¡Abre tu puerta, que te escucho!
Creo en Ti, espero en Ti y quiero entrar
por Ti y contigo en el Valle Celestial.
Tú, Señor, eres Buen Pastor,
tu mano me indica los caminos a seguir,
tus ojos se fijan en los míos
cuando me siento débil y enfermo.
Si me lanzo hacia el abismo, me socorres.
Si me equivoco de senda, reconduces mis pasos.
Creo en Ti y espero en Ti.
Tu presencia, es báculo que me da seguridad.
Tu Palabra, es aliento y consejo certero
que empuja mi pensamiento y mi decisión.
Tu huella, de Buen Pastor,
es guía que me compromete a vivir unido a Ti,
y a trabajar por tu Reino.
Tu cayado, siempre firme y eterno,
es apoyo que necesito cada día que avanzo.
En la falsedad, me hace optar por la verdad.
En la incredulidad, me sumerge en la fe.
En la tibieza, me aporta fortaleza.
En la oscuridad, me arroja hacia la luz.
¡Abre tu puerta, Señor, que voy contigo!
Que te escucho, porque eres Pastor.
Pastor que amas y te entregas por amor.
Pastor que conoces, y llamas con amor.
Pastor que alimentas, y lo haces por amor.
Pastor que aguardas, y esperas con amor.
Pastor que hablas, y das en el corazón.
¡Eres mi Buen Pastor, Señor!
¡Abre tu puerta y entro contigo!
P. Javier Leoz
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