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Rol Principal: Prologo: Amanecer tragico en ciudad Leaf
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De: DemOn 666 (Mensaje original) |
Enviado: 09/04/2020 01:23 |
Prologo: Amanecer trágico en ciudad Leaf
La antigua ciudad Leaf, una de las ciudades primigenias de la nueva era, ¿Cuantas calamidades no habrá visto esta vieja ciudad? Sus calles estan repletas de historia, y aun así, a pesar de todos sus misterios y bondades, se mantiene en el olvido de muchas personas que hoy en dia circulan por ella. Para muchos es una ciudad de paso, para otros es un simple punto turistico, solo para aquellos con una visión mas allá de lo convencional sabrán que se trata de algo mas que una ciudad con historia, es una ciudad de magia y de poder.
Es la vispera de un dia intrigante, recien llegan los rumores sobre la caída de la emperatriz de Pargea, y sobre la sublevación de los elementos como regiones independientes. La ciudad Leaf se encuentra en un punto estrategico entre la region de fuego y de viento, es frontera, y puede ser suceptible. ¿Que les deparará a los habitantes de esta ciudad?
Averiguelo en
SIXTH ELEMENT
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Ashitaka
En cuanto ví que los dragones comenzaron a atacar furiosos supe que la parte de Azra ya había sido ejecutada y que el plan daba comienzo. Y prácticamente sin darme cuenta ya nos encontrábamos ambos junto al carro, y más concretamente preguntándome él dónde lo posicionaríamos.
Alcé la vista, mirando alrededor. Esa era una respuesta que realmente no tenía, habíamos estado tanto tiempo ideando el resto de pasos que habíamos obviado lo más sencillo. Sin embargo, no quise alarmarle así que simplemente disimulé. Por suerte, al poco alcancé a ver un edificio bastante más alto que el resto de los alrededores.
Allí -señalé- Está lo suficientemente lejos y escorado de la zona de la muralla abierta por la que pasaremos. Además, la humareda y polvareda que causarán tanto las partes del edificio que se derrumben, como las partes que queden en pie incendiadas, crearán puntos ciegos perfectos para aumentar nuestras probabilidades de éxito en la huida -dije con esfuerzo, mientras empujábamos el carromato- Yo me encargaré de incendiarlo, lo único es que deberé de apostarme en otro lugar algo más alejado a vosotros y a la propia salida, pues desde el punto en el que Yui se encuentra dudo que pudiera acertar en el blanco, está demasiado lejos.
Era bastante habilidoso con el arco, pero esa distancia estaba fuera de cualquier posibilidad, más aún sin terreno elevado. Esto significaría que sería el que más terreno tendría que recorrer de vuelta una vez iniciada la operación, el último en salir y por ende al que más probabilidades de detectar tendrían los dragones tras descubrir el engaño. Sin embargo, si era lo suficientemente rápido no debería de tener problemas... quizás Yakul podría ayudarme en dicho cometido. No, a lomos de él y galopando a toda velocidad llamaría demasiado la atención, él debía ir con el grupo antes y de forma sigilosa.
Por cierto, me llamo Ashitaka, es un placer -Le comenté de forma algo abrupta, ya que justo pocos segundos antes se dirigió a mí con su habitual desdén en sus apodos, y fué en ese momento cuando caí en que a él y a la chica pequeña no les había mencionado mi nombre aún, aunque probablemente algo me decía que él me seguiría llamando de la forma en que quisiese en adelante, cosa que por otro lado no me molestaba. Al revés, me producían algo de gracia sus apodos-
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Yui:
Odiaba hacer planes, nunca terminaban realizandose como uno lo planeaba, o tal vez, no era esto lo que yo esperaba. Quedarme escondida no era una opción para mí, pero en fin, trataba de apegarme a lo que nuestro compañero pensaba, su mente iba más deprisa que la mia, o que la de Azra.
Mantener a los cinco dragones alejados parecía cosa sencilla con las habilidades oscuras de Azra, trataba de mantener vigiladas ambas partes, tanto a los dragones como a mis compañeros, quienes parecían tener problemas para empujar ese carromato ¿Cuanto tiempo tenían antes de que los dragones de fuego se dieran cuenta de sus presencias? Oh, no mucho... no cuando uno de ellos percibio el ruido de las llantas moverse pesadamente sobre la tierra. Maldita sea nuestra suerte.
-¡Apresúrense!- Les grite mientras intervenía físicamente, desviando la embestida de un dragón, haciendolo enfurecer y llamando la atención de los otros cuatro -Me lleva...-
No tuve otra opción, mis ojos brillaron, y entonces perdí mi forma humana, adentrandome en una batalla cuerpo a cuerpo contra quienes consideraba por mcuhos años, mis enemigos más letales. No podía dirigirles más palabras físicas a mis compañeros, pero al menos, les daría tiempo, todo el que pudiera conseguir.
Si el plan del chico tierra funcionaba, podría tomarlos a ellos y huir de una vez, pero tampoco abandonaría a los otros dos.
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Jotaro:
- Tienes una magia unica, siempre subestimo mucho a los humanos pero estaba equivado- Menciono para animarlo un poco mientras su cabeza en realidad ideaba algun modo de escape conveniente para todos.
- Tranquilo Kakyoin, no pienso ir solo contra esos cinco, no vengo a hacermelas de heroe, necesitamos un plan inteligente no un heroe, despues de todo este es un campo de batalla real, haremos lo necesario para sobrevivir ademas de conseguir ver a tu familia. Tambien te considero amigo, es extraño pues eres un humano jamas me vi considerando a un igual, un humano....- Menciono mientras se dirigen hacia la direccion que kakyoin dicta. Deteniendose entonces al escuchar su conjetura, observo a los cielos sobrevuelan 5 dragones similares .
- Si necesitas oscuridad la creare para ti- Noto la preacupacion de su compañero y nego con suavidad- Estas bien? creo que la temperatura ha subido y por ello puede que te afecte mas a ti, no tengo como tal magia curativa pero...- Juntos se detienen escondiendose un momento de los dragones y tomo de las piedras magicas una especialmente aquamarina.
-Refuerza tu elemento, por ahora te dara mas fuerza en este momento. Dime si algo te afecta kakyoin. - volviendo su mirada hacia la muralla ya casi su objetivo y punto de encuentro de sus compañeros, notando un grupo de personas huian hacia la direccion de la muralla y por lo tanto el bosque. Asi interrumpido por rugido de un dragon de considerable tamaño, notandose distinto a los otros 5 que invandian la capital ahora luchando entre ellos.
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Azra Elant
Comenzamos a empujar el carromato, era difícil sin la ayuda de un equino, y dada la pesada carga que traía, pero si nos lo proponíamos lo lograríamos. Rei cuando menciono su nombre, no por el nombre en si, si no que era tan diferente a como me lo imaginaba, pensé que tendría un nombre como Petunio, Floripondio, Rosotemelo, o algo por el estilo.
Bueno, ashitaka será entonces, hm... parece que se atoro...
Mencioné al no poder mover mas el carro. En eso escuché la voz de Yui y acto seguido observe como ¿Se transformaba? Ella era una dragon también, no pensé que lograra transformarse de esa forma, su presencia era por mucho mas amenazadora que el frágil cuerpo con el que la conocí. Sabía que los dragones, ademas de otras criaturas pueden esconder su presencia en cuerpos humanoides, pero al hacer esto se volvían mas vulnerables, aunque los ayudaba a mantener sus energías. Observé atónito como iba al encuentro de los dragones, quienes la superaban en numero y tamaño, algo en los dragones de viento hacia que parecieran mas elegantes, a diferencia de la robustez de los dragones de fuego. Cerré el puño en notable molestia, apenas la conocía pero ella me era soportable, algo que no puedo decir de muchas personas. Busque un palo en el suelo para fungir como palanca y destrabar el carromato. Lo encontré justo cerca de nosotros perteneciente a un mueble de madera.
Ashitaka, rápido, a mi señal! -
Le mencioné a Ashitaka y el entendió, empujando el carro justo cuando se lo mencione. Logramos destrabar el carro y empujarlo rumbo al edificio mencionado. Cuando lo logramos vi como Yui esquivaba los ataques de los dragones, a fin de cuentas era el fuerte de los dragones de viento, su velocidad. Junte mis manos en mi boca creando un amplificador vocal, era un hechizo sencillo, señalando a la dirección o la persona que quería que escuchara mi mensaje podía susurrarle algo al oído pero a la distancia, susurre lo siguiente hacia Yui
"Yui, soy Azra, ya colocamos el carro, ya es hora de que huyas de...!!!"
No pude terminar lo que le susurraba ya que uno de los dragones la alcanzó y le dio un coletazo, arrojándola hacia el suelo impactando en él. No esperé mas y cree una cúpula de oscuridad en donde ella cayó, esperando darle cobertura para que escapara, comencé a sudar y me di cuenta que me encontraba preocupado por ella... maldición. |
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Kakyoin:
Agradecí en silencio por sus palabras, siendo que la naturaleza de las mismas hicieron que le sonrojo en mis mejillas prevaleciera... el ambiente estaba cálido, sí, pero definitivamente esa sensación enfocada en mis mejillas no era producto del calor ambiental.
- Oh... entonces me alegro de haber cambiado tu perspectiva hacia los humanos, Jotaro -
Una sonrisa gentil apareció en mi rostro entonces para demostrar que el sentimiento era reciproco. Tenía una concepción fantasiosa y algo maliciosa de como serían los nacidos en el elemento oscuridad, sobre todo de los demonios... afortunadamente Jotaro era tan diferente... Volví en mí ante ese ofrecimiento, ante lo cual reí de nueva cuenta. Entonces el pelinegro notó mi incomodidad e infirió que era debido al ambiente caluroso que se hacía sentir... pensamiento bastante atinado, por cierto.
- Creo que sí, hace mucho calor y siendo el agua mi elemento, no es una buena combinación... -
Le comenté algo apenado, ya de por sí sentía que tenía muchas deficiencias como para ser apto para participar activamente en este conflicto como para que hubiese otro factor que me debilitara. Él de inmediato dejó a mi alcance una aguamarina, una gema que ocasionalmente veía en algunos viajeros... ¿cómo no se me ocurrió usarla para mí en algunas ocasiones? Definitivamente aún tenía mucho que aprender.
- Pues tienes razón, me siento mejor al tener esto en mis manos. Lamento no haber dicho nada al respecto, pero creí que podría manejarlo... Nunca he estado en esta situación, así que me siento afortunado de no estarlo afrontando yo solo. Gracias, Jotaro -
Tenía ahora mucho más que agradecerle al pelinegro... por ahora, lo mejor era enfocar mis esfuerzos en resolver esta situación junto a él y nuestros compañeros. Logré observar a un grupo de personas, supuse que eran civiles, dirigiéndose hacia la dirección de escape que había planteado yo mismo previamente.
- Maldición, justo ahora es muy peligroso que se acerquen... -
Observé las armas que traía conmigo, si pudiera hacerles llegar a menos herramientas con las cuales defenderse... pero moverme descuidadamente podría perjudicarnos tanto a nosotros como a ellos. Lo mejor era aproximarnos un poco más para conocer la situación y tratar de idear una forma de deshacernos de los dragones... sin embargo, todas mis conjeturas se vieron interrumpidas cuando vi aparecer a un dragón de viento.
- Allí deben de estar nuestros compañeros, ese dragón no apareció por mera casualidad frente a esos dragones de fuego... ¡Hay que ir a ayudarle! -
Observé a Jotaro con cierto aire de complicidad, no parecían más necesarias las palabras así que comencé a retomar el paso acelerado hacia donde había visto aparecer a aquel dragón de viento que hacía su mejor demostración de la velocidad de la que hacen gala tan esplendidas criaturas. Al aproximarnos más, pude ver que el dragón estaba solo y fue atacado por uno de los dragones cual le propinó un fuerte golpe con la cola, azotándole contra el suelo. Una cúpula de oscuridad apareció encima del reptil de viento, confirmando que ese dragón era uno de nuestros compañeros... probablemente la única dama del grupo.
- Dices que puedes crear oscuridad también, ¿cierto? - observé al demonio de ojos aguamarina, pasando saliva con pesadez - Creo que nuestros compañeros definitivamente están planeando una estrategia para distraer a esos dragones, pero ahora Yui, el dragón de viento, está en problemas así que... tenemos que darle la oportunidad de escapar y no morir en el proceso. Hay que lanzar una ofensiva también y ocultarnos para que Yui pueda escapar... ¡Confío en ti, Jotaro! -
Guardé la aguamarina en mi bolsillo, tomando otra de esas piedras preciosas para incrustarla en una de las lanzas. Utilicé uno de los tentáculos construídos con mi magia de agua, el cual enredé en la lanza, de inmediato la gema hizo resonancia con la magia de mi elemento, lo que tomé como un buen indicio. ¡Era ahora o nunca! No solo le daría la oportunidad a Yui de huir, sino al grupo de personas que habíamos visto Jotaro y yo antes pasar desapercibidos. Arrojé la lanza con la fuerza propia de mi magia hacia uno de los dragones, justo el más cercano y el que había tirado a Yui para empezar. Obviamente lo hice enfurecer, sobre todo por las ventajas que tenía mi elemento contra el suyo.
- Ahora si sería muy adecuado que hicieras aparecer algo de oscuridad para los dos... -
Le comenté con algo de sorna al demonio al lado mío, depositando mi confianza en él y sus capacidades.
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Yui:
El chiste de todo esto era no dejar que me mordieran o tomaran, podía hacerlo otro rato, dándoles suficiente tiempo a mis compañeros ¡Ni siquiera tenia tiempo para distraerme! El ver que mis enemigos se dañaban entre sí era muy satisfactorio, ese era el objetivo, debilitarlos entre ellos mismos, obvio que no podía salir ilesa, pero me bastaba con que ellos tuvieran más heridas que yo.
Me había enfrascado en un encuentro con uno de ellos, me había enredado en su cuello, mordiendo la parte donde conectaban cuello y cabeza, cuando pude escuchar la voz de Azra...
Yui, soy Azra, ya colocamos el carro, ya es hora de que huyas...
No pude terminar de escuchar, o el tampoco tuvo tiempo de terminar, había sido golpeada por la cola de uno de los dragones, azotándome contra el piso, pero causando también un efecto latigazo, por lo que mi cabeza reboto varias veces en el piso, lo que causo que me confundiera, y probablemente permitiendoles a mis contrincantes tener la oportunidad de acabar conmigo. No, eso no fue del todo posible, ya que la oscuridad me cubrió, esto seguramente era obra de Azra.
Un movimiento en falso haría que me tomaran por sorpresa, iba a tardar mucho en volver a mi forma humana, no era algo sencillo retomarla entre un ataque como ese, por lo que, lo unico que se me vino a la mente, fue alejarlos con una potente ráfaga lo más lejos que pude, saliendo de la esfera de oscuridad y dirigiendome hacia Azra, pero uno de los dragones, el menos afectado, había vuelto a arremeter contra mí.
Su pata me presiono el cuello, su fauces se acercaban a mí, gruñí en defensa, pero no era sencillo intimidar a un dragón como éste; mi cola aprisiono su ala, retrasando el proceso, por lo que le lanzaba fuertes corrientes, manteniendo su hocico fuera de mi alcance.
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BATALLA DE LOS DRAGONES
La ráfaga provocada por Yui no lograba alejar al dragón del agarre que tenía en su cuello. Otro dragón llegó al alcance de Yui dándole un garrazo en el vientre hiriendo y al mismo tiempo cauterizando las heridas ya que en las garras del dragón portaba fuego. Una lanza envuelta en agua salio disparada (Kakyoin) y al impactar con el dragón, el mismo que tenía Yui en su agarre, el impacto fue lo suficientemente certero para debilitar el agarre y darle oportunidad a Yui de salir de esa precaria situación si así ella lo requería.
CIVILES EN FRENTE DEL GRUPO DE JOTARO x KAKYOIN
El grupo de civiles observa la batalla atemorizados y al intentar dar la vuelta para alejarse dan de frente con Jotaro y Kakyoin. Varios de ellos salen del grupo y se lanzan hacia Kakyoin resultando ser su familia. |
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Ashitaka
El carromato pesaba una barbaridad, pero lo llevábamos bien para ser solo dos personas. En mitad del trayecto se atascó, "para qué habré dicho nada..." pensé para mis adentros. Sin embargo, resolvimos el problema de manera rápida y efectiva. De nuevo, mis pensamientos hablaron antes de tiempo: el problema no estaba resuelto, ni por asomo. Solo era la antesala a lo que vendría, y es que en menos de lo que pude darme cuenta todo se volvió caótico de nuevo, y lleno de dragones.
Alcancé a escuchar el grito de Yui, advirtiéndonos del peligro, y en nada ya teníamos encima a varios de esos dragones. Sin embargo, uno nuevo que no había visto antes también entró en escena y comenzó a distraerlos y pelearse con ellos. Tardé algo de tiempo en darme cuenta de que, en efecto, ese nuevo dragón, bastante más pequeño de los del resto de fuego (y con un aspecto mucho más elegante, dicho sea de paso) ¡Era la propia Yui! Vaya, esta chica diminuta era toda una caja de sorpresas!
Nos dió el tiempo suficiente como para acabar con el plan y dejar el carro en el sitio indicado. Sin embargo, no sé qué utilidad podría tener ahora que teníamos a los dragones ya persiguiéndonos, y de hecho nos encontrábamos en plena batalla... Sobre todo ella, quien ya no pudo seguir distrayendo y esquivando al resto de enemigos, eran demasiados. Justo al girarme alcancé a ver cómo un coletazo de uno de ellos la derribaba, y otro intentaba morderla. Un propósito que probablemente hubiera conseguido, pero una lanza mágica lo evitó. Desconocía de dónde o quién provenía la ayuda, ya que seguía concentrado en intentar ayudar a Yui pero respiré aliviado.
Sin embargo, el peligro no había acabado, pues otro dragón la atacó justo en el vientre, desgarrándola con sus zarpas...
Ese dragón estaba justo de espaldas a mí, por lo que tenía una oportunidad clara de poder ayudarla, sin fallos. Rápidamente, tomé del carro un par de minerales de los que reaccionaban de foma explosiva frente al calor, y los amarré con una pequeña cuerda que saqué de una de las bolsitas de mi cinto junto a la punta de mis flechas. Entonces apunté justo a la espalda del dragón, concretamente a sus alas, y la lancé con fuerza.
Justo en el momento del impacto surgió una implosión que probablemente le causaría daños graves a las alas del mismo, imposibilitándole el vuelo, o al menos dificultándoselo en gran medida. Al tratarse de tan solo dos pequeños cristales, fué una explosión controlada y no era cantidad suficiente como para crear un gran efecto secundario alrededor. Además, el resto del cuerpo del propio dragón de fuego haría de pared ante la plateada Yui, por lo que esta estaría a salvo, y ya fuera de peligro por completo, al menos de momento...
Ahora Yui, escapa! -le grité-
Tomé otro par de cristales e hice lo propio, tensando mi arco y preparándome para la batalla. Tan solo podría hacerlo algunas veces más, ya que mis cuerdas eran limitadas, por lo que tendría que seleccionar bien mis blancos y, sobre todo, no fallar.
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Azra Elant
Maldita sea todo se estaba complicando. Ashitaka logró arrojar unas rocas para atacar al dragón, pero a este paso nos quedaríamos sin reservas, tenía que idear algún plan, sin embargo mirara para donde mirara la situación no era nada favorable para ninguno de nosotros, sobre todo para Yui que estaba siendo abatida por cuatro dragones restantes, y uno de ellos se acercaba peligrosamente a nosotros. Tome del hombro a Ashitaka y le mencioné
Sigue asi chico, iré a apoyar a Yui mas de cerca
Dicho esto corrí en dirección de la dragona, logré pasar desapercibido ya que la atención del dragón rojo se enfocó en Ashitaka. Mientras corría una explosión justo detrás de mi me empujo hacia adelante y una abrasiva onda de calor y fuego paso justo por encima mio antes de que yo cayera al suelo. Al girar observe como una gran llamarada se cernía imponente en donde antes estaba el carromato de las rocas. Me sentía aturdido, no podía enfocar bien debido a esa explosión, pero el dragon rojo se veía imponente... quizas había atacado con fuego al carro, de ser así la explosión no estaba muy lejos de Ashitaka...
Maldita sea...
Solo pensé en lo peor, esa explosión era demasiado para un cuerpo humano, y yo estando en esta distancia había sufrido el impacto y me sentía terrible, pareciera como mil resacas, ni siquiera era capaz de ponerme de pie y mucho menos acercarme a donde estaba Yui, aunque a decir verdad, ya no sabía en que dirección estaba, me encontraba completamente aturdido... |
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Yui:
Cuando un segundo dragón hiriera mi vientre, creí que sería el fin, no sabía si considerarlo suerte o mera casulidad, pero que la herida quedara cauterizada... bueno, si que era algo de suerte, pero la flecha que impactó contra mi enemigo me dio la oportunidad de escapar un poco, no sin antes, ser tomada por otro de ellos ¿Que nunca se iban a terminar?
No estaba tan cerca, pero pude escuchar como el niño que nos acompañaba me decía que huyera, bueno, lo hubiera hecho con mayor habilidad, pero la explosión me había alcanzado a aturdir un poco, por lo que batalle en ponerme en pie, veía doble mientras observaba como el dragón se concentraba en él.
Pude ver como el dragon atacaba con fuego hacia la dirección del niño, no tenía la certeza total de poder hacerlo como tal, pero cree una esfera de viento que protegiera mi cabeza, y si, de no haberlo hecho, pude haber quedado sorda completamente, pero mi cuerpo había sido impulsado por la explosión. Pude ver a Azra, tal vez tan confundido como yo.
Cuando alce el cuello, pude ver al otro dragón, aturdido, por lo que me moví torpemente hasta que mis sentidos tomaran coherencia de lo que sucedía a mi al rededor, por lo que embestí y esta vez no lo dejaría ir, tome el cuello del dragon entre mis garras delanteras y despedace su cuello, su forcejeo me causo unas heridas menores que ya no me importaban; hasta que dejo de luchar por su vida.
El blanco platinado de mis escamas se bañaba en carmesí mientras giraba la cabeza hacia el resto de los dragones, aún estaba decidida a pelear, hasta el último instante, sin importa el dolor que esto provocara.
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Ashitaka
El combate continuó, y Azra me felicitó por mi trabajo durante el mismo antes de salir corriendo directo hacia la posición de Yui, con intenciones de ayudarla. Sin embargo no pasé desapercibido mucho más tiempo, ya que uno de los dragones de fuego pareció fijar su atención en mí.
"Maldición, supongo que se acabó el atacar desde la distancia mientras están desprevenidos y quedar impune... " - pensé para mis adentros, mientras notaba la mirada fija de ese dragón en mí, pese a la distancia -
También pude apreciar cómo claramente se preparaba para lanzarme un ataque. No tardó en lanzar una potente llamarada desde su boca, que iba directa a mi posición. Ésta ya de por sí sería peligrosa si me alcanzaba, pero peor aún era el hecho de que me encontraba justo al lado del carro lleno de minerales como los que había estado lanzando a los dragones, y que crearían la explosión de nuestro plan, pero esta vez en toda mi cara. Debía actuar rápido, o no saldría de esta. Así que lo primero que hice lo primero que se me ocurrió, lo cual fue lanzar la flecha que tenía preparada en dirección al ataque del dragón, de forma que ambos se encontrasen a medio camino en el aire.
La explosión no fue muy fuerte, similar a la de antes cuando ataqué directo a las alas del dragón que apresaba a Yui, y tan solo una enorme ráfaga de viento y algo de humo llegó hacia mi persona. Utilicé el brazo para cubrirme, apenas podía ver pero cuando esta menguó respiré aliviado, secándome el sudor de la frente. Aún quedaba el tema del dragón, pero parecía que había salvao la situación, al menos de momento.
MIERDA! -grité-
Nuevamente había hablado antes de tiempo, pues tardé varios segundos en darme cuenta de que restos de cenizas de la colisión aérea que había causado hace apenas algunos segundos más,caían hacia abajo, y muchas de estas aún ardían, o al menos tenían la temperatura suficiente como para causar una reacción en cadena con los minerales del carromato. En cualquier caso no me arriesgaría... ¡debía alejarme de allí lo máximo posible, y rápido!
Pese a que mi magia elemental de tierra no era para nada buena, ni siquiera correcta, al menos sabía lo básico, y podía conjurarla de forma práctica para situaciones como esta. Y eso fue precisamente lo que hice. levanté el trozo de suelo justo debajo mío para coger algo de impulso, y a continuación comencé a crear en el aire paneles de piedra duros, que me servían como puntos de apoyo para saltar entre ellos y desplazarme con rapidez para alejarme de ahí. Mi intención era llegar a lo alto del edificio más próximo a mí y saltar hacia el lado opuesto, para resguardarme con sus paredes y estructura. De hecho, lo tenía ya visualizado en mi mente. Sin embargo, cuando aún estaba a medio camino, una enorme fuerza detrás de mí me alcanzó, desestabilizándome y evitando así que pudiera alcanzar el último de mis puntos de apoyo artificiales. Al momento, esa desestabilización se multiplicó y prácticamente fui lanzado con agresividad, perdiendo la noción de lo que estaba pasando mientras escuchaba, simultáneamente, un enorme estruendo desde mi espalda, justamente el lugar donde estaba el carromato.
Lo siguiente que experimenté fue estar cayendo durante un tiempo que a mi me pareció una eternidad, y un golpe tremendo contra algo muy duro, lo cual pude identificar como un pequeño muro al abrir los ojos e intentar incorporarme. Había dado a parar contra una parte de la muralla que aún seguía en pie. La parte de arriba. Para ser exactos, había chocado contra uno de los muros que servían de cobertura para los vigías o cualquiera que patrullase por la misma. Menos mal, ya que de haber golpeado directamente la base de la mismahabría caído derrapando hacia el suelo desde una distancia bastante peligrosa.
La colisión fue de lado, por lo que prácticamente todo el daño se lo llevó mi brazo derecho, que dolía a rabiar... y eso que la adrenalina del momento aún me permitía soportarlo. El resto del cuerpo aún me temblaba, y de forma aún algo torpe pude ponerme en pie, mientras me agarraba la extremidad dañada. Sin embargo, estaba desconcertado y los oídos aún me pitaban. Debía tener cuidado de no desorientarme y caerme por la muralla mientras intentaba mirar a mi alrededor y ubicar la zona de la pelea, así como el sitio con respecto a la misma en el que ahora me encontraba.
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Jotaro:
Nuevamente comprobo la situacion de su compañero que al parecer la piedra magica pudo ayudarlo, reafirmando su creencia sobre la raza humana gracias a kakyoin quien parecia sacrificar su propia integridad sobre los demas. Volvio su mente sobre la pelea que tenia enfrente parecer la lanza habia hecho efecto para ayudar a la dragona de viento, desconocia los hechos o quien bando pertenecia pero si su compañero creia con firmeza aquello no podia negarse a ayudar. Cuando se lo dijo utilizo sus manos para generar una especie de manto negro extendiendose rapidamente sobre el campo de batalla suficiente para ayudarlos a escapar almenos, apunto de correr y guiar el camino se toparon con unos civiles, mismos que parecian reconocer a kakyoin.
- Que sucede ? quienes son?- dedujo entonces que era la familia perdida de este, sintiendo un gran alivio por el pelirrojo quien ahora era rodeado de abrazos de sus familiares, la escena era enternecedora pero la batalla continuaba frente a ellos despues de una gran explosion, reaccionando tan rapido como pudo para proteger al pequeño grupo de civiles frente a ellos. - Kakyoin vamos a escoltarlos hasta la muralla, ahi podran huir lejos de este maldito lugar, no se van a detener hasta borrar toda la maldita capital.-
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Kakyoin:
Alcance a observar que la lanza había logrado arremeter contra uno de los dragones, siendo que el impacto fue lo suficientemente efectivo para darle una pequeña oportunidad al dragón de viento, Yui, de escapar. A pesar de ello, y del manto de oscuridad que ocultaba su efigie, no parecía ser lo suficientemente efectivo como para cesar el ataque... y en cuanto el dragón que logré impactar con la lanza recobrara los brios, seguramente buscaría a su atacante. Confiando en mí, Jotaro nos cubrió en un manto de oscuridad que nos permitió huir rápidamente del peligro.
- Ahora lamento no haber traído muchas más aguamarinas con nosotros - le comenté un tanto divertido y un tanto molesto conmigo mismo - Habrá que encontrar otro punto en donde hacer un segundo ataque, ya que Yui no logró liberarse de los dragones... y tampoco vi cerca a Ashitaka o Azra -
Apenas tuve unos segundos para poder lamentarme de no poder hacer más y no encontrar a mis compañeros, pues nuestro camino nos hizo toparnos con el grupo que vislumbramos se dirigía hacia la muralla por una ruta más discreta. Naturalmente estaban asustados de tener que cruzar con los dragones. Algunos de los civiles se acercaron a mí, entre ellos mis padres... ¡Estaban sanos y salvos!
- Son... son mis padres... -
Le respondí débilmente al pelinegro, antes de ir al encuentro con mi madre y mi padre, los abracé con todas mis fuerzas pues por largos momentos creí que no volvería a verlos nunca. Ambos estaban sorprendidos por verme usando magia elemental, por traer armas y gemas de nuestro hogar y, naturalmente, por verme con vida después de haber hecho su mejor esfuerzo para buscarme en medio de toda esta catástrofe.
- Lo lamento tanto... los preocupé demasiado. ¡También yo creí lo peor! Aún así... estoy tan contento de que estén con vida... ustedes, todos... - pasé saliva con pesadez, sentí que mi voz estaba saliendo con dificultad y que mis ojos se estaban humedeciendo más de lo debido; escuchar la voz de Jotaro me hizo entrar en razón, asentí ante su idea para volver a mirar con determinación a mis padres y a quienes eran mis conocidos - Hay... hay que irnos. No les va a gustar la idea pero... una vez Jotaro, el joven a mi lado, y yo los ayudemos a abandonar la ciudad, ambos tenemos que regresar a ayudar. Hay tres personas que nos necesitan, que también quieren salir de aquí con vida... así que, por ahora, lo primero que hay que hacer es esforzarnos todos por encontrar la salida -
Una serie consecutiva de explosiones, así como el gruñir de los dragones, tanto de Yui como de los reptiles de fuego nos advirtió que no había más tiempo para emotividades. Naturalmente mis padres protestaron por la idea de que nos volvieramos a separar, aunque fuera temporalmente.
- Los entiendo, pero ustedes me han enseñado a ayudar a quien lo necesita... tanto ustedes, como mis compañeros, necesitan de mí. Prometo que voy a encontrarlos de nuevo, ¿vale? Esa es una enseñanza valiosa que también me han dejado, no fallar con mis promesas... -
Aún esas palabras no terminaron de contentarlos, pero una explosión de mayor calibre hizo que las discusiones se mitigaran. Jotaro nos protegió de la onda expansiva producto de la explosión, sin embargo logró aturdirnos de forma considerable. Me separé de mis padres para volver mi atención hacia Jotaro, observandole con determinación y complicidad. Repetí lo antes realizado con algunas de las lanzas que tenía conmigo, incrustando las aguamarinas en ellas al tiempo que envolví los escudos en mi magia, la aguamarina que traía guardada estaba ayudando mucho a que el ambiente caluroso no me afectara en demasía, pero sabía que su poder no sería eterno.
- Jotaro nos va a envolver en un manto de oscuridad para que los dragones no nos vean - les comenté a todos, volviendo un momento la mirada al aludido antes de retornar mi atención en los civiles - Mantendré la guardia alta, de todos modos, por si alguno de los dragones se da cuenta de nuestra presencia... hay que mantenernos juntos, para que Jotaro pueda envolvernos de forma eficiente y podamos salir al bosque - hice una pequeña pausa, antes de volver nuevamente la mirada hacia el demonio - Podemos hacerlo, Jotaro, trabajando juntos... podremos salvar a estas personas inocentes -
Le dediqué una suave sonrisa, siendo que el pelinegro nos envolvió en su manto de oscuridad y, al tener sus ojos mejor adaptados a la misma, nos guió hacia la muralla mientras aguzaba los sentidos para escuchar aun por encima de los murmullos y leves expresiones de ansiedad. Era mi responsabilidad, ahora, reaccionar lo antes posible si alguno de los dragones nos pillaba después de todo...
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Don Kakyoin
¡¡¡ ES NORIAKI!! -gritó de entre la multitud un señor de edad media que se acercó junto con una señora de edad similar presumiblemente su esposa (Doña Kakyoin) ambos al abrazo de su hijo en una enternecedora escena. Escucharon atentos las palabras de su hijo y lagrimas en sus ojos lograron inundarlos - Estamos muy orgullosos de ti hijo...- decía doña Kakyoin, mientras que el don le ponia una mano en el hombro a Jotaro - Joven, muchas gracias por cuidar de nuestro tesoro mas invaluable, nuestro hijo, nunca podremos pagar esa deuda - le comento, justo antes de ser envueltos en la oscuridad. Mientras caminaban el Don añadió- parece que has traído varias armas singulares de nuestro almacén, nosotros lo hicimos de igual manera pero solo las mas importantes, no tenemos esas habilidades tuyas y a decir verdad un viejo como yo no está para cargar las armas. -se giró hacia donde el suponía se encontraba uno de los acompañantes que venían en su comitiva, con la oscuridad era imposible de ver- chico, ven! tráete contigo los sacos de terciopelo, date prisa! - entre la multitud fue tanteando para lograr llegar con el don siguiendo su voz y le entrego lo que el cargaba, el Don abrió su contenido y una luz creo una pequeña orbe en el interior del manto de oscuridad, era lo suficientemente grande para que se iluminaran Jotaro, Kakyoin y sus padres pero no tan grande para despejar el manto de oscuridad (piensenlo como una pequeña esfera dentro de una esfera mas grande, siendo la esfera mas grande la que no logra que el exterior vea la esfera pequeña) - Estas armas son legendarias hijo, pertenecieron a héroes de antaño, y han estado en nuestra familia por generaciones, llegado el momento ibamos a platicarte de ellas, pero dadas las circunstancias no me queda mas remedio que acelerar el proceso, quizás es tiempo de que deban usarse, sobre todo éste -el Don toma un tridente de empuñadura de bronce que contrasta con la plata de sus tres hojas afiladas, y en la base del tridente una lapislázuli en forma de punta que embona como si saliera del mango del tridente - El tridente de Artenea, forjado bajo la presión del océano en el subsuelo marino, tiene el poder de amplificar los poderes de agua y solo los nacidos en dicho elemento pueden usarlo, cuenta la leyenda que el tridente fue bendecido por Hylda, quien al final de la guerra elemental de antaño rindió pleitesia y vasallaje a Artenea del agua, y desde entonces el Tridente puede crear ondas congelantes. -se lo entrega a Kakyoin con honores- Es el tesoro mas valioso de nuestra familia, usalo con la valentía y el corazón que te caracterizan hijo mio. -saca otra arma, esta vez es una espada bastarda de doble empuñadura debido al tamaño tan grande de la misma, cuenta con un mango de hierro frio y en la empuladura unos ornamentos de alas de plata cuales tienen filo también, y la hoja es de plata con el centro de obsidiana, oscura como la penumbra que los rodea - Esta espada perteneció al emperador Hades, su poder no tiene igual, solo alguien de la oscuridad puede usarla, se dice que con ella combatió hasta la misma muerte para regresar a este mundo en varias ocasiones, y esa misma hoja fue la que puso el fin a su dinastía al clavársela en su propio cuerpo, con ella puso fin a la maldición que azotó la región de oscuridad durante centurias, tiene la capacidad de aumentar el poder del portador y su filo es tan prominente que puede cortar el mas duro de los metales como si fuese una rebanada de pan, pero mucho cuidado, ya que esta espada se dice que tiene una mente y personalidad propia, y muchos guerreros perecieron ante los susurro de esta arma. -se la ofrece a Jotaro una vez que la guarda en su vaina- Joven, por favor acepte esta espada, no aceptare un no por respuesta. -le da la espada y saca un arco, que a simple vista parece un arco convencional, pero una vez visto de cerca se observan tonalidades verdes con incrustaciones de jade en la madera de un color olivo, no posee cuerda y se la otorga a Kakyoin - El arco relampageante de Analis, la lider de la razón y del entendimiento, originalmente fue hecho a base de un arco aun mas legendario cuyo nombre se perdio en la historia, pero esta adaptación fue encargada a algunos dragones de viento cuyos esfuerzos se vieron reflejados en esta pieza de arte, el arco no requiere de municiones ya que con solo empuñarlo de manera ofensiva un hilo de electricidad sale de las puntas del arco y crea el proyectil relampageante que va y surca el cielo con la velocidad de un rayo, creando una poderosa onda de choque. Este arco solo puede ser usado por un dragón de viento o de luz -se lo da a Kakyoin, saca una pequeña jarra de lo que parece ser barro con una inscripción en ella y se la da a Jotaro - Puedes sostenerla joven, es algo pesada, esto es nada mas y nada menos que metal mineralizado en polvo, creado por Gaara un antiguo lider del elemento tierra, se dice que el lograba materializar el arma que requeria con ayuda de este pequeño jarro, siendo el contenedor misma parte del arma, se necesita tener cierto control de la tierra para poder hacer uso de este poderoso artefacto, cuenta la leyenda que el poderoso Gaara lograba materializar sus armas a base de esto, pero solo en situaciones extremas lograba salir el arma definitiva la cual era sumamente poderosa. -le deja el jarro a Jotaro, y saca la última de las armas, el arma que les enseña es el arma que emite la luz en orbe y es la que ha iluminado la oscuridad que los rodea - Por último, les otorgo un arma espiritual que solo un ser angelico puede usar, es un latigo con algunas cuencas del rosario de Shaka, antes de abandonar esta tierra, el lider de la Luz, Shaka imbuyo con su poder el rosario que portaba y mando a forjarlo con cadenas de plata, creando este poderoso latigo, en su punta hay una ultima cuenca mas grande que el resto, es tan pesada y tan dura como el diamante, puede derribar enemigos y fuerzas malignas con su toque y se dice que cuenta con poderes espirituales, por eso es que los mas adeptos a esta arma son seres de sagrada consolidación, como los angeles. Este recomiendo que no lo cargue usted joven Jotaro ya que tiene cierta repulsión a entidades demoniacas. -se lo da a Kakyoin junto con su empaque de terciopelo- una vez lo guardes la luz menguara y regresaremos a la oscuridad. Hijo mio, ahora estos son tus tesoros, usalos sabiamente y tengo fé en que tu razón y corazón te guiaran por el camino correcto. |
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Jotaro:
Guardo un momento de silencio despues de proteger a los civiles de la onda expansiva, mirando de reojo a kakyoin quien ahora estaba reunido con sus padres, aliviado por el no hubo tiempo por ahora para detenerse, tuvo que interrumpir el momento aun que no deseara. Volviendose a escuchar las palabras de quien imagino era el padre. Recordando al propio un momento .
- No debe preocuparse, su hijo tambien me ha ayudado a mi, señor.-
Menciono mientras la mantaba se extendio, iba a guiar al grupo con su voz pero noto entonces que ellos tenian un orbe magico para abrirse paso, confundido de lo que sucedia pero capto su atencion mas fue el tridente que le fue entregado a kakyoin, podia notar su poder oculto en tal arma.
Quedandose sin habla al observar la espada que ahora le era ofrecida a sus manos -Yo no...se si deberia... - apenas puede pronunciar por tal oferta sobre todo por la historia que conlleva consigo, recordando talvez esa historia en los libros viejos de su familia.
- Algo tan importante y con tal leyenda, no me lo tomare como un juego, señor. Acepto su regalo y blandire la espada con orgullo...- Al tener la espada en sus manos parecio pudo jurar que escucho un sonido, aun que no pudo decifrar correctamente si era un palabra o solo un gruñido, tuvo que ignorar aquello por el momento para poder tomar la gran jarra entre sus manos, asi escuchando la historia de la arma cual desconocia la mayoria pero sin duda eran muy llamativas.
Agradecio no le encarge la ultima arma cual notaba cierto desagrado desviando su mirada- Puedo sentirlo, como le desagrado, cada reliquia parecia tener su propia entidad y alma-. Almenos con estas armas podrian salvar esta vez la capital. - Le agradezco mucho de verdad que nos confie tales leyendas a nuestras manos, unos desconocidos...- Escuchando detras de el, literalmente la batalla que se estaba presentando.- Kakyoin no tenemos mas tiempo- Menciono a su compañero teniendo que interrumpir otra vez el momento para asi avanzar, manteniendo el manto de oscuridad, guiandolos por donde caminar asi llegando a la muralla. - Que nadie se quede atras-
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