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General: JUAN JOSE SEBRELLI-EL "NACIONALISMO CATOLICO" PAUPERIZO A LA ARGENTINA
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ARGENTINA DE LA GRANDEZA A LA DECADENCIA
Armando Ribas, abril de 2009.
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Decía George Orwell en “1984”: “El que controla el presente controla el pasado y el que controla el pasado controla el futuro”. Si hay un país en el que esta sagaz observación histórico política tiene un valor determinante, ése es La Argentina. Es realmente sorprendente, y yo me atrevería a decir inexplicable, que un país que vive consciente y sufriendo su decadencia se empeñe en valorar y aplicar políticamente las doctrinas que la determinaron. Y por el contrario ignora y aún descalifica aquellas que produjeron su indiscutible grandeza.
Permítanme entonces recordar un hecho histórico mucho más relevante para el futuro del país que el proyectado recordatorio del Bicentenario. Ese hecho histórico no es otro que la victoria de Urquiza en Caseros el 2 de Febrero de 1852, que produjo el derrocamiento de Juan Manuel Rosas, y la instauración de la Constitución de 1853-60. En 1810 se logró la independencia, pero a partir de 1852 La Argentina logró la libertad. Como muy bien dice Alberdi: “La patria es libre cuando no depende del extranjero, pero el individuo no es libre cuando depende total y absolutamente del Estado”.
Desde la independencia en 1810, hasta la caída de Rosas, la política argentina, tal como el resto de los países de América del Sur, se habría desarrollado entre el mantenimiento de las Leyes de Indias, al decir de Alberdi (la Edad Media) y las pretensiones iluministas de la Revolución Francesa. Religión o muerte es un principio tan devastador de la libertad, como Patria o Muerte que deviniera como síntesis del totalitarismo racionalista europeo. Como consecuencia, en 1853 La Argentina tenía un millón de habitantes, con un 80% de analfabetos y era uno de los países más pobres de América..
Las doctrinas que determinaron la política argentina después de Caseros, lograron que a principios del siglo XX fuera el séptimo u octavo país más rico del mundo, su población alcanzaba a siete millones de habitantes y el analfabetismo se había reducido al 25%.de la población. No obstante esta realidad indubitable, que puede considerarse el proyecto político más exitoso del mundo durante la segunda mitad del siglo XIX, fue desvalorizado como el resultado de la Pampa Húmeda y descalificado políticamente como oligárquico y económicamente dependiente..
No es que quiera desconocer el derecho a celebrar el Bicentenario, tan solo me preocupa la ignorancia de la razón de ser del pasado glorioso, que lamentablemente, ha condicionado y continúa determinando el futuro de Argentina. Se ignora que la Constitución de 1853-60 significó que la Argentina se adelantó a Europa en el proyecto de la libertad. Ésta tuvo que esperar por los tanques Sherman y el Plan Marshall, para evitar ser nazi o comunista. No obstante, nadie parece preguntarse siquiera cual fue la causa de la inmigración. En esa época, en Argentina se reconocían derechos que eran desconocidos en Europa bajo la dictadura de Napoleón III en Francia y el inicio del fascismo de Bismark en Alemania.
Tanto Alberdi como Sarmiento se percataron de la naturaleza de este proceso. Fue así que Sarmiento dijera que de Europa no se podía esperar nada y que si algo se podía esperar era de Estados Unidos cuya Constitución correspondía a la de Argentina.(sic). Por ello en sus Comentarios a la Constitución de 1853 refiriéndose a las relaciones del sistema federal con su ejemplo que eran los Estados Unidos dice: “ Sirva esta simple comparación para mostrar lo que nos hemos propuesto en Los Comentarios a la Constitución de la Confederación Argentina que principiamos, y es aplicar al texto de sus cláusulas las doctrinas de los estadistas y de los jurisconsultos norte-americanos y las decisiones de sus tribunales”.
Por su parte Alberdi, que había visto el desarrollo de las comunas en París, en carta a Sarmiento le dice: “Señor Sarmiento después de haber observado los hechos que han tenido lugar recientemente podemos saber que existe una barbarie ilustrada mucho más peligrosa para la civilización que la barbarie de todos los salvajes de América del Sur”. Estas ideas de la mano de Urquiza, Mitre y el propio Sarmiento y desarrolladas por la llamada generación del ochenta fueron determinantes del éxito político económico de Argentina y origen de la libertad.
Ese proyecto político descalificado e ignorado como antes se dijo, comenzó a desvirtuarse con el surgimiento del nacionalismo católico, como bien lo explica Juan José Sebrelli en su “Historia de las Ideas Política Argentinas”. No hay dudas de que el Nacionalismo Católico, surgió del acuerdo de Mussolini con la Iglesia a través del Concordato de Letrán de 1929, por el cual Mussolini le entregó el EstadoVaticano a la Iglesia, y declaró al catolicismo como religión del Estado. Consecuentemente el proceso fascista que habría de popularizarse de la mano de Perón se fundamentó en la encíclica Quadragesimo Anno donde se aprecian y reconocen los principios fascistas del régimen de Mussolini.
Creo que lo dicho anteriormente requiere de una demostración y por tanto me voy a referir específicamente a los principios contenidos en la encíclica citada. Así dice Pío XI: “Los bienes que el creador destinó a todo el género humano, sirvan en realidad para tal fin”... “Los hombres deben tener presente no solo su particular utilidad, sino también el bien común como se deduce de la índole del dominio que es a la vez individual y general”… “No vemos entonces cómo los bienes que forman la riqueza de los hombres, salen y brotan de las manos de los obreros” ( Teoría del valor trabajo)… y sigue refiriéndose a los sindicatos: “El Estado reconoce jurídicamente al sindicato y no sin carácter de monopolio, en cuanto el así reconocido puede representar a los obreros y los patronos”. Y por último el absolutismo del Estado que reconoce diciendo: “el cual libre de todo partidismo debería estar erigido en soberano y supremo árbitro de las ambiciones y concupiscencias de los hombres”...
Las anteriores conclusiones muestran la síntesis hegeliana del Estado como la divina idea y de las virtudes del proletariado frente a la avaricia capitalista de Marx. A ella siguió la Populorum Progressio a la que me voy a referir en sólo una cita de San Ambrosio que dice:” No es parte de tus bienes lo que le des al pobre, lo que le das le pertenece, porque lo que ha sido dado para el bien de todos tú te lo apropias”. Pues bien la síntesis de estos principios se constituyeron en los Documentos de Puebla de donde surgió la Teología de la Liberación, y llegaron los montoneros y la subversión en América Latina.
Quiero dejar aclarado que esta crítica se refiere a los aspectos políticos y no a la religión. La tolerancia religiosa y el respeto por las creencias ha sido un principio liminar del liberalismo. Y más aun puedo decir que en los anteriores principios sustentados por las encíclicas citadas encontramos manifiestas contradicciones con presupuestos cristianos expuestos en las distintas parábolas de los evangelio. Por ello podemos observar igualmente una contradicción evidente entre la Quadragesimo Anno y su antecesora la Rerum Novarum. En ésta León XIII había reconocido la propiedad como un derecho natural y racional, y asimismo conforme a la parábola de los talentos, valora la desigualdad de la condición humana, la que considera conveniente a la utilidad así de los particulares como de la comunidad. (sic)
Argentina, que fue y debió seguir siendo un ejemplo para el mundo y en especial para toda América Latina, por haber logrado la libertad sin ser ni protestante ni anglosajona, ha desvirtuado su propia historia y con ella su futuro. Hoy toda pretensión de alcanzar el poder político se mimetiza con las doctrinas y el consiguiente sistema que determinó su decadencia. Después de haberse adelantado a Europa en su proyecto de libertad, persiste en las ideologías que determinaron los totalitarismos europeos. Como bien señala Tocqueville: “El socialismo y la concentración del poder son frutos del mismo suelo” Y la concentración del poder no es más que la falta de libertad, o sea el desconocimiento de los derechos individuales en nombre de la distribución. |
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Aporte alemán a la cultura argentina[editar]
Ciencias (Inmigración de científicos alemanes hacia Argentina)[editar]
Argentina se vio beneficiada por la llegada de una gran ola de inmigrantes alemanes profesionales, en su gran mayoría dedicados a la ciencia. Los científicos alemanes influyeron ampliamente en la educación argentina. Lo hicieron fundando centros de estudio, ocupando cargos en universidades, y estudiando desde la Argentina para provecho de su nuevo país. Algunos de ellos fueron Carlos Berg, Guillermo Bodenbender, Germán Ave-Lallemand, Osvaldo Boelcke, Emilio Hernan Bose, Luis Brackebusch, Rafael Bullrich, Arturo Eduardo Burkart, Hermann Burmeister, Claro Cornelio Dassen, Adolfo Döring, Oscar Döring, Emilio Frers, Julián Frers, Silvio Gesell, Franz Stephan Griese, Pablo Groeber, Juan Hartmann, Eduardo Ladislao Holmberg, Kurt Hueck, Christofredo Jakob, Juan Keidel, Roberto Kiesling, Alejandro Korn, Otto Krause, Franz Kühn, Oscar Kühnemann, Federico Kurtz, Rodolfo Kusch, Pablo G. Lorentz, Rolf Mantel, Ernesto Mayer, Wolfgang Meckbach (profesor fundador del Instituto Balseiro), Teodore Meyer, Fernando Moog, Gustavo Niederlein, Anastasius Nordenholz, Carlos Nordmann, Raúl Prebisch, Carlos Segers, Werner Schad, Friedrich Schickendantz, Walter Schiller, Otto Schneider, Augusto Gustavo Schulz, Hans Schumacher, Felipe Schwarz, Marta Teodora Schwarz, Carlos Segers, Rodrigo Bustus Singer, Rolf Singer, Otto Solbrig, Baldomero Sommer, Alfred Stelzner, Adolph Strümpell, Teodoro Juan Vicente Stuckert, Kurt Tank, Max Tepp, Otto von Arnim, Arturo von Seelstrang, Guillermo Wallbrecher, Felix Weil Ricardo Wichmann, Anselmo Windhausen y Kurt Wölcken, entre otros.
Arquitectura[editar]
El Obelisco de la ciudad de Buenos Aires fue diseñado por el arquitecto Alberto Prebisch, un argentino descendiente de alemanes, y su construcción estuvo a cargo de la empresa alemana G.E.O.P.E- Siemens Bauunion - Grün & Bilfinger
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POPULISMO DE DERECHA O DE ISQUIERDA ES SINONIMO DE CULTO A LA MUJER
UNA IMAGEN VALE MAS QUE MIL PALABRAS
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Manuel Antonio Fresco (Navarro, 3 de junio de 1888 - Buenos Aires, 17 de noviembre de 1971) fue un médico y político argentino, diputado nacional y gobernador de la provincia de Buenos Aires entre 1936 y 1940 por el conservador Partido Demócrata Nacional.
Sus inicios[editar]
Fresco y su esposa Raquel de Monasterio.
Manuel Antonio Justo Pastor Pascual Fresco, tal era su nombre completo, fue el hijo del salteño Manuel Antonio Fresco y de María Josefa Escarpati.1
Durante su juventud se dedicó a la esgrima, alcanzando cierto éxito deportivo.2 Se recibió de médico en 1914 en la Universidad de Buenos Aires; una de sus condiscípulas fue la dirigente socialista Alicia Moreau de Justo.
Instalado en Avellaneda, provincia de Buenos Aires, fue un activo colaborador del caudillo conservadorlocal, Alberto Barceló. Más tarde fue nombrado médico del Ferrocarril Oeste de Buenos Aires, radicándose de por vida en la localidad de Haedo.3
En el año 1919 asumió como diputado de la Provincia de Buenos Aires, ocupando una vacante hasta el año siguiente, y en 1922 fue elegido nuevamente diputado provincial. Tras dos años de receso, fue elegido nuevamente diputado en 1928; se destacó como opositor de los gobiernos de la Unión Cívica Radical de la época. Fue herido de bala en un acto político en febrero de 1930 en la localidad de Lincoln, salvando su vida gracias al médico Enrique Finochietto. Apoyó el golpe de estado de 1930, que dio inicio a la llamada Década Infame.3
Fue comisionado municipal del Partido de Morón durante la presidencia de facto de José Félix Uriburu, y simpatizó con la inclinación de éste hacia el corporativismo del dictador español Miguel Primo de Rivera. Ejerció un férreo control de la venta de mercadería, especialmente de alimentos. En 1932 fue elegido diputado nacional; ejerció como presidente de la Cámara de Diputados de la Nación Argentina a partir del año 1934,3 por influencia del presidente Agustín Pedro Justo. Se destacó al anunciar su disconformidad con la democracia tal cual se ejercitaba en su época, pretendiendo reemplazar el Congreso Nacional por un parlamento de especialistas técnicos.2
Tras la dimisión del gobernador Federico Martínez de Hoz, que pretendía no volver a incurrir en el fraude electoral, el Partido Demócrata Nacional lo nombró su candidato a Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, cargo que alcanzó merced a la aplicación generalizada del fraude y del uso de fondos provinciales para los actos proselitistas; movilizó grandes cantidades de seguidores por medio de trenes especiales, iniciando una forma particular de democracia de masas. Su lema de campaña, referido a los radicales, era "¡No pasarán!"2
Gobernador de la Provincia de Buenos Aires[editar]
Manuel Fresco asumió como gobernador de la Provincia de Buenos Aires el 18 de febrero de 1936, acompañado por el vicegobernador Aurelio Amoedo, dirigente de la localidad de Marcos Paz. En su discurso de asunción del mando denunció el voto secreto, incitando a una reforma electoral para hacer el "voto a la vista".2
Con el apoyo del Partido Demócrata Nacional concentró su actividad gubernamental en las obras públicas que sirvieron para brindar empleo y enfrentar la crisis económica mundial que afectaba a la Argentina. Aplicó la política del estado de bienestar edificando decenas de hospitales, municipalidades, cementerios, iglesias católicas, escuelas y gran cantidad de caminos y rutas pavimentadas.3
La gran cantidad de obra pública edilicia tuvo un componente adicional llamativo, a través de las edificaciones de la arquitectura monumental y espectaular de Francisco Salamone, que construyó edificios públicos de estilo art decó y futurista, con una lejana inspiración en la arquitectura de los regímenes fascista y nazi, en muchas de las localidades del interior de la provincia.4 Si bien suele señalarse que entre el gobernador y Salamone había una amistad, en realidad, esta no ha podido ser comprobada.
Los ministros de Fresco fueron personajes notables, como el ingeniero agrónomo José María Bustillo, su ministro de Obras Públicas, que fue acompañado por la actividad de su hermano, el arquitecto Alejandro Bustillo; éste dejó su impronta en la arquitectura de la región de San Carlos de Bariloche y también en la arquitectura de las obras públicas bonaerenses, como en el caso del Casino y el Hotel Provincial de Mar del Plata, proyectados para el crecimiento de la ciudad como nuevo balneario de masas luego de la pavimentación de la ruta 2.5
Otros ministros de renombre fueron Roberto Noble, que posteriormente fundó el diario Clarín, y César Ameghino, que más tarde fue Ministro de Relaciones Exteriores y de Hacienda de los gobiernos del golpe de estado de 1943.3
Fresco fue un admirador enfático del presidente de Estados Unidos de América, el demócrata Franklin Roosevelt, de quien siguió sus políticas públicas. Pero al mismo tiempo, en distintos discursos, elogiaba los regímenes totalitarios del nacionalsocialista alemán Adolf Hitler y del fascistaitaliano Benito Mussolini, cuyos bustos adornaban su despacho. Declaró ilegal al Partido Comunista. Poco después proclamó que su gobierno se guiaba por las enseñanzas de la Iglesia a través de la encíclica Rerum Novarum. En consonancia con esa idea, promovió la construcción de viviendas económicas para los obreros, que solo quedaron en anteproyectos, y pretendió forzar a los empresarios a pagar mejores salarios y un salario familiar.2
Durante el año 1938 la provincia debió afrontar serios problemas financieros, que se incrementaron al año siguiente, llevando a cesantías masivas de personal y rebajas de sueldos.2
La residencia de Fresco en Haedo.
En febrero de 1940 el gobernador Fresco llamó a elecciones para elegir a su sucesor, llevando como candidato al caudillo de Avellaneda, Alberto Barceló; un aceitado mecanismo de fraude llevó a éste al triunfo en las urnas y a su proclamación como nuevo gobernador de la provincia de Buenos Aires. Poco después, a principios de marzo de ese año, el presidente Roberto M. Ortiz, decidido a dejar atrás las prácticas electorales viciadas, decretó la intervención federal a la provincia y anuló las elecciones.6 Sin embargo, no fue su mala relación con Ortíz la única causa de su declive político: la crisis económica de 1938 había comenzado a socavar los cimientos de una inestable situación financiera, sobre todo por la "descontrolada" emisión de títulos de deuda pública. Por otro lado, su propio partido, siempre dividido por conflictos internos, comenzó a darle la espalda.7 En reemplazo de Fresco, en marzo de 1940, asumió el interventor federal Octavio R. Amadeo, que anuló las elecciones.3
Actuación posterior[editar]
Para propalar sus ideas Fresco fundó en 1942 el diario Cabildo, en cuyas páginas se presentaba como jefe del nacionalismo. En junio de 1943 dio la bienvenida al golpe de estado de 1943, liderado por los militares que habían tomado el poder; no obstante, ese cambio en la política nacional prácticamente acabó su vida pública.8
En los años siguientes fundó un partido llamado "UNA Patria",n. 1 de tendencias fascistas y antisemitas,9 cuyo lanzamiento oficial fue en el Luna Park. Tras los hechos del 17 de octubre de 1945 se reunió con el coronel Juan Domingo Perón, poniendo a su disposición su pequeño partido para las elecciones del año siguiente; en definitiva, su agrupación quedó unida al naciente Partido Peronista, mientras que el propio Fresco no tuvo actuación política alguna.3
Retirado a su casa de Haedo, se dedicó a la medicina hasta poco antes de su fallecimiento, ocurrido el 17 de noviembre de 1971 en esa localidad. Sus restos descansan en el Cementerio de la Recoleta.3
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