Con todo mi cariño,
te mando la receta de la Navidad:
juntemos varias medidas de ilusión, una pizca de amistad
y un gesto de ternura.
Horneemos la mezcla con un ánimo paciente.
Envolvámosla con risas, luces y canciones.
Y finalmente, ofrezcámosla con el corazón.
Hasta que uno no sienta la verdadera alegría de
Navidad, no existe.
Todo lo demás es apariencia, muchos adornos.
Porque no son los adornos, no es la nieve.
No es el árbol, ni la chimenea.
La Navidad es el calor que vuelve
al corazón de las personas,
la generosidad de compartirla con otros
y la esperanza de seguir adelante.
Viene cada año y vendrá para siempre.
Y con la Navidad vienen los recuerdos
y las costumbres.
Esos recuerdos cotidianos humildes
a los que todas las madres nos agarramos.
Como la Virgen María,
en los rincones secretos de su corazón.
(Marjorie Holmes).