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De: Zenobia (Mensaje original) |
Enviado: 28/10/2018 10:06 |
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De: Zenobia |
Enviado: 14/11/2018 10:09 |
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VARIOS:
LAS ALAS
Yo tenía...¡dos alas!
Dos alas,
Que del Azur vivían como dos siderales
¡Raíces!
Dos alas,
Con todos los milagros de la vida, la Muerte
Y la ilusión. Dos alas,
Fulmíneas
Como el velamen de una estrella en fuga;
Dos alas,
Como dos firmamentos
Con tormentas, con calmas y con astros...
¿Te acuerdas de la gloria de mis alas?...
El áureo campaneo
Del ritmo; el inefable
Matiz atesorando
El Iris todo, mas un Iris nuevo
Ofuscante y divino,
Que adorarán las plenas pupilas del Futuro
(Las pupilas maduras a toda luz!...) el vuelo...
El vuelo ardiente, devorante y único,
Que largo tiempo atormentó los cielos,
Despertó soles, bólidos, tormentas,
Abrillantó los rayos y los astros;
Y la amplitud: tenían
Calor y sombra para todo el Mundo,
Y hasta incubar un más allá pudieron.
Un día, raramente
Desmayada a la tierra,
Yo me adormí en las felpas profundas de este bosque...
Soñé divinas cosas!...
Una sonrisa tuya me despertó, paréceme...
¡Y no siento mis alas!...
¿Mis alas?...
-Yo las vi deshacerse entre mis brazos...
¡Era como un deshielo!
Delmira Agustini
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De: Zenobia |
Enviado: 14/11/2018 10:12 |
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Soñé contigo esta noche...
Soñé contigo esta noche:
Te desfallecías de mil maneras
Y murmurabas tantas cosas...
Y yo, así como se saborea una fruta
Te besaba con toda la boca
Un poco por todas partes, monte, valle, llanura.
Era de una elasticidad,
De un resorte verdaderamente admirable:
Dios... ¡Qué aliento y qué cintura!
Y tú, querida, por tu parte,
Qué cintura, qué aliento y
Qué elasticidad de gacela...
Al despertar fue, en tus brazos,
Pero más aguda y más perfecta,
¡Exactamente la misma fiesta!
Paul Verlaine
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De: Zenobia |
Enviado: 14/11/2018 10:15 |
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COMO LA PRIMAVERA
Como una ala negra tendí mis
cabellos
sobre tus rodillas.
Cerrando los ojos su olor
aspiraste,diciéndome luego:
-¿Duermes sobre piedras cubiertas
de musgos?
¿Con ramas de sauces te atas las
trenzas?
¿ Tu almohada es de trébol? ¿Las
tienes tan negras
porque acaso en ella exprimiste
un zumo
retinto y espeso de moras
silvestres?
¡Qué fresca y extraña fragancia
te envuelve!
Hueles a arroyuelos, a tierra y a
selvas.
¿Que perfume usas? Y riendo te
dije:¡Ninguno, ninguno!
Te amo y soy joven, huelo a
primavera.
Este olor que sientes es de carne
firme,
de mejillas claras y de sangre
nueva.
¡Te quiero y soy joven, por eso
es que tengo
las mismas fragancias de la
primavera!
Juana de Ibarbourou
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De: Zenobia |
Enviado: 14/11/2018 10:17 |
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De: Zenobia |
Enviado: 14/11/2018 10:19 |
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De: Zenobia |
Enviado: 14/11/2018 10:23 |
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Aún te extraño
Extrañándote aún
no lo puedo resistir
aunque el aliento me falte
de mis pensamientos no logro apartarte
Siento que muero
y me desespero
quisiera no pensar más en ti,
el oxígeno no alcanza,
mi autoestima por los suelos
mi mente intoxicada
de tanto pensar en ti
mil latidos por segundo
experimenta mi corazón
sintiendo que sale de mí pecho
cuando se llena de emoción
Golpes contra la pared
intentando caer inconsciente
gritando en silencio
¡que ya pare esto!
deseo que estés aquí
o que tus recuerdos se alejen de mí
y nada ocurre
continuando el Suplicio
y yo sigo aquí, muriendo por ti
añorándote y extrañándote
a cada cinco minutos
como un loco voy gritándote
para que estés aquí junto a mí
Me resigno, mas no dejo de pensarte
no hay salida, no se detiene mi corazón
incontrolable, organismo de vida
y de repente imagino tenerte
puedo besarte
siento tu cuerpo
estas conmigo una vez más
y sin perderte
acariciarte,
respirando de tu aliento
vuelve la conciencia
y no te tengo
solo oscuridad
tu presencia se desvanece
y vuelvo a la realidad
Esta agonía de amor
no tiene sentido
y sigo sufriendo
te sigo pensando
te sigo deseando
una ves más
que estés aquí
es mi delirio
y a dios le imploro
que vuelvas a mí
De cada diez pensamientos
ocupas el cien por ciento
y en mis incesantes suspiros
te sigo extrañando.
Autor: Faust
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De: Zenobia |
Enviado: 14/11/2018 10:25 |
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A la música
Plaza de la Estación, en Charleville
A la plaza que un césped dibuja, ralo y pobre,
y donde todo está correcto, flores, árboles,
los burgueses jadeantes, que ahogan los calores,
traen todos los jueves, de noche, su estulticia.
-La banda militar, en medio del jardín,
con el vals de los pífanos el chacó balancea:
-Se exhibe el lechuguino en las primeras filas
y el notario es tan sólo los dijes que le cuelgan.
Rentistas con monóculo subrayan los errores:
burócratas henchidos arrastran a sus damas
a cuyo lado corren, fieles como cornacas,
-mujeres con volantes que parecen anuncios.
Sentados en los bancos, tenderos retirados,
a la par que la arena con su bastón atizan,
con mucha dignidad discuten los tratados ,
aspiran rapé en plata , y siguen: «¡Pues, decíamos!...»
Aplastando en su banco un lomo orondo y fofo,
un burgués con botones de plata y panza nórdica
saborea su pipa, de la que cae una hebra
de tabaco; -Ya saben, lo compro de estraperlo.
Y por el césped verde se ríen los golfantes,
mientras, enamorados por el son del trombón,
ingenuos, los turutas, husmeando una rosa
acarician al niño pensando en la niñera...
Yo sigo, hecho un desastre, igual que un estudiante,
bajo el castaño de indias, a las alegres chicas:
lo saben y se vuelven, riéndose, hacia mí,
con los ojos cuajados de ideas indiscretas.
Yo no digo ni mú, pero miro la carne
de sus cuellos bordados, blancos, por bucles locos:
y persigo la curva, bajo el justillo leve,
de una espalda de diosa, tras el arco del hombro.
Pronto, como un lebrel, acecho botas, medias...
-Reconstruyo los cuerpos y ardo en fiebres hermosas.
Ellas me encuentran raro y van cuchicheando...
-Mis deseos brutales se enganchan a sus labios...
Arthut Rimbau
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De: Zenobia |
Enviado: 14/11/2018 10:27 |
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La
brisa
En su retiro de algodón,
con suave aliento, duerme el aura:
en su nido de seda y lana,
el aura de alegre mentón
Cuando el aura levanta su ala,
en su retiro de algodón
y corre do la flor lo llama
su aliento es un fruto en sazón.
¡Oh, el aura quintaesenciada!
¡Oh, quinta esencia del amor!
¡Por el rocío enjugada,
qué bien me huele en el albor!
Jesús, José, Jesús, María.
Es como el ala de un halcón
que invade, duerme y apacigua
al que se duerme en oración.
Arthur Rimbau
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De: Zenobia |
Enviado: 14/11/2018 10:28 |
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¡La hemos vuelto a hallar!...
¡La hemos vuelto a hallar!
¿Qué?, la Eternidad.
Es la mar mezclada
con el sol.
Alma mía eterna,
cumple tu promesa
pese a la noche solitaria
y al día en fuego.
Pues tú te desprendes
de los asuntos humanos,
¡De los simples impulsos!
Vuelas según..
Nunca la esperanza,
no hay oriente.
Ciencia y paciencia.
El suplicio es seguro.
Ya no hay mañana,
brasas de satén,
vuestro ardor
es el deber.
¡La hemos vuelto a hallar!
-¿Qué?- -La Eternidad.
Es la mar mezclada
con el sol.
Arthur Rimbau
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De: Zenobia |
Enviado: 14/11/2018 10:31 |
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Misteriosa mujer
Misteriosa mujer,
vestida tu alma
con un lienzo negro,
qué fría te deslizas
por todos los cielos.
Nadie de ti escapa,
nadie te conoce
hasta la hora
que tu señalas.
Te imagino
alta, orgullosa, soberbia.
Dime ¿Cuántas veces
golpeaste mi puerta?,
pero al ver la vida
tan plena, tan plena
te marchaste
porque comprendiste
que habías perdido tu presa.
Todos en ti piensan
nadie a ti te espera,
todos de ti escapan
y los que no pudieron...
nadie los volvió a ver
porque con tu alma negra
los envolviste
convirtiéndolos en tierra.
No tienes amigos
vagas por las sendas,
tu corazón no palpita,
tu alma está muerta.
Etes mujer tal vez hermosa
y envidias esta tierra
pero eres mujer sin amor
porque los hombres te detestan.
A veces te seré sincera
de solo presentirte
mi alma se aterra.
Eres el paso a lo desconocido,
eres misterio, tinieblas.
Eres mujer, tal vez
la peor de ellas,
porque en tu vientre
jamás engendraste
con dicha tan plena, la vida...
Pero dime, ¿sabés tú de ello?
¿hablarte de un niño a ti?
Si hasta me das pena
porque eres mujer sin ser amada,
eres mujer y no sos madre,
eres amiga de nadie
Dime ¿quién podrá amarte?
si por donde pasas
dejas llanto, lágrimas y penas.
Si, a ti te escribo
y no lo mereces
porque llevas un nombre
al cual nadie quiere.
Si, a ti ,a quién nadie escribe
te dedico este escrito
que lleva tu nombre,
figura fría e inerte.
Sí, por ti hoy escribo
Señora Muerte.
Autor: meryan
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De: Zenobia |
Enviado: 14/11/2018 10:52 |
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Alma de
Silencio
En ti me he silenciado...
El corazón del mundo
está en tus ojos, que se vuelan
mirándome.
No quiero levantarme de tu frente fecunda
en donde acuesto el sueño de seguirme en tu alma.
Casi me siento niña de amor que llega hasta los pájaros.
Me voy muriendo en mis años de angustia
para quedar en ti
como corola recién en brote al sol...
No hay una sola brisa que no sepa mi sombra
ni camino que no alargue mi canción hasta el cielo.
¡Canción silenciada de plenitud!
En ti me he silenciado...
La hora más sencilla para amarte es ésta
en que voy por la vida dolida del alba.
Julia de Burgos
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De: Zenobia |
Enviado: 20/01/2019 10:53 |
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De: Zenobia |
Enviado: 03/02/2019 18:27 |
Pagina nueva 1
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Cuando una boca
suave boca dormida besa
Cuando una boca suave
boca dormida besa
como muriendo entonces,
a veces, cuando llega más allá de los labios
y los párpados caen colmados de deseo
tan silenciosamente como consiente el aire,
la piel con su sedosa tibieza pide noches
y la boca besada
en su inefable goce pide noches, también.
Ah, noches silenciosas, de oscuras lunas suaves,
noches largas, suntuosas, cruzadas de palomas,
en un aire hecho manos, amor, ternura dada,
noches como navíos...
Es entonces, en la alta pasión, cuando el que besa
sabe ah, demasiado, sin tregua, y ve que ahora
el mundo le deviene un milagro lejano,
que le abren los labios aún hondos estíos,
que su conciencia abdica,
que está por fin él mismo olvidado en el beso
y un viento apasionado le desnuda las sienes,
es entonces, al beso, que descienden los párpados,
y se estremece el aire con un dejo de vida,
y se estremece aún
lo que no es aire, el haz ardiente del cabello,
el terciopelo ahora de la voz, y, a veces,
la ilusión ya poblada de muertes en suspenso.
Idea Vilariño
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De: Zenobia |
Enviado: 10/02/2019 19:09 |
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EPIFANÍA QUE DUELE
El día se ha filtrado debajo de mis uñas, qué extraña efervescencia la de la luz en mis dedos aderezada por un cosquilleo de sangre perezosa, esa respiración parecida al pensamiento, ese querer estar viva para poder contarlo, y que vuelvan a su lugar los propósitos soñados, y el deseo ambiguo de las insatisfacciones más leves. Poner el paladar en su lugar, que no se escape el aire, ni la lengua se ahogue en la saliva seca de una intuición asustadiza. Un instante luminoso, un mal presentimiento parecido a un olvido que empalaga y va arrastrando flecos por un laberinto de palabras perdidas. Epifanía que duele como un mordisco gris debajo de los párpados, fogonazo en la sombra del vértigo enhebrado en una aguja gruesa que se adentra en los ojos y deshace el umbral del sentimiento.
Ana Merino
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De: GUGU |
Enviado: 21/02/2019 11:59 |
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