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General: PYRAMID KOH KER (CAMBODIA)=12 HOURS (LAST SUPPER)=DECEMBER 12TH (GUADALUPE)
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El dato había llegado a mis oídos hace muchos años ya pero sinceramente, siempre creí que era apenas otra leyenda urbana. Se me hacía difícil imaginar un guiño tan obvio para expertos en Teología y Satanismo. No podía ser verdad… pero lo era.
Estábamos en París, en el tramo final de nuestro último viaje. Y allí, de pie en la amplia explanada que da acceso al famoso Museo del Louvre, contemplaba el enigma: la pirámide cristal que confirma el «hall» de acceso al mismo, formada por 666 cristales.
Seiscientos sesenta y seis. El número bíblico del Anticristo. Esa era la «leyenda urbana» que, después de todo, parecía ser realidad. Los había contado: había 654, pero como la puerta de acceso, cerrada, hubiera sumado más cristales, el área de aquella necesitaba otros… doce, lo que nos daba el número «maldito». Si a esto le sumamos que fue mandado construir por indicación del que supo ser máximo mandatario francés, François Miterrand, conocido por sus inquietudes esotéricas, la cosa se alejaba dramáticamente de la posibilidad de una «casualidad».
Pero lo llamativo no terminaba allí…
El autor de este artículo, Gustavo Fernández, frente a la pirámide del Louvre.
En otro amplio espacio, frente a la primera Gran Pirámide Cristal –que se encuentra rodeada, a su vez, por otras tres pequeñas cuyo número de cristales no es numerológicamente significativo—, a cierta distancia, otra enorme pirámide de cristal, pero esta vez invertida y subterránea, hace de gigantesca claraboya de luz para un área despejada del centro comercial que se encuentra en el subsuelo. Entiéndase bien: no actúa como boca de luz para el área comercial, sino para una zona «muerta» anexa a aquél. Y su vértice invertido casi toca otra pequeña, de material, que poya sobre el suelo. Para quienes vieron la película El Código da Vinci, es el lugar donde, al final del filme, el académico Roberto Langdom deduce que se encuentran enterrados los restos de María Magdalena.
La pirámide respeta las proporciones de la pirámide egipcia de Keops, y pese a que la Wikipedia dice que tiene 673 cristales, insisto: contados y recontados, son 666. Supongo que ese dato, proveniente del mismo museo, es una forma de desalentar los rumores que corren sobre esa extraña correspondencia (total, ¿cuántos turistas tendrán la paciencia de ponerse a contarlos? Vaya este comentario como humilde homenaje a mi mujer, Mariela, aterida de frío bajo la pertinaz llovizna de esa helada mañana mientras yo contaba pacientemente…).
La pirámide invertida.
Y este es el punto en que debo fijar una posición personal: no me parecen congruentes —evito decir «no creo», porque sería una contradicción lógica: estaría expresando entonces sólo una creencia que no debería ser empíricamente demostrada— las supuestas «evidencias» de la probabilidad del hipotético anticristo, y por otro lado, está demostrado que en los primeros escritos cristianos la Marca de la Bestia era 616, y no 666. Por ende, sospecho que el tal 666 remite a otra cosa (intuyo vinculado con la Geometría Sagrada) y su transliteración «demoníaca» en el Apocalipsis fue una estrategia de la Iglesia para «demonizar» el conocimiento numerológico, neopitagórico, es decir, esotérico. La Wikipedia nos ofrece distintas interpretaciones al gusto del lector…
¿Cuál será la razón de ser de ese número? A la interpretación clásica y perimida que adjudica al 666 al «anticristo», otros muchos estudiosos de lo esotérico señalan también que el número debe interpretarse de otra manera. En el sentido de «final de un ciclo» para dejar paso a otro completamente renovado. Además, dicha construcción se ubica, también, en el centro de quartier (barrio) uno, de los 20 en que se divide el París antiguo, y que se desarrolla en una espiral como el centenario Juego de la Oca, partiendo, precisamente, del Louvre hasta su final. Así, se supone que Miterrand envió a construir este «edificio de poder» en el corazón de la gran espiral que es París, como un elemento que «despertara» el poder dormido de la otrora gran nación. En ese sentido, revisar mi artículo El Grial de la Búsqueda. Allí señalo la esotérica importancia que tendría el quartier (barrio) donde, en el siglo XII, se edificó el palacio real del Louvre, tardíamente devenido en Museo.
«Ha logrado, asimismo, que a todos, grandes y pequeños, ricos y pobres, libres y esclavos, se les ponga una marca en la mano derecha o en la frente; ya nadie podrá comprar ni vender si no está marcado con el nombre de la bestia o con la cifra de su nombre. Aquí verán quién es sabio. Si ustedes son entendidos, interpreten la cifra de la bestia. Se trata de un hombre, y su cifra es 666». Apocalipsis 13, 16-18.
Los estudiosos de Piramidología (la disciplina que estudia la energía de las pirámides) hemos, de hecho, escrito extensos trabajos señalando como las pirámides invertidas, enfrentadas a otras puestas al derecho, amplifican el «poder» que se manifiesta dentro de ellas, cualquier cosa que eso sea. Y esas pirámides enfrentadas son, precisamente, las que encontramos en el subsuelo ya señalado.
Miterrand, quien, entre otros hechos conocidos, poco antes de ganar sus elecciones estuvo en Rennes le Chateau interesándose por los enigmas descubiertos por aquél cura entonces ignoto llamado Bérenguer Saunière (y sobre lo que escribí en mi nota El arcano misterio de un cura millonario) frecuentaba sociedades secretas y era un convencido que esos conocimientos espirituales podían ser determinantes tanto para la política doméstica como la internacional.
https://noticierouniversal.com/cosas-que-pasan/la-piramide-de-cristal-del-louvre-y-el-numero-666/ |
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Ilustración que representa a santo Tomás en la India
Eusebio de Cesarea (Historia Ecclesiastica, III.1) cita un texto de Orígenes, que vivió en la primera mitad del siglo iii, en el que afirma que Tomás fue el apóstol de los partos. Sin embargo, Tomás es más conocido como evangelizador de la India (al este de Partia), según se relata en los Hechos de Tomás (hacia 200). En Edesa, donde se veneran sus reliquias, el poeta Efrén el Sirio (muerto en 373) escribió un himno, en que el diablo exclama:
...¿En qué lugar escaparé del justo?
Incité a la Muerte a que acabase con los Apóstoles, para escapar así a sus golpes. Pero ahora se me golpea aún más duramente: el Apóstol del que escapé en la India me ha alcanzado en Edesa; aquí y allí me encuentro con el mismo.
Allí donde yo voy está él: aquí y allí lo encuentro, para mi desgracia.
Se han conservado varios himnos al apóstol Tomás, atribuidos a Efrén el Sirio, en códices de los siglos VIII y IX, que transmiten la tradición según la cual los restos de Tomás fueron llevados a Edessa desde la India por un mercader. Las reliquias, según la citada tradición, obraron milagros tanto en la India como en Edessa.
Las diversas denominaciones de los modernos Cristianos de Santo Tomás creen, según una tradición no escrita que según ellos se remonta a finales del siglo ii, que Tomás desembarcó en Kodungallur en el año 52, y fundó las iglesias popularmente conocidas como 'Ezharappallikal' (Siete Iglesias y Media). Estas iglesias eran las de Kodungallur, Kollam, Niranam, Nilackal (Chayal), Kokkamangalam, Kottakkayal (Paravoor), Palayoor (Chattukulangara) y Thiruvithamkode (la media iglesia).
Los Hechos de Tomás describen, en su capítulo 17, la visita de Tomás al rey Gondofares, en el norte de la India. Según este texto (capítulos 2 y 3), Tomás viajó a la India por mar. Que tales viajes eran posibles es conocido a través de textos como el Periplo del Mar Eritreo. En 1872 se descubrió que el rey Gondofares había existido realmente, y había reinado entre los años 21 y 47. Posiblemente, el autor de los Hechos de Tomás manejó datos históricos fidedignos en lo referente a la India; esto, no obstante, no constituye prueba alguna de historicidad en lo referente al supuesto viaje del apóstol.
Según la tradición, Tomás sufrió martirio en la India el 3 de julio del año 72. Por esa razón su festividad se celebra el 3 de julio.
En el siglo xvii el matemático e historiador mexicano Carlos de Sigüenza y Góngora defendió que el apóstol Santo Tomás había predicado en las Indias, no en la India, y que su recuerdo se habría transformado en los nativos prehispánicos en la figura de Quetzalcóatl. En 1790, al descubrirse en la Plaza de Armas de la Ciudad de México, importantes reliquias prehispanas, la estatua que se identificó con Coatlicue y la Piedra del Sol o Calendario Azteca, el abogado mexicano José Ignacio Borunda,15 retomó estas teorías, creyendo encontrar en el análisis de esos documentos históricos confirmación a la identificación de Santo Tomás con Quetzalcóatl, asegurando además que el manto de la Virgen de Guadalupe era en realidad la capa de Santo Tomás Quetzalcóatl en la que la Virgen en persona habría impreso su huella. Estas suposiciones fueron aceptadas y defendidas por el padre dominico Servando Teresa de Mier en un sermón que pronunció ante el arzobispo de México y el virrey de la Nueva España el 12 de diciembre de 1794, en la Insigne y Real Colegiata de Nuestra Señora de Guadalupe, en la solemne festividad de la milagrosa aparición de dicha santa imagen, produciendo una gran conmoción (en tanto negaba la milagrosa aparición de la imagen) que llevó a que se abriera un proceso, en el que se desautoriza por extravagante la suposición de hacer al apóstol Santo Tomás en la América del siglo i.16
Leyenda de Santo Tomás (Pa’i Sumé) en Paraguay
Un antiguo relato indígena narra que, mucho tiempo antes de la llegada de los conquistadores europeos, anduvo por América un hombre alto, de barba blanca y gran sabio, llamado Sumé o Tumé (Avaré Sumé marangatú) que vino a enseñar el arte de la agricultura, a sembrar el maíz y la mandioca y sobre todo enseñó las virtudes y uso de la yerba mate. Terminada su misión se volvió al mar, dejando huellas de sus pisadas. Estas se encuentran en diversos cerros (Tacumbú en Asunción, Santo Tomás, Cristo Rey en Caacupé y Yaguarón, entre otros) del Paraguay y son llamadas Santo Tomé pyporé. Así) en diversos cerros: … Pa'í Sumé es un héroe cultural de los guaraníes, adaptado por los primeros misioneros cristianos, quienes lo identificaron con Santo Tomás, que se había adelantado para preparar la venida de ellos. Los nativos usaban, para sus viajes a la costa y al Paraguay, un sistema de caminos conocido con el nombre de «Peavirú», y también con el nombre de «Camino de Santo Tomás», que marcaba los lugares por donde anduvo Tumé. El cacique Marakaná, del Guairá, relató la leyenda de Pa'í Tumé a los Padres Cataldino y Mazzeta.17
Tomás en la Literatura
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El escritor peruano Ricardo Palma, autor de las llamadas Tradiciones peruanas realizadas en el siglo xix, escribió una donde recoge la idea de que Santo Tomás también estuvo en esa nación americana. Se trata de su historia titulada La sandalia de Santo Tomás, publicada por primera vez en 1877 en la cuarta serie de tradiciones.18
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6 Schematic representation of a cyclotron. The distance between the pole pieces of the magnet is shown larger than reality to allow seeing what is inside
https://www.researchgate.net/figure/Schematic-representation-of-a-cyclotron-The-distance-between-the-pole-pieces-of-the_fig3_237993541 |
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