El tiempo se abrió
El cebo del destino comió
Mordió la senda del olvido
Y quebró de llanto mi destino.
Dibujo estela de llanto
Entre futuro, paso y presente
Permitió tomar retazos de mi estado
A través del túnel del silencio.
Aquellos labios dibujados
Del espejo perpetuo, sedientos
Acariciando el aroma de otro tiempo
Entre sabanas de seda al viento.
Y el tiempo se abrió
Calmo la sed del alma
Perdida entre flores extrañas
Con aroma a Jazmín y savia.
Encuentro en el, mi medida
Demorando, cada día, la salida
De esta rabia que suplica paciencia
Mientras gime, sedienta y dormida.
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