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En los últimos años el descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón es puesto bajo la lupa de los revisionistas históricos mucho más que cualquier otro hecho reciente de la humanidad y desde ese lugar comienza a surgir muchas dudas sobre la versión oficial.
A la polémica sobre si debe festejarse el descubrimiento del nuevo mundo o condenarse la conquista salvaje de los europeos sobre América, se suma ahora datos que revelan como la política y las obsecuencias también jugaron un rol fundamental hace cinco siglos atrás.
Ya nadie pone en duda que el afán de llegar a otras tierras era puramente comercial y de apropiación de nuevas rutas para mayor poder económico, y en ese aspecto el italiano Colón era un experto negociante con sed de llenarse los bolsillos de ganancias.
En ese marco, Colón estaba “casado” con los reyes Católicos que avalaron su aventura, y por eso señores, es hora de decir la verdad: no hubo entrega de joyas y dinero por parte de la reina Isabel para ello, sino un castigo ejemplar para un pueblo de la España reconquistada a los moros.
La ciudad de Palos –desde donde partió Colón— debió pagar toda la preparación del viaje con impuestos y expropiaciones en castigo por la ayuda que, según los nobles reyes, estos ciudadanos había otorgado a lo musulmanes durante la ocupación, además de ser socios de contrabando y piratería en contra de la corona.
Así, Colón luego de entablar una sociedad con los hermanos Pinzón, partieron en agosto de 1492, y ante los nervios creados en la expedición por no llegar a tierra en el tiempo determinado, el capítán de la expedición, una semana antes de descubrir el nuevo mundo, puso en juego una recompensa de 10 mil maravedíes para el primer hombre que avistará continente.
Eso fue lo que vio por primera vez desde el carajo de la carabela La Pinta, el sevillano de Triana, Juan Rodríguez Bermejo, cuando se vio la costa de la actual isla de Bahamas, y festejó su suerte y nueva adquisición económica.
Colón –fiel a su estilo tramposo- nunca se lo pagó al alegar que él desde la Santa Mmaría había visto primero la línea de tierra en el horizonte y como no era su rol anunciarlo solo se alistó para la llegada. Una vil mentira.
Esto sucedió en el amanecer del sábado 13 de octubre de 1492, según destacan los revisionistas, y por el número fatídico de mala suerte, y por ser el 12 de octubre el día de Nuestra Señora del Pilar, patrona de los reyes católicos y viernes, jornada de la pasión de Cristo, el datos de ese día le cerraron mejor al genovés que así buscó complacer a sus mentores.
Con mentiras y falsedades Colón llegó a ese nuevo mundo sin saber que lo había descubierto y convencido que su imagen del mundo era como suponía: “la tierra es de forma de una teta de mujer”.
En ese marco, solo atinó a razonar que los habitantes de esas tierras eran hospitalarios y dóciles, aunque con una cultura muy arraigada, que por supuesto el conquistador nunca entendió.
Sin embargo Colón no era tan duro como se intenta contar en ete relato, y para reparar el engaño al marinero de Triana lo dejó elegir primero a una de las nativas para acostarse con él. Colón lo hizo después, pero esa ya es otra historia porque al parecer el generó el primer contagio de sífilis en el continente nuevo. Lindo para justificar un feriado y un homenaje ¿no?.