La Sombra
Era ya muy noche y me hallaba en algún lugar desconocido avanzando lenta y penosamente en medio de un camino tenebroso. La niebla lo cubría todo. Yo sostenía y protegía con las manos una débil lámpara con una vela encendida que amenazaba con apagarse en cualquier momento. Todo parecía depender de que consiguiera mantener viva esa luz. De repente tuve la sensación de que algo horrible me seguía. Entonces me giré y descubrí una enorme figura negra que avanzaba tras de mí, no alcanzaba a ver su rostro. A pesar del terror que experimenté no dejé de ser consciente en todo momento de que debía proteger la luz a través de la noche y la espesa niebla. Cuando me di cuenta de inmediato de que la figura que había visto era mi sombra, la sombra de mi propio cuerpo iluminado por la luz recortándose en la niebla. También sabía que esa luz era mi conciencia, la única luz que poseo, una luz infinitamente más pequeña y frágil que el poder de las tinieblas pero, al fin y al cabo, una luz, mi única luz. Cuando al fin llegue al punto de referencia, le conté a todos lo sucedido, y uno de ellos con una mirada aterradora y una voz temblorosa me dice: ¡esta ahí, esta ahí! Yo pregunte ¿Qué, qué está ahí? El fuera de sí me dice: ¡Ahí esta tu sombra! ¡Ahí esta tus sombra! Todos empezaron a mirarse unos a otros, el pánico no se hizo esperar y todos miraban hacia mi sombra. Yo trate de tranquilizarlos diciéndoles miren todos ustedes proyectan también una sombra; incrédulos unos y otros sumamente espantados, voltean hacia donde se proyectaba su sombra, algunos proyectaban su sombra en el piso, otros en las paredes otros inclusive proyectaban su sombra en otras personas. Ese fue un momento de extrema locura y confusión, muchos negaban que ellos pudieran proyectar una sombra, otros fuera de si, los que veían su sombra proyectada en otros decían, esa sombra es la sombra de él no la mía. De pronto todo esto me hizo sentir mal, yo era el causante de que ellos se dieran cuanta de sus propia sombra, yo la había descubierto mi propia sombra en el camino aquí, me miraban fijamente, como mirando a quien es causante de su desdicha. Uno de ellos decía: esa es mi sombra, pero esta es oscura y no es fiel al contorno de mi cuerpo, es alargada plana y torcida. Y en tanto me muevo ella me sigue, como algo ligado a mi. Terror, pena, angustia se reflejaba en sus rostros. El caso mío era diferente yo lo había descubierto por mi mismo, pero yo se las estaba haciendo ver. Y esto al parecer no era lo propio. Ahora ellos podían verse por primera vez las sombras los unos a los otros y se sentían peor que desnudos. Uno de ellos alargando su brazo me toma fuertemente mi mano y me reprocha: tú hiciste esto, me arrancases mi felicidad, ahora ayúdame a recobrar mi cordura y mi dicha. Yo le miro a los ojos y le digo: esa sombra siempre estuvo contigo, tu indiferencia hacia ella te hacia falsamente feliz, era una dicha simulada. Otro me grita ¡No, No, tu la trajiste del Camino! Nos has contagiado. Ahora en verdad me siento profundamente dolido. Me di cuenta que a mi si me servia saber y ver mi sombra, pero a ellos no. Mi sombra me hablaba de mis debilidades de mis miedos y me hacia ver en que me equivocaba, esto porqué era una imagen mía
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Nos resulta extraño comprobar cómo la sombra psicológica individual se contagia con la sombra colectiva o de las masas con más facilidad que lo positivamente consciente. Cuando nos unimos a los demás, abrimos paso a impulsos primitivos que realmente no nos pertenecen: es como si la sombra colectiva nos atrapara y nos obligara a tener un comportamiento determinado. Y aunque la sombra personal es un asunto meramente subjetivo, la que se muestra en colectividad, sin embargo se trata de una realidad objetiva y muy real comúnmente conocida como “el Mal”. La sombra personal puede modificarse, pero la colectiva no se altera ante nuestros esfuerzos racionales y si analizamos nuestro comportamiento cuando actuamos guiados por la sombra del grupo sólo alcanzamos a sentir una indefensión. La masonería ha tratado de modificar a la sombra colectiva enviando mensajes de unidad y amor fraterno y seguramente ha tenido éxito, muchos pueblos reaccionaron positivamente al mensaje. Pero porque cuesta demasiado desmarcarse de las tendencias en masa. Por eso históricamente el hombre ha buscado refugio a su desesperación frente al mal colectivo en distintas corrientes como la religión, la fe y en la obediencia a normas sociales, que debemos entender como defensa ante el arrastre del mal en masa. De hecho, la definición del mal desafía la comprensión inclusive de los académicos y teólogos, para una época y una cultura el mal se definiría de manera muy distinta a otra. El mal colectivo tiene un rasgo difícil de analizar es como si de pronto y de manera inesperada fuerzas escondidas en el inconsciente brotasen de la mente de muchas personas a la vez. Como si surgiese una epidemia y fuésemos incapaces, individualmente, de combatir las calamidades que provocan el fanatismo religioso, el fundamentalismo nacionalista y la avaricia de las grandes corporaciones financieras y mercantiles. Hoy gracias a los medios de comunicación podemos evidenciar que el mundo se ha convertido en el teatro de operaciones del mal colectivo: la maldad humana que enloquece al mundo y provoca guerras, el hombre envenena, corrompe, poluciona y envenena. Es exactamente la misma fuerza que impulsó a los inquisidores a pensar que había seres malditos, a los musulmanes que los cristianos son satánicos, a los escépticos que los creyentes son ignorantes, y los creyentes piensan que los científicos usan su sólo ingenio para fabricar armas de destrucción masiva masoniko (Mensaje original) Enviado: 10/09/2006 9:21 Que la sombra se convierta en nuestro amigo o en nuestro enemigo depende en gran parte de nosotros mismos... La sombra no es siempre, y necesariamente, un contrincante. De hecho es exactamente igual a cualquier ser humano con el cual tenemos que entendernos, a veces cediendo, a veces resistiendo, a veces mostrando amor, según lo requiera la situación. La sombra se hace hostil sólo cuando es desdeñada o mal comprendida ""Si la figura de la sombra contiene valiosas fuerzas, y fuerzas vitales, tienen que ser asimiladas a experiencias efectivas y no reprimidas. Corresponde al Yo renunciar a su orgullo y fatuidad y vivir conforme a algo que parece oscuro, pero que, en realidad, puede no serlo. Esto ha de requerir un sacrificio tan heroico como la conquista de la pasión pero en sentido opuesto" El conflicto surge debido a que, en principio, ignora el Yo si un impulso de la sombra es positivo o negativo. Este es uno de los problemas más conflictivos del proceso de individuación en esta primera fase del camino de la integración de los arquetipos y de la búsqueda del Sí- Mismo. "El reconocimiento de la sombra predispone a la modestia y hasta al temor a la esencia insondable del ser humano" Con el reconocimiento de la nombra el individuo comienza, consecuentemente, a relacionarse con los demás de otra forma "Todavía hoy debemos tener sumo cuidado para no proyectar nuestra propia sombra de un modo harto vergonzoso, y estamos como inundados por ilusiones proyectadas. Al representarse a una persona suficientemente valiente como para desprenderse por entero de toda proyección piénsase en un individuo consciente de poseer una sombra considerable. Tal hombre se ha cargado de nuevos problemas y conflictos; se ha convertido en tarea seria para sí mismo, dado que no puede decir ya que son los otros quienes hacen tal o cual cosa, ni que son ellos los culpables, y que hay que combatirlos. Vive en la "casa del autoconocimiento, de la concentración íntima. Sea cual fuera la cosa que ande mal en el mundo,este hombre sabe que igual ocurre también dentro de él mismo y si aprende solo a "componérselas" con su sombra habrá hecho en verdad algo para el mundo. Habrá logrado entonces dar respuesta a una ínfima parte, al menos, de los enormes problemas que se plantean en el presente, buena parte de los cuales oponen tantas dificultades en razón de hallarse como envenenados por las mutuas proyecciones. ¿Y podrá ver claramente quien no se ve a sí mismo ni aquellas oscuridades que, inconscientemente, está transfiriendo en todas sus acciones? La cita es larga pero sustancial. Se precisa una decisión moral considerable para confrontarse, reconocerse, admitir e integrar a la sombra con el Yo. El mismo Jung advierte que "vivir consigo mismo requiere una serie de virtudes cristianas que cada uno debe aplicar a la propia persona, o sea, paciencia, amor, fe, esperanza y humildad" La tolerancia es, pues, una virtud que primero debe aplicarse uno consigo mismo y después con los demás.Por todo lo comentado se deduce que el encuentro con la sombra coincide en muchas personas con la concienciación del tipo de función pricológica y actitud tipológica al que pertenece ya que las funciones indiferenciadas y la actitud psicológica reprimida conforman parte de nuestra.sombra. Su desarrollo, por tanto, va ligado al Yo y actua de forma complementaria o compensatoria con respecto a la conciencia mientras no se es consciente de dicha sombra"Uno puede encontrar su sombra sobre todo en las proyecciones erróneas o cuando afloran en nosotros peculiaridades que solemos reprimir y dominar, pero también en una figura exterior concreta. En el primer caso aparece en el material del inconsciente como una figura del sueño que representa, personificadas, una o varias peculiaridades psíquicas del que sueña; en el segundo es una persona del mundo en torno a la cual, por ciertas razones estructurales se centraliza, siendo portadora proyectiva de esa o esas peculiaridades ocultas en el inconsciente. Es en nosotros mismos, precisamente, donde con mayor frecuencia y con mayor realidad percibimos las cualidades de la sombra, siempre que estemos dispuestos a reconocer que nos pertenecen; así, por ejemplo, cuando nos sobreviene una explosión de rabia; cuando bruscamente comenzamos a maldecir o a conducirnos groseramente; cuando, del todo en contra de nuestra voluntad, actuamos de un modo antisocial; cuando nos comportamos ruinmente con mezquindad, o aparecemos coléricos, cobardes, frívolos o hipócritas: entonces desplegamos cualidades que en circunstancias ordinarias ocultamos o reprimimos cuidadosamente y cuya existencia nosotros mismos ignoramos". Es necesario insistir sobre los contenidos y particularidades de la sombra a fin de tener bien claro lo que se intenta expresar con este termino. Para ello recurriremos a diferentes definiciones diversas sobre la sombra: "La sombra es la parte inferior de la personalidad. La suma de todas las disposiciones psiquicas personales y colectivas, que no son vividas a causa de su incompatibilidad con la forma de vida elegida conscientemente y se constituyen en una personalidad parcial relativamente autónoma en el inconsciente con tendencias antagónicas. La sombra se comporta respecto a la consciencia como compensadora, su influencia, pues, puede ser tanto negativa como positivas La omisión y la supresión de la sombra, así como la identificación del Yo con ella, puede llevar a desdoblamientos peligrosos. Puesto que la sombra está próxima al mundo de los instintos es indispensable tenerla en cuenta constantemente" "La figura de la sombra personifica todo lo que el sujeto no reconoce y lo que, sin embargo, una y otra vez le fuerza indirecta o indirectamente, así,por ejemplo, rasgos de carácter de valor inferior y demás tendencias irreconciliables." "Bajo el aspecto individual la sombra es para lo oscuro personal como la personificación de los contenidos de nuestra psique que a través de la vida no hemos admitido hemos arrojado o reprimido y que, en ciertas circunstancias pueden tener también un carácter positivo. Bajo el aspecto colectivo representan la parte oscura de lo colectivo-humano, la disposición estructural que yace en lo íntimo de todo ser humano para lo inferior y lo oscuro". Alcoseri