¿Cómo podemos sentirnos agradecidos cuando demasiadas cosas están mal, hay demasiadas dificultades, demasiadas cosas no son de la manera que nosotros queremos? En el pasaje del Evangelio, nosotros vemos a Jesús en llanto. Nosotros conocemos esta misma pena. Hemos sentido el dolor de llorar por los demás, sufriendo por el daño que se hacen a sí mismos al mantenerse en el pecado o en vicios o tomando malas decisiones, llorando también por el daño que nos hacen a nosotros y a los demás.
Cuando nos hemos sentido de esta manera, hemos sentido SU dolor, el propio dolor de Cristo.
Cuando él se acercó a Jerusalén mientras bajaba del Monte de los Olivos, Jesús se detuvo a mirar sobre el valle estrecho y contemplo en el alma de la ciudad. El deseó dar su paz a todos los que vivían allí. ¿No te sientes a veces de la misma manera hacia algunas de las personas que conoces?
Unidos a Jesús, podemos decir: ¡"Si tú tan sólo supieras lo que hace la paz, pero lo has perdido de vista completamente"! Vemos cómo los rodea la oscuridad y cómo el pecado se infiltra en sus paredes. Estamos conscientes de que si ellos hubieran hecho caso de nuestras advertencias o seguido nuestro consejo, ellos no estarían tan mal.
Llorar porque alguien a quien aprecias y que está rechazando el poder salvador de Dios es una gran bendición para Jesús que llora contigo.
¿Pero, qué tal las maneras en que NOSOTROS rechazamos la ayuda de Dios? ¿Cómo podemos sentirnos agradecidos cuando somos nosotros los que hemos perdido la paz? Jesús ha llorado por ti, también. ¿Tienes alguna confusión o estrés dentro de ti? Jesús anhela darte su paz.
Cualquier cosa que nos perturba, si esperamos que sea resuelto de la manera que NOSOTROS queremos que se resuelva y tan rápidamente como NOSOTROS lo exigimos, entonces nos encontraremos con la desilusión, el fracaso y la desesperanza. Nosotros no podemos ver el bien que Dios está haciendo mientras estamos enfocados en nuestras miserias y en nuestras "según nosotros" propias soluciones a los problemas.
Cuando nos estancamos en nuestras perspectivas limitadas, nosotros fallamos en reconocer el momento en el que Cristo nos visita. Así que rechazamos lo que él nos ofrece y fallamos en reconocer de que él está aquí delante de nosotros ofreciéndonos algo aún más grande que lo que nosotros pensamos que necesitamos. Fallamos en reconocer cómo él está tratando de bendecir nuestras vidas. Estancados en nuestras frustraciones, nosotros rechazamos lo que él nos ofrece, y así caemos más profundamente en los desastres que tratamos desesperadamente de evitar.
La manera de salir de este lío es de recordar que nosotros no lo sabemos todo y nosotros realmente no entendemos lo que es mejor para nosotros. ¡Nosotros no sabemos cómo Dios, en su gran amor por nosotros, ya está convirtiendo nuestros problemas en bendiciones - y esta ceguera es aceptable!
La manera de salir de este lío es dando gracias a Dios por lo que él está haciendo, confiando en que por supuesto sus planes son buenos y que su tiempo es perfecto. El agradecimiento es la fuente de la paz