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General: Dogma y Ritual de Alta Magia
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De: Alcoseri (Mensaje original) |
Enviado: 05/01/2013 02:50 |
Dogma y Ritual de Alta Magia (fragmento) https://groups.google.com/group/secreto-masonico/browse_thread/thread/61dac7d6cfed9e2f/43f819fbfa37d3e4?lnk=gst&q=magia#43f819fbfa37d3e4 La Biblia, con todas las alegorías que encierra, no manifiesta sino de una manera incompleta, y velada la ciencia religiosa de los hebreos.. El libro que hemos hablado y cuyos caracteres, hieráticos explicaremos, el libro que Guillermo Postel denomina El Génesis de Henoch, existía seguramente antes de Moisés y de los profetas, cuyo dogma, idéntico en el fondo al de los antiguos egipcios, tenían también su exoterismo y sus velos. Cuando Moisés hablaba el pueblo, dice alegóricamente el libro sagrado, colocaba un velo sobre su rostro y se quitaba ese velo para hablar con Dios; tal es la causa de esos pretendidos absurdos de la Biblia, que tanto han ejercitado el verbo satírico de Voltaire. Los libros no estaban escritos más que para recordar la tradición, y se escribían en símbolos ininteligibles para los profanos. El Pentateuco y las poesías de los profetas no eran, además, más que libros elementales, sea de dogma, sea de moral, sea de liturgia, la verdadera filosofía secreta y tradicional no fue escrita sino más tarde, bajo velos menos transparentes aún. Así es como nació una segunda Biblia desconocida, o más bien incomprendida por los cristianos; un relato —dicen— de absurdos (y aquí los creyentes confundidos en una misma ignorancia, hablan como los incrédulos); un monumento, digamos nosotros, que reúne todo lo que el genio filosófico y el religioso han podido hacer o imaginar de sublime; tesoro rodeado de espinas y diariamente oculto en una piedra bruta y oscura. Nuestros lectores ya habrán adivinado que quiero hablar del Talmud. ¡Extraño destino el de los judíos! ¡Los machos cabríos emisarios, los mártires y salvadores del mundo! ¡Familia movediza, valerosa y dura; que las persecuciones han siempre conservado intacta,porque aún no ha cumplido su misión! Nuestras tradiciones apostólicas, ¿no dicen que después de la declinación de la fe en los gentiles, la salvación debe venir todavía de la casa de Jacob, y entonces el judío crucificado que han adorado los cristianos pondrá el imperio del mundo en manos de Dios, su padre? Se siente uno extasiado de admiración al penetrar en el santuario de la cábala, a Ja vista de un dogma tan lógico, tan sencillo y, al mismo tiempo tan absoluto. La unión necesaria de las ideas y de los signos, la consagración de las realidades más fundamentales por los caracteres primitivos, la trinidad de las palabras, las letras y los números; una filosofía sencilla como el alfabeto, profunda e infinita como el verbo; teoremas más completos y luminosos que los de Pitágoras; una teología que resume contando por los dedos; un infinito que puede caber en el hueco de la mano de un niño veintidós letras, un cuadrado y un circulo; he aquí todos los elementos de la cabala. ¡Son los principios elementales del verbo escrito, reflejo de ese verbo hablando que ha creado el mundo! Todas las religiones verdaderamente dogmáticas han salido de la cábala, y a ella retoman; todo lo que hay de científico y de grandioso en los sueños religiosos de todos los iluminados, Jacob Boehme, Swedenborg, San Martín, etc., está tomado de la cábala; todas las asociaciones masónicas le deben sus secretos y sus símbolos. La cábala consagra por sí sola la alianza de la razón universal y del Verbo divino; establece por los contrapesos de dos fuerzas opuestas en apariencia, la balanza eterna del ser, concilia la razón con la fe, el poder con la libertad, la ciencia con el misterio; tiene las llaves del pasado, del presente y del porvenir. Para iniciarse en la cábala, no basta leer y meditar los escritos de Reuchlin, de Galatinus, de Kricher o de Pico de la Mirándola, es preciso también estudiar y comprender a los e ritos hebreos de la Colección de Pistorius, el Sepher Jezirah, sobre todo, después de la filosofía de amor de León el Hebreo.. Es preciso, asimismo, abordar el gran libro de Zohar, leer atentamente en la Colección de 1689 titulada Cábala denudata, el tratado de la pneumática cabalística y el de la revolución de las almas; después, penetrar audazmente en las luminosas tinieblas de todo el cuerpo dogmático y alegórico del Talmud. Entonces se podrá comprender a Guillermo Postel, y confesarse en voz baja que, aparte de sus sueños, asaz prematuros y demasiados generosos de la emancipación de la mujer1, ese célebre y sabio iluminado podía no estar tan loco como pretenden aquellos que ni siquiera le han leído. Acabamos de bosquejar rápidamente la historia de la filosofía oculta, hemos indicado los manantiales y analizado en pocas palabras los principales libros. Este trabajo no se refiere más que a la ciencia; pero la Magia, o mejor, el poder mágico, se compone de dos cosas: una ciencia y una fuerza. Sin la fuerza, la ciencia no es nada, o más bien, es un peligro. No otorgar la ciencia sino a la fuerza, tal es la ley suprema de las iniciaciones. Así, el gran revelador, ha dicho: El reino de Dios sufre violencia, y son los violentos los que le hacen perder su fuerza. La puerta de la verdad está cerrada como el santuario de una virgen; es preciso ser un hombre para penetrar en él. Todos los milagros están prometidos ala fe; pero ¿qué es la fe sino la audacia de una voluntad que no vacila en las tinieblas y que marcha hacia la luz a través de todas las pruebas y venciendo todos los obstáculos? No vamos a repetir aquí la historia de las antiguas iniciaciones; cuanto más peligrosas y terribles eran, tanto más eficaces resultaban; también tenía en mundo entonces hombres capaces de gobernarlo y de instruirlo. El arte sacerdotal y el arte real consistían especialmente en pruebas de desordenados de ciertas sectas femeninas. La mujer emancipada de acuerdo con los verdaderos principios de la naturaleza será la indispensable inspiradora y colaboradora del hombre valor, de discreción y de voluntad. Era un noviciado semejante al de esos sacerdotes, tan impopulares de nuestros días, conocidos con el nombre de jesuitas, y que gobernarían todavía el mundo si tuvieran una cabeza verdaderamente sabia e inteligente. Después de haber pasado nuestra vida en la investigación de lo absoluto, en religión, en ciencia y en justicia; después de haber dado vueltas en el círculo de Fausto, hemos llegado al primer dogma y al primer libro de la humanidad. Allí nos detuvimos; allí hemos encontrado el secreto de la omnipotencia humana y del progreso indefinido, la llave de todos los simbolismos, el primero y el último de todos los dogmas. Y hemos entendido también lo que quiere decir esa palabra tan frecuentemente repetida en el Evangelio: el reino de Dios. Dar un punto fijo por apoyo a la actividad humana, es resolver el problema de Arquímedes, realizando el empleo de su famosa palanca. Eso es lo que hicieron esos grandes iniciadores que produjeron sacudidas en el mundo, no pudiendo hacerlo sine mediante el grande e incomunicable secreto. Para garantía, por otra parte, de su nueva juventud, el fénix simbólico no reaparece nunca a los ojos del mundo sin haber consumido solemnemente los despojos y las pruebas de su vida anterior. Así es como Moisés hizo morir en el desierto a todos aquellos que habían podido conocer el Egipto y sus misterios; así es también como San Pablo en Efeso quemó todos los libros que trataban de ciencia ocultas; es así, finalmente, también como la Revolución francesa, 17 hija del Gran Oriente Johannita y de la ceniza de los Templarios, saquea las iglesias y blasfema de las alegorías del culto divino. Pero todos los dogmas y todos los renacimientos proscriben la magia y regalan los misterios al fuego o al olvido. El que todo culto o toda filosofía que viene al mundo es un Benjamín de la humanidad, que no puede vivir más que dando la muerte a su madre; es que la serpiente simbólica gira siempre devorando su cola; es que hay necesidad, por razón de ser, que en toda plenitud haya un vacío, en toda magnitud un espacio, en toda afirmación una negación; es la realización eterna de la alegoría del fénix. Dos ilustrados sabios me han precedido en la vía por donde marcho, pero se han pasado, por decirlo así, la noche en blanco, y por ende, a oscuras. Hablo de Volney y de Dupuis, de éste especialmente, cuya inmensa erudición no ha podido producir más que una obra negativa. No ha visto en el origen de todos los cultos más que astronomía, tomando así el cielo simbólico por el dogma, y el calendario de la leyenda. Un solo conocimiento le ha faltado, el de la verdadera magia, que encierra los secretos de la cábala. Después ha pasado por los antiguos santuarios, como el profeta Ezequiel por la llanura cubierta de osamentas, y no ha entendido más que la muerte, por no saber la palabra que reúne la virtud de los cuatro vientos del cielo, y qué puede hacer un pueblo viviente de todo ese inmenso osario, gritando con los antiguos símbolos: ¡Levantaos! ¡Revestíos de una nueva forma y marchad! Lo que nadie, pues, ha podido o no ha osado hacer antes de nosotros, ha dado lugar a que haya llegado un tiempo en que tratemos de hacerlo. Queremos, como Juliano, reedificar el templo, y no creemos producir con esto un mentís a una sabiduría que adoramos, y que el mismo Juliano se hubiese dignado adorar, silos doctores, rencorosos y fanáticos de su tiempo, le hubieran permitido comprenderla. El templo, para nosotros, tiene dos columnas, sobre una de las cuales el cristianismo ha escrito su nombre. No tratamos de atacar al cristianismo, por el contrario, lejos de eso, queremos explicarlo. La inteligencia y la voluntad han, alternativamente, ejercido el poder en el mundo; la religión y la filosofía luchan todavía en nuestros días, y deben concluir por ponerse de acuerdo. El cristianismo ha tenido por fin provisorio establecer, por la obediencia a la fe, una igualdad sobrenatural o religiosa entre los hombres e inmovilizar la inteligencia por la fe, en fin, dar un punto de apoyo a la virtud que destruyera la aristocracia de la ciencia, o más bien, reemplazar esa aristocracia ya destruida. La filosofía, por el contrario, ha trabajado por hacer volver a los hombres por la libertad y la razón, a la desigualdad natural, y para sustituir, fundando el reino de la industria, el savoir faire, a la virtud. Ninguna de estas dos acciones ha sido completa y suficiente; ninguna ha conducido a los hombres a la perfección y a la dicha. Lo que ahora se sueña sin osar casi esperarlo, es una alianza entre esas dos fuerzas, largo tiempo consideradas como contrarias, y esa alianza se tiene razón en desearlas, porque las dos grandes potencias del alma no son opuestas entre sí, como el sexo del hombre no es opuesto al de la mujer; no hay duda de que son diferentes, pero sus disposiciones, contrarias en apariencia, no proceden más que de su aptitud para encontrarse y unirse. —¿Se trata pues, nada menos que de una solución universal para todos los problemas? Sin duda, puesto que se trata de explicar la piedra filosofal, el movimiento continuo, la cuadratura del circulo, el secreto de la gran obra y de la medicina universal. Se nos motejará de locura como al divino Paracelso, o de charlatanismo, como el grande e infortunado Cornelio Agrippa. Si la hoguera de Urbano Grandier está apagada, quedan 18 las sordas prescripciones del silencio o de la calumnia. Nosotros no la desafiamos, pero nos resignamos. Nosotros no hemos buscado la publicación de esta obra, y creemos que ha llegado el tiempo de hablar; se habría producido por sí misma, por nosotros o por otro cualquiera. Permaneceremos tranquilos y en espera de lo que venga. Nuestra obra tiene dos partes. En una establecemos el dogma cabalístico y mágico en todas sus manifestaciones; la otra está consagrada al culto, es decir, a la magia ceremonial. La una es lo que los antiguos sabios llaman la clavícula; la que todavía los campesinos llaman el grimorio. El número ye! objeto de los capítulos que se corresponden en ambas partes no tienen nada de arbitrario y se encuentran perfectamente indicados en la gran clavícula universal, de la que damos, por vez primera, una explicación completa y satisfactoria. Ahora, que esta obra vaya a donde quiera y deba ir, y que resulte lo que quiera la Providencia. Está hecha y la creemos duradera, porque es fuerte como todo lo que es razonable y concienzudo. DOGMA Y RiTUAL DE ALTA MAGIA ELIPHAS LÉVI https://groups.google.com/group/secreto-masonico/browse_thread/thread/61dac7d6cfed9e2f/43f819fbfa37d3e4?lnk=gst&q=magia#43f819fbfa37d3e4 |
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¿Qué cosa es la revelación? Es la palabra; el ser es el principio, la palabra el medio, y la plenitud o el desenvolvimiento y la perfección de ser es el fin … hablar es crear.
Ego sum qui sum: he aquí la revelación primera de Dios en el hombre y del hombre en el mundo, y
es también el primer axioma de la filosofía oculta.
“El ser es el ser”
Sobre el frontis de un templo que la antigüedad había dedicado al Dios de la luz, se leía esta
inscripción de dos palabras: conócete.
Este mismo consejo es el que yo debo ofrecer a todo hombre que quiera aproximarse a la ciencia.
La magia, a la que los antiguos llamaban Sanctum Regnum, el santo reino, o el reino de Dios, Regnun Dei, no se ha hecho más que para los reyes y para los sacerdotes. ¿Sois sacerdote? ¿Sois rey?
El sacerdocio de la magia no es vulgar, y su reinado no tiene nada que debatir en los principios de este mundo. Los reyes de la ciencia son los sacerdotes de la verdad, y su reino está oculto para la
muchedumbre, como sus sacrificios y sus plegarias. Los reyes de la ciencia son los hombres que conocen la verdad y a quienes la verdad ha libertado según la formal promesa del más poderoso de
los iniciadores.
El hombre que es esclavo de sus pasiones o de prejuicios de este mundo, no puede ser iniciado y no podrá serlo tampoco mientras no se reforme; no podrá ser, pues, un adepto, porque la palabra
adepto significa aquel que ha llegado por su voluntad y por sus obras.
Juan 1:14
“Y aquel Verbo fue hecho carne … “
Es Cuanto …
Dogma y Ritual de Alta Magia
El Recipiendario
¿Qué es lo que es un principio? Es una base de la palabra, es una razón de ser del verbo. La esencia
del verbo está en el principio; el principio es lo que es; la inteligencia es un principio que habla.
¿Qué cosa es la luz intelectual? Es la palabra.
¿Qué cosa es la revelación? Es la palabra; el ser es el principio, la palabra el medio, y la plenitud o el desenvolvimiento y la perfección de ser es el fin … hablar es crear.
Ego sum qui sum: he aquí la revelación primera de Dios en el hombre y del hombre en el mundo, y
es también el primer axioma de la filosofía oculta.
“El ser es el ser”
Sobre el frontis de un templo que la antigüedad había dedicado al Dios de la luz, se leía esta
inscripción de dos palabras: conócete.
Este mismo consejo es el que yo debo ofrecer a todo hombre que quiera aproximarse a la ciencia.
La magia, a la que los antiguos llamaban Sanctum Regnum, el santo reino, o el reino de Dios, Regnun Dei, no se ha hecho más que para los reyes y para los sacerdotes. ¿Sois sacerdote? ¿Sois rey?
El sacerdocio de la magia no es vulgar, y su reinado no tiene nada que debatir en los principios de este mundo. Los reyes de la ciencia son los sacerdotes de la verdad, y su reino está oculto para la
muchedumbre, como sus sacrificios y sus plegarias. Los reyes de la ciencia son los hombres que conocen la verdad y a quienes la verdad ha libertado según la formal promesa del más poderoso de
los iniciadores.
El hombre que es esclavo de sus pasiones o de prejuicios de este mundo, no puede ser iniciado y no podrá serlo tampoco mientras no se reforme; no podrá ser, pues, un adepto, porque la palabra
adepto significa aquel que ha llegado por su voluntad y por sus obras.
Juan 1:14
“Y aquel Verbo fue hecho carne … “
Es Cuanto …
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De: Kadyr |
Enviado: 03/06/2024 00:49 |
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