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De: stefy1945 (Mensaje original) |
Enviado: 02/10/2011 17:01 |
Por siempre, seas amado, BUENOS DIAS
Sí, Señor; y, por siempre, seas amado. Apreciado en un mundo tembloroso y con amores mediocres. Adorado por aquellos que, primero sí y luego con un no, nos resistimos a entrar con fuerza por los caminos que Tú señalaste mientras estuviste con nosotros. Sí, Señor; que tu presencia –real y misteriosa–, sea venerada en medio de tantos dioses que, sin poder alguno, logran reverencias y honores, títulos y mil prebendas. Sí; Señor; que la Eucaristía –centro y cumbre de la vida cristiana–, sea esa veleta que nos oriente hacia el bien, sea esa espoleta, que al descubrirla, explosione en semillas de verdad, de paz y de fe Sí; Señor. ¡Que tu nombre sea bendecido! Hoy, más que nunca, necesitamos pronunciar tu nombre. ¿Nos dejas Señor? ¿No correremos el riesgo de resignarnos a dejarte blanco y reluciente en el centro de la custodia? ¿No estaremos indicando al mundo que, Cristo está presente pero que, su vida, nos interesa poco o nada? ¡Que tu nombre sea anunciado! Que las calles y las plazas por las que has pasado, Señor, sean altavoces inmensos por los que el mundo conozca y escuche tu historia y tus milagros, tu fuerza y tu poder, tu gracia y tu misericordia, tu paz y tu consuelo. ¡Bendícenos, Señor, en este día! Porque estamos débiles, llénanos de Ti. Porque estamos sordos, háblanos de Dios. Porque estamos paralizados, levántanos. Porque vivimos en un sin vivir, danos vida de tu vida. Porque miramos poco al cielo, sé un destello del Dios vivo. ¡Que vivas, Señor! ¡En el cielo y en la tierra! ¡En las montañas y en el mar! ¡En los corazones y en las almas! ¡En el altar y en las plazas! ¡En la iglesia y en el mundo! ¡En el niño y en el joven! ¡En el anciano y en las familias! ¡Vive, Señor! ¡No dejes nunca de salir, del resplandeciente altar al duro suelo! Y, sí a tu paso, ves miseria y contradicciones, aridez y pecado, dureza y cansancio… No desertes de hacer lo que siempre has realizado: Poner abundancia donde existía escasez. Salud donde desgranaba la enfermedad. Fe allá donde despuntaba la duda. Confianza en aquellos que hace tiempo viven en la incertidumbre. ¡Vive, Señor! ¡Y no dejes de bendecirnos! Amén. P. Javier Leoz
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Sí, Señor; y, por siempre, seas amado. Apreciado en un mundo tembloroso y con amores mediocres. Adorado por aquellos que, primero sí y luego con un no, nos resistimos a entrar con fuerza por los caminos que Tú señalaste mientras estuviste con nosotros.
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