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Teoría de la relatividad de Einstein: el eclipse hace 100 años que confirmó "el pensamiento más feliz" del célebre científico alemán
- Camilla Costa - @_camillacosta
- BBC News Mundo
24 mayo 2019
FUENTE DE LA IMAGEN,SCIENCE MUSEUM LONDON
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El eclipse total solar de 1919 permitió a los científicos británicos confirmar las predicciones del joven científico alemán Albert Einstein sobre como la luz se comporta en relación a la gravedad.
"La población estacionó en las plazas públicas, impresionada por el sorprendente espectáculo que le ofrecía la naturaleza. Parecía que la aurora iba a romper y, en aquella oscuridad, los gallos cantaban y los pollitos buscaban abrigo."
Así describía un periódico brasileño en 1919 el momento en que la población de Sobral, una ciudad en el interior de Brasil, presenció un eclipse total del Sol. Pero no era un eclipse cualquiera.
Este fenómeno permitió a un grupo de científicos comprobar por primera vez la Teoría de la Relatividad General de Albert Einstein y consolidar una de las mayores revoluciones de la historia de la ciencia.
Meses después de que acabara la Primera Guerra Mundial, la hazaña catapultó al joven físico alemán, hasta el momento desconocido, a la fama mundial y lo convirtió en una de las figuras más relevantes de la Historia.
"Algunos científicos consideran que el anuncio de los resultados del experimento hecho en este eclipse fue uno de los mayores momentos de la ciencia", dijo a BBC Mundo el físico Luis Carlos Bassalo Crispino, de la Universidad Federal de Pará (UFPA), autor de artículos sobre el episodio.
El impacto fue tan grande que, en los años siguientes, la teoría de Einstein permitiría la formulación de la teoría del Big Bang, un modelo para explicar cómo empezó el universo. Además, se creó una rama especial de la astrofísica - la cosmología física - solo para estudiar ese tema.
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La relatividad general demostró que era posible la existencia de agujeros negros y, años más tarde, la creación del GPS.
Pero todo empezó con una idea no convencional.
Una revolución incomparable
En el siglo XIX, la física avanzaba a pasos agigantados, con descubrimientos sobre la electricidad, la energía cinética, la termodinámica y la concepción de la luz como una onda electromagnética.
Fue a partir de estas ideas que Albert Einstein empezó a pensar sobre el comportamiento de la luz y su velocidad, usando una serie de "experimentos mentales", es decir, problemas cuyo resultado sólo preveía en su imaginación.
En 1905, Einstein afirmó que las medidas de espacio y tiempo podrían cambiar cuanto más rápido un cuerpo se moviera en relación a otro. Hasta entonces, toda la física se amparaba en la idea de que el tiempo y el espacio son absolutos.
Es por eso que la teoría de la relatividad especial, como se hizo conocida, causó espanto e interés en la comunidad científica. Sin embargo, era una teoría limitada.
En los 10 años siguientes, mientras la rivalidad entre potencias europeas como Alemania y Reino Unido caminaba hacia la Primera Guerra Mundial, el joven alemán daría un paso más allá: cuestionar la ley de la gravitación universal del inglés Isaac Newton. Su teoría de la relatividad general confrontaba uno de los fundamentos de la física clásica.
En esta teoría, publicada en 1915, Einstein afirma que el espacio y el tiempo, interconectados, forman una especie de tejido que conforma todo a nuestro alrededor y que puede doblarse.
Estas curvaturas explican la gravedad, el movimiento de los planetas y las estrellas en el espacio, la existencia de los agujeros negros y la formación de todo el universo.
"Filosóficamente, la relatividad general fue casi tan importante como la idea de Copérnico de que el Sol, y no la Tierra, estaba en el centro del universo. Esa teoría revolucionó la manera en que los científicos pensaban en el funcionamiento del mundo a su alrededor.", dijo a BBC Mundo Teresa Wilson, física del Observatorio Naval de Estados Unidos.
Además, que un alemán en ese momento tuviera una idea que proponía cambiar algo tan fundamental en la ciencia causó polémica. Algunos físicos no creían a Einstein, otros no le hicieron caso.
"A causa de la guerra, científicos alemanes y austríacos eran ignorados y excluidos de órganos internacionales. Había mucho rencor. No eran invitados a conferencias, por ejemplo", explicó a la BBC Mundo el astrofísico e historiador Daniel Kennefick, autor del libro "No Shadow of a Doubt", sobre el eclipse de 1919.
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Einstein explicó la gravedad como la curvatura hecha por un cuerpo masivo, como el Sol, en el espacio-tiempo.
Pero estaban también los científicos que se consideraban "internacionalistas", que creían que la ciencia debería reunir los esfuerzos de personas de cualquier nacionalidad. Entre ellos, estaba el propio Einstein, que había renunciado a su ciudadanía alemana por estar en contra del militarismo alemán, y adoptado la ciudadanía suiza.
Pero, para vencer la resistencia de la comunidad científica a la teoría de Einstein, sería necesario confirmar sus predicciones. Eso solo ocurriría cuatro años más tarde, cuando finalizó la Primera Guerra Mundial y científicos ingleses pudieron observar un eclipse total en una ciudad en el interior de Brasil.
¿Por qué era necesario un eclipse?
Según la relatividad general, la fuerza de gravedad es un efecto causado por la curvatura del espacio-tiempo.
Un cuerpo inmenso como el Sol, por ejemplo, distorsiona el espacio-tiempo a su alrededor, y hace que otros objetos menores tengan que seguir esa distorsión.
Incluso la luz de las estrellas, en su camino hacia la Tierra, tiene su trayectoria alterada cuando pasa cerca del Sol.
Por eso, si las estrellas pudieran ser vistas durante el día, estas parecerían un poco más alejadas del Sol de lo que realmente están.
Ahora era una cuestión de astronomía y matemáticas. Los cálculos de Einstein preveían un desvío de la luz dos veces mayor que el que se preveía de acuerdo con la teoría de Newton.
Para probar la teoría, sería necesario fotografiar estrellas cerca del Sol y luego tomarlas en el mismo lugar por la noche. Después, medir su posición en el cielo en cada momento.
El escenario ideal para eso es un eclipse total, el momento en que la sombra de la Luna alcanza la Tierra y esconde el Sol. La oscuridad permite a los astrónomos observar las estrellas, los planetas y la atmósfera solar más fácilmente.
"Para comprobar que el campo gravitacional del Sol desvía la luz de una estrella, esta necesita estar cerca del Sol. De lo contrario tú no puedes percibir el efecto. Pero el Sol es tan brillante que normalmente no se ven estrellas durante el día. Por eso es necesario hacer el experimento durante un eclipse total", explica Daniel Kennefick.
La búsqueda del eclipse perfecto
En 1917, los astrónomos ingleses Frank Watson Dyson, director del Observatorio Real de Greenwich, el más importante de Inglaterra, y Arthur Stanley Eddington, un famoso astrofísico, querían confirmar la teoría de Einstein por motivos distintos.
FUENTE DE LA IMAGEN,SCIENCE PHOTO LIBRARY
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Los astrónomos británicos Frank Watson Dyson y Arthur Stanley Eddington decidieron aprovechar el eclipse de 1919 para poner la teoría de Einstein a prueba.
"Frank Dyson, como muchos astrónomos, era escéptico con la relatividad general. Y en ese momento, los alemanes eran percibidos como el enemigo. Dyson, movido por un sentimiento patriótico, creía que la teoría de Isaac Newton debía ser tratada con más respeto que la de un joven de Alemania", dijo a la BBC Mundo el astrónomo Tom Kerss, del Real Observatorio de Greenwich.
Eddington, por su parte, era un entusiasta de las teorías de Einstein y un internacionalista. Él creía en el ideal de juntar las mejores mentes de todas las nacionalidades en la búsqueda de la verdad científica.
Según Daniel Kennefick, el entusiasmo de Eddington ayudó a convencer a Dyson de la importancia de organizar una expedición para poner los cálculos de Einstein a prueba.
"Dyson ya había observado muchos eclipses y sabía que ese experimento era importante y posible. Era un momento en que los instrumentos ya habían evolucionado lo suficiente para medir con confianza los resultados que Einstein preveía", dice Tom Kerss.
Los cálculos científicos mostraron que en 1919 un eclipse sería visible en Sudamérica y en África. Y, en ese momento, el Sol estaría cerca de un grupo de estrellas especialmente brillantes, las Híades.
Parecía la oportunidad perfecta para la ciencia y para los dos astrónomos ingleses.
El primer paso era elegir el lugar donde los científicos iban a observar el fenómeno.
"Durante un eclipse solar, la sombra de la Luna viaja por la Tierra desde el oeste hacia el este. Entonces ellos dibujaban su trayectoria precisamente en un mapa y comenzaban a investigar", cuenta Daniel Kennefick.
En ese caso, la zona de totalidad del eclipse, es decir, el trecho en que sería posible ver el Sol completamente cubierto, cruzaría Sudamérica, comenzando en Bolivia, pasando por el Océano Atlántico y terminaría en el continente africano, en Tanzania.
"En Bolivia y el Este de África no funcionaría, porque el Sol estaría aún naciendo o ya empezando a ponerse, y eso causaría distorsiones atmosféricas que perjudicarían la medición. La mayor parte del trayecto también sería en áreas de bosque tropical de un lado u otro. En el océano Atlántico tampoco era bueno, porque un barco no tendría suficiente estabilidad para los instrumentos", explica el historiador.
La decisión de ir a Brasil se tomó después de que Dyson recibió una carta del ingeniero Henri Charles Morize, director del Observatorio Nacional en Río de Janeiro y uno de los fundadores de la Academia Brasileña de Ciencias (ABC), en la que advertía que Sobral, en el noreste de Brasil, sería el mejor lugar para ver el eclipse.
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Pero Dyson y Eddington decidieron que un solo punto de observación no sería suficiente. Era común que los resultados de expediciones como esa fueran perjudicados por malas condiciones meteorológicas, que a menudo impedían la visualización de los eclipses y hacían imposible tomar fotografías.
FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES
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A consecuencia de la Primera Guerra Mundial, era casi imposible conseguir transporte y personal para las expediciones científicas.
"A pesar del riesgo, ellos estaban decididos a aprovechar esta oportunidad, porque sabían que el eclipse de 1919, con estrellas tan brillantes, sería especial", dice Daniel Kennefick.
Así Dyson y Eddington decidieron mandar dos equipos de astrónomos a lugares distintos: a Sobral, en Brasil, y a la Isla de Príncipe, parte del archipiélago de Santo Tomé y Príncipe, en la costa de África occidental.
¿Cómo hacerlo posible durante la Primera Guerra Mundial?
Los científicos tuvieron que encontrar maneras de solucionar otro problema: Europa todavía estaba en guerra y eso dificultaba enormemente cualquier expedición científica.
A pesar que Dyson utilizó su influencia para conseguir financiamiento y persuadir al gobierno británico de que su colega Eddington no fuera al frente, era muy difícil encontrar astrónomos experimentados y buques para llevarles a Sobral y a Príncipe.
"Eddington quiso ir a Príncipe, pero necesitó llevar con él un relojero del interior de Inglaterra, porque todos sus asistentes habían muerto en la guerra", cuenta Kennefick.
Dyson tuvo que quedarse en Inglaterra y, tras muchas dificultades, encontró dos candidatos para mandar a Sobral. Los afortunados serían Charles Davidson, un calculista sin formación académica pero con mucha experiencia en telescopios, y el astrónomo irlandés Andrew Crommelin, quien operaría el segundo telescopio llevado por seguridad.
FUENTE DE LA IMAGEN,OBSERVATORIO NACIONAL
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Después de muchos cambios de planes, el calculista Charles Davidson y el astrónomo irlandés Andrew Crommelin fueron los elegidos para ir a Brasil.
"Otro problema de la guerra era que los británicos tenían pocos instrumentos disponibles. Entonces tuvieron que pedir el segundo telescopio prestado a los irlandeses", dijo a BBC Mundo el astrofísico Tom Ray, del Instituto de Estudios Avanzados de Dublín, que encontró y restauró el equipo original que fue a Sobral.
El telescopio irlandés, a pesar de ser más pequeño y más viejo, fue el artífice de los resultados que hicieron historia.
En noviembre de 1918 el Armisticio de Compiègne anunció el fin de la Primera Guerra Mundial y abrió el camino para la expedición.
Eddington fue a Príncipe con su asistente y Davidson y Crommelin salieron de Liverpool, en Inglaterra, a Belém, al norte de Brasil, a bordo del "Anselm", el primer buque inglés que tras años de guerra reanudaba la ruta que cruzaba el océano Atlántico.
FUENTE DE LA IMAGEN,LUIZ CRISPINO | BIBLIOTECA ARTHUR VIANNA
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El buque Anselm, que llevó los astrónomos británicos hasta Brasil, fue el primero en reanudar la ruta transatlántica después de la Primera Guerra.
El eclipse, por fin
La excitación en Sobral fue tan grande que, según la prensa de la época, el día del eclipse fue un festivo informal en la ciudad. Los comercios cerraron, la gente inundó las plazas y las iglesias se llenaron de fieles ante el miedo de que la oscuridad fuera un mal augurio.
El 29 de mayo de 1919 amaneció nublado. Por suerte, alrededor de un minuto antes de la cobertura total del Sol, el viento alejó las nubes y los investigadores tuvieron cerca de 4 minutos para hacer 27 fotografías del cielo, mostrando las 12 estrellas que planeaban observar.
Hubo un problema. El calor intenso en Sobral, según el físico Luis Carlos Bassalo Crispino, pudo haber causado una dilatación inusual en el espejo del principal telescopio y por lo tanto, algunas imágenes salieron distorsionadas. Eso las hacía menos confiables.
Por suerte, el segundo telescopio, el irlandés, produjo 8 imágenes nítidas e impresionantes del Sol cubierto por la sombra de la Luna y la luz de las estrellas.
Un mes más tarde, los científicos fotografiaron las mismas estrellas, exactamente en el mismo lugar en el cielo, sólo que por la noche.
Ya tenían lo que necesitaban para poner a Einstein a prueba.
En agosto de 1919, Davidson y Crommelin empezaron el camino de vuelta a Inglaterra.
Por su lado, Eddington tuvo menos suerte en Príncipe. El tiempo cerrado permitió pocas imágenes aprovechables y aparecían un número menor de estrellas.
Sus resultados ya parecían favorables a la teoría de Einstein, pero, sin base de comparación, crecía la ansiedad por la llegada de la expedición de Sobral.
El día que cambió la Física
En noviembre de 1919, se publicó el estudio final sobre el eclipse, firmado por Dyson, Eddington y Davidson.
"Los resultados de las observaciones aquí descritas parecen apuntar definitivamente (...), y confirmar la teoría de la relatividad general de Einstein", dijo la publicación.
El trabajo también decía que las imágenes del telescopio irlandés de Sobral eran las más importantes y confiables. Era el primer experimento práctico hecho para confirmar la teoría del joven alemán.
"No todos quedaron convencidos. Los científicos continuaron haciendo mediciones en eclipses para comparar resultados. Y en los años 70, las imágenes del eclipse de 1919 fueron examinadas otra vez, con instrumentos más avanzados, para garantizar que sus resultados estaban correctos", dijo a BBC Mundo Virginia Trimble, profesora de Física y Astronomía en la Universidad de California Irvine, en EE.UU.
"De hecho, la teoría de la relatividad general fue testeada muchas veces y pasó perfectamente en todas las pruebas que le hicimos. Es impresionante."
FUENTE DE LA IMAGEN,SCIENCE PHOTO LIBRARY
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Einstein y Eddington solo se encontraron en Inglaterra años después del eclipse. Aún había mucha tensión entre científicos británicos y alemanes por la Primera Guerra Mundial.
¿Cómo reaccionó Albert Einstein?
Einstein había recibido, en septiembre, un cable de un amigo de Holanda, diciéndole que los resultados de la expedición de Eddington a Príncipe, que aún eran inconclusos, apuntaban a la confirmación de su teoría.
Eddington ya hablaba de eso en conferencias, pero no pudo escribir a Einstein personalmente por los resquemores de la guerra que aún existían entre Inglaterra y Alemania.
"Einstein estaba muy ansioso por el experimento. Pero cuando el resultado finalmente le llegó, ya estaba tan convencido de la belleza y la coherencia de su teoría, que parecía no necesitar la comprobación", explica Daniel Kennefick.
"La filósofa alemana Rosenthal-Schneider y otras personas cercanas al alemán también observaron cuan sereno estaba ante la noticia. Todo el mundo a su alrededor estaba exaltado, era el cambio más importante en la física desde Newton, pero Einstein ya sabía que sus predicciones eran correctas", dice Kennefick.
De todas formas, el físico escribió a su madre enseguida para decirle que recibió la "feliz noticia" de que sus ideas fueron confirmadas.
El 6 de noviembre, el resultado final fue anunciado en la Unión Astronómica Internacional. El filósofo y matemático Alfred North Whitehead, que estaba en la ceremonia, describió la escena como "de intensa emoción".
"Había un elemento dramático en todo aquel ceremonial tan escénico y tan tradicional, que tenía a Newton como telón de fondo y nos recordaba que la mayor de las generalizaciones científicas acababa de recibir su primera modificación en más de 200 años", escribió Whitehead.
FUENTE DE LA IMAGEN,NEW YORK TIMES
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"La teoría de Einstein triunfa", decía la portada de New York Times publicada el 15 de noviembre de 1919.
Pero el propio Einstein se mantuvo humilde. En un artículo para el diario Times of London, el físico alemán dijo que "nadie debe pensar que la gran creación de Newton puede ser derrocada por esta o cualquier otra teoría".
"Sus ideas claras y amplias siempre tendrán el significado de bases sobre las cuales nuestra concepción moderna de la física fue construida", escribió.
En el mismo artículo, Einstein reconoce la "alegría y gratitud" que sentía por la oportunidad de comunicarse con científicos ingleses "después de la lamentable ruptura de relaciones internacionales entre hombres de la ciencia" que ocurrió durante la Primera Guerra Mundial.
El rencor a los alemanes y austríacos permaneció por mucho tiempo después de la guerra, pero Einstein se convirtió en una excepción. "En muchas conferencias científicas él era el único alemán invitado", dice Kennefick.
Pero más allá de la comunidad científica, Einstein también se convirtió en una celebridad mundial, y hasta admiradores lo paraban por la calle.
"Eso en realidad no le gustó mucho. No soportaba tener que hablar con reporteros todo el tiempo y llegó a decir que: "ese tormento es culpa de aquella expedición inglesa'", cuenta Kennefick.
Eso no amargó la alegría de ver confirmada su teoría de la relatividad, lo que Einstein llamaría "mi pensamiento más feliz".
Ilustraciones, gráficos yvideo: Cecilia Tombesi y Kako Abraham.
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-48153620 |
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Un nuevo reloj atómico mide la hora con una precisión sin precedentes
Además, este reloj de altísima precisión tiene otras aplicaciones más allá de dar la hora, por ejemplo para altímetros basados en cambios de la gravedad.
No atrasará ni adelantará un solo segundo en unos 15.000 millones de años -más o menos la edad del Universo-, una precisión casi inimaginable, pero que ahora es realidad gracias a las modificaciones que se han introducido a un reloj atómico de estroncio.
Científicos del Instituto Nacional del Estándares y Tecnología (NIST) de Estados Unidos han logrado con sus últimas modificaciones que el reloj gane en precisión y estabilidad, según un artículo publicado hoy por Nature Communications.
La cronometría tiene gran importancia en las comunicaciones avanzadas, las tecnologías de posicionamiento -el GPS- y otras muchas tecnologías, recordó en un comunicado el NIST.
Además, este reloj de altísima precisión tiene otras aplicaciones más allá de dar la hora, por ejemplo para altímetros basados en cambios de la gravedad y experimentos sobre las correlaciones cuánticas entre átomos.
El reloj creado por el JILA (un instituto conjunto del NIST y la Universidad de Colorado) es ahora «tres veces mas preciso que el año pasado, cuando ya fijó un récord mundial», lo que le permite medir cambios diminutos en el paso del tiempo y la fuerza de la gravedad a alturas ligeramente diferentes.
Einstein ya había predicho esos efectos en su teoría de la relatividad, lo que significa, entre otras cosas, que los relojes caminan más rápido en elevaciones mayores, recuerda el artículo.
La explicación de toda esta precisión de récord se debe a que los científicos «toman literalmente la temperatura» ambiental de los átomos.
Para ello, dos termómetros especializados, calibrados por investigadores del NIST, se insertan en una cámara de vacío que encierra un nube de átomos de estroncio confinados por láseres.
Ahora «podemos medir el desplazamiento gravitatorio cuando se levanta el reloj solo dos centímetros por encima de la superficie de la Tierra», explicó Jun Ye del JILA/NIST.
Además, consideró que con este nuevo avance están muy cerca de poder «ser útiles para la geodesia relativista», que es la idea de usar una red de relojes como si fueran sensores de gravedad para realizar mediciones de precisión en 3D de la forma de la Tierra.
https://www.la-razon.com/la-revista/2015/04/21/un-nuevo-reloj-atomico-mide-la-hora-con-una-precision-sin-precedentes/
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La teoría de la relatividad especial nos dice que dos relojes que se están moviendo miden un distinto tiempo. Esto es sorprendente, pero, así funciona la naturaleza. Es más, la gravedad también afecta el flujo del tiempo. Un reloj en el piso de arriba de un edificio va mas rápido que uno en el piso más abajo. El efecto es muy, muy pequeño, pero se puede medir con los mejores relojes actuales. O sea que cuando queremos medir el tiempo con relojes, tenemos que tener en cuenta su movimiento y la gravedad.
De hecho, la Teoría de la Gravedad de Einstein dice que lo más fundamental es el hecho de que el fluir del tiempo es distinto, y que esto es lo que causa la gravedad.
El espacio y el tiempo están deformados, el tiempo fluye en forma distinta en distintos lugares. Este efecto fue mostrado en la película Interestelar, en donde los protagonistas van a un planeta donde este efecto es muy grande: una hora en la superficie es lo mismo que 7 años para los que se quedaron lejos. Esto es, en principio, posible. Eso sí: sería muy difícil regresar de ese planeta. No podría hacerse como en la película, donde esto ocurre gracias a los motores de la nave espacial, ya que la energía necesaria para volver a salir sería mucho mayor que la que puede llevar una nave espacial.
Entre los productores de Interestelar está el físico Kip Thorne, uno de los científicos que propusieron el detector que midió las ondas gravitacionales. Por eso les dieron un premio Nobel. En el filme, un personaje manda señales hacia atrás en el tiempo, luego de caer en un agujero negro. Yo creo que esto es imposible.
Uno podría tener la entrada del túnel en el Sistema Solar y la salida en una región distante de la galaxia. Al entrar, uno sentiría que cae libremente, como flotando en el espacio, como los astronautas en la Estación Espacial.
Juan Maldacena, físico
https://www.clarin.com/viva/escribe-juan-maldacena-posible-viajar-tiempo-_0_9YdpwT6NB.html |
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Pope Francis speaks during a meeting for peace at the Hiroshima Peace Memorial in Hiroshima, Japan, Nov. 24, 2019. (CNS photo/Paul Haring)
From Nagasaki and Hiroshima, the only two cities in the world to be destroyed by atomic bombs, Pope Francis made an impassioned appeal for the total elimination of nuclear arms. “The use of atomic energy for purposes of war is immoral, just as the possession of atomic weapons is immoral,” he said. “We will be judged on this.”
The pope spoke at the rain-drenched Atomic Bomb Hypocenter Park in Nagasaki on the morning of Nov. 24, near the spot where the United States dropped the second bomb on Aug. 9, 1945, instantly killing 27,000 people. Pope Francis declared that “the possession of nuclear and other weapons of mass destruction is not the answer” to humanity’s deepest desire for “security, peace and stability.” In the evening, he visited the Peace Memorial in Hiroshima, honoring the tens of thousands killed by an atomic bomb there, too.
Ever since becoming pope in 2013, Francis wanted to come to these two sites of unprecedented destruction and suffering. He realized that wish today, and in speeches at both locations addressed the threat and use of nuclear arms, the ideology of mutually assured destruction, the arms race and the search for world peace. He is the second pope to come to these sites after John Paul II, who came in 1981.
Nagasaki
Pope Francis visited Nagasaki first, a city of some 400,000 people in the hill country that is the historic heartland of Catholicism in Japan and home to many martyrs.
He arrived at the park in the morning amid driving rain. There, at a place near the epicenter of the bomb explosion, Francis laid a wreath and prayed in silence in memory of those killed on that day. Then, after lighting a candle, he read his speech in Spanish to a crowd of some 200 Japanese, and to a global audience following on television.
Francis stated that “the possession of nuclear and other weapons of mass destruction is not the answer” to humanity’s desire for security, stability and peace in the world. Indeed, he said, “our world is marked by a perverse dichotomy that tries to defend and ensure stability and peace through a false sense of security sustained by a mentality of fear and mistrust, one that ends up poisoning relationships between peoples and obstructing any form of dialogue.”
He declared that “peace and international stability are incompatible with attempts to build upon the fear of mutual destruction or the threat of total annihilation.”
Recalling “the catastrophic humanitarian and environmental consequences of a nuclear attack” that Nagasaki witnessed, Francis said, “our attempts to speak out against the arms race will never be enough.”
He went on to forcefully denounce the arms race because “in a world where millions of children and families live in inhumane conditions, the money that is squandered and the fortunes made through the manufacture, upgrading, maintenance and sale of ever more destructive weapons, are an affront crying out to heaven.”
“In a world where millions of children and families live in inhumane conditions, the money that is squandered and the fortunes made through the manufacture, upgrading, maintenance and sale of ever more destructive weapons, are an affront crying out to heaven.”
He stated unequivocally that “the Catholic Church is irrevocably committed to promoting peace between peoples and nations.” He insisted that “we must never grow weary of working to support the principal international legal instruments of nuclear disarmament and non-proliferation, including the Treaty on the prohibition of nuclear weapons.” He recalled with approval that last July “the bishops of Japan launched an appeal for the abolition of nuclear arms.”
Then, saying he is personally convinced that “a world without nuclear weapons is possible and necessary,” Pope Francis called on the world’s political leaders “not to forget that these weapons cannot protect us from current threats to national and international security.” He called on them “to ponder the catastrophic impact of their deployment, especially from a humanitarian and environmental standpoint, and reject heightening a climate of fear, mistrust and hostility fomented by nuclear doctrines.” He emphasized the need to create instruments “for ensuring trust and reciprocal development” and the need for “leaders capable of rising to these occasions.”
The Vatican has expressed increasing concern about U.S. President Donald Trump’s continuing delay in beginning talks with Russia on extending or renewing the Strategic Arms Reduction Treaty and for allowing the U.S.-Russian treaty on intermediate-range weapons to expire.
The pope invited people to join him “in praying each day for the conversion of hearts and for the triumph of a culture of life, reconciliation and fraternity,” and suggested that they make their own the prayer of Saint Francis of Assisi: “Lord make me an instrument of your peace.”
From there, Francis went to the memorial of the Nagaski martyrs, whose memories had so inspired him as a young man that he wanted to come to Japan as a missionary, and then celebrated Mass in a baseball stadium.
Hiroshima
Later in the afternoon he took a one-hour plane ride from Nagaski to Hiroshima, a city of almost 2 million people. The sun had set when he arrived at the Peace Memorial in Hiroshima, which stands under the place where the United States, in agreement with the United Kingdom, dropped the world’s first atomic bomb that immediately killed between 60,000 and 80,000 people and a total of 140,000 by the end of that year.
Victims of the 1945 atomic bombing observe a moment of silence during a meeting for peace led by Pope Francis at the Hiroshima Peace Memorial in Hiroshima, Japan, Nov. 24, 2019. (CNS photo/Paul Haring)
It was evening when Pope Francis reached the memorial. Some 1,500 Japanese were present for the solemn event, together with 20 religious leaders and 20 survivors of that bombing. There was a long period of great silence as Francis greeted all the survivors one by one, and embraced one woman who was in tears. Francis then laid flowers in memory of the victims and prayed in silence. He then lit a candle made by the Roman Curia for the occasion. Then everyone was invited to stand for a moment of silence as a gong sounded.
Then two survivors, Yoshiko Kajimoto who was 14, and Kojí Hosokawa, who was 17
and living in Hiroshima when the bomb exploded, described with dignity and emotion their terrible experience to Francis.
Ms. Kajimoto was working in a factory when the bomb was dropped. She was buried under timber and tiles, but eventually managed to get free. “When I went outside, all the surrounding buildings were destroyed,” she told the pope. “It was as dark as evening and smelled like rotten fish.”
Helping evacuate the injured, she saw “people walking side by side like ghosts, people whose whole body was so burnt that I could not tell the difference between men and women, their hair standing on end, their faces swollen to double size, their lips hanging loose, with both hands held out with burnt skin hanging from them.”
“No one in this world can imagine such a scene of hell,” she said.
Mr. Hosokawa, was not able to attend the ceremony with the pope, but his testimony was read out: “I think everyone should realize that the atomic bombs were dropped, not on Hiroshima and Nagasaki, but on all humanity,” he wrote.
After listening to the two testimonies, Francis began by saying “peace be with you” and recalling what happened when the bomb fell: “In barely an instant, everything was devoured by a black hole of destruction and death. From that abyss of silence, we continue even today to hear the cries of those who are no longer. They came from different places, had different names, and some spoke different languages. Yet all were united in the same fate, in a terrifying hour that left its mark forever not only on the history of this country, but on the face of humanity.”
He told those present, “I felt a duty to come here as a pilgrim of peace, to stand in silent prayer, to recall the innocent victims of such violence, and to bear in my heart the prayers and yearnings of the men and women of our time, especially the young, who long for peace, who work for peace and who sacrifice themselves for peace. I have come to this place of memory and of hope for the future, bringing with me the cry of the poor who are always the most helpless victims of hatred and conflict.”
He denounced “the use of atomic energy for purposes of war” as “a crime” against humanity and “immoral.” He added, “so too the possession of nuclear weapons is immoral, as I said already two years ago.”
Nine states have nuclear weapons: the United States, Russia, China, France, the United Kingdom, Israel, India, Pakistan and North Korea. The United States and Russia together have 14,000 of the 15,000 nuclear weapons known to exist in the world and 2,000 of these are said to be still on “high alert.” Francis has expressed deep concerned that such weapons could be triggered by accident or human error, and so in Nov. 2017 he categorically condemned not only “the threat of their use” but also “their very possession,” the first pope to do so.
He told his global audience in Hiroshima, “future generations will rise to condemn our failure if we spoke of peace but did not act to bring it about among the peoples of the earth. How can we speak of peace even as we build terrifying new weapons of war? How can we speak about peace even as we justify illegitimate actions by speeches filled with discrimination and hate?”
Pope Francis prayed that “the abyss of pain endured here may remind us of boundaries that must never be crossed.”
At the day’s end, Pope Francis took the one-hour plane ride to Tokyo, where tomorrow he will meet the emperor and prime minister of Japan.
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