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28Octubre2016
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El Eualetes tulipa, como se conoce entre los científicos, es un visitante que llegó a nuestras aguas caribeñas desde el Pacífico, para incrementar la diversidad de la fauna venezolana. 

El caracol gusano es un molusco marino de la familia de los vermétidos. Esta familia se caracteriza por tener una concha en forma de tubo que se enrolla alrededor de sí misma, en lugar de tener la concha típica de caracol en espiral, esto sucede porque el cuerpo tiene la forma alargada de un gusano. Esta concha se encuentra adherida al sustrato o, en algunas especies, incluida en el mismo. Viven principalmente en zonas tropicales y subtropicales asociadas con fondos rocosos muy someros o de la zona intermareal.

La especie Eualetes tulipa se originó en el Pacífico tropical y se ha reportado en Venezuela únicamente en sustratos artificiales, tales como el casco del barco hundido en Isla Larga (Parque Nacional San Esteban), en las paredes del canal de toma de Planta Centro, en Morón, y en los pilotes de los muelles de la Refinería de El Palito. No se conoce el método de invasión de esta especie desde el Pacífico hasta el Caribe, pero lo más probable es que haya ocurrido a través del Canal de Panamá, con individuos adheridos a los cascos de los barcos, ya que los adultos pueden resistir varios días a la exposición al agua dulce.

La concha de un adulto mide unos cinco centímetros y el tubo mide, aproximadamente, un centímetro de diámetro. Los individuos de esta especie pueden llegar a encontrarse en altas densidades (hasta 70 ejemplares /m2). Los vermétidos se alimentan atrapando partículas en suspensión en el agua, a través de un hilo de moco que producen y proyectan desde la boca. Este hilo, de unos 20 cm de longitud, se extiende en el agua y en él se pegan todo tipo de partículas, desde materia muerta hasta pequeños organismos del plancton. Una vez lleno de partículas, el vermétido procede a mover la musculatura bucal y a ingerir el hilo de moco.

A pesar de que los organismos se encuentran aislados unos de los otros y que los sexos son separados, la fecundación es interna, a través de un mecanismo sumamente interesante. Los machos empaquetan sus espermatozoides en unos sacos llamados espermatóforos, los cuales son liberados al agua y, con suerte, son atrapados por el hilo de moco de alguna hembra. Una vez en la hembra, el espermatóforo libera su carga de espermatozoides y ocurre la fecundación de los huevos en la hembra. A su vez, la hembra coloca sus huevos fecundados en pequeñas cápsulas, las cuales incuba entre el dorso de su cuerpo y la parte interna de la concha. Cada hembra puede incubar hasta 54 cápsulas, cada una con unos 290 huevos, de los cuales se desarrollan unos 190 que eclosionan como larvas al agua y que se fijan en el sustrato unas 24 horas después. Los huevos que no logran formarse son ingeridos por los embriones que sí se desarrollan. Los adultos son depredados por caracoles de la familia Muricidae, que se comen las partes blandas dejando la concha, la cual es posteriormente colonizada por algún pez de la familia de los blénidos.

Los vermétidos, como grupo, no solo son interesantes desde el punto de vista de sus adaptaciones biológicas, sino que también son indicadores geológicos del nivel del mar. Por encontrarse en el borde de la zona intermareal y formar agregaciones muy densas similares a un arrecife, los fósiles de este grupo nos indican los niveles del mar en épocas pasadas.