Hagamos consciencia, hombres y mujeres,
de que es un deber
propio esmerarnos en nuestro aspecto físico,
en la inteligencia de que
ello deriva en salud
emocional
. Luego, para que esa consciencia
trascienda,
hay que ponerla en práctica.
¡Hay que ponernos guapos!
El primer tip que me
viene a la mente,
es usar la herramienta más
poderosa
que conocemos hasta hoy:
el internet. Si googleas y
complementas
en youtube cómo vestir de acuerdo
a tu edad,
tu tipo de
cuerpo, tu complexión y tu
color de piel, encontrarás más
información de
la que
quieras saber, sin pagar un peso.
En el caso de las mujeres,
invertir algo de nuestro
tiempo en aprender y practicar
trucos básicos
de maquillaje y
peinado, es esencial.
Sin necesidad de consultar un
profesional en imagen física (lo cual
si podemos
y queremos pagar, estoy segura,
es fabuloso), sino sólo
experimentando y siendo
sinceros con un@ mismo, podemos
aprender a
mejorar nuestra apariencia,
y por ende, nuestra autoestima.
Te platico
mi experiencia.
Mi color favorito es el negro.
Claro que, al entrar a una tienda de
ropa
acostumbraba ir directamente
a la sección de ese color, y en
segundo
término buscaba el blanco, el beige, dorado o café;
¡igual de
serios!.
Con el tiempo, sin embargo,
me he dado cuenta que
cuando me
visto de
rojo, naranja, verde o amarillo,
recibo más cumplidos sobre
cómo me veo,
lo que obviamente me hace sentir bien.
¿Qué he aprendido?
Que me favorecen
más los tonos vivos.
Puedo seguir vistiéndome siempre
de negro,
o puedo aceptar el feedback de
gente amable que
he recibido
-gratis-, para mi propio beneficio.
D/A.