Quiero invitarte, en este día, a hacer un ejercicio de oración que te ayude
a disponerte para recibir un abrazo de parte de Dios.
Siéntate en posición recta, entrégale al Señor tus brazos y tus manos,
pidiéndole que las bendiga con el don del amor y de la sanación. Luego
abrázate a ti mismo, tomando, con tus manos, tus hombros y parte de
tus brazos. Cierra tus ojos e imagina que es Dios quien te abraza. Perma-
nece en esa actitud de descanso y entrega todo el tiempo que desees.
Esta oración te ayudará a tomar contacto contigo mismo y con el amor de
Dios. Gradualmente, en la medida que la repitas, irás descubriendo lo
esencial de tu ser; allí encontrarás a Dios y podrás experimentar su pre-
sencia que abraza el oro y el barro que hay en ti, y, sintiéndote abrazado
tal cual eres por Dios, ya no te sentirás solo, ni de poco valor.
Salmo 40 2,4: Esperé confiadamente en el
Señor: él se inclino hacia mi y escuchó mi clamor. Me sa-
có de la fosa infernal, del barro cenagoso: afianzó mis
pies sobre la roca y afirmó mis pasos.
Puso en mi boca un canto nuevo.un himno a nuestro Dios (....)