SALVADOR ALLENDE Y LA MASONERÍA
Yo soy chileno y fui allendista. No quiero decir que tengo una última palabra sobre el tema. Escribo esto esquivando los tinteros y plumas que cruzan por este foro, a raíz del trazado mencionado. En aquel tiempo “ganamos” con el 36,6% (ninguno de los candidatos superó el 50%), y el congreso ratificó como presidente a Salvador Allende con condiciones que no cumplió. Desde el primer día de su asunción Chile se tensó. No pretendo convencer a nadie, sólo narrar que yo, como muchos ciudadanos comunes, no veíamos a ningún ministro competente en el gobierno, ni a verdaderos ejecutivos en las empresas estatizadas. El primer banco estatizado, de buena gana, fue el Israelita, le siguieron grandes empresas productivas, entre ellas nuestro cobre. Esta nacionalización del cobre fue aplaudida por todos. El caos se anunciaba al fijar los precios, aumentar los salarios y al fomentar la politización en todos los niveles: había que controlar políticamente todo. Yo fui presidente del CUP de mi empresa (Comité de Unidad Popular), y la orden era mantener en alerta a los “compañeros” para defender al “compañero presidente” y a la revolución, porque venían “tiempos difíciles”. Este anuncio comenzó a darse en las cadenas nacionales en donde Allende empezó a hostigar con su reiterada oratoria. Mis “compañeros” asistían de mala gana a las reuniones del CUP, no querían escuchar al “compañero” Gerente, que les hablaba del socialismo, bostezando o durmiendo. Las filas para comprar cualquier cosa eran enormes, las huelgas contra el gobierno hicieron aumentar el desabastecimiento. Las familias se dividían, Allende paseaba con Fidel Castro recorriendo Chile, los campos eran tomados, la producción se paralizaba. Lo que me costó justificar ante mi familia y mi entorno, fue la mención de Allende refiriéndose a los soviéticos como sus hermanos mayores. ¿A quién se refería? ¿Chile tenía hermanos mayores que lo gobernaban? Tuve que argumentar que el socialismo debería ser universal y etc., etc. lo que no sirvió de nada. Para colmo Allende se desdijo días después por el escándalo causado por sus palabras. Fidel Castro hizo un discurso en nuestro estadio nacional transmitido por TV, terminándolo con gritos “por la verdad”, “por la razón”, “por la moral”, repetidos tres veces cada uno. La gente aplaudió agotada, muchos ya se habían ido. -
Salvador Allende era un buen orador y de buen tono de voz. No tenía visión política amplia y se notaba que vivía el momento. En sus discursos, cuando se acababa su consabida sustancia, levantaba el tono pidiendo los aplausos con la palabra “por eso compañeros”. El sabía, TODOS SABIAMOS que los militares deberían hacer algo. ¿Y si no, quien? Los cubanos armados ya estaban en mi país, en las reuniones del CUP se hablaba de eso y se anunciaba el posible paso a la clandestinidad de muchos chilenos por la guerra civil que se venía. En varias empresas escuchaba descaradamente “dicen que mañana salen los militares a botar a Allende”. Esto me indignaba, en mi ignorancia, porque las acciones del gobierno parecían entregar mi país en bandeja a los “derechistas”. Los diarios de este sector se deleitaban publicando detalles de las huelgas, del desabastecimiento, de la inflación sobre el 200%, alentando el desorden total. Para rebosar el vaso un alto miembro del partido socialista arengaba a un grupo de militares para defender “el gobierno popular”, poniendo en entredicho a los militares ministros que Allende había colocado. La inmensa mayoría de los militares chilenos era, y es, apolítica. El último 4 de septiembre de 1973, siete días antes del golpe militar, (yo vivía en una ciudad fronteriza) pasé por el lugar en donde cada año se celebraba el triunfo de Allende en las urnas. Había muy poca gente escuchando parlantes con música revolucionaria que molestaba a los transeúntes, que no querían saber nada del gobierno. Cuando ocurrió el golpe esa mañana del 11 de septiembre, fue una noticia esperada por TODOS, no fue un capricho de algún militar tercermundista. Fue el manotazo de un cuerpo social molesto. Nos reunimos en cada empresa a escuchar anhelantes quien se haría cargo de nuestro país, pero lo que nunca supimos era COMO. -
El trazado de Salvador Allende, motivo del debate en este foro, es propio del estadista que muchos quieren elevar a las alturas de los grandes constructores de nuestras sociedades libres y tolerantes. Todo eso en el papel escrito por un buen orador, pero no reflejado en la acción. Hoy muchos vemos en la “piedra” con su imagen, frente a la casa de gobierno, sólo un reflejo de mil días perdidos de enfrentamiento estéril entre hermanos. Se suicidó con el arma que su amigo Fidel le regaló, después de dar un último e inolvidable discurso conocido por todos.
CARLOS ADAM