Una ofrenda era un acto de ofrecer a Jehová algo con sacrificio, con gratitud por un bien recibido y se daba como un sustituto por el pecado cometido. Números 29: 39 dice: "Estas cosas ofreceréis a Jehová en vuestras fiestas solemnes, además de vuestros votos y ofrendas voluntarias, de vuestros holocaustos, ofrendas y libaciones, y de vuestras ofrendas de paz" Había cinco pasos en la presentación de las ofrendas. Se dejaba la ofrenda a la puerta del Tabernáculo; la persona que la ofrecía ponía sus manos sobre la cabeza del animal, como sustituto; luego tenía que matar al animal; el sacerdote derramaba la sangre de éste y finalmente la ofrenda se quemaba. Reflexione en este capítulo ya que había varias ofrendas y holocaustos. Lo rescatable es que se ofrendaba a Dios en la fiesta de las Trompetas, en el Día del perdón y en la fiesta de los Tabernáculos. Nuestra ofrenda por el pecado es Cristo. Ya no necesitamos matar animales. Pero necesitamos ofrendar nuestra vida misma al Señor. Según la historia, cinco misioneros norteamericanos en 1956, visitaron al Ecuador, concretamente a la tribu de los Aucas, donde ofrendaron sus vidas por causa de Cristo. De ese lugar han surgido misioneros de los Aucas para proclamar el Evangelio Eterno. El libro "Portales de Esplendor" dice: "Da de tus hijos que lleven la Palabra gloriosa, da de tus bienes que vayan por todo lugar. Tu alma derrama por ellos en oración victoriosa, y todo lo que gastares, Jesús te lo pagará". Los cinco hombres cumplieron en sentido literal, las palabras de este himno. Ofrenda tu vida al Señor, para proclamar el evangelio del Reino y servir a la comunidad cuidando los recursos espirituales y naturales para Dios. Este Ministerio ora para que ofrezcas tu persona, tiempo y todo lo que nazca de lo mas profundo de tu ser para testificar de Jesucristo a la nueva generación. Oremos: Si por egoísmo no he ofrendado mi vida, perdóname Señor, ahora toma mi vida y hazla tuya nada mas…
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