|
De: escogido2® (Mensaje original) |
Enviado: 18/09/2011 22:47 |
Mal de muchos
Es lugar común en todas las congregaciones que he visitado, el dicho de que «el mundo está corrompido»; no hay amor entre los humanos. Y ello es muy cierto
Existe mucha maldad, y todos esos males que contemplamos por los medios de comunicación y nuestra propia experiencia; y esto, en la humanidad entera.
Sabemos de la prostitución infantil, las tremendas desigualdades entre ricos y pobres, hambrunas terribles, esclavitud, abusos, corrupción, y todo un catálogo de males que los humanos provocamos, y que concluimos cuando llegan los resultados de nuestra conducta, con el corolario tan manido ¿porqué Dios permite esto?
Es cierto que ocurre todo esto, y no lo vamos a negar. Pero ahora emerge una pregunta peliaguda, que merece la pena ser meditada y masticada bien despacio.
En nuestras congregaciones cristianas (la denominación no importa aquí) ¿son tan distintas las formas de actuar que en los de afuera? Y la verdad fue detenida, y el que se apartó del mal fue puesto en prisión; y lo vio el Señor, y desagradó a sus ojos, porque pereció el derecho. Isaias 59:15.
El que quiera contentar a todos, no contentará a nadie. Así pues, arriesguémonos. Existe mucha corrupción en muchas congregaciones; el texto bíblico anterior no se aplicaba sobre los paganos, sino a los que formaban el Pueblo elegido de Dios. Y estas maldades de que habla Isaías (leer el capítulo entero), se producían en el seno de aquella comunidad apartada por Dios, para que le sirviera de testimonio entre las naciones.
Así en La Iglesia actual sucede lo mismo. Negarlo es caer en el secretismo, y en la ocultación de que tanto se acusa a las grandes iglesias institucionales. Es un mal que hay que extirpar cuanto antes. Y es bueno ponerlo en evidencia ante nosotros mismos. Ante cada uno de nosotros.
La cristiandad entera, se queja de ser perseguida; es cierto en muchas ocasiones, lugares, y periodos, pero los cristianos no han asumido aun, que la solución no es perseguir ellos a su vez a los agresores. La segunda milla y la mejilla ofrecida al golpe, no ha perdido su vigencia. Mateo 5:41 (y ss.).
Ni la ha perdido la oración unos por otros, ni el orden producido por la humildad genuina, ni el amor debido a los hermanos, a los que ni de pensamiento se puede juzgar, ni como resultado de ello, poner en un gheto o echarles a la calle de una forma más o menos elegante.
Se impone por tanto una solución que sí, es totalmente efectiva. Obedecer a Jesús y poner en marcha sin ambages, rodeos o críticas, la doctrina de Jesús en cada uno de nosotros; no hay otro camino.
La playa se hace con granitos de arena, así como el mar con gotas de agua. La Iglesia se hace cuando cada uno hace como dice San Pablo: Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; Filipenses 2:3. ¿Dificilillo no? Pues eso lo dice alguien muy acreditado e invocado por nosotros mismos.
Yo a veces me río (y me incluyo a mí) cuando se dice: te tendré presente en mis oraciones. Y ni oración, ni siquiera acordarse. ¿Qué estamos muy agobiados? Bien, pues no lo digas, sino hazlo silenciosamente cuando puedas y te acuerdes.
En ello nos da un buen ejemplo San Pablo, cuando dice muy sinceramente: Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros; Filipenses 1:3. El buen hombre andaba de corrido de un lugar a otro y, sin embargo, siempre que recordaba aquella iglesia de Filipos, tenía una oración y una acción de gracias a Dios por el buen orden que reinaba en ella.
Aquella iglesia tal vez no estuviera teológicamente muy sabida de casuística, etc., pero él estaba seguro de que: por vuestra comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora; estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.
Como me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del evangelio, todos vosotros sois participantes conmigo de la gracia. Filipenses 1:5-7.
Bien, no me extiendo. Hago mías estas palabras guardando, claro está la distancia, que me separa de tal varón de Dios. A buen entendedor, pocas palabras bastan. He aquí el gran camino para tu iglesia, la mía, y la de cada cual. Si no funciona, es que nosotros no funcionamos. Y lo último lo ha de decir el apóstol, porque no acierto, ni de lejos, a decirlo mejor que él lo hace:
¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.
Santiago 3:13-18.
Y ahora, ¡a ver que gato se come esta sardina! Bienaventurado el que pone manos a la obra, para hacer lo que la Palabra de Dios nos constriñe a emprender a todos.
Rafael Marañón
MENSAJE LEIDO Y COPIADO DE LA RED.
| | | | | | | | | | |
|
|
Primer
Anterior
2 a 2 de 2
Siguiente
Último
|
|
Asi es lastimosamente, mas no debería ser así!
Dios te bendiga, feliz fin de semana!
Araceli
|
|
|
|
|
|