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La Gran Obra vista desde la objetiva visión de la Masonería
Opus Magnum o Gran Obra es en realidad un término alquímico para describir el proceso de la creación de la llamada piedra filosofal, pero que se puede bien adaptar al ideal Masónico de hacer del ser humano una Gran Obra. En el sentido masónico sería la transmutación personal del ser, de pasar de ser una buena persona a ser una aún mejor persona. Pero también en lo colectivo hacer de esta sociedad una mejor sociedad humana.
Por tanto la Gran Obra sería el objetivo real de la masonería ... pero ¿qué es realmente? ¿Qué significaría realmente esto de la Gran Obra al estilo Masónico? Ahora daremos una respuesta..
“Para abordar el tema de la Gran Obra, tenemos que retroceder en el tiempo. Parece que este nombre data de la Edad Media para designar principalmente la actividad de los alquimistas, también llamados a veces gran arte, antes de derivar hacia ciertas prácticas mágicas, luego ocultistas, antes de reaparecer en escena moderna, especialmente en las Logias Masónicas de esa Gran Obra de hacerse a sí mismo.
Los masones incorporan la idea de la Gran Obra en el estudio de los temas masónicos y, a menudo, les gusta rastrear sus tradiciones hasta los orígenes lejanos de las primeras civilizaciones. No los defraudaré ahora ya que voy a retroceder mucho más, a la aparición del ser humano, no para glorificar nuestra orden sino para intentar explicar, si es posible, el acercamiento del ser humano mismo .
La idea general , de la Gran Obra es que el ser humano no aparece como bien terminado , ya bien concluido o bien armado , y por lo tanto sería necesario un esfuerzo extra para logar presentar al Ser Humano como un ser totalmente bien formado , ya como una Obra de Arte terminada.
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La aparición del hombre, descendiente ya de su primo el primate o de ángeles que descienden del cielo, se caracteriza por dos fenómenos: el lenguaje por un lado, y por otro, la fabricación de herramientas. Toda la evolución humana se ha desarrollado a partir del lenguaje y, no lo olvidemos, de la fabricación de objetos, primero herramientas y armas, luego varios objetos para facilitar las tareas diarias. Es gracias a una conceptualización, una representación mental en primer lugar, luego una memorización y una transmisión entre generaciones y luego, que se desarrolló el fenómeno humano.
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El lenguaje parece haber jugado un papel primordial en este desarrollo, pero ¿y si no hubiera ido acompañado de la actividad manual, de la realización de objetos? En resumen, se podría decir que el lenguaje dio origen a la teoría y, la actividad manual a la práctica, a la artesanía. La teoría a menudo se contrasta con la práctica, se debate la primacía de una sobre la otra, pero de hecho el desarrollo humano combina ambas, con cualquier teoría que requiera una verificación práctica para ser justificada o corregida.
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Esta operación de trabajo forma lo que se llama experimento. Por lo tanto, la humanidad de hoy es solo el fruto de estos miles de millones de experiencias acumuladas por individuos y memorizadas a lo largo de los siglos. Pero la teoría no siempre precede a la experiencia. A menudo, la experimentación da lugar al concepto teórico. Los grandes descubrimientos son a veces el resultado de la casualidad o el resultado de intuiciones brillantes. ¿De dónde vienen? El desarrollo del genio humano se explica fácilmente por la necesidad, por la voluntad de sobrevivir. La necesidad gobierna, se dice con razón, pero ¿basta la necesidad para explicarlo todo? ¿Cuál es la necesidad de construir templos, catedrales, esculpir ángeles, pintar divinidades?
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¿Cómo explicar este extraordinario desarrollo del genio humano, ante todo en la arquitectura sagrada, de las pirámides a las catedrales, por el solo concepto de necesidad? Las obras militares, las carreteras y puentes, y las viviendas se explican por la necesidad de defenderse, de protegerse, ¿pero arquitectura sagrada? Nunca me contentaré con las explicaciones freudianas, con las teorías modernas que luchan por encontrar una explicación a lo inexplicable, utilizando la represión o el miedo a los dioses para intentar justificar de forma barata la aparición de tanto genio, de Tantas energías dedicadas a uno o más objetivos intangibles. Tenemos que mirar en otras direcciones, menos reduccionistas que las explicaciones psicoanalíticas y materialistas de moda, para comprender estos fenómenos.
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Desde la aparición de las primeras civilizaciones sedentarias, ha aparecido la arquitectura y más concretamente el arte sacro, y revelan las capacidades creativas del hombre. Los asirios, los egipcios, los caldeos, compiten en genio arquitectónico para expresar su devoción, su gratitud a los dioses, ante los griegos y los romanos cuyo enfoque nos es más familiar. Todo esto en vano, según los campeones del materialismo que imperan sobre la cultura oficial de hoy. Pensemos de verdad ¿No hay otra explicación para tal libertad creativa del genio creativo, del que somos los herederos lejanos? ¿Todos estos edificios sagrados no tienen significado, no tienen razón para existir? No creo eso. Que han perdido su significado original con el tiempo, puedo admitirlo, pero han perdido todo significado, yo no lo pienso. Su mensaje, que fue el cemento de estas sociedades, algunas de las cuales han desaparecido, todavía nos desafía, si queremos cuestionarnos más allá del discurso de los pensadores materialistas en boga.
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Hoy nadie aceptaría en Europa, la destrucción voluntaria de una catedral gótica, en nombre de la salvaguarda de la herencia. Pero todavía sabemos que a principios del siglo pasado, varias iglesias románicas y góticas fueron destruidas, a veces solo para recuperar las piedras, como en la abadía de Cluny. Pero si estas catedrales nos desafían, no es por su única afectación religiosa, que aún le importa a una minoría, sino por su valor arquitectónico y escultórico, por un contenido que sentimos falta de explicarlo racionalmente. Si este valor está contenido en las piedras, ha sido depositado, inscrito por el mazo y el cincel de la mano del hombre. La obra, las obras maestras desde la antigüedad hasta la Edad Media, son fruto del trabajo humano, de la combinación del genio del espíritu, y del trabajo manual, de la implementación, de la conformación de piedras, de objetos.
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Cuando estudiamos estas obras maestras, nos fijamos en obras terminadas, que detallamos para comprender sus estructuras, geometría, belleza, etc. Este enfoque es eficaz y nos enseña mucho. Algunos van más allá y tratan de redescubrir las técnicas olvidadas de utilizar estos colosales edificios, si conocemos los bajos medios técnicos de los hombres del pasado. Pero más allá del resultado y las técnicas de implementación, queda algo constante, intangible, que permitió la realización de estas obras maestras. Esta "cosa" es el trabajo, la energía que se dedica a esta implementación, este esfuerzo de todos los trabajadores, desde el más humilde albañil hasta el Maestre Arquitecto de Obras, desde el transportador de las canteras hasta el maestro albañil para las catedrales. Todos estos esfuerzos, estas energías domesticadas, dominado para trabajar en una sola dirección, a pesar de la diversidad del trabajo realizado, que merece una reflexión de parte de masones y no masones.
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El Plan Divino del Gran Arquitecto está entendido para la realización de una Gran Obra. Esta tiene dos aspectos: individual y universal, a los cuales el masón está igualmente llamado a cooperar con sus esfuerzos y actividad.
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Ya hemos visto que la autodisciplina es el medio por el cual el aprendiz se prepara para llegar a comprender y realizar las fases más elevadas de la Gran Obra de Redención y Regeneración Individual, a raíz de la cual el hombre se transformará en un ser que estará en un nivel superior al de la humanidad, en un verdadero sabio o Maestro de la Gran Obra , convertido así en un superhombre.
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Pero sus esfuerzos no deben dirigirse exclusivamente hacia lo interior, sino que en lo profundo del alma el masón buscará la Luz que guía y alumbra la conciencia, y es al mismo tiempo inspiración para su actividad exterior, con la que tiene el privilegio de cooperar en el Plan del Gran Arquitecto, en la Gran Obra para el bien y el progreso del mundo y de sus semejantes.
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Por modesta que sea la actividad, tarea o trabajo que a cada masón le compete en la vida secular, cesa de ser una carga y se convierte así en una actividad noble y digna en cuanto lo considera como realmente es, es decir, como su parte en el gran Plan para la evolución de todos los seres, como su cooperación individual y consciente a la Gran Obra Universal.
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No hay, de esta manera, trabajo humilde que no se halle ennoblecido y dignificado. Por otro lado, no hay dificultad o problema superior a nuestras fuerzas que no nos sea dado resolver, cuando nos demos cuenta de que el Plan del Gran Arquitecto es y tiene que ser perfecto en todos sus detalles, ninguno de los cuales puede haber olvidado la Inteligencia suprema, que además se halla constantemente con nosotros y al alcance de nuestra inspiración para guiarnos e iluminarnos.
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La dignificación del trabajo como de toda actividad hecha con la debida disposición de espíritu, es decir, con la mejor inteligencia y buena voluntad de que uno dispone, como cooperación a una Gran Obra Universal, dirigida por la Inteligencia Suprema o Gran Arquitecto del Universo, es sin duda uno de los méritos más grandes de la Masonería. Ningún ser humano, cualesquiera que sean sus condiciones y su posición social, tiene el derecho a vivir ocioso, sino que cada cual debe esforzarse en trabajar constructivamente en servicio, utilidad o beneficio de sus semejantes. Y debe dedicarse a lo que sabe y puede hacer mejor, y al par que sea útil y provechoso al máximo.
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La actividad de cada hombre ha de ser pura y simplemente expresión de aquella parte del Plan del Gran Arquitecto que particularmente se le refiere. Esto es, la expresión de su Ideal más elevado de actividad, en relación con sus capacidades actuales, y la que mejor exprese las cualidades, facultades y potencialidades latentes de su ser, que eleve su espíritu y lo haga progresar constantemente.
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Por esta razón las profesiones deshonrosas y las que especulan sobre la desgracia de los demás, como las de verdugo, el político, el asesino a sueldo , el usurero, el espía, el mantenedor de prostíbulos, etc., son indignas de la calidad de masón, mientras las nobles profesiones materiales, por humildes que sean (no olvidando que de una de ellas la Masonería tiene su origen y simbolismo), siempre dignifican su categoría masónica.
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Entendamos que cualquiera que sea su actividad u oficio, el masón deber obrar constantemente en perfecto acuerdo con sus Principios y su Ideal más elevado, anteponiendo las razones y consideraciones espirituales a las materiales, absteniéndose de cuanto no apruebe su conciencia y de lo que no crea perfectamente justo, recto y digno de su cualidad de masón. Pero poniendo cuidado al mismo tiempo de que un juicio superficial no le haga despreciar y considerar como indigno aquello que, en realidad, aporta en su lugar un real beneficio y constituye una actividad útil o necesaria.
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Sabemos por la misma Biblia o Libro de la Ley que no siempre las recompensas fueron bien pagadas para los trabajadores de la construcción , los mismos judíos eran esclavos en el antiguo Egipto , indigentes, nunca voluntarios. Luego el Moisés Bíblico liberó al pueblo judío de la Esclavitud , por tanto las obras faraónicas no fueron realizadas por todos con entusiasmo, amor a los dioses, sino por coacción o incluso por necesidad de no ser asesinados ... Sin embargo, en el cumplimiento de las tareas, en la calidad de los cortes de piedra, en la precisión del trabajo, digno de los maestros relojeros, en la belleza y refinamiento de las esculturas, percibimos una presencia humana o sobrehumana para algunos, esa presencia de realización, de la alegría de la tarea cumplida, del esfuerzo, del arte ... la palabra y volver a su historia para comprender mejor su contenido, olvidado o distorsionado en la actualidad.
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Gran o Magnus. El término proviene del latín y significaba primero algo Magno , algo Extraordinario
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La Gran Obra Artística
La distinción entre artista y artesano aparece en el siglo XVI y se consagrará posteriormente con la creación de las academias de Bellas Artes. Esta distinción proviene de la cultura europea, del Renacimiento. En términos simplificados, podemos decir que el artista se dedica a una obra de belleza, inútil para la supervivencia, partidista de una obra útil cuya belleza es ornamental, por lo tanto secundaria. En el siglo XIX, esta distinción se enriqueció con una nueva categoría entre Bellas Artes y artesanía con la creación de artes aplicadas, desde el mundo industrial. En la primera mitad de nuestro fin de siglo, podemos señalar el intento de unir Bellas Artes y Artes Aplicadas
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La Gran Obra, por tanto, ante todo una obra de arte, es decir, un saber hacer, una implementación, una práctica, no una teoría. Está ligado a la vida misma, a la función humana, al deber de ser humano. Ésta es la primera observación, la primera certeza. El segundo se relaciona con la obra, con la obra maestra. La característica de la obra maestra es ir más allá de la simple funcionalidad, ser una obra de trascendencia, trabajar hacia algo más que el objeto en su única función habitual. ¿Por qué decorar un arma, por qué construir un templo, una catedral? ¿Para agradecer a los dioses?
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La Gran Obra por tanto para existir debe incluir una dimensión trascendente. Ya sea calificado como religioso, místico, espiritual o más simplemente fraterno, La Gran Obra , como el arte en si misma , busca la belleza, ya una forma de trascendencia en sí misma, tiene una dimensión trascendente. Por trascendencia es necesario entender algo más que una simple actividad racional, orientada hacia un fin práctico o con miras a obtener un resultado concreto, cuantificable, ya sea de inspiración, de reconocimiento universal o cualquier otro sublime beneficio específico.
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Estos elementos deben ser sublimados , ya que pueden representar una parte importante de las motivaciones de la actividad humana, pero no deben ser determinantes. El orgullo, el ego , el gusto por el lucro o la simple necesidad de reconocimiento deben ser condenados globalmente en el desarrollo de la Gran Obra Masónica, el lucro se antepone a cualquier otra consideración que pueden volverse execrables. La necesidad puede producir obras maestras, pero las grandes obras maestras se inspiran en algo más que en la necesidad , se inspira en lo sublime . Mi punto no debe entenderse en vista de una justificación de la religión o de una idealización de la práctica del arte, sino más bien de un proceso interior, anclado en el alma humana, de una capacidad de expersar la Gran Obra Masónica.
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En este punto, puedo decir que la Gran Obra Masónica requiere al menos dos condiciones: primero, la práctica de un saber hacer específico, adaptado a cada forma particular; en segundo lugar, la capacidad de trascendencia vinculada a esta práctica. Pero, ¿de qué práctica y de qué trascendencia estamos hablando? No todo el mundo es un francmasón artista intentando realizar la Gran Obra , ¿este realizar la Gran Obra está reservado para una élite masónica? No. Las explicaciones presentadas hasta ahora ilustran un enfoque, un viaje misterioso basado en hechos. Para ir más allá, es necesario actualizar el pasado, es decir otorgar la preeminencia del enfoque constructivo, sobre el resultado final. En otras palabras, las grandes obras maestras que nos legaron estas generaciones de constructores, masones operativos, artistas, tienen un valor histórico innegable, pero su secreto radica, de seguro algo más en su desarrollo, especifico en el momento actual de la implementación de cada parte, más que en el resultado final conocido por todos. La obra nos demuestra por su presencia que existe, pero sobre todo prueba la capacidad contenida en el ser humano para realizarla.
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Es en esta capacidad, en este despliegue de genio donde va nuestra admiración y nuestro respeto. Para apreciar el arte, es necesario reconocer y apreciar el esfuerzo de cada artesano, artista, maestro constructor. La capacidad de hacer las cosas para hacer, la alegría de sentir que existimos como seres humanos, gracias a esta práctica, esta implementación de todas estas energías contenidas en cada uno de nosotros. Es en el corazón de esta acción donde interviene la trascendencia, sin cálculo previo por parte del hombre. Se apropia del estar en el instante del compromiso, de la implementación, de la acción.
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Pero, ¿este discurso tiene todavía una razón de existir hoy, dado que el arte es superado por la industria que manufactura artesanias, ella misma superada por la robótica, la electrónica y otros procesos creativos contemporáneos? Para poder responder hay que volver a mirar atrás, esta vez no muy lejos, y preguntarse por qué, ¿han desaparecido estas capacidades? ¿Cuándo se pierde esta genial nave o al menos se traslada a otros sectores? En pocas palabras, podemos afirmar que este momento comienza con el abandono de la arquitectura sagrada y el arte sacro en favor del arte mismo y la arquitectura secular. Cuando el soberano toma posesión del edificio más hermoso, una vez consagrado a o a los dioses, para convertirlo en su residencia, el templo lo consagra a su gloria temporal. Hoy somos testigos en el mismo sentido de Iniciaciones Masónicas exprés, recortadas , insípidas , sin sentido profundo , incluso se otorgan iniciaciones a simple golpe de mallete.
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El Renacimiento marca en este sentido el punto de inflexión histórico del mundo antiguo y del mundo moderno. La masonería sigue el movimiento de ir y venir de tendencias. Más que ponerse al servicio de los monarcas y nobles, se alejó del mundo activo y operativo para refugiarse en un mundo teórico, esotérico y especulativo. Los secretos de la fabricación caen en manos de los profanos o seculares y se transmiten por métodos que se han vuelto convencionales hoy en día, es decir, por las escuelas y universidades con sus maestros, y maestros artesanos de la artesanía sin alma. En cierto sentido, paradójicamente gracias a la ilustración, las universidades y las facultades son probablemente la causa de la muerte de la masonería operativa, siendo que la ilustración fue promovida por los mismos masones .
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La secularización antes de la hora del arte sacro marca el fin del secreto de la "manufactura" en el origen de las logias masónicas de la Alta Edad Media. ¿Es la masonería especulativa solo un comienzo de los antiguos para mantener algunas prebendas, lo que respalda mal este desarrollo? Esta es una hipótesis, pero hay otra por la que preferiría inclinarme. Cuando vieron difundirse su conocimiento, como una simple tecnología, accesible a todos mediante un aprendizaje o estudios, los verdaderos masones comprendieron que el secreto de su enfoque, su fe, su compromiso interior en el proceso de acción iba a desaparecer. Luego buscaron salvaguardar este secreto, y quisieron santificar este proceso de creación, para imprimir en él un contenido que pudiera transmitirse a través de un lenguaje simbólico, el lenguaje de las herramientas, que los masones de hoy duros con demasiada frecuencia sin darse cuenta de su dimensión oculta.
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Los antiguos entendieron que no es aprendiendo una tecnología desde afuera (entendida por transmisión teórica) que se pueden lograr obras maestras, sino accediendo a ellas desde adentro, por implementación, por la captura directa de la experiencia que conecta al hombre con el objeto. Este mensaje, que intentaron salvaguardar y transmitir con relativo éxito, parece justificar, a mi juicio, la esencia del enfoque especulativo masónico, tal como existe desde el siglo XVIII.
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El secreto de la Gran Obra me parece que reside en este enfoque desde el interior, un enfoque totalmente descuidado en todas las enseñanzas contemporáneas. Hoy, a pesar de las negaciones de sus representantes oficiales, la mayoría de los métodos de enseñanza operan sobre la teorización de datos, de hecho sobre la clonación para utilizar el lenguaje pictórico contemporáneo, y los resultados de estos métodos se observan lamentablemente en todas partes. La evacuación de la moral, del ser, de la dimensión interior del hombre, para poder igualar mejor (en el nivel más bajo) a los humanos, ya ha dado y sigue dando frutos amargos.
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Afortunadamente, la disciplina masónica de vanguardia en Logias y en los diferentes foros masónicos de Facebook han decidido tomar el relevo para contrarrestar los efectos perversos de esta educación "objetivada" y puramente teórica. Requieren este compromiso total del ser, este matrimonio sagrado entre teoría y práctica, como ciertas disciplinas , cuando se entienden bien, o la práctica de artes , y ciertos propósitos , por los que las élites son elogiadas. Esta locura se explica quizás por la necesidad de acceder a un arte superior, un Arte Real de la Gran Obra , es decir un arte en cuya práctica no engañamos. ¿Podemos decir que estos seres practican un Arte Real de la Gran Obra Masónica ?...
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El Arte Real de la Gran Obra fue originalmente una práctica de los alquimistas del medioevo , cuyo propósito común era transmutar el plomo en oro. Detrás de esta fachada materialista, había un simbolismo espiritual . En primer lugar, el símbolo del oro, un material inalterable e incorruptible. Luego el símbolo de la transmutación, de la transformación de un estado existente a otro, fruto de una implementación de la que ya he hablado largamente anteriormente. Finalmente, el papel del alquimista, de la intervención humana, un papel central, ya que sus dones, su compromiso, su experiencia, su sabiduría son necesarios para el éxito de la operación.
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Todo el mundo sabe que el alquimista francmasón del siglo XXI hoy apunta a una transformación interior, de su estado vil, a un estado nuevo, superior e incluso inmortal. Para lograr este estado comparable al oro, es necesario volverse incorruptible, término devaluado que hoy encuentra un su significado de nueva cuenta.
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¿Era concebible que un alquimista hiciera trampa con sus fórmulas para obtener oro? ¿Podemos admitir que un deportista se droga con el fin de superar a sus competidores? ¿Qué las condiciones de una competición en plenos juegos olímpicos están amañadas? Nadie admite hacer trampa y, sin embargo, ¡reina en todas partes! Incluso en Masonería se venden grados masónicos por unos cuentos dólares ¿Podemos sorprendernos de las malas consecuencias de estos actos ? Esta búsqueda de lo espiritual en el hombre, de una esencia incorruptible, incluso inmortal, no ha desaparecido, ha sido derrocada por una intelectualidad sin convicciones, atea la mayoría de las veces, cuyas ideas nos han impuesto las corrientes literarias y pseudo-filosófico. No me corresponde a mí plantear la cuestión de la existencia de Dios, sino simplemente recordar que la dimensión espiritual existe en los seres humanos, ya sean deportistas, religiosos e incluso ateos.
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Esta corriente de pensamiento ateo-materialista que nos asfixia hoy en Logias Masónicas ha encontrado su principal justificación en su lucha contra la Iglesia Católica y sus prelados. Ahora bien, si ha llegado el momento de deshacerse de los religiosos sobre la sociedad, la alternativa puramente atea no es la solución ya hecha para el camino de la humanidad. En esta lucha histórica contra la opresión divina, el hombre ocupó gradualmente el lugar concedido inicialmente a los Dioses, luego al Dios único. Desde el Renacimiento, hemos observado este fenómeno de la adivinación del hombre en paralelo con el alejamiento de la presencia divina. Los artesanos eran anónimos cuando construían catedrales. Ganaron un nombre, una firma durante el Renacimiento. Hoy, los artistas producen poco,pero son muy famosos y perseguidos por los periodistas incluso en sus habitaciones ... Los antiguos dioses invisibles han sucedido a los dioses contemporáneos de la carne, pero rara vez del espíritu.
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El Arte Real Masónico ya milenario o centenario se adapta bien a esta "evolución constante ", no está jamás muriendo, seguro solamente esté solamente revitalizándose en Facebook . Para la cultura oficial, la Masonería se unió a las dudosas prácticas del rancio Ocultismo medieval junto con la astrología y otras prácticas esotéricas , la Masonería cayó en el campo de lo Real al ser antítesis de la ciencia moderna y de la religión del vaticano . Porque el profano no masón moderno quiere ser un ser científico racional, un ser para quien todo debe tener un significado Lógico dentro de su limitado campo universitario , al menos una explicación en las ciencias modernas . Pero la Magia Masónica no ha desaparecido, está hoy 12 de diciembre de 2020 más fuerte que nunca , a una masonería que se califica de inconsciente, pero que si se recurre cuando lo racional ya no da respuesta. ¿Cómo puede existir el arte real en este mundo racional, si los alquimistas francmasones se han convertido en políticos ?
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¿La separación de lo espiritual y lo temporal marcó el fin de la Gran Obra , atrapado entre dos caminos, cuando la astrología y la astronomía se dividieron, una se convirtió en adivinación y la otra en ciencia? “Este cisma, probablemente uno de los más importantes de la historia de la humanidad, si ha servido al progreso de la ciencia, pero no ha servido al progreso del hombre. Científicos felices, para quienes la historia del hombre está prácticamente terminada. Después de la muerte de Dios en el siglo XX pasado y la muerte del Arte en la segunda mitad de nuestro siglo, la muerte de la Verdad en este siglo XXI ya está programada ... ”
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La búsqueda de la realidad que rige el enfoque de los científicos no debe confundirse con el estudio exclusivo del mundo material. La psique existe, el trabajo de los psicoanalistas ha revelado una parte de ella y muchos efectos en la vida de los individuos. Más abstracto aún, el mundo de las ideas, única realidad para ciertos filósofos como Platón, configura el mundo. El Socialismo en este siglo XXI es una mala idea, una aberración , pero su propagación ha influido en el curso de la historia contemporánea y ha causado ochenta millones de muertos de hambre en menos de un siglo. ¿Es esto una realidad o una ilusión?
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Si la idea es una ilusión, sus efectos han sido muy concretos. Si la Gran Obra masónica es una ilusión más , pero su práctica tiene efectos muy concretos en las personas que comprenderán su contenido. No es una profesión, pero se puede ejercer en todas las profesiones, no es física, pero influye en el mundo físico, como las ideas influyen en el comportamiento humano. Por supuesto, requiere cualidades morales, que todo el mundo tiene en el fondo, si no niega su conciencia de cambio político . Su cumplimiento se observa en la sinceridad de sus compromisos, en el cumplimiento de sus deberes y tareas y sobre todo en el respeto al prójimo. Porque lo real no es solo el objeto material, el plomo transformado en oro, la piedra tallada, lo real es la mirada del otro y también la mirada del otro sobre uno mismo.
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Esta alquimia masónica de la Gran Obra ya se práctica en un crisol de la humanidad, en lo profundo de una mansión luminosa muy lejos de religiones y universidades , se implementa en nuestras acciones diarias, en nuestras relaciones con los demás, no solo en lo que esperamos de ellos, sino en lo que les traemos. Finalmente, ilustraré mi punto con un ejemplo simple. Cuando un artesano hace un objeto, se aplica, da lo mejor de sí mismo, su compromiso trasciende su conocimiento de su arte, para lograr el objeto más bello, el mejor, que funcionará mejor, durará mucho tiempo. Este estado de ánimo en el que emprende su trabajo, si aún existen tales artesanos, esta es la definición de la Gran Obra. Este artesano masón se convierte en artista del cambio mundial y no va a hacer este objeto por sí mismoSe dará cuenta por otro,recibirá lo que le corresponde a cambio, pero su verdadera recompensa estará en este trabajo hecho con amor. Y la mirada del otro, del cliente al que está destinado el objeto, es la relación última con la realidad.
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No es el objeto lo que es la única realidad, es la aprobación del otro. Cuando decimos frente a todos estos objetos inútiles y mal usados , que se han convertido en la mayor parte de la vida cotidiana en nuestra sociedad, esa publicidad intensiva nos empuja a adquirir, "¿a quién estamos engañando?" Tenemos la mirada del mundo sobre nosotros los masones , del hombre que se siente estafado por un intercambio engañoso, por un trato de tontos. El uno produce con el único propósito de robar el bien del otro, entregándole un objeto falso, un objeto inútil, vacío, sin "valor".
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Antiguamente, nuestro artesano transmitía algo más con su objeto plasmado en las “reglas del Arte”. El lenguaje expresa la verdad de las cosas ... El trabajo bello genera respeto y da dignidad al artesano. El francmasón no ha perdido definitivamente esta costumbre que la masonería ha transpuesto en el único nivel moral, un enfoque quizás justificado, pero más difícil de verificar. Sólo la fraternidad puede expresar esta relación, si se entiende bien, como se debe entender en la Gran Obra ...
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La práctica de la Gran Obra Masónica exige que la presencia del Masón, como un ser humano en su totalidad, sea ciertamente de carne, pero espiritual de luz , uno y otro juntos formando una presencia de carne y alma . Esta práctica masónica requiere un compromiso sincero, una búsqueda sin engaños para su realización ”. Alcoseri
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