Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones.
1 Pedro 3:12
Querido Dios: Al abrir los ojos en este día y ver la luz que tímidamente aún atraviesa la ventana, siento que estás junto a mí y que me amas.
Gracias por esta vida que hoy me regalas, por este milagro palpitante dentro mío que me hace sentir viva, capaz de hacer y de sentir, llena de posibilidades, de sueños, de ganas.
Gracias por la salud que derramas sobre mi cuerpo y mi mente, por la infinita paz que gobierna mi corazón y eleva mi espíritu. Mi voz agradecida se alza hasta Tu trono y mi alabanza llega a Ti como perfume. Gracias, infinitamente gracias, por todas las cosas.
Quiero pedirte ahora por mis familiares, por los que te conocen y te aman y por los que todavía no han abierto su corazón a Ti. Bendícelos, Señor, porque son mi casa y Tu Palabra me enseña que al creer yo, yo y mi casa seremos salvos. Los dejo en Tus manos con la seguridad de que Tu Santo Espíritu está obrando en cada uno de ellos según Tu perfecta sabiduría.
Quiero pedirte también por mis compañeros de trabajo, a quienes Tú conoces y amas. Bendícelos y tócalos pues, seguramente, cada uno tiene necesidad de Ti. Te pido que bendigas a mis vecinos, mi barrio, esa gente con la cual me saludo diariamente. Que puedan llegar a conocerte.
Pongo delante de Ti a nuestras autoridades, derrama sobre ellos Tu luz y Tu sabiduría. Te ruego por cada una de esas personas, ya sean autoridades nacionales como provinciales y municipales. Dios, ellos te necesitan para llevar adelante la gran tarea que deben cumplir. Muévete en su corazón para que busquen en Ti el poder, la fortaleza, la guía que necesitan.
Señor, gracias porque sé que esta plegaria ha llegado a Tus oídos. Gracias porque puedo estar segura de que mi voz no se pierde en el espacio, sino que en el precioso Nombre de Jesús te alcanza. Alabado seas, oh Dios. Amén.
ENRIQUE