El conocimiento máximo de la Masonería y su beneficio

Había una vez un hombre llamado Celestino Tobar  que había oído hablar del poder que otorga  el secreto masónico y lo codiciaba. Entonces le preguntó a cierto masón, llamado el Masón Verde: “¿Cómo puedo encontrar este Secreto, para conseguir el  Poder de forma inmediata?” “Harías mejor en estudiar conmigo en logia, iniciarte masón y seguir todo el formulario, luego de 30 años obtendrás el saber masónico apropiado”, dijo el Masón Verde. “Si no lo haces, tendrás que viajar varias veces con determinación y sin descanso por logias de  todo el mundo.” Celestino Tobar lo abandonó y buscó a otro masón, llamado el francmasón Sabio pero lo despidió al escuchar sus prensiones; y después encontró al masón Docto y lo corrió de logia luego de escucharle; luego fue con el masón prudente que escuchó a Celestino y le dijo que buscara en otro lado; más tarde arribó a una logia con el masón  Científico e igual le dijo se fuera,  que la masonería no era para él, y muchos más... Pasaron  treinta años buscando, al cabo de los cuales llegó a una Logia y le permitieron ingresar, lo iniciaron y así luego de tres décadas de búsqueda  por fin fue que Celestino se convirtió en aprendiz de masón. Allí en esa Logia se encontraba el Árbol del conocimiento del bien y del mal, de cuyas ramas pendía la resplandeciente el  conocimiento máximo de la masonería. De pie junto al Árbol estaba nada más ni nada menos que el Masón Verde que se llamaba Kadyr el francmasón cuenta cuentos, el primer masón que había contactado en su vida. “¿Por qué cuando nos encontramos por primera vez no me dijiste que tú eras el Guardián del conocimiento máximo de la masonería?”, le preguntó Celestino Tobar. “Porque en aquel momento solamente buscabas el secreto del conocimiento masónico , solamente por el poder que otorga y no por su real beneficio, ahora has madurado . Además, el Árbol masónico  sólo produce frutos una vez cada treinta años y treinta días.” – Alcoseri