La Secreta Historia de la Nueva Atlántida Se cuentan historias de cuando en cuando en las Logias masónicas de unas extrañas pero verídicas historias sobre la Isla de la Nueva Atlántida, y una de estas Historias es sobre un masón español llamado Antonio Alcalá Galiano, que tras pertenecer a la masonería por años, un día por casualidad en un mercado de su ciudad, se topó en un inusual puesto de libros viejos, así como un imán que lo atrajese se topa con un extraño y antiquísimo libro el cual en su portada estaba el símbolo de la escuadra y el compás, símbolo que le atrajo , ojeando el libro se dio cuenta que estaba escrito en castellano antiguo pero legible, pero lo que más le sorprendió fue que estaba datado con la fecha de 592,, y en la primera pagina podía alcanzarse a leer puño y letra “A ti mi amigo Sir Francis Bacon” y el título del libro era “Viaje de Don Abraham Ortelius a la Isla de la Nueva Atlántida” inmediatamente lo compró a un muy alto precio; y se dijo para si esto vale la pena. Leyéndolo, se dio cuenta de que por ningún lado aparecía la palabra masonería, pero sí que daba cuenta de una Sociedad Secreta poseedora de altos conocimientos ahora olvidados, lo que más le impresionó era que el libro contenía mapas o cartografías muy detalladas. Pero, el Q:.H:. Alcalá entre mas leía mas paralelismo encontraba entre la Masonería y esa antiquísima sociedad secreta descrita en el Libro, así que un día reunió recursos y decidió ir en busca de la Mítica Isla de la Nueva Atlántida, que justo estaría frente a las costas del Perú. El joven Alcalá de hecho nunca había sentido mucha estima por la aventura, pero siguió una corazonada, así fue que se embarcó en busca de esa sociedad secreta tan parecida a la masonería. Tomando el mapa se fue en busca de la Isla y llegando por fin a ella, dio órdenes que simplemente lo llevasen ahí con sus expedicioncitas, siendo diez compañeros, los dejaron en lugar indicado en la playa, un lugar marcado por un alto monolito, tal cual lo marcaba el Mapa, así sus jóvenes auxiliares le acompañaron, ya desembarcados y penetrando todos en un camino adoquinado que penetraba en una jungla más y más profundamente, aguardando temerosos a lo que sus destinos deparara. Tras una hora y media, el Hermano masón Alcalá se encontró en una ciudad en medio de esa isla del Pacifico llana de hermosas casas y abundantes árboles frutales, sembradíos de maíz y papa. Antes pudiesen descubrir algo más, fueron capturados por una banda de monos y llevados a un gran palacio fortificado con barrotes de madera, donde fueron divididos y encerrados en unas sucias mazmorras entre cerdos pestilentes. Pasaron unas horas, cuando les traían alimentos y los sacaban a la luz del día, a través de los barrotes de madera se dio cuenta que aquel reino estaba completamente poblado y gobernado por simios parecidos a los que los habían capturado. Los simios altos, fuertes y erguidos, caminaban de forma elegantes y se comunicaban entre sí con sonidos guturales y señas, de cuando en cuando veía pasar volando lo que para el eran barcos voladores, lo cual le impresiono mucho. Comerciaban los simios, labraban parcelas, conversaban mucho, incluso leían. Sin embargo para un español de la aristocracia como lo era Nuestro Hermano Alcalá, le parecía que ciertos hábitos le resultaran espantosos pues algunos simios no llevaban ropas y paseaban así a la vista de todos, y no tenían una forma propiamente elegante para comer. Alcalá era incapaz de comunicarse con ellos, a más de unas cuantas señas, para él sus voces eran solo gruñidos, carcajadas y raros gemidos. Pronto descubrió que entre los simios había otros seres humanos algunos libres y otros cautivos como ellos, pero los libres parecían esclavizados por los simios. Intentó comunicarse con los esclavos humanos para que le ayudarán pero no le hicieron el menor caso, pensó claro, estos desdichados deben haber llegado a esta isla por alguna razón y fueron capturados. Pasaron así 0 largos días y de pronto fue entrevistado por un Simio que sabía hablar perfecto español, iba acompañado de otros simios aparentemente subalternos; y le dijo: Señor Antonio Alcalá, Mi nombre es Semiramis Orión y soy ministro de defensa de esta parte del imperio y usted está detenido por habernos invadido junto con sus compañeros, ya hemos confiscado su embarcación y capturado a su tripulación. Tiene usted que decirnos algo Señor Antonio Alcalá, dijo sí, mire Su Excelencia Don Semiramis Orión y le contó toda la historia, Orión estaba sorprendido de la historia y sobre todo del Libro descrito, llegaron al punto donde describe a la Sociedad Secreta diciéndole como se parecía a sociedad secreta masónica, vaya se de la Masonería y de sus afinidades con nuestra Sociedad Secreta de la Bruma, pero, es usted masón señor Antonio Alcalá, y respondió que sí, ¿sólo usted o también sus compañeros de viaje? Solamente yo Su Excelencia, haciendo gestos a sus compañeros el Simio Orión dio órdenes de liberar de la Mazmorra a Antonio Alcalá, y le dijo: usted sigue detenido pero por ser masón, lo llevaremos a un lugar infinitamente más cómodo, así hasta que se aclaren las cosas, y mis compañeros de viaje preguntó Antonio Alcalá, ah por ellos no se preocupe mañana serán trasladados a otra isla del Imperio, donde serán reeducados y dejaran de ser incivilizados. Así el Hermano Masón Antonio Alcalá fue alojado en una casa muy acogedora pero no se le permitía salir pues había guardias custodiándolo, al día siguiente, escucho una clara voz femenina tras la puerta de alado, y le dijo: Mi nombre es Odinaly que quiere decir Luz del Día me han contado de ti Antonio Alcalá, y me interesa saber de usted, pero Alcalá pensó para sí que esa era la voz de una espía que pretendía interrogarlo, y así día tras día durante un mes hubo una calurosa y afectiva conversación, la voz femenina era dulce y melodiosa, y Antonio Alcalá comenzó a sentir amor por ella, pero pensaba y si es una mujer simio, pero se decía bueno no importa, su compañía es dulce y confortante. La voz así tenía una forma fraternal, cariñosa, pero extraña y compulsiva belleza, y, sin haber visto a la propietaria de esa voz; su mente se confundía, y le daba pena preguntarle si era humana o simia. Antonio Alcalá sabía ella podía verlo, y un día , le dijo la joven mujer, soy una princesa de este Reino, soy joven y soltera, y me gustaría casarme contigo - Antonio Alcalá desesperado de su situación y temiendo morir si no aceptaba, sin pensarlo más, y reparando en su libertad y profundo amor por ella accedió. – Si, por supuesto que me casaré contigo amada Luz del Día. Al día siguiente una comitiva de fuertes simios sacaron al hermano Antonio Alcalá de su cautiverio, lo vistieron de gala, lo perfumaron y lo pusieron bonito. Allí observó a una mujer completamente cubierta por un velo color turquesa, sentada en los profundos cojines negros de terciopelo, rodeada de simios, humanos y algo que le causo escalofríos fue ver a gentes reptiloides humanos si, pero con rasgos propios de un reptil y ellos parecían ser quienes daban las ordenes a todos, digamos una casta superior a los demás. En esto se presenta Orión el cual saluda a Antonio Alcalá afectuosamente, y le dice: - Francmasón Antonio Alcalá, gracias a ti el Imperio de la Nueva Atlántida, ha decidido hacer nuestro Imperio invisible a los ojos de Ustedes los Humanos, cada día sabemos vendrán más humanos y no todos son buenos, ya no habrá más contacto directo entre ustedes y nosotros, claro de cuando en cuando nos verán y los veremos pero, automáticamente se activaran mecanismos psíquicos y no pasará de eso, de un encuentro casual. Antonio Alcalá, mi español hermano te noto nervioso, la verdad eres afortunado te casaras con la Princesa Odinaly (Luz del Día), su padre es el Ser más poderoso del Mundo, ya lo creo dijo Antonio Alcalá seguro su Padre es Lucifer, Orión comenzó a reír dándole palmadas a Alcalá, y seguro seré luego de la boda y de la cúpula la cena de la Princesa, No eso no, mi hermano Antonio Alcalá, antes que tu han venido otros como Sir Francis Bacon, luego de un tiempo, regresaron a su país natal y cambiaron el rostro de tu civilización. Pero, qué interés pude tener una princesa en alguien como yo. - dijo Antonio Alcalá, a lo que Orión contestó riendo a en eso del amor no lo sé. Francmasón Antonio Alcalá, volverás a tu civilización a enseñarles , quizá pronto , quizá en unos siglos más – finalizó así la conversación el Simio Orión. Antonio Alcalá volvió a la ceremonia, el velo de la novia fue apartado de modo que el hermano masón Antonio Alcalá pudiese ver a la novia por vez primera. Él miró a la dueña de la voz melodiosa y vio ¡una mujer reptil !, bella sí, pero su piel era como de serpiente, su cuerpo era bello, y sus rasgos exquisitamente bellos, su cabello negro ondulante y brillante, el sintió más amor por ella, que antes, incluso Antonio Alcalá esperaba ya esto y no le importó, al contrario le pareció más bella que cualquier mujer humana. Antonio Alcalá el hermano Masón olvidando todo dio un paso hacia ella y la abrazó y la beso, la paciencia de todos estos días de reflexión me han provocado un cambio radical- se dijo a sí mismo. Pensando esto firmó el acta de matrimonio y la beso y todos aplaudían. Así finaliza la primera parte de esta historia extraordinaria, la cual claro tiene otros episodios, los cuales serán revelados algún día.
Fraternalmente Vicente Alcoseri Moderador del Foro Secreto Masónico
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