“Y SERÁS BENDICION”
Dr. Elmer Fernández
Génesis 12:1-4
“Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán. Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron. Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra. Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido. Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el, y plantó su tienda, teniendo a Bet-el al occidente y Hai al oriente; y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová.”
El primer misionero que menciona la Biblia fue Abraham, Dios lo envió a otro lugar. Dios le dijo: ”Quiero que vayas a otro lugar y allí yo voy a hacer de ti una nación grande y te bendeciré y serás bendición.” Si algo grande va a pasar en mi vida, en mi hogar, en mi familia, no sólo es que Dios me bendiga, sino que yo pueda ser de bendición. Que nosotros como familia podamos ser de bendición. ¿Qué ingredientes tenía Abraham que Dios hizo de él un gran héroe de la fe? Al punto que no sólo él fue bendecido sino que sus hijos y los hijos de sus hijos fueron bendecidos y fueron de gran bendición. Tan grande bendición que nosotros hoy en día somos bendecidos por Abraham, porque de él vino el Mesías, de él vino el Cristo. Y Abraham es llamado el Padre de la Fe.
Vamos a ver que ingrediente había que Dios le dijo: “Serás bendición.” Para que tú puedas ser bendición ¿qué tenemos que tener?
La primera cosa que yo quiero que notes de Abraham, del llamado amigo de Dios es la gran obediencia de Abraham. ¡Oh! Qué Dios no diera que hoy hubiera cristianos que obedecieran como Abraham. Dios le dijo a Abraham en Génesis 12:1,4 “Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.”En el versículo 4 dice: “Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.” Usted debe de entender que cuando uno esta joven uno es más atrevido, uno brinca de un lugar a otro. Pero cuando uno ya esta mayorcito ya no quiere uno estarse mudando. Cuando yo veo uno de esos camiones de mudanza, es para mí como si viera un vampiro, odio los camiones de mudanza, yo no quiero estar pensando en los camiones de mudanza, porque uno se empieza a poner maduro, que ya no se arriesga tanto. Para mi es más duro mudarme y con solo 52 años, ahora imagínese 75 años, tú ya no quieres irte de donde tú estas. Y aquí Dios le dice: “Vete y vete a tierra que te mostrare.” No le dice aun a donde va a ir y dice la Biblia: “Y se fue Abram como Dios le dijo.” Inmediatamente obedeció a Dios, inmediatamente hizo lo que Dios le mandó. Génesis 22:1-3 Vemos aquí la obediencia de Abraham. Padres, vuelvo a decirles aquí, que la cosa más importante que puedes enseñarle a tus hijos es enseñarle a obedecer. Lo más grande que tú puedes hacer con ese niñito de dos, tres, cuatro, cinco años, es enseñarle a obedecer. Lo que más nos falta en un joven es enseñarle a obedecer. Lo que más le falta a un cristiano es obedecer. Yo a veces creo que sería bueno meter a unos cuantos al ejercito, aunque no me gusta el ejercito y no me gusta el ambiente del ejercito, pero simplemente para enseñarle a unos cuantos a obedecer sin preguntar. Disciplina. Hacer lo que se les manda sin una mano de preguntas o, “déjame pensarlo o meditarlo.” Sí meditas, no obedeces. Obedecer es hacer lo que se te manda. Génesis 22:1-3 dice: “Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo.“ Esto era duro para Abraham, fíjese que Dios le dice: “dame al hijo que tú amas.” Ya habían pasado años, Abraham ancianito, Dios le da un hijo. Aquí ya tiene más de cien años y tiene un hijo adolescente. Y ahora Dios le dije: “Ofréceme a tu hijo, a quien amas, ofréceme a tu hijo, mátalo en sacrificio.” Eso es duro, que te diga Dios, ofréceme a uno de tus hijos o hijas. Tu vas a decir: “Señor, el diezmo esta bien, la ofrenda esta bien, pero mi hija…” Tú no vas a decir: “¡Con gozo!” Que duro sería eso, tenemos que pensarlo, medita en ese. Sin embargo, mira lo que la Biblia dice sobre Abraham en el versículo tres. Abraham ni lo pensó. Génesis 22:3 “Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo.” Abraham ni lo pensó, ni un día pasó. Dios le habla y a la próxima mañana dice: “¡Eh! a levantarnos temprano porque tenemos algo que hacer!” ¿Por qué? Porque si se pone a pensarlo o a meditarlo, no lo hace. Dios le mandó y él lo hizo así. ¡Qué obediencia de Abraham! ¡Oh, si tuviéramos hoy en día esa clase de cristianismo!
Dios nos dice que demos el diezmo y no obedecemos. Dios nos dice que vayamos a ganar almas, no obedecemos. Dios nos dice que nos separemos del mundo, no obedecemos. Dios nos dice no hagas esto y lo hacemos. Nos dice, haz esto y no lo hacemos. ¿Por qué es que hay tanta desobediencia hoy en día? Abraham era obediente, por que él tenía mucha fe. La fe fue la que le ayudo a obedecer y su gran fe fue la que le ayudo a él a hacer lo que Dios le pidió a él que hiciera.
Por eso sí Dios nos llama al campo misionero tenemos que ir, si Dios nos manda a predicar debemos de obedecer, cuando Dios nos llama a servirle de tiempo completo, hay que obedecer, no considerarlo. OBEDECER. Por eso cuando Dios nos llamó a que dejáramos la Primera Iglesia Bautista de Hammond, Indiana, con un buen salario, con un carro nuevo cada dos años y todo eso, lo dejamos para ir a un lugarcito sin salario, ¿Por qué? Porque hay que obedecer, hay que hacer lo que Dios nos manda y para esto se necesita fe. Mire Hebreos 11:8 “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.” ¿Cómo obedeció? Por la fe. Hebreos 11:9-11 “Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.” Hebreos 11:17-18 “Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia;” ¿Cómo obedeció Abraham a Dios? Por la fe. Él creyó lo que Jehová le había dicho.
Dios prefiere obediencia que sacrificio. Dios quiere que le obedezcan y la forma de obedecer a Dios es por la fe. Dios aquí prueba a Abraham y le dice en Génesis 22:2-3 “Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo.” ¡Que gran obediencia de Abraham! Siguiente versículo dice: “Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos. Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros.” ¿Por qué Abraham obedeció en ofrecer a su hijo? Porque Abraham tenía fe de que Dios iba a resucitar a su hijo. Y Abraham se dijo a si mismo: “Dios me dijo ofréceme a tu hijo, pero Dios también me dijo: Haré de él una gran nación y en él te será llamada descendencia. De él va a venir el Mesías; entonces Dios puede resucitar a mi hijo de los muertos. Si, yo se lo ofrezco.” Por eso es que Abraham es llamado el Padre de la Fe. Porque él creía lo que Dios decía y él confiaba en Dios. Mire Génesis 22:6-8 “Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos. Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos. Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña. Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único. Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto.” La razón por la cual Abraham obedeció fue porque él tenía fe.
Aquí te va la receta: Abraham fue de bendición a otros porque él había sido bendecido y porque él había sido bendecido él fue de bendición a otros. Pero la razón por la que él había sido bendecido es porque primero, él obedeció a Dios por fe y porque él obedeció por fe, los milagros vinieron a su vida y al haber milagros en su vida, él fue bendecido y él fue de bendición a otros, porque ellos vieron que el Dios de Abraham es un Dios real y verdadero. Y lo que nos pasa a nosotros es que no obedecemos y no obedecemos porque no creemos y no hay milagros en nuestras vidas para ser de bendición a otros. Algunos aquí se están privando de milagros en sus vidas por no querer obedecer, porque Dios nos manda a obedecer por fe que le obedezcas y Él va a hacer milagros en tu vida. Sí Abraham no hubiera ido a ofrecer a su hijo, él no hubiera visto el milagro de Dios al no matar a su hijo y de darle otra alternativa. Los milagros vienen a nuestra vida por obedecer y el obedecer viene por la fe. Entonces no obedecemos por falta de fe, porque no creemos lo que Dios dice.
¿Sabes porque tú no das el diezmo? No porque no puedes, sino porque no crees. Y porque no crees no ves milagros en tu vida y por eso Dios no hace milagros, porque si tu creyeras, obedecieras y sí obedecieras Dios haría milagros en tu vida. Entonces no sólo tú te estas privando de milagros, sino estas privando a otros de ver esos milagros.
En Números 14 tenemos una historia triste del pueblo de Israel. El pueblo de Israel ahora había sido mandado a conquistar esa tierra. Ya han pasado varios años, ya José había pasado 400 años en Egipto. Pero ahora Dios les dice: “Esta tierra que yo le prometí a Abraham, se las quiero dar a ustedes.” Dios los saca de Egipto con mano poderosa, y los saca con mano poderosa porque Moisés obedeció y obedeció porque él creyó lo que Dios le dijo. Cuando Dios le dijo a Moisés: “Toma un cordero, macho, sin defecto alguno, y el día 14 de Abril mátalo y pon la sangre en el dintel.” La gente hizo tal como Dios había dicho y lo hicieron así, porque Moisés le dijo a la gente tal como Dios lo había dicho. Y Dios libró a todos los primogénitos e hizo milagros porque ellos habían obedecido por fe lo que Dios había dicho a través de su profeta. Ellos obedecieron cuando salieron de la tierra de Egipto y fueron hacia el Mar Rojo, no fueron por un camino fácil, sino difícil. Y el pueblo diciendo “¿Por qué vas por allí?, ¿porque vamos por este rumbo?” -”Es por que Dios manda.” Quizá ellos dijeron: “A mí no me es lógico, yo creo que es mejor por aquí.” El razonamiento es el peor enemigo de la fe. Y dijeron: “Es más razonable ir por aquí, que por el Mar Rojo, no tenemos barco.” Entonces toman el camino para ir por el mar y ahora se encuentran frente al Mar Rojo y le dicen a Moisés; “¿Ahora que haremos? Allí viene el enemigo, allí está el Mar Rojo, ¿Nos trajiste aquí para matarnos?” Y Moisés dice: “No. Miren la salvación de Jehová.” Y se parte el Mar Rojo y ven este gran milagro, porque Moisés obedeció y cuando Moisés obedeció, Dios hizo milagros.
Ahora llegan a la tierra prometida, en Cades Barnea y los diez espías dicen: “No podemos.” Así como muchos dicen: “Yo no puedo. No puedo ser misionero. No puedo ganar almas. No puedo dar el diezmo. No puedo dar para misiones. No puedo. Ellos dijeron: “No podemos entrar a la tierra, porque en ella hay gigantes.” Dios no los mandó a considerar si entraban o no entraban. Dios los mandó a observar la tierra, para ver por donde iban a entrar y como iban a entrar. Pero ellos regresaron y dijeron: “¡No! No podemos entrar a la tierra, por que hay gigantes en la tierra, y la tierra se traga a sus moradores.” Regresan ellos, y en lugar de ser bendecidos y ser bendición, son maldecidos y son maldición a otros. Porque ahora desaniman al pueblo entero, el pueblo entero se echa a llorar, a lamentar. Josué y Caleb dicen: ”Si podemos, vamos a conquistar esa tierra.” Pero la mayor parte del pueblo les hizo caso a estos diez hombres. Ellos no obedecieron porque no creyeron y como no creyeron no hubo milagros. Al contrario, miren Números 14:10-11 “Entonces toda la multitud habló de apedrearlos. Pero la gloria de Jehová se mostró en el tabernáculo de reunión a todos los hijos de Israel, y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en medio de ellos?” Dios se irritó con el pueblo. ¿Pero por qué se irrita con el pueblo? Porque el pueblo no le obedeció. ¿Por que no lo obedecieron? Porque no le creyeron.
Hebreos 3:18 “¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron?” La incredulidad trae desobediencia, la fe trae obediencia. Entonces la desobediencia tuya es la demostración de tu incredulidad. La obediencia es la demostración de tu fe. Y aquí ellos no entraron por causa de la incredulidad de ellos. Números 14:11 “y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en medio de ellos?” Por causa de la incredulidad de ellos, no obedecieron; y por no obedecer, no vieron los muros de Jericó derrumbados. No vieron milagros en sus vidas, porque no obedecieron y no obedecieron porque no creyeron. ¿Y que les paso? En lugar de ser bendecidos y ser de bendición fueron de maldición. Mire lo que dice Números 14:23: “no verán la tierra de la cual juré a sus padres; no, ninguno de los que me han irritado la verá.” Versículo 32 dice: “En cuanto a vosotros, vuestros cuerpos caerán en este desierto.” No verán la tierra, no verán lo que yo pude haber hecho, caerán muertos en este desierto. En el versículo 42: “No subáis, porque Jehová no está en medio de vosotros, no seáis heridos delante de vuestros enemigos.” Dios dije: “No me obedeciste porque no me creíste, no vas a ver los que yo iba hacer. Van a morir en este desierto y mi dulce presencia no va a estar contigo.” -”Usted me esta diciendo que si yo soy salvo y no soy bautizado, ¿estoy en problemas con Dios?” Exactamente, porque no estas obedeciendo. El sólo hecho de no ser bautizado, puede parar y detener las bendiciones de Dios, porque no estas obedeciendo. -”Pero es que yo no comprendo.” Tú no tienes que comprender, tú tienes que obedecer. -”Pero es que yo no entiendo, yo tengo que ver…” Tú no tienes que ver nada, tú solo tienes que obedecer. Como el cieguito que fue mandado al estanque de Siloé, él obedeció, ¿Por qué obedeció? Porque él creyó. Dios le puso lodo en los ojos y luego le dijo: “Ve al estanque de Siloé y lávate. -”Señor yo te pedí que me dieras la vista, ¿para que me pones lodo en los ojos? ¿Para que me mandas a ese estanque sucio, a lavarme? Yo no veo porque ir a un estanque sucio. ¿Por qué tú no me puedes dar la vista ahora mismo?” Él no respondió así. ¡NO! Sino que él fue. ¿Por qué obedeció? Porque él creyó. Cuando él obedeció y fue, el milagro vino y los ojos le fueron abiertos. El milagro vino por obedecer y el obedecer vino por la fe. Porque él creyó lo que Cristo le dijo.
Naaman no creía y dijo: “¿Para que me voy a lavar en un río sucio allí, habiendo mejores? Ese río no me va a quitar a mí la lepra.” Su siervo le dijo: “Mi señor, ¿porque no obedeces, porque no lo haces?” Al fin tuvo suficiente fe para obedecer y al obedecer vio el milagro. Y la piel se le volvió como la piel de un niño. Milagro vino por obedecer y el obedecer vino porque creyó.
Entonces no hay milagros porque no obedezco y no obedezco porque no hay fe. Es una falta de fe, es una incredulidad. Aquí ellos por su falta de fe no vieron la tierra prometida, murieron en el desierto y la dulce presencia de Dios no estaba con ellos.
Aquí hay algunos que para ti Dios está muerto. ¿Dónde esta la dulce presencia de Dios? Por que la dulce presencia de Dios se fue el día de los desobedientes. Dios muestra su presencia a aquél que le obedece. Ellos no obedecieron y la dulce presencia se fue.
La cosa más dañina son cristianos que van a la iglesia, que pretenden, pero no obedecen. Son cristianos-católicos, bautistas-católicos, así como los católicos van a la iglesia, se persignan y siguen viviendo como les da la gana. Nosotros somos bautistas-católicos. Vamos a la iglesia, un mensajito, esto y el otro, vamos a la iglesia a cumplir y ya vivimos como sea. El cristianismo tuyo no debe de ser de sólo ir a la iglesia, el cristianismo tuyo debe de ser el obedecer, hacer lo que Dios manda.
Juan 14:21 “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.” Versículo 23 “Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.” ¡Que lejos está Dios de ti! La desobedecía trae eso. El Espíritu de Dios te pide que hagas algo y no lo haces, la dulce presencia de Dios se aparta. Al que obedece por fe, la dulce presencia de Dios viene. Aquí hay algunos que lo están haciendo nada más por rito. Ya no esta la dulce presencia de Dios, por eso cuando escuchas cantar “Alcance Salvación” solo dices: “¡Ay, que lindo cantan, cantan bonito!” No es si cantan bonito, sino que cantaron: “Alcance Salvación.” ¡Gloria a Dios! Pero hay algo que la dulce presencia de Dios, ya no está allí. ¿Por qué no está allí? Porque no obedecí. ¿En qué? Tú sabes, que es ese algo. Y no obedecí, porque no creí, y no creí y ahora no tengo Su dulce presencia, y no tengo bendición y no soy bendición, porque no obedecí. Lo que nos hace obedecer es el creer.
Mateo 13:58 “Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos.” No creían por eso no obedecían, no obedecían, por eso no había milagros, no había milagros, no eran bendecidos. No son bendecidos, entonces no pueden ser bendición.
Para yo ser de bendición, tengo que ser bendecido. Para que halla milagros en mi vida tengo que obedecer y para haber obediencia tiene que haber fe. Entonces lo esencial es tener fe. Por eso Abraham obedeció a Dios, porque él creía en Dios. Dios le dijo: “Dame a tu hijo.” -”Está bien, Señor. Te lo doy.” Algunos le dijeron: “Pero Abraham, ¿Cómo le vas a dar a tu hijo?” -”Dios dijo que de mi hijo iba a hacer una nación, que de mi hijo iba a venir el Mesías, sí Dios me dice eso, aunque yo lo mate, Él lo puede resucitar. Pero mi Dios no me pide que haga algo que vaya en contra de lo que Él me ha prometido.” Abraham tenía fe en Dios, esa fe en Dios, lo hizo a él ser obediente, esa obediencia le trajo milagros, esos milagros trajeron bendiciones, esas bendiciones trajeron bendición a otros. Entonces la clave es fe. Por eso sin fe es imposible agradar a Dios. Hebreos 3:12 “Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo;” Hebreos 4:2 “Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron.” Hebreos 4:6, 11 “Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.”
Nos habla de una desobediencia por no ir acompañada de fe. No tienes fe, no obedeces, no obedeces, no hay milagros, no hay milagros, no hay bendición, no hay bendición, no soy de bendición. Mira todas las historias de la Biblia, todas son así. Dios le mandó a un montón de gente que obedecieran y por fe lo hicieron. A Noé le dijo: “Hazte un arca de este tamaño, de esta manera, en medio del desierto, de madera, inmenso de grande.” Y Noe obedeció y Noe lo hizo porque Noe creyó que Dios lo había dicho.
¿Sabes porque no te apartas del pecado? Tú no crees lo que Dios está diciendo. “¡Qué me va a ir mal, a mi no me va a ir mal!,” dicen algunos. La falta de fe, me hace desobedecer. Sí creo, yo digo al pecado: ”Mejor que no, porque Dios dijo que no y me va a ir mal.” Hay algunos de ustedes aquí que batallan con las convicciones de separación. Y dices: “Yo no le veo nada malo a esa música. ¿Y porque mi hija no puede salir sola? ¿Y porque mi hijo no puede hacer eso? Yo no le veo nada malo con eso. Yo no estoy de acuerdo.” Mi falta de fe me hace desobedecer. Ese es el problema que tenemos con los jovencitos. No le creen ni a los padres, ni al pastor y menos le creen a Dios. Hasta que lo experimenten, pero una vez que lo experimentas es muy tarde ya. Es muy tarde para decir: “Tenían razón.” Ya es muy tarde, es mejor creer, pero no obedecemos porque no creemos, como no creemos, no tenemos milagros, como no tenemos milagros, no somos bendecidos y no somos bendición.
Esto también aplica a ustedes hombres. Te hemos dicho muchas veces, ten cuidado con lo que miras, pero tú sigues haciéndolo. “No, pero aquellos cayeron porque no saben jugarlo, yo sé jugarlo. Yo sí se hasta donde ir, yo sé que cerca caminar del precipicio sin caerme.” Y hay otro montón de mensos que dijeron lo mismo. ¡Ten cuidado!
Regresemos a Génesis 12:1-4 “Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.” Hoy en día el nombre Abraham es conocido por el mundo entero. Hasta los musulmanes toman a Abraham como su padre. Los judíos lo toman como su padre y nosotros los cristianos como el Padre de la Fe. ¡Que hombre! ¡Que impacto! Dios engrandeció su nombre y lo hizo a él ser de gran bendición. ¿Por qué? Porque obedecía. ¿Por qué obedecía? Porque creía a Dios. Por eso muchas veces nuestros hijos no siguen a Dios. Dios dice: “Dame tus diezmos y ofrendas, y pruébame, sino abriré las ventanas de los cielos.”
“El pastor está con esto de que diezma, ofrenda, da a misiones, pero es que él no sabe que nosotros no podemos.” Suena como a los diez espías. Con está actitud dejas de ver el milagro en tu vida, no serás bendecido y no serás bendición. Aquel que obedece, llega a ser bendecido y a ser de bendición a otros. ¿Cómo están tus promesas de fe? ¿Hum? ¿Cómo están tus promesas a misiones? -”Es que pastor, no puedo.” A mi me suena como a los diez espías de la Biblia. ¿Cómo esta tu diezmo? ¿Tú sabes lo que Dios pudiera hacer para la obra de Él, en el ministerio, en el mundo hispano; sí tan solo cada uno aquí diezmara?
Los diezmos aquí son buenos, pero de lo que tú ganas realmente, ¿cuánto es que das? Hay aproximadamente 80,000 dólares al año, ¿quien le está robando a Dios aquí? El diezmo Dios lo manda, pero no lo obedeces; y algunos son estudiantes del Instituto. Dios no quiere ladrones pastoreando. Sí tú no tienes fe para obedecer, ¿qué haces atrás de un pulpito? ¿Gritar? No. Cállate el pico. Tienes que tener fe para obedecer, para ver un milagro, para entonces ser bendecido y ser de bendición.
Muchos podemos contarte milagros en nuestras vidas, por obedecer por fe. ¿Te das cuenta de lo que Dios puede hacer, no sólo en la obra de Él? Cuantos pudiéramos ser de bendición. ¿Pero te das cuenta de cuántos pudieran ser bendecidos? ¿Sabes lo que Dios pudiera hacer en la vida de muchos?
El hermano Carlos nos contó de cómo empezó a dar para la misión y como Dios de repente hizo que le aumentaran el sueldo por mucho más de lo que él había prometido para la misión. Fue un milagro en su vida. ¡Gloria a Dios, tenemos un Dios que hace milagros! No hubiera visto ese milagro, si no hubiera obedecido y no hubiera obedecido, sino hubiera creído que Dios iba a suplir. Entonces tengo que creer para obedecer, para entonces tener milagros, para ser bendecido, para entonces poder ser de bendición a otros. Checa tus formas de impuesto, ¿Cuánto recibiste al año? Revisa las hojas de diezmo y entonces ve cuanto le robaste a Dios. Entonces no obedeciste y no obedeciste porque no creíste. Entonces no viste milagros, no fuiste bendecido y no fuiste de bendición. Entonces no sólo yo no soy bendecido, sino que no puedo ser de bendición a otros. Todo por falta de fe.
Vamos a ver ¿Por qué viene la falta de fe? Romanos 10:17 dice: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” La Palabra de Dios es la que produce la fe. Es la que necesito para obedecer, es la que necesitó para tener el milagro, es la que necesito para ser bendecido, es la que necesito para ser de bendición. Dios le dijo a Abraham: “Y serás bendición,” porque sabía que él iba a obedecer. Amén.