación del ser. Y si es así…. entonces, ¿dónde está la diferencia?, ¿por qué se confunden con tanta facilidad? Simple, mientras el narcisismo realiza esta búsqueda a través de la buena imagen, la autoestima lo hace por simple existencia, de forma incondicional.
Diferencias entre narcisismo y autoestima
Siguiendo el razonamiento con el que arrancamos el artículo, podemos añadir quenarcisismo y autoestima son ingredientes opuestos en las motivaciones y formas que generan. Así al menos lo consideran dos de los psicólogos que más han trabajado sobre esta confusión, Pilar Mallor y Manuel Villegas.
En sus investigaciones encontramos diferencias claras entre narcisismo y autoestima, pese a que existan comportamientos que puedan, a falta de más información, atribuirse a los dos orígenes. De esta manera, ¿cómo diferenciamos ambas modalidades en una persona? Vamos a descubrir algunos puntos que las distinguen claramente.
El narcisista tiene una percepción exagerada de sí mismo
La principal diferencia entre la persona narcisista y la que tiene una buena autoestima es la imagen de sí misma. Es decir, el primero se da una importancia exagerada y realmente distorsionada. El segundo alude a una satisfacción mucho más interior, menos inflada y mejor argumentada.
O sea, el narcisista busca bienestar y seguridad por medio de una imagenexagerada, lo que en realidad es una auto-percepción distorsionada. Es decir, muestra un verdadero vacío interno en el que se esconde una persona insegura.
Por su parte, una persona con buena autoestima basa su bienestar en las relaciones satisfactorias. Lo que es igual, no da a su imagen más importancia de la que realmente tiene. Al ser un perfil seguro de sí mismo, no necesita exagerar ni remarcar los éxitos frente a los demás, simplemente disfruta celebrándolos.
“¿No crees que es extraño cuando alguien tiene fotografías de sí mismos por todo el lugar? Es como que están tratando de probar que existen”
-Candance Bushnell-
Asertividad contra necesidad de atención
Una persona con alta autoestima es asertiva. Sabe escuchar, atender y elegir los momentos para hablar. De hecho, lo hace con conocimiento y siempre aportando valor a su intervención. Es decir, tiene inteligencia emocional y social. Además, goza de la paciencia que le da la seguridad de que, cuando llegue su turno, podrá manifestar su opinión.
Sin embargo, el perfil narcisista, dado su desorbitado culto a la imagen, necesita atención. Es decir, tratará ser siempre el “objetivo de los focos”, por lo que buscará convertirse en el “centro de la fiesta” y que todos sepan que está ahí. Necesita un culto constante a sí mismo por parte de los demás.
La empatía
A colación del punto anterior, un detalle en el que se diferencian las personas narcisistas de las personas con una sana autoestima es en su capacidad para ser empáticas. Precisamente porque la persona con una sana autoestima puede desarrollar en la interacción social esta paciencia de la que hablábamos y que es imprescindible para la escucha activa.
Mientras que un narcisista solo piensa en sí mismo y su imagen, una persona con autoestima sana está en mejor posición para conectar con los demás. Es decir, al no tener ocupada su atención la imperiosa necesidad de agradar, puede emplearla en ponerse en la “piel” de otros. Así le será más fácil entender diferentes puntos de vista, ideologías y sentimientos.
Egoísmo frente a cooperación
Otra de las claves por las que podemos diferenciar a un narcisista de una persona con una autoestima sana es el egoísmo. Es fácil pensar que alguien que solo piensa en sí mismo se quiere bien, pero en realidad este querer que proyecta está tan lleno de dudas que termina siendo su peor enemigo.
Mientras que una persona con alta autoestima sabe cuándo y cómo mostrar generosidad y es cooperativa, el narcisista es incapaz. Si no va a obtener un beneficio, será complicado que se esfuerce.
“Lo que hace tan agudo el dolor de los celos es que la vanidad no puede ayudar a soportarlo”
-Stendhal-
Arrogante frente a compasivo
La arrogancia sería la quita diferencia entre las personas narcisistas y las personas con una sana autoestima. Mientras el primero no muestra compasión por nadie, salvo tal vez por sí mismo, las personas que realmente se quieren tienen presente se valor y el bonito reto que supone ayudar a los demás.
Así pues, el narcisista, en su arrogancia, se suele mostrar agresivo, envidioso y con necesidad de dominar para sentirse bien. Difícilmente aceptará una crítica y, por muy neutra que sea esta, tenderá a tomársela de manera personal… y no para bien, precisamente. Difícilmente aprenderá de sus errores, porque tiene una gran dificultad para percibirlos y, sobre todo, aceptarlos.
Una persona narcisista y una persona con una sana autoestima, en primera instancia, pueden parecer muy similares. Sin embargo, cuando el tiempo pasa y empieza a dar coherencia a las dos personalidades, vemos como esta semejanza entre narcisismo y autoestima se diluye igual que el espejismo del agua frente a un oasis.
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