La Esfinge habla todavía para quien tiene oídos para oír
Los labios de la Sabiduría están cerrados fuera de los oídos de la comprensión. Sólo quien se halla en un particular estado de conciencia y madurez espiritual puede reconocer interiormente determinada Verdad, comprendiendo y sacando provecho de las palabras que quieren indicarla o revelarlo. La Esfinge, aquel maravilloso monumento que nos queda de la más antigua civilización egipcia, es una representación escultórica de este hecho: es muy difícil decir si sus labios están abiertos o cerrados; más bien puede decirse que están abiertos y cerrados al mismo tiempo, detrás de la sonrisa misteriosa que los anima. Verdadero símbolo de la enseñanza esotérica, la Esfinge habla todavía para quien tiene oídos para oír, pero permanece en hermético silencio para quien no ha ingresado en aquel estado de conciencia en el cual la Verdad espiritual puede ser reconocida y asimilada. Lo mismo debe decirse de los símbolos masónicos: como la Esfinge, hablan para quien los escucha con los oídos de la comprensión, pero guardan su secreto para quien no sabe descubrirlo. La Masonería es una Ciencia y un Arte que se revelan progresivamente a quien se esfuerza y persevera en el estudio y en la práctica, por medio de la comprensión y del uso de sus instrumentos simbólicos. Así pues, la distinción entre masón y profano no puede ser determinada únicamente por la ceremonia con la cual un profano es admitido y reconocido como miembro de la Orden, sino que depende de la efectiva realización de esta cualidad. La mayoría de los masones permanecen irremediablemente profanos en lo que se refiere al entendimiento y a la realización de la finalidad iniciática de la Orden y al sentido verdadero de símbolos y ceremonias. Pero esto no les impide ser buenos masones, si se esfuerzan sinceramente, en la medida de su comprensión y, sobre todo, si son fieles a sus ideales y ponen en práctica lo que han entendido de los Principios Morales de la Orden. No hay necesidad de conocer la Doctrina Esotérica revelada por los símbolos masónicos para practicar los principios de la fraternidad, pero sí es necesario saber discernir entre la ilusión exterior del egoísmo y de la separatividad, y la Realidad de la Unidad Interior de todo, para comprenderla y realizarla efectivamente. Todo hombre sincero encuentra, pues, en la Masonería un Camino de Progreso que se hace siempre más efectivo en la medida de su buena voluntad y perseverancia, un progreso al mismo tiempo intelectual y moral, adaptándose su enseñanza simbólica perfectamente a la comprensión de todas las inteligencias, aunque no les sea dado a todos penetrar el verdadero significado íntimo de dicha enseñanza. Pero siempre el progreso será el resultado del esfuerzo individual y del ardor y de la perseverancia con los cuales se esfuerza cada cual en realizar las finalidades de la Orden, encaminándose hacia una más profunda comprensión de la Verdad y poniendo los pies de una manera más firme, equilibrada y segura sobre la Senda de la Virtud. https://groups.google.com/group/secreto-masonico/browse_thread/thread/8b44d50da31263d8/698fa5d9942838c2?lnk=gst&q=esfinge#698fa5d9942838c2