Veamos ahora que es espiritualidad:
El término espiritualidad (del latín spiritus, espíritu), depende de la doctrina, escuela filosófica o ideología que la trate, así como del contexto en que se utilice. En un sentido amplio, significa la condición espiritual. Hay autores que lo consideran una dimensión más de la persona, como la dimensión biológica o social. Referido a una persona, es la disposición principalmente moral, psíquica o cultural, que posee quien tiende a investigar y desarrollar las características de su espíritu. Esta decisión implica habitualmente la intención de experimentar estados especiales de bienestar, como la salvación o la liberación. Se relaciona asimismo con la práctica de la virtud.
La diferencia entre místico y espiritual: ¿qué matiz hay entre misticismo y espiritualidad? ¿Qué definiciones y qué vínculos habría con la práctica masónica ?
Para muchas personas que no creen en Dios es importante sentirse en armonía aunque sea con el universo o con la Naturaleza, pero en el caso de aquellos que tienen sus creencias depositadas en el Ser Supremo; o bien, en una ‘verdad espiritual’; existen dos conceptos que comúnmente describen la forma en que experimentan su unión con aquello en lo que creen.
Se trata de los conceptos ‘misticismo’ y ‘espiritualidad’, que algunas veces parecen sinónimos , pero de los cuales a continuación explicamos la diferencia.
El misticismo puede ser definido como la búsqueda de la comunión con la máxima Divinidad, Realidad, Verdad Espiritual o Dios. Una persona mística aquella que persigue esta unión.
Este término ha sido utilizado de diversas maneras debido a las diferencias religiosas, sociales, psicológicas y culturales; sin embargo, hay ciertas similitudes entre las descripciones que los místicos hacen de sus experiencias. En la mayoría de los casos dichas experiencias son descritas como algo que va mucho más allá de la sensación por medio de los sentidos o de la aprehensión intelectual.
El misticismo es algo de naturaleza psíquica. En muchas ocasiones ha sido descrito como un proceso que concluye con la perfecta consumación del amor de Dios. La definición de este concepto es tan amplia que no puede ser limitada únicamente a una religión en particular, sino a varias religiones y creencias.
A pesar de todo, es importante saber que en el mundo moderno, es decir, hoy en día la palabra ‘misticismo’ es frecuentemente empleada para referirse a las visiones del mundo que se consideran irracionales.
Pero podemos escuchar por ahí , la mística de la empresa , o la mística de esta escuela o universidad.
Por otra parte, la espiritualidad en palabras de Plotino (uno de los mayores filósofos de la antigüedad) ‘es la aventura del alma solitaria’. La espiritualidad está relacionada con cualidad o condición de ser espiritual, lo que significa que el espíritu humano es visto como algo separado y casi siempre opuesto a lo material y a los intereses materiales.
La definición de espiritualidad es algo muy difícil de explicar, pero es algo que no es físico o material, puesto que ésta es entendida de manera diferente por monoteístas, politeístas, seguidores de New Age, nativos americanos, nosotros los masones…Pero si algo todo tienen en común es que consideran al espíritu como algo que está en nuestro interior y que puede controlar a nuestro cuerpo.
Finalmente, tanto el misticismo como la espiritualidad se consideran como aspectos interconectados; puesto que en ambos casos se busca una especie de trascendencia y la experimentación del éxtasis o la armonía.
Diferencias clave entre misticismo y espiritualidad
La espiritualidad puede ser practicada incluso por personas que no son completamente creyentes, mientras que el misticismo siempre tiene que ver con alguna divinidad, religión o ser superior.
El misticismo busca la unión con el ser superior, mientras que la espiritualidad busca la trascendencia del espíritu.
Espiritualidad, fe religiosa , creencia, misticismo… no siempre es fácil establecer una frontera clara entre estos términos, que tienen en común para describir un cierto grado de unión entre el individuo y Dios “El Gran Arquitecto del Universo”.
Probemos ahora el siguiente enfoque:
La espiritualidad es una búsqueda del sentido de la vida y un intento de conocimiento : conocimiento de Dios y autoconocimiento. La espiritualidad se basa en corrientes, métodos, rituales y se nutre de diversos enfoques filosóficos, religiosos o esotéricos. .
La fe religiosa es la adhesión del individuo a una creencia sin siquiera cuestionarla . (Mayoritariamente dogmática religiosa) y a un ideal que la trasciende y la vincula muchas veces al fanatismo.
El místico o misticismo evoca el estado de quien ha logrado elevarse por encima de lo material para unirse directamente con Dios.
Por tanto, vemos una gradación:
La espiritualidad es una investigación, la fe religiosa es una creencia sin entrar a explicarla ni a investigarla, el místico es una experiencia que puede subir al éxtasis y al encuentro con Dios.
Por tanto, el misticismo es la culminación de la idea . La fe puede prescindir de experiencias extraordinarias, mientras que el misticismo siempre va acompañado de visiones, revelaciones o incluso hechos sobrenaturales, del orden de lo suprasensible.
Entremos en los detalles de la diferencia entre místico y espiritual.
La diferencia entre místico y espiritual.
La palabra mística proviene del griego mustikos que significa "conocimiento de los misterios".
El misticismo evoca descubrimientos internos, indecibles e inefables. Es una experiencia personal, íntima, imposible de describir y compartir: es la entrada al mundo de lo sagrado.
Así, la persona que tiene una experiencia mística percibe respuestas a preguntas metafísicas esenciales y entra en una relación directa con Dios.
La diferencia entre lo místico y lo espiritual parece obvia:
Lo espiritual es un cuestionamiento, lo místico una respuesta, la espiritualidad es un camino, el misticismo una culminación, lo espiritual se basa en parte en la razón, lo que no es el caso del misticismo.
Este último punto es fundamental. Mientras que la espiritualidad consiste en la apertura más amplia posible (a uno mismo, a los demás, a Dios, a las ciencias, al razonamiento y a la filosofía) y a poner el conocimiento y el conocimiento en perspectiva, el misticismo se basa únicamente sobre la experiencia vivida y la intuición pura.
Así, el misticismo consiste en un enfoque solitario, directo y suprahumano.
Los límites y riesgos del misticismo.
El límite del misticismo es evidente: al alejarse del razonamiento, la ciencia y la introspección, el riesgo es hundirse en el error, el fanatismo, el dogmatismo y la ilusión.
El misticismo privilegia la experiencia personal de Dios sobre la reflexión. La verdad acaba apareciendo al místico como obvia, pero ningún razonamiento lógico llega a validarla.
A veces hay una línea muy fina entre la revelación y la perturbación del discernimiento. Algunos místicos sabemos tienen enfermedades mentales. Esto explica por qué el misticismo a veces ha sido rechazado al rango de espiritualidad inferior.
Y de hecho, el camino del conocimiento no puede prescindir de la introspección: es necesario conocerse a uno mismo, saber qué en uno mismo está o no sujeto a influencias y determinismos externos, para saber si las ideas y las corazonadas que cruzan nuestra mente son válidas.
Realizar un camino espiritual requiere prudencia, perseverancia, método y voluntad, que parece incompatible con un enfoque puramente místico ...
Bueno hasta aquí una somera explicación de diferencias y similitudes con el espiritualismo y la mística , pero ahora escribiré añadiendo algo , y sé que a muchos masones nos gustaría separar a la Masonería de los “ismos” en este caso desligar a la Masonería de filosofismo , espiritualismo , religiosísimo, esoterismo , eclecticismo , misticismo, politicismo , humanismo y así una vez desligados de todos los “ismos” , ya no perdernos y definir a la Masonería como una simple forma de Vida.
Alcoseri
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¿Quién habla cuando tú o yo hablamos?
Siempre usamos frases o palabras prestadas , nuestras opiniones son de otras personas que las acomodamos al momento , pero rara vez hablamos por nosotros mismos; en el mejor de los casos usamos palabras de personas muy sabias , pero en el peor de los casos usamos palabras aprendidas de personas miserables . Debemos saber; que el que no piensa por sí mismo o investiga por sí mismo , el que se fía en las palabras de otros y se abstiene de investigar si lo que se le ha enseñado o se le enseña es cierto o no , no es un ser humano es una máquina.
Peguntémonos ¿Quién habla cuando yo hablo? ¿Somos la fuente de nuestros propios pensamientos y palabras? ¿Quién es "yo"?
Cuando pensamos o hablamos, naturalmente sentimos falsamente que somos la fuente de nuestras propias palabras u opiniones. Cuando hablo, soy yo quien habla : ¿cómo podría ser de otra manera?
Sin embargo, de hecho, nuestros pensamientos y palabras están determinados por una serie de factores desconocidos o inconscientes que limitan nuestro libre albedrío, nuestro librepensamiento .
Entre estos factores se encuentran para hacernos tener una opinión y expresarla verbalmente están:
Factores internos (nuestras propias características), que incluyen:
Necesidades fisiológicas: si tengo hambre, esta es la idea que aparecerá en mi cerebro, predisposiciones genéticas: si estoy naturalmente predispuesto a la ansiedad, mis palabras a menudo serán preocupadas y ansiosas, instinto y pulsiones (El ello del modelo freudiano (es decir, nuestro “id”) es la parte de la mente humana que tiene que ver con los impulsos y el instinto. ...): si mi instinto me empuja a poseer, naturalmente experimentaré pensamientos de dominación, reglas morales internalizadas ( el “ superyó ” de Freud): si he aprendido que uno no debe desear mal a los demás, este pensamiento surgirá espontáneamente dependiendo de las circunstancias, o incluso inclinaciones psicológicas ( el " yo " de Freud), y por otro lado las influencias externas, entre las cuales: las condiciones de vida, experiencia e historia personal, la influencia cultural, hábitos de grupo, prohibiciones sociales, las relaciones con los demás y la influencia de quienes los rodean, etc.
Así, cuando expreso un sentimiento o una opinión de forma verbal , no soy yo quien habla, sino mi instinto, mis deseos, mis impulsos, mi educación, mi cultura o incluso mis hábitos adquiridos.
De hecho, las fuerzas que actúan, es decir, los determinismos que acabamos de mencionar, son extremadamente poderosos. Es casi imposible domesticarlos. Entonces, en realidad soy un ser programado y condicionado, y mis palabras son el resultado de una conjunción de factores que no controlo. Me hace vulnerable a las ilusiones y los prejuicios .
¿Significa esto que no hay forma de superar estos condicionamientos y pensar por sí mismo? No necesariamente.
Veamos quién habla cuando yo hablo y cómo enfocarnos en sus verdaderos pensamientos.
¿Quién habla cuando yo hablo?
Como hemos entendido, esta pregunta consiste en preguntarnos si estamos movidos por fuerzas que vienen de dentro o fuera de nosotros mismos y, por tanto, incontrolables.
Ahora me viene a la mente aquella película “El Exorcista” donde una niña era poseída por el Diablo , y era del Diablo el que hablaba a través de la niña , pareciera este un caso extremo , pero es el que se me ocurre para describir lo que le pasa a una persona cuando se enoja , y ya no es ella misma, sino que saca del fondo toda la negatividad y la expresa con palabras insultantes , y esta persona enojada parece no poder controlar su ira y trata de agredir al menos con palabras a otra persona.
La pregunta que nos deberíamos hacer es ¿ quién habla cuando yo hablo? es inseparable de la pregunta ¿ quién soy? : el esfuerzo del autoconocimiento es la clave para responder a él.
El individuo auto -engañado cree que habla libremente: toma sus propias palabras al pie de la letra, se adhiere a su propio discurso, conoce sus propias palabras, se funde con sus propios pensamientos y se apega a ellos. Es en particular el riesgo señalado por Platón en la alegoría de la cueva.
Sin embargo, nuestros pensamientos espontáneos (provocados por nuestra mente ) y nuestras palabras proceden de una cadena causal imposible de controlar: por tanto, podemos decir que no nos pertenecen.
Pero entonces, ¿cómo consigo que mi verdadero ser hable cuando hablo?
¿Dos "yo" o incluso una multitud de yoes diferentes?
Primero tratemos de distinguir estas dos formas del "yo":
el "yo" en su dimensión determinada, condicionada, es decir el ser programado, la máquina viviente que, como la abeja obrera, realiza lo que debe realizar, teniendo en cuenta su propia naturaleza y Influencias externas, y a la inversa, el “yo” incondicionado, libre de pensar por sí mismo e indiferente a cualquier influencia.
Echemos un vistazo a este segundo "yo". ¿Qué puede ser? ¿Es posible alcanzarlo?
Este “yo” sería un “Yo Superior” incondicionado que puede definirse como el ser capaz de liberarse de su propia personalidad y de su propia individualidad. Ya no es el punto de encuentro de una infinidad de determinantes, está más allá de estos factores, es el conjunto de estos factores en sí, en una suerte de fusión con la totalidad del Universo. Este “yo” incondicionado es el ser universal, ilimitado, el superior y eterno; ese “Yo Verdadero” que la Masonería nos ayuda a realizar, o bien el que la Masonería nos ayuda a contactar , que existe dentro de nosotros.
Parece que este "yo" es inaccesible sin la iniciación masónica ; de hecho, un ser capaz de pensar por sí mismo sería por definición omnisciente: tendría plena y completa conciencia del origen del Todo, de su propia naturaleza y del funcionamiento de todo, y por supuesto de sí mismo. Sin embargo, Dios es el único ser que tiene este poder; este YO o súper Yo (superyó de Freud).
Nos preguntamos ¿Estamos por todos los condenados a vivir como seres encadenados, prisioneros de nuestros pensamientos sufridos? ¿Habría una forma de ser Libres?
El individuo encadenado en la Caverna de Platón es en realidad el que piensa que está pensando y hablando por sí mismo. A la inversa, el francmasón verá un camino de liberación, y decidirá quitarse los grilletes y salir de la Caverna: es paradójicamente solamente al saberse encadenado , se dará cuenta de la necesidad de ser libre , y que está decidido a no poder soltar sus ataduras y así desesperado escapar , pero el que no se sabe encadenado será incluso feliz dentro de la prisión donde actualmente vive.
El individuo despierto y desilusionado es consciente de que cuando habla, no es él quien habla. Sabe que es realmente él mismo cuando se mira a sí mismo hablar, es decir, cuando da un paso atrás sobre su persona para conocerse mejor y comprenderse mejor.
Este individuo no emite un juicio sobre sus pensamientos o palabras, porque este juicio estaría condicionado por definición. Así, el ser despierto acepta todo: sus propios pensamientos y palabras, positivas o negativas, como las de los demás. Sin embargo, no está apegado a él. Esta actitud benevolente (hacia uno mismo) y tolerante (hacia los demás) es la definición misma de sabiduría .
Vemos así emerger dos niveles de conciencia : el primer nivel es el de la conciencia individual "básica": nuestras percepciones son transformadas en pensamientos espontáneos por nuestro cerebro, el segundo nivel es el de una consciencia universal superior: nos paramos en lo alto, en retirada de nuestros propios pensamientos, nos vemos hablar y actuar sin asimilarnos por completo a este ser actuante. Esta postura recuerda, entre otras cosas, ejercicios de meditación.
Tomando el camino del autoconocimiento, negándose a tomar sus pensamientos al pie de la letra, el individuo despierto se coloca en una lógica de apertura y de progreso . Se le abre el camino del conocimiento .
Nota: en la espiritualidad masónica y en las diferentes tradiciones como el sufismo , distinguimos el "yo falso " y el "yo verdadero": el "yo falso " es nuestro ego, el individuo que creemos que somos, al contrario, el “yo verdadero ” es lo más universal en nosotros: es nuestra alma pura, profunda y enteramente consciente, la parte de nosotros que puede encontrarse con Dios.
¿Quién habla cuando yo hablo? La palabra perdida.
El tema de la masónica palabra perdida se encuentra en diferentes tradiciones espirituales, religiosas o esotéricas. Que es recuperar nuestra verdadera palabra.
La palabra perdida representaría algo que está en nosotros, pero que ha sido olvidado, perdido. Universal y auténtico, se opondría al discurso cotidiano, condicionado e incontrolable.
El habla perdida puede corresponder al silencio de la meditación, o incluso a este dejar ir que lleva al individuo a no apegarse más a sus propios pensamientos.
Una vez más, no se trata de rechazar de qué estamos hechos, negar la existencia de nuestro ego o rechazar nuestra personalidad. Más bien, no debe dejarse engañar por estas cosas.
Este es el camino masónico hacia la paz y la serenidad , muy lejos de la “mente confusa ” y su tumulto de pensamientos incontrolados, y por tanto como resultado expresiones verbales caóticas .
Alcoseri