Entre las dunas
en este desierto de sentimientos
donde perecen el amor y la lujuria
donde la suave brisa de tu esencia
busca mis lamentos.
Hay un lugar en la montaña
entre las sombras de la noche
y la luz de la alborada
protegido del viento de la madrugada
y el azote de la desesperanza.
En él, brota la hierba del deseo
y florecen las rosas de esperanza.
Es un lugar apartado del tiempo
perenne y cautivo
arropado en los brazos del destino
libre de las garras que lo atan.
En él, moran eternos nuestros corazones
cabalgan juntos sobre el viento
redimidos de esta estela envenenada
por la pócima sagrada de la impaciencia.
Somos jinete y caballo
trotando sobre la hierba del acaso
luchando unidos en la batalla de nuestro sino.
En este lugar, la brisa del viento
deambula errante entre la montaña
acalorada y eufórica, busca tu pelo
enredada en él, levanta la calma de mi deseo.
Una sensación aterradora recorre mi cuerpo
inunda cada rincón de mi alma
y es que temo perderte
tomo perder la sensación de amarte
pues vivo en ella y solo ella me aplaca.
Jamas dejes este valle de lamento
él siembra nuestro amor
lo riega con la humedad de nuestro erotismo
y cosecha el fruto de nuestro cariño.
Es él quien derriba nuestra debilidad
y fortalece nuestro espíritu.
Solo él quien adormece nuestro instinto.
Quiero poner puertas al viento
pues solo el me roba tu aliento
cerrar la ventana de esta eternidad
y permanecer en ella junto a tu pecho.
21/03/2011
Saludos
kuko