Pacto
¿Te someterías al detector de mentiras?
Es un aparato que mide tus pulsaciones cardíacas
al momento de ser interrogado.
Es un mecanismo que se utiliza para saber si un presunto culpable
de un delito miente al se consultado por la policía.
Y por lo que dicen es bastante certero.
Las personas naturalmente tendemos a ponernos nerviosos
al momento de mentir y aunque intentamos disimular,
nuestro corazón sabe que mentimos y lo manifiesta.
No nos gusta quedar expuestos con nuestros errores
y deficiencias e intentamos disimularlas al máximo.
Es posible lograrlo con cierto éxito pero tenemos un límite.
Podemos engañar a nuestros pares,
a nuestros jefes o a la gente de la iglesia;
pero no podemos engañar a Dios.
Él todo lo sabe, incluso lo que le ocultamos a nuestra esposa,
padres, amigos o pastores.
Dios ve hasta la intención del corazón,
y conoce los pensamientos ocultos y tenebrosos de nuestra mente.
Sabe hasta aquello que deseamos olvidar y no podemos,
y que nos avergüenza y duele.
Dios es 100% eficiente en la detección de mentiras.
Al contrario del detector que utiliza la policía que puede fallar,
Dios jamás falla, ni se le escapa nada.
¿Podrías como el salmista pedirle a Dios que te escudriñe el corazón,
y que examine tus pensamientos de la noche?
¿Podrías ponerte a prueba frente a su mirada inquisidora
y justa que todo lo ve?
Y la única manera de tener un hablar santo,
es manteniendo una mente santa.
Hablamos lo que pensamos y decimos lo que tenemos en el corazón.
Por eso David estaba tranquilo y pensaba que podía pasar
la prueba de Dios: Porque hizo un pacto con su boca y cada día
se esforzaba por cumplirlo. ¿Qué dice tu boca?
Es lo que tenes en tu mente.
REFLEXIÓN – Hacé hoy un pacto con tu boca.
Hablá y pensá santo.
Un gran abrazo y bendiciones